Youjo Senki (NL)

Volumen 8

Capítulo 6: Hans von Zettour

Parte 1

Esto es malo.

Hans von Zettour en las líneas del este.

18 DE JUNIO, 1927 DEL AÑO UNIFICADO, EN PLENA NOCHE

Las unidades del Ejército de la Federación se enfrentaron a las unidades acorazadas imperiales que cargaban según el reglamento. A las fuerzas de reserva se les asignaron tareas de respuesta rápida e interceptaron a las unidades de rescate imperiales que intentaban abrirse paso.

Aunque la doctrina de la Federación enfatizaba la superioridad numérica, no necesariamente la tenían en el extremo receptor de la carga del Teniente General von Zettour. Sin embargo, lo que les faltaba en número, lo compensaban con habilidad.

El manejo de la situación por parte del Ejército de la Federación, en unas líneas de batalla dominadas por la niebla de la guerra, fue casi perfecto. El plan cuidadosamente preparado se ejecutó sin contratiempos, y la mascota que habían guardado a buen recaudo para una ocasión como ésta —una división acorazada completa— se precipitó decisivamente.

Incluso el Estado Mayor del Ejército Imperial se vio obligado a reconocer la resistencia organizada de su enemigo como algo digno de imitar.

Sin la excesiva interferencia de los oficiales políticos, más su creciente búsqueda de la lógica militar, la organización militar de la Federación se había construido una defensa fiable. Tal vez fuera según las reglas, pero cuando se tiene la capacidad y la oportunidad, no hay nada más sólido que un ataque frontal.

Si la unidad imperial de socorro hubiera estado falta de nervios, la Federación seguramente habría ganado. Su contra-avance habría destrozado la voluntad imperial de luchar junto con todo lo demás; probablemente incluso habrían podido realizar una marcha de largo alcance.

Si hubo un error de cálculo fatal que cometieron las tropas de la Federación que las interceptaron, fue éste: No previeron que animales salvajes escaparían de la posición enemiga supuestamente rodeada, enseñando los colmillos y mordisqueando con fuerza por detrás.

En una lucha por la supremacía, una puñalada por la espalda puede provocar el colapso incluso del más poderoso de los ejércitos.

Como el Ejército de la Federación había comprometido imprudentemente sus fuerzas de reserva y seguía eligiendo las respuestas correctas según el libro de texto, una sola acción fuera de su paradigma le congeló el cerebro.

La bendición dentro de la maldición era que un perro pastor había estado persiguiendo a los animales.

El Teniente Coronel Drake se vio obligado a desempeñar el heroico papel de salvar a sus compañeros de tropa, lo que, aunque no era en absoluto lo que pretendía, resultó ser un golpe de suerte para el ejército en general.

Arrastrada después de que la desbocada Teniente Primero Sue se volviera rebelde, la unidad voluntaria de magos acabó persiguiendo al enemigo, y al ralentizar al batallón de magos que salía de Soldim 528, las tropas de la Federación apenas consiguieron contener lo que de otro modo habría sido un ataque fatal.

Pero las tácticas ad hoc sólo funcionarían durante un tiempo.

El Ejército de la Federación era consciente de la menguante voluntad de lucha del Grupo B, por lo que el ímpetu del Ejército Imperial por romper el cerco trastocó todas sus expectativas; el batallón de magos los acorraló por la espalda, y todas sus tropas de reserva ya habían sido desplegadas.

El comandante de cualquier ejército tendría la cabeza en sus manos.

Pero resultó que el daño que sufrió el Ejército de la Federación en el punto en el que se abrieron paso fue momentáneamente localizado. El verdadero problema lo causó su estructura organizativa al enfrentarse a este desafío, es decir, la cuestión de la toma de decisiones.

¿Qué hacer cuando ya no se puede mantener la línea?

¿Contraataque? ¿Retirada? ¿Defender?

Cualquiera de esas opciones habría sido una forma de proceder. Pero los comandantes de la Federación no tomaron la decisión crucial. Nadie fue capaz de asegurar el tiempo necesario para reorganizar las formaciones desmoronadas.

No es que no hubiera comandantes que pudieran tomar una decisión rápida.

Enferozbatallatrasferozbatalla,loscomandantesdelaFederaciónacumulaban experiencia y conocimientos, perfeccionando su juicio ysus habilidades de combate a un ritmo que rivalizaba con el de sus homólogos imperiales.

Sólo había una razón para que no se decidieran.

Independientemente de lo destacado que fuera un oficial, el Ejército de la Federación consideraba que la obediencia era la virtud suprema. Dicho de otro modo, la desobediencia no era una opción por principio. Su organización carecía de la cultura de actuar según el propio criterio, incluso en caso de emergencia. No es que no se hubiera hecho nunca. Pero hacerlo era una decisión heroica que requería algo más que valentía.

La mayoría de la gente simplemente esperaría. Para un pedido.

O más exactamente, para pedir permiso.

Así les habían disciplinado: a temer más al partido que al enemigo.

Por supuesto, si se dieran cuenta de que no lo van a conseguir, podrían acabar moviéndose.

Pero no fueron lo suficientemente lejos.

Así que el avance del Teniente General von Zettour —que no sólo llegó bastante lejos, sino hasta el final— abrió la puerta.

¿Era está resuelta carga un ejemplo de valor salvaje, de temeridad o de indecisión? No importa cómo se describiera, no había duda de que Zettour había ganado su apuesta.

***

18 DE JUNIO, 1927 DEL AÑO UNIFICADO, LAS LÍNEAS DEL ESTE, UNIDAD DEL EJÉRCITO IMPERIAL EN PERSECUCIÓN

Las recompensas de la victoria son muchas y variadas, pero una que está garantizada es el derecho a perseguir a los enemigos que huyen. No importa la época ni el lugar, no hay nada que siente mejor que disparar a las mochilas de tu enemigo.

Quiero decir, tienes que atacar sus espaldas, ¿sabes?

Una vez que se ordena una persecución general, todo el mundo tiene que ir, quiera o no.

Entre las valientes unidades que han recibido la orden de cazar al enemigo se encuentran Tanya y el resto del 203º Batallón de Magos Aéreos. Avanzan a toda velocidad en formación de ataque aéreo apuntando directamente a las espaldas del enemigo como perros de caza del Imperio.

Pero el rostro de la comandante Teniente Coronel Tanya von Degurechaff, al frente de las tropas, se ensombrece por un momento, y hace una seña indiferente con la mirada a su vicecomandante que vuela cerca.

También parece preocupado cuando se acerca despreocupadamente. Él también es un oficial entrenado. Se le da mucha importancia a los ojos vigilantes de sus subordinados.

“Vaya, qué vista. ¿Quién podría haber esperado una batalla de persecución?”

“Tú lo has dicho. El avance es un éxito. Así que tenía sentido defender Soldim 528.”

“Ja, ja, ja.” Qué charla tan alegre mientras el comandante y el subcomandante se ríen juntos. Puede que el 203º Batallón de Magos Aéreos se entrenase desde cero, pero al menos tiene comandantes con los que puede contar.

Así que sí, Weiss y Tanya están haciendo un buen trabajo. Probablemente la única persona que capta el aire críptico entre ellos es la ayudante de Tanya.

“Se supone que debemos acabar con el resto de los enemigos mientras nos persiguen para asegurar la zona, pero… ¿Coronel?”

“Weiss, te lo preguntaré a bocajarro… ¿de verdad crees que es posible la persecución, dadas las circunstancias?” Tanya dirige una mirada amarga a su vicecomandante.

“Nos han ordenado perseguir… ¿pero no es lo que quieren? Es cierto que la unidad está cansada, pero aún tenemos capacidad de misión.”

“Mayor Weiss, incluso nosotros estamos agotados, y ciertamente no lo hemos pasado peor.”

De todas las unidades que participaron en la operación de avance, la 203º es probablemente la que está en mejor forma. Sin embargo, Tanya duda en aprovechar la oportunidad para ampliar sus logros mediante la persecución.

Si sólo se tratara de su propia unidad, podría haberles obligado a seguir el ritmo del resto de las tropas. Lamentablemente, esas otras tropas, que serían su última esperanza, pueden o no estar en condiciones de moverse.

Teniendo en cuenta el estado actual del Grupo B, en el momento en que lograron el avance… las tropas ya estaban al límite.

“¿Así que no hay manera?”

Tanya hace un pequeño gesto con la cabeza en respuesta al comentario dolorido de Weiss. No tiene que preguntar a qué se refiere.

Es frustrante no poder seguir un éxito con toda la fuerza, pero tampoco hay forma de disimular la falta total de reservas.

“Es un riesgo demasiado grande seguir adelante con el batallón en solitario. Lo mejor que podemos hacer es proporcionar apoyo junto a la flota aérea. Aprobaré un ligero avance como medida táctica, pero quiero evitar incurrir en más fatiga.”

“Si esas son sus órdenes…”

“Hagamos que sean órdenes estrictas. No quiero agotar unidades que ya han pasado por una dura lucha. También teníamos a esa unidad multinacional acosándonos. No puedo dejar que esto se alargue.”

“¿Así que deberíamos cancelarlo por completo?”

Tanya indica que quiere considerarlo y repasa los temas que tiene en mente.

Cuando nos reunimos con el General Zettour, daba a entender que quería acabar con el enemigo. Estaba tan entusiasmado que había estado personalmente en el frente, arma en mano.

Y junto con los planes del té, había hecho una petición: “Coronel, después de la batalla de persecución, quiero que se reporte y me diga cómo le fue.”

Al recordarlo, Tanya suspira.

Los de arriba siempre hablan como si fuera tan fácil. Dijo que me reportara, ¿pero eso significa que espera un recuerdo? ¿Se atreve ella a volver con las manos vacías?

No quiero ser el tipo de jefe que se limita a cumplir las órdenes contradictorias de su superior.

“No quiero ser así, pero.” Tanya divisa un grupo de magos enemigos como diminutas motas flotantes y refunfuña. “También me parece un desperdicio.”

Si quiero hacer caso a las advertencias de la historia, la única opción práctica es retirarse. Pero también entiendo sentir, como Cao Cao, que estamos desperdiciando una oportunidad.

Si pudiera darles con la silla a los magos de la Federación y la Mancomunidad que nos han estado siguiendo y causando problemas… Bueno, no es algo que desee sin motivo.

“¿Coronel?”

“Nada. Me gustaría retirarme, pero también me apetece ajustar cuentas, ya que están justo delante de nosotros: dos acciones que se excluyen mutuamente. Así que lo único que podemos hacer es sondearles.”

Tanya se ríe de sí misma por actuar fuera de lugar. Pero esto es lo que ocurre cuando te encuentras en una situación sin buenas opciones.

Es horrible, pero gran parte de la vida lo es.

La realidad está llena de absurdos: desde Ser X hasta las penas de los mandos intermedios o el tonto que me empujó delante del tren. Por eso deseo que todos esos males se pudran.

Preparémonos.

Levantémonos contra el absurdo.

Nos mantendremos firmes y actuaremos con tenacidad.

“¡01 a todas las unidades! ¡Vamos a destruir a esos magos enemigos! ¡Prepárense para atacar!”

Si vas a hacerlo, abandona toda vacilación.

Ordenando la carga, Tanya lidera su batallón mientras se acercan rápidamente a la unidad multinacional liderada por el Teniente Coronel Drake y el Coronel Mikel.

***

EL MISMO DÍA, LA RETAGUARDIA DE LA UNIDAD MULTINACIONAL

Mientras tanto, el Teniente Coronel Drake, en el lado perseguido, tenía sus propios problemas. O quizá podría decirse que los pensamientos de cualquier miembro de una organización en un campo de batalla empiezan a parecerse. No importa si eres victorioso y pasas a la persecución o derrotado y te retiras, tus preocupaciones serán más parecidas de lo que algunos podrían imaginar.

¿Estará bien volver con las manos vacías? Es la primera vez que Drake, marine mágico de la Mancomunidad y héroe curtido, tiene que enfrentarse al conflicto de preguntarse eso mientras le persiguen.

Si tuviera que describir esta novedosa experiencia en pocas palabras: el sabor del vómito. Era el tipo de dilema por el que no quería volver a pasar.

“El enemigo nos persigue. Pero no estoy seguro de qué hacer.

Honestamente, que…”

No, se contendría la lengua, pero era absolutamente un espectáculo de mierda. ¿Cómo podía dudar entre contraatacar y huir?

Estrictamente hablando, no había ningún problema con que sus propias manos estuvieran vacías, pero tenía que tener en cuenta al Coronel Mikel y su posición ante el Partido Comunista de la Federación.

Si la unidad multinacional se retiraba con las manos vacías, ¿la seguridad física de Mikel estaría garantizada o no? Ser derrotado ya era bastante complicado.

Era fácil imaginar que se trataba de una preocupación compartida por todos los oficiales de la Federación, hasta el punto de que Drake se vio obligado a darse cuenta: Por eso el Ejército de la Federación es tan frágil. Si podía creer los rumores que oía, estaban empezando a valorar la lógica militar. Pero la divergencia con el punto de vista de un soldado de la Mancomunidad seguía siendo tan sustancial como siempre.

“… Entonces, ¿qué debo hacer?” Drake murmuró y volvió su mente a la teoría organizativa y a la lógica interna de la Federación. Si sólo se tratara de machacar al enemigo que tuvieran delante, las cosas serían mucho más sencillas…

Pero tal y como estaban las cosas, básicamente estaban siendo pinzados.

“¿Tanto te molesta llevar la retaguardia de una retirada de combate?”

“… No, no es eso. Me preocupa qué excusa poner…” “¿Coronel Drake?”

Estaba manteniendo una conversación franca con Mikel, que le dirigió una mirada desconcertada, sin el intérprete habitual. Era un movimiento arriesgado, pero si ni la oficial política ni la Teniente Primero Sue, de labios sueltos, estaban cerca, no tenía tiempo que perder en formalidades inútiles.

Riesgo, riesgo, riesgo.

Sólo hacían la guerra junto a la Federación, así que ¿por qué había que tener tanto en cuenta?

“Permítame que se lo pregunte claramente. ¿Se nos permite retirarnos sin lograr nada significativo? Me preocupa especialmente cualquier dificultad que puedas experimentar en tu posición. ¿Crees que se te dejará ir sin castigo?”

“Me he propuesto no hablar de política. ¿Podrías hacerme el favor de no filtrar información confidencial?”

En otras palabras, había política de por medio. Si había política de por medio, no se libraría fácilmente. Drake respondió a la respuesta implícita de Mikel con una risa hueca hacia el cielo. “… Entendido. Entiendo la cultura de la Federación y deseo respetarla.”

Tenían que volver con un recuerdo por una cuestión de necesidad política.

Siempre había creído que la política era un asunto desagradable, pero con esto confirmaba de nuevo lo verdadera e irremediablemente podrida que estaba.

“Así que necesitamos algo que mostrar por todo nuestro esfuerzo, pero somos la retaguardia luchando ferozmente mientras nos retiramos. Odio admitir que el alboroto de la Teniente Sue nos salvó esta vez, pero en retrospectiva, pudimos proporcionar un apoyo efectivo a nuestras tropas compañeras como resultado de sus acciones.”

Habían podido evitar el colapso del ejército cuando el ataque de la pinza imperial amenazaba con destruirlos por completo.

“Vamos a resistir en la parte trasera de la manada. Nos quedaremos contigo y lucharemos.”

El agradecimiento de Mikel se perdió en el viento.

Drake no escuchó lo que dijo. No era el tipo de cosas que deberían decirse entre hermanos de armas. Un hombre no necesita una razón para mantenerse firme al lado de un compañero de armas.

Ahí está mi amigo. Y ahí estoy yo.

Así que, como Horacio, tengo que proteger lo que tengo que proteger. En nombre de la patria, un hombre hace de la lealtad su deber. ¿De qué había que tener miedo?

“Al menos dime esto… ¿cuántos de tus subordinados…?” “Trece.”

Se había perdido el personal de una compañía.

Sin el alboroto de Sue—no, no tenía sentido pensar en eso.

Yo los maté, la unidad estaba bajo mi mando. Debería disculparme con sus familias. Debería ser castigado. Debería ser mi vergüenza.

“… Querido Dios y patria, que conozcas su gloria.” Rezó Drake en voz baja, débilmente.

“Coronel, murieron luchando contra el enemigo.” “¿A qué te refieres…?”

“… Es bueno que no estén acostumbrados a que sus tropas mueran. Y fueron capaces de morir en batalla contra el enemigo. Esa es una manera relativamente bendita.”

Había una historia que a Drake le habían enseñado de niño. La historia heroica de un caballero valiente y justo. Tendría que añadir a ella las contribuciones de sus subordinados que hicieron el último sacrificio tan lejos de casa.

Lo que hacemos tiene sentido.

Quería creerlo.

Al menos habían caído luchando contra el enemigo de la patria en la que creían. Pocas veces se sintió tan orgulloso de ser ciudadano de la Mancomunidad como ahora. Oh, amada Mancomunidad, que te deleites con nuestra adoración sin par.

Bueno, basta de elucubraciones sentimentales por ahora.

De momento, sólo de momento, tenía que forzar esta realidad poco romántica para que tuviera sentido.

“Bueno, parece que me han reconfortado tus palabras, así que vamos a la guerra, ¿eh? ¿Cómo de seria crees que será su persecución? Ese batallón de magos está cargando contra nosotros, pero ¿crees que acabará ahí?”

Tuvo que admitir que el Ejército Imperial estaba manejando las cosas con bastante agilidad. La unidad de magos imperiales y el Diablo del Rhine habían dado mucha guerra, a pesar de perseguirlos justo después de salir volando del duro cerco y las duras condiciones que soportaron en Soldim 528.

Podrían haberse cansado un poco, pero en lugar de eso se acercaban a la unidad multinacional como si su adrenalina estuviera a toda potencia; a Drake le daba escalofríos de la misma forma incomprensible que a Sue. ¿Por qué no se agotaban como un ser humano normal?

“La respuesta es obvia, Coronel Drake. Hay pocas cosas tan divertidas como ver las mochilas de tu enemigo.”

“¿Qué?”

“¿Es una brecha generacional o algo así? Disparar a las mochilas de los enemigos es una buena diversión. Se podría decir que es el sueño de un oficial ver las mochilas de los enemigos.”

“Yo era un niño con estatus, así que siempre he preferido perseguir zorros.” Levantó el rifle mientras hacía la mímica de la caza.

Las costumbres de su ciudad natal. Qué nostalgia: el aroma de la civilización pacífica. Al estilo guerrero, se ensalzaba la tradición de la caza para asegurarse de que los hombres tuvieran un arma a mano por si algo le ocurría a la patria.

Rememorar aquellos recuerdos de un campo de batalla era especialmente nostálgico. Qué cosa tan clara y sencilla era sujetar inocentemente el rifle de caza y perseguir a tu presa.

“Así que es una diferencia cultural, ¿eh? De todos modos, estamos a punto de recibir a los imperiales amantes de la guerra. Tenemos que preparar una espléndida fiesta de bienvenida.”

“¿Podemos esperar algo de los cazas? Esa oficial política garantizó apoyo, pero es sólo su garantía. Me gustaría oír su opinión, Coronel Mikel.”

“… Coronel, su antipatía por la oficial política ha ido un poco lejos.

Le he dicho repetidamente que es una de las mejores.”

“Y no importa cuántas veces te oiga decir mejor, no entiendo lo que quieres decir con eso.”

No ignoraba que su odio a la política iba en aumento, pero dado que le obligaban a luchar como retaguardia sólo por la política, habría agradecido cierta tolerancia a sus quejas.

“Lo peor va mucho más allá de lo que puedas imaginar. Ella es más… ¿cómo decirlo? Es como un buen corderito fingiendo ser un lobo.”

“Puede que sea buena, pero es un lobo con piel de cordero. No es de extrañar que las buenas ovejas no puedan llevarse bien con ella. Dicho esto, voy a dejarlo aquí. Es hora de divertirse.”

Acababa de encender un fuego en el trasero de sus subordinados con órdenes rudas de que se pusieran en formación para estar listos para enfrentarse al enemigo cuando recibió una rara buena noticia.

“¡Coronel! ¡Teniente Sue informa de enemigos en nuestro camino de retirada!”

Buenas noticias de su hombre que lleva el equipo de comunicaciones.

Aunque puede que fuera desafortunado que se avistaran enemigos, Drake y sus tropas estaban siendo perseguidos; por supuesto, los enemigos iban tras ellos. Era tan natural como la lluvia cayendo de las nubes.

Lo importante era que Sue, la teniente demasiado voluntariosa, había cumplido sus órdenes correctamente y se había presentado.

“Los imperiales podrían haberse tomado su tiempo, pero bueno. Ataquen inmediatamente, no, esperen. Ordénale que se abra paso y asegure nuestro camino.”

“¡Sí, señor! Le ordenaré que asegure el camino de retirada.”

Incluso Sue le obedecería si la orden implicara rescatar a sus compañeros. ¿Quizás se podría decir que tenía una preocupación sincera por sus aliados? Pero todavía era una teniente primero recién acuñada.

No era una mala persona en el fondo; al contrario, el problema era que sólo actuaba con buenas intenciones. Pero por una vez, eso jugaría a su favor.

“¡Y dile que hay vidas que dependen de su apoyo al Ejército de la Federación! Bajo ninguna circunstancia se le permite ir a la carga contra unas tropas imperiales al azar. ¡No aflojen las riendas!”

“¡Entendido!”

Después de dar instrucciones por radio a su antiguo compañero de ala sobre cómo tratar a Sue, Drake emitió un pequeño suspiro.

Se alegró de que la chica salvaje pudiera controlarse un poco.

Después de haber sido bañada por el fuego concentrado de los magos imperiales y de haber estado a punto de ser derribada, parecía estar aprendiendo a contenerse un poco en sus imprudentes cargas.

Se alegraba de que las tropas imperiales le hubieran dado una educación. Aunque le enfurecía que la matrícula costara una barbaridad a sus subordinados.

Pero quizás el problema radicaba más en la capacidad de mando de Sue.

“¡Bien, tropas!” Drake gritó al borde de la desesperación. “Vamos a volver con vida. Y cuando lleguemos, voy a sacar todo mi alijo de bebidas. El truco es que los muertos no reciben nada. Si no quieren que les roben, ¡luchen con todas sus fuerzas!”