Tatoeba Last Dungeon Mae no Mura no Shōnen ga Joban no Machi de Kurasu Yō na Monogatari (NL)

Volumen 12

Capítulo 4: Ajedrez Cerebral Galáctico—Las Piezas Del Adversario Estaban En Tu Lado Del Tablero Antes De Que Empezara La Partida

Parte 4

El aullido de Eug no fue un simple grito. Era una bala de sonido concentrado que perseguía a Satán en el aire, y cuando chocó, sus alas fallaron y cayó en picado.

El cuerpo animal de Eug interceptó fácilmente su descenso.

“Mi hipótesis actual es que cualquiera que estuviera a unas decenas de kilómetros de ese laboratorio el día en cuestión se convirtió en un señor demonio”.

Eug miró sus brazos y palmas abultados.

“Pero está claro que los poderes adquiridos no son iguales. Tampoco lo son las habilidades obtenidas al tomar una segunda forma. Por alguna razón, yo casi no tengo maná, pero vosotros tenéis un montón. No dejo de preguntarme por qué”.

“Eh… es fascinante…”, dijo Satán, poniéndose en pie con dificultad.

“Pero si asumimos que el maná es ‘sueños’—en otras palabras, que la magia en sí misma es la conversión de la imaginación en un fenómeno de otro modo imposible—entonces todo cuadra. Sé exactamente qué ha hecho que el mundo acabe así, y para empezar yo era un realista empedernido, así que por supuesto mi reserva de maná es ínfima”.

“Entiendo lo que quieres decir. ¿Los idiotas delirantes terminan con más maná, entonces?”

“Y las discrepancias entre la primera y la segunda forma es lo que estás reprimiendo. Tú y Alka siempre vivieron para sus deseos, por eso mi segunda forma adquiere un poder muy superior al suyo”.

“¿Tú, reprimido?” Satán se encogió de hombros. “No estoy tan seguro, pero llamémoslo así por ahora”.

“Reprimo muchas cosas. Mis sentimientos por Alka… por este mundo… por este peludo cuerpo animal que come carne cruda… mis instintos… el fracaso como animal… el error humano que hizo este mundo…”.

Eug se dispersó en fragmentos murmurados, confundiendo a todos a su alrededor.

“Yo, Seta. Esto no pinta bien.”

“No pensé que fuera tan poderosa. ¿Y ahora qué? ¿Agarrar a Lloyd y salir corriendo?”

Rescatar a Lloyd era su verdadera prioridad. Pero mientras debatían el momento, Eug estaba perdiendo el sentido de la razón.

“La razón sólo impide a los señores demonio usar todo su poder. Para superar a Alka, ¡tengo que ser algo salvaje!”

Sus músculos crecían por momentos.

“¡No lo hagas, Eug!” Gritó Satán. “¡Si actúas como Alka y das rienda suelta a tus deseos, no habrá quien te salve!”

“¡Sí! ¡Todo el mundo te mirará horrorizado! ¡Estarás a acres de la dignidad y el respeto!”

“¿Mm? ¿Desde cuándo soy tan mala? Sólo me mareo un poco demasiado con Lloyd”.

“¡¿Qué?!”

La voz de Eug sonó bastante apagada y un meteorito cayó del cielo.

La roca en llamas golpeó directamente a Eug, y la onda expansiva fue tan grande que dejó al descubierto la pared rocosa del suelo.

Eug dio vueltas como un coche en un accidente de tráfico, pero consiguió clavar los brazos en el suelo y detenerse.

Tosió y miró hacia delante, donde estaba Alka.

“¿Y bien? ¿Te ha enfriado la cabeza ese meteorito?” “¡¿Al…ka?!”

Los ojos de Eug se clavaron en ella y, antes de que pudieran intercambiarse más palabras, chasqueó el dedo, atacando a Alka con balas de aire. Básicamente pistolas de dedo.

Cada brazo tenía el tamaño de una pata de elefante, y los proyectiles dirigidos a Alka no eran moco de pavo, pero ella los esquivaba con elegancia como un torero.

