Hazure Skill ‘Mapping’ Wo Te Ni Shita Ore Wa  (NL)

Volumen 5

Capitulo 9: El Pináculo de la Majestuosidad

Respiré profundamente para calmarme.

Está bien, Erin. Has hecho todo lo posible para prepararte.

Si dijera que no estoy preocupada, estaría mintiendo. Me dolía el pecho de ansiedad.

¿Y si lo he estropeado? ¿Y si había algo que no había tenido en cuenta? ¿Qué haría entonces? Si la gente que me conoce me viera así, se partiría de risa. Me tacharían de hipócrita por presumir siempre de mí misma como lo hacía.

Pero no era tan fuerte como todos pensaban. No, era patéticamente débil. La verdad es que era tan bocona porque no tenía ninguna confianza en mí misma. Era débil y lo sabía, pero la idea de que alguien más lo descubriera me aterraba. No quería que lo supieran.

Por eso me comporté como una niña petulante, negándome a afrontar la realidad. Los verdaderamente fuertes se enfrentan a sus propias debilidades y trabajan para superarlas. Así es. La gente como Note.

¿Qué estaba haciendo estos días? ¿Le iba bien? No lo sé. No lo había visto desde que dejó Puriff. Pero aun así, le deseaba lo mejor.

Luché contra mi sentimentalismo y mis ganas de verle abofeteando mis mejillas. No era el momento de ponerse melancólica. Tenía que concentrarme en la monumental tarea que tenía por delante.

Me senté en el banco intentando recomponerme cuando oí que se acercaban unos pasos. “Ahí estás, hermana mayor. ¿Qué estás haciendo?”

Levanté la vista y vi una cara conocida: Marin Fortlord, mi hermana menor por dos años. Sus rasgos faciales eran ligeramente más redondos que los míos y sus mechones eran más suaves, pero compartíamos el mismo color de cabello y de ojos. Cuando la miraba así, hasta yo podía ver que éramos parientes.

“¿Qué haces aquí en el pasillo?” Preguntó. “Sólo necesitaba un minuto para calmarme.”

“Tienes una sala de espera, ¿por qué no la usas? Tienes los ojos inyectados en sangre y tienes bolsas bajo los ojos. ¿No has dormido bien?”

“No he dormido nada.”

¿Cómo iba a hacerlo? Estaba demasiado inquieta, y necesitaba cada segundo que pudiera tener antes de la segunda parte del partido. Había pasado los últimos tres días puliendo mis hechizos sin descanso. Sinceramente, estaba agotada. Probablemente no estaba en condiciones de hacer un Desafío. Me sentía mareada y con náuseas.

“Lo sabía. Deberías haber venido a casa anoche. Tu cabello es un desastre y todo…

¿Planeas salir delante del público con ese aspecto?” “Está bien. No voy a perder.”

“No me refiero a eso. La mitad del público serán hombres, ¿sabes? ¡Podría haber algunos tipos de la nobleza realmente bellos por ahí!”

“Ya está otra vez…”

Siempre me ha sorprendido cómo podíamos parecernos tanto y ser tan diferentes. Aunque éramos hermanas, éramos como polos opuestos. Marin era una mariposa social y tenía montones de amigos, por no hablar de novios. A diferencia de mí, era despreocupada y sin compromisos. Sin embargo, de alguna manera, seguía viviendo su mejor vida. En un momento dado, incluso había estado celosa de ella.

“Deberías tomarte esto más en serio, hermana mayor. Sólo tienes dos años más que yo, pero ya estás pasada de vuelta.”

“No lo estoy. Ahora mismo estoy concentrada en mi magia.” “Sí, sí. Lo que tú digas.” Dijo ella, apartándose de mí.

Qué exasperante. ¿De verdad estoy emparentada con ella?

“Pero en serio, hermana, si vas a estar en el centro de atención, deberías limpiarte un poco.

Nunca se sabe, ¿sabes? Tu alma gemela podría estar mirando hoy.” “¿Mi alma gemela? Yo no…”

No necesitaba un alma gemela. No podía imaginar a nadie mejor que Note, y él no estaba aquí ahora. Estaba sola en esta lucha.

“¡Nunca digas nunca! Todo puede pasar. El destