Totsuzen Papa ni Natta (NL)

Volumen 3

Capítulo 7: El Sr. Dragón Habla de los Recuerdos

Cuando llegamos a casa, la Reina Oscura y Clowria salieron a recibirnos.

Al parecer, habían dormido todo el día, ya que seguían en pijama. Ver a las dos damas llevarse tan bien me hizo sentir muy cálido y confortable por dentro.

Olivia no perdió el tiempo y comenzó a compartir las historias de nuestras aventuras. Los coloridos recuerdos brotaron de ella sin parar.

“¡Y luego dijo que Papi y yo éramos iguales!” Los ojos de Olivia brillaban mientras hablaba.

¡Vaya, esto es muy divertido! Contarle a los demás todas las cosas divertidas y felices que nos han pasado es como revivir esas experiencias.

Las dos caseras escucharon atentamente su historia. Hasta que—

“Y luego, cuando estábamos en casa de Daisy, Papi se convirtió en un dragón y voló por ahí. Fue súper genial.” Olivia se hinchó de orgullo, mientras su público se quedaba helado.

La Reina Oscura y Clowria compartieron una mirada. La Reina Oscura, con sus ojos de luna llena, empezó a murmurar. “¿Haugh? ¿En su forma de Dragón Anciano? ¿De repente?

¿No es suficiente para activar un chequeo de cordura D6?”

¿Un d-qué? A veces, no podía entender lo que decía la Reina Oscura. Tal vez ella estaba hablando en el lenguaje de los darkin.

“Oh, Olivia.” Pinché el codo a Olivia. “¿Qué pasa con los recuerdos?” “¡Oh! ¡Claro!”

Sus recuerdos. El par de anillos que Olivia les había comprado eran recuerdos de nuestra aventura. Uno tenía una piedra a juego con los ojos dorados de la Reina Oscura, y el otro tenía una piedra rosa cereza que hacía juego con el cabello de Clowria. Olivia sacó la pequeña caja y la abrió para ellas.

“¿Haugh?” La Reina Oscura ladeó la cabeza, confundida.

“¡Estos son los recuerdos que tengo para ustedes!” Exclamó Olivia. “¿Uhh… recuerdos?” Clowria se hizo eco.

“¡Así es! Mandamos hacer los anillos en la tienda de la familia de Ruby, y compramos las piedras cerca de la casa de Daisy.”

Las dos se quedaron mirando los brillantes anillos con expresión de estupefacción. A juzgar por su sorpresa, nunca habían imaginado que volveríamos con regalos para ellas.

“Hauugh… ¡Olivia! ¡¡Qué buena chica!!”

“Supongo que es la primera vez que mi Reina recibe un recuerdo de alguien.” “Haugh… Eso es…”

“¡Tee jee, elegí estos colores sólo para ustedes dos! Son súper bonitos, ¿verdad?”

La Reina Oscura extendió tímidamente la mano hacia los anillos. Sin embargo, antes de tocar uno, miró a Olivia. “Entonces, ¿este es para Clowria? ¿Olivia?”

“¿Qué pasa, Maredia?”

“Umm… ¿Te importa si tomo este?” “¿Eh? ¿El rosa?”

¿Por qué lo haría?

“Mi Reina, estaba pensando que el amarillo también me gustaría para mí.” “¿Quieres el amarillo, Clowria?” Preguntó Olivia.

La Reina Oscura y Clowria se pusieron cada una el anillo del color de la otra. Gracias al encantamiento de coincidencia de tamaños, los anillos les quedaban perfectamente. La Reina Oscura miró con adoración el anillo que brillaba en su dedo.

“Gracias, Olivia… Atesoraré esto para siempre.”

“Sí, permítame ofrecerle también mi agradecimiento, Olivia.”

Olivia se quedó mirando confundida por un momento. “Bueno, si ustedes son felices, ¡yo también lo soy!” Habían terminado tomando los anillos opuestos, pero con lo felices que estaban sonriendo, Olivia estaba más que satisfecha.

“Recibir un regalo como este… Se parece mucho a esos cumpleaños que celebran los humanos, ¿no?” Dijo Clowria, dando un sorbo a su taza de té.

Después de un poco más de conversación, Olivia dejó escapar un enorme bostezo. Al notar su cansancio, la Reina Oscura le pinchó las mejillas. “Haugh, ¿ya tienes sueño?”

“Pero todavía quiero hablar…”

“Podemos hablar todo lo que quieras mañana, Olivia.” Ofreció Clowria.

“Ugh…” Sus párpados se cerraron. Se quedó dormida en su asiento y no pudo mantener la cabeza erguida. La joven estaba totalmente agotada. La levanté de la silla y decidí llevarla a su habitación.

“Mmm… Buenas noches, Papi…” “Buenas noches, Olivia.”

Nuestro viaje había sido muy divertido. Mientras le susurraba, el rostro de Olivia adoptó una suave sonrisa.

“Fue… muy divertido…”

Al escuchar su respuesta medio dormida, no pude evitar sentirme feliz. Decidí quedarme a su lado hasta que estuviera bien dormida. Su rostro dormido parecía el de un ángel.