Satán tuvo que cubrirse la cara para bloquear la presión del aire, y Alka le frunció el ceño.

“¿Por qué dejáis que juegue con vosotros?” “¿Alka? ¿Por qué estás aquí?”

“Como si no me hubiera dado cuenta de un lío de esta magnitud. Okay, oí que Marie se derrumbó, fui al castillo, oí que había algo de ejercicio y vine a ver a Lloyd pavonearse… Seguro que no esperaba esto”.

Miró fríamente la transformación de Eug.

Como la mujer seguía sin decir nada, Alka suspiró.

“Sinceramente, toda tu charla sobre cómo no querías volver a adoptar esa forma, cómo no podías controlarla…”.

“¡¿Sabías que Eug podía adoptar esta forma?!” Surtr preguntó.

Alka asintió sombríamente. “Tuve que detener su alboroto hace mucho tiempo, casi me mata”.

“¡Caramba!”

Surtr se quedó boquiabierto ante aquel dato, pero Alka le dedicó una sonrisa confiada.

“No te preocupes, no me he dormido en los laureles. La última vez no protegía casi nada, pero ahora tengo a Lloyd. No puedo permitirme perder”.

Esta confianza parecía basarse enteramente en su amor por Lloyd, un nivel de cariño que provocaba escalofríos en sus compañeros. Más allá de la obsesión está la locura.

El pelaje negro de Satán se erizaba.

“Hablando de tus amores unilaterales”, murmuró. “Puedes ser peor que Selen”.

Por otra parte, Selen había llegado a este nivel en apenas unos meses, mientras que Alka lo había alcanzado a lo largo de un siglo, así que… si hubiera un premio para estas cosas, Selen ganaría.

Claramente encendido, Eug rugió: “¡Alkaaa! ¡Es hora de que arreglemos esto de una vez por todas! ¡Soy mejor que tú! ¡Mírame!”

Respiró hondo, empleando toda la fuerza de sus poderosos pulmones tras aquel rugido. Y el impacto fue como el reventón de un neumático de camión.

“¡Demasiado!”

Satán y Surtr se retiraron al cielo, tratando de alejarse del peligro. Pero por alguna razón, Alka también se subió a la espalda de Satán.

“Uh, ¿Alka? ¿Por qué estás con nosotros? ¡Está detrás de ti! ¡Nos pondrás en peligro!”

“¡No seas un bebé!”

Eug  debió  tomárselo  como  una  patética  retirada.  Comenzó  a   reír salvajemente y a disparar sus pistolas de dedo.

“¡Bwa-ha-ha-ha-ha! ¡Es como si te hubieras pintado una diana, Alkaaaa!”

Satán apenas esquivaba las balas de aire comprimido, pero eso no significaba que mantuviera el equilibrio en el aire; en cualquier momento, se vendría abajo.

“¡Estamos en problemas aquí! ¡Vamos, Alka! ¡Enséñanos esos laureles!”

“Por favor. Estás disfrutando de un agradable viaje por el cielo con un niño adorable. ¡Disfrútalo!”

“¡No me importa lo adorable que parezcas! Lo que cuenta es el interior.

¡Las abuelitas son demasiado poco ortodoxas para mi gusto! ¡Y este viaje es cualquier cosa menos agradable!”

Todas opiniones perfectamente comprensibles.

“Hngg, me encantaría darte la paliza de tu vida por eso, pero… no es el momento. Oídos arriba, chicos.”

Alka empezó a susurrar un plan y Eug volvió a reír, tomándolo como una señal de desesperación.

“Acurrúquense todo lo que quieran; no habrá diferencia”.

¿Era siempre así, o era la influencia de su segunda forma? Eug era confiada, y cada uno de sus gestos irradiaba desprecio.

Pero sus emociones eran terriblemente inestables. En un segundo, alardeaba como si se esperara su victoria y, al siguiente, disparaba impacientemente las pistolas de los dedos.

“No puedes detenerme, ¡así que vayamos directo al gran final! ¿Ohhh?”

Arriba, sobre la cabeza de Satán, Surtr había abierto mucho la boca y estaba haciendo una bola de fuego gigante.

“¡Este… es el más grande… que tengo!” Iluminaba el suelo como un segundo sol.

“Más grande no es mejor”, se burló Eug. “Trata de golpearme, sólo voy a esquivar. ¿O qué, crees que el calor me secará?”

Pero Surtr ignoró la pregunta, haciendo la bola de fuego aún más grande.

En lugar de desatarlo, Satán comenzó a girar lentamente alrededor de Eug.

Sin saber qué sentido tenía aquello, gruñó: “¿Qué, te estás burlando de mí? Si no vienes, vendré yo”.

Entrecerrando los ojos contra la luz de la bola de fuego, Eug miró a Satán y se dio cuenta de que faltaba alguien.

Alka ya no estaba a su espalda.

“Espera, ¿dónde está Alka? ¡¿Dónde está?!”

Una distracción para preparar un ataque sorpresa. Eug escaneó su entorno, suponiendo que atacaría mientras la atención de Eug estaba en la bola de fuego.

Pero no había señales de Alka por ninguna parte.

“¡Por favor! ¡Sé lo que estás planeando! ¡Sal de ahí! ¡¿Dónde estás?!”

Satán seguía girando por encima. Las sombras se alargaban a la luz de la bola de fuego… hasta los pies de Eug.

“Estoy aquí, Eug.”

Una mujer apareció de entre aquellas sombras.

“Mierda, la habilidad del portal de sombras de Satán… ¿puede enviar a otros a través de él? Espera, tu…”

Detrás de Eug había una mujer esbelta con el pelo largo y negro y una máscara de hierro.

Cuernos diabólicos, alas angelicales. Piernas largas, delgadas y desnudas cubiertas de un místico dibujo del negro más oscuro.

Un diablo y un ángel, una amalgama de las dos caras de la mente humana.

Alka había sido llamada el señor demonio humano debido a su segunda forma.

“¡¿Tu segunda forma?! ¡¿Estás dispuesta a sacrificar la razón y no volver a ser tú misma, Alka?!”

“Como he dicho, he estado entrenando. Puedo adoptar esta forma durante unos minutos sin perder nada. ¡Hmph!”

La voz de Alka había cambiado, sonaba como una mujer joven. Mientras Eug se quedaba boquiabierto, los brazos de Alka salieron de la sombra.

Sus hermosas uñas estaban pintadas de un color tóxico y extendió los dedos, rastrillando las uñas por la ancha espalda de Eug.

Eug salió volando. Sin saber qué había pasado, sus ojos redondos parpadearon furiosamente y se estrelló contra la ladera de la montaña, derribando un árbol tras otro.

Los   arañazos   formaban   ampollas   como   quemaduras,   lo   bastante profundas como para dejar ver el hueso.

“Uh… pero simplemente noquearme no.…” “Estás acabada, Eug.”

Eug se había puesto de pie y estaba lista para saltar de nuevo a la refriega, pero alguien le dio una patada en la espalda. Salió volando una vez más.

“¡Gahhh! ¡¿Otra vez?!”

Eug se estrelló contra otra montaña, se levantó y se preparó para otro ataque.

“Un impacto lo suficientemente fuerte como para herirme, y bloquea mi capacidad de curación: ¿es la runa de destrucción?”.

Incluso con la guardia alta, la golpearon de nuevo en la espalda. Salió despedida hacia donde había empezado.

“Aun así, ¡¿por qué?! ¡¿Para qué?! ¡¿Mi espalda, cada vez?! Mis huesos… se rompen… ¡aughhh!”

Aquella vez ni siquiera se había puesto en pie. El golpe en la espalda la hizo caer directamente al suelo.

Satán y Surtr no lanzaron la bola de fuego y aterrizaron de nuevo en el suelo, seguros de que todo había terminado.

Alka volvió a su forma de niña y se acercó corriendo.

“¡Uf, han pasado unos cuantos años desde que hice eso! Seguro que te da un hombro tieso”.

Empezó a girar un brazo, intentando deshacer el nudo.

“Ciertoooooo”, dijo Surtr. “Alka, ¿qué está pasando? El cuerpo de Eug sigue dando vueltas como un pinball”.

Un segundo estaba en la tierra, y al siguiente, en la atmósfera superior. Satán y Surtr no daban crédito a lo que veían, y Alka parecía muy engreída.

“Grabé una runa en su espalda”.

“¡¿Con las uñas?! ¡¿Puedes hacer eso?!”

Alka movió los dedos y adoptó el tono de una profesora.

“Sí, es un pequeño truco que puedo hacer en mi deslumbrante segunda forma en el minuto que falta para que se me escape la mente. Cargo mis uñas con magia, dibujo rápidamente una runa… y hasta que se agota el maná con el que la he cargado, el efecto permanece. Normalmente, la runa de destrucción es algo puntual, pero de esta forma… Bueno, ya ves lo que pasa”.

“¿Sigue así?”

“La runa de destrucción hace daño a cualquier cosa. El concepto subyacente está mal definido, así que es difícil de manejar, pero si sigo puliendo esta técnica, podría ser bastante despiadada. Podré mantenerla hasta que los mate”.

Satán tragó saliva. “¿Cuándo terminará esta vez?”

“¿Cómo dentro de media hora? Debe estar bastante golpeada para entonces. Particularmente su espalda”.

Eug hacía todo lo posible por levantarse cada vez, pero era inútil: la tiraban a un lado.

Cuanto más tiempo pasaba, más cojeaba.

“¿Ya estás listo para rendirte, Eug? Apuesto a que te engañó Eve— Presidenta Eva para meterte en este lío”.

“¿Alka? ¿Cómo—?”

“¿Qué, estás sorprendido? Espera, ¿quieres decir que has descubierto que Eve de Profen es la Presidenta Eva y la verdadera mala aquí?”

“Sí, supongo… Si ella sabe todo eso, tal vez deberíamos decírselo.

¿Surtr?”

“No nos corresponde decidir. Nuestra fuente es alto secreto”.

No hacer nada sin que lo diga el jefe es un movimiento domesticado de un siervo.

“Ultra secreto, ¡¿verdad?! ¡Pensaba que estabais siendo sigilosos!”

Alka tenía un brillo en los ojos y se acercó, y los señores de los demonios parecían nerviosos.

         Y todos estaban un poco demasiado confiados en que habían ganado. Lo que le dio a Eug la oportunidad que necesitaba.

Maltrecha, protegiéndose la espalda rota, echó a correr. “¿Hngg? Eug, ¡así no vas a ninguna parte!”

“No—Mierda, Alka, ella va por—”

El destino de Eug, el lugar donde Lloyd yacía enterrado.

Eug lo sacó de la tierra y enseñó los dientes, mostrando una sonrisa de satisfacción a Alka.

“¿Cómo es eso… de dar la vuelta a la tortilla?”

Alka ni siquiera se había dado cuenta de que Lloyd estaba en esa suciedad. “¡¿Qué?! ¿Por qué Lloyd…?”

“¡Argh, nos olvidamos totalmente de él!”

Al ver a Alka nerviosa, la sonrisa de Eug se amplió. Su mano se cerró alrededor de la cabeza de Lloyd, apretándola.

Oyeron crujir los huesos. Nadie se atrevió a moverse.

“¡Sí, cualquier movimiento brusco, y lo aplastaré! ¡Incluso con mis huesos rotos, su cabeza explotará como un tomate!”

Avanzó lentamente, alejándose de todo aquello que las sombras de Satán pudieran alcanzar.

“Ella desconfía de las sombras—No hay nada que pueda hacer. Owww…”

Alka le estaba tirando del pelo, gritando: “¡¿Entonces por qué dejaste a Lloyd enterrado ahí?! ¡¿Por qué estaba aquí?! ¡Se supone que estaba cocinando para la gente en la retaguardia! ¡No puedes cocinar en medio de un campo de batalla!”

El hecho de que el chico al que adoraba estuviera en peligro de muerte parecía haberle dejado los pensamientos un poco confusos.

Gimiendo por el dolor de su cuerpo roto, Eug se rio.

“¡No me importa matarlo! Pero me gustaría ver tu otra forma un poco más”. “… ¿Y ahora qué…? ¿Qué hacemos?” Surtr jadeó.

“Haz lo que te digo”, dijo Eug. “Si quieres que viva, será mejor que escuches. ¡Esto funciona! Me faltaba un señor demonio”.

“¿Lo hiciste?” preguntó Satán.

Sin duda era una frase impactante. La sonrisa de Eug se volvió muy malvada.

“Serás el señor demonio del Imperio Jiou. ¡El símbolo del miedo que destruye Azami! ¡Sal y mátalos a todos!”

“¡¿Eh?!”

Su sorpresa pareció molestar a Eug.

“¡Voy a hacer que esta guerra suceda! ¡Esta guerra convertirá a Jiou en el enemigo del mundo, y el miedo obligará a la gente a usar las armas que yo les dé! ¡Eso hará avanzar el nivel tecnológico del mundo! Alka, puede que hayas grabado tu nombre en la historia, pero yo te haré algo mejor y le diré al mundo que mi fracaso fue un mal necesario… ¡No, les diré que me lo deben por hacer el mundo así! ¡Todos me perdonarán por destruir la civilización, por romper un mundo o dos! Me perdonarán por ello… Por favor, perdónenme por ello”.

Empezó a repetir esta última frase. Su última pizca de razón se estaba agotando.

“Alka, esto es realmente malo.” “No puedo hacerlo, pero si Lloyd…”

“¡No se me ocurre nada! ¡Estamos condenados!”

Mientras todos gemían, Eug empujó el cuerpo inerte de Lloyd delante de ella.

“¿Ves? ¡Ya no me contengo! Puedo sentir como empiezo a pensar que estaré bien mientras pueda hacer sentir miserable a Alka. ¡Como si eso fuera todo lo que realmente busco!”

Eug se estaba volviendo loca.

Enfrentados a una elección imposible y sin una buena solución, sólo podían tensarse.

“Si podemos distraerla un segundo, puedo volar y agarrarlo… ¿Podría alguien atacarla por sorpresa?”.

No es una estrategia prometedora, Alka.

Eug pareció perder interés. Su entusiasmo se desvaneció.

“Bien. Entonces lo mataré”.

Claramente no le importaba ni una cosa ni la otra. “¡Espera!” Alka gritó. “¡Eug!”

“¡Se acabó la espera! ¡He esperado más de cien años! ¡Siglos! ¡Sólo tenía veinte años cuando el objetivo de mi vida se convirtió en pegártela! ¡Y por fin! ¡He logrado el propósito de mi vida!”

Su voz daba paso a un gruñido. En ese instante… Un rayo de luz golpeó su espalda.

“¡¡¡————————- !!!”

Su cuerpo se encendió. Su carne se quemó. Eug ardió en llamas. Recibiendo el mismo daño que había recibido de la runa de destrucción.

Un ataque desde la dirección que menos esperaba la había dejado indefensa, y soltó a Lloyd.

No desaprovechando esa oportunidad, Satán se abalanzó sobre él, lo atrapó y se lo pasó a Alka.

“¡Asegurado!”

Alka lo acunó en sus brazos, frotando su mejilla contra la del niño. “¡Ahhh! ¡Lloyd! Pero, ¿qué fue ese ataque?”

Una explosión que podía incluso herir la segunda forma de un señor demonio era bastante impactante.

Entrecerró los ojos.

Y vio un brillo metálico, luces LED azules: la Flecha del Asesino de Dios. Junto con las caras desesperadas de los guardias de la base Jiou que la habían disparado.

Eug rodaba por el suelo, intentando desesperadamente sofocar las llamas.

Pero incluso mientras yacía al borde de la muerte, con el humo saliendo, se dio cuenta de que su caída había llegado de la mano del arma que ella había fabricado.

“¡Tontos!”, gritó. “¡Idiotas! ¡Idiotas! ¡¿Por qué han hecho eso?!” Su rugido sacudió el aire.

“¡Ellos son los enemigos! ¡Te dije que dispararas al chico! ¿Y apareces ahora? ¡¿Has fallado?!”

Un monstruo literal, furioso contra ellos.

Pero los soldados Jiou ya no tenían miedo. Bajaron corriendo de la montaña, rodeando a Eug. Apuntando todas las armas que tenían contra ella.

“Estoy tan confundido como Eug”, dijo Alka. “¿Qué está pasando?”

“Así que usted es la Dra. Eug”, dijo el oficial bigotudo, mirando al monstruo. “No fallamos, demonio. Tampoco confundimos amigo con enemigo. En una palabra, estamos del lado de Lloyd”.

“¿Eh… eh?”

Todos los soldados Jiou asentían.

“¡Claro que sí! ¡¿Sabes lo que ese chico ha hecho por nosotros?!” “¡Hemos oído tus planes! ¿Usar esta guerra para desarrollar el mundo?

¡Nadie ha preguntado! ¡Sólo queremos la paz!”

Eug tenía el pecho agitado, jadeando. Su cara podría haber sido la de un animal, pero su expresión dejaba claro lo estupefacta que estaba.

El coro de apoyo hizo que Satán se volviera hacia Lloyd, con admiración en los ojos.

“Este chico causó otro milagro. Eres algo más, Lloyd”.

“¡Estoy bastante confundido, pero parece que Lloyd nos salvó a todos!”

“¡Mm! ¡Eso es lo que hace! Estoy… tan contenta de que estés a salvo, Lloyd”.

El niño dormía profundamente, ajeno a los mocos, las lágrimas y las babas de Alka. Un consomé de consolación habitual.

A pesar del desorden de su cara, la oficial se acercó y saludó.

“Vimos tu batalla desde la distancia. ¿Supongo que estás con Azami?”

“Sí, perdona mi aspecto actual”, dijo Satán, haciendo una reverencia. El soldado pareció aliviado.

“Como representante de la base fronteriza Jiou, me gustaría ofrecer nuestra rendición. No tenemos intención de luchar contra ninguno de ustedes. Y estaríamos encantados de testificar cualquier cosa que haya ocurrido aquí.”

Las pruebas que le habían dado a Lloyd ya eran más que suficientes, pero Satán y Surtr no iban a estropear el momento. Se limitaron a darle las gracias.

Alka miró a Eug, que jadeaba, con cara de pena.

“Eug… ¿esto es por mí? No, sólo estabas bailando en la palma de la mano de la Presidenta Eva. Siempre lo estuviste”.

Sin responder, Eug se sumió en un profundo sueño. Al notar eso, Satán se volvió hacia los soldados Jiou.

“Bueno, una vez que resolvamos algunas cosas, pensaremos dónde llevarte”.

“De acuerdo. ¿Puedo preguntar una cosa?” “Claro”, dijo Satán. “¿Qué es?”

“¿Quién es ese chico?”

Eso sería lo primero en cualquier mente. Satán se rio. Pero como parecía un león gigante, hizo que todos se estremecieran.

Alka levantó la vista y sonrió.

“Como has dicho, es un chico muy bueno. Un poco más fuerte que la mayoría. Su sonrisa me ha salvado más veces de las que te imaginas”.

Volvió a mirar a Eug.

“Si hubiera tenido a alguien como él… quizá no habría acabado así”. Sus ojos miraban al pasado lejano, a su vieja amiga Eung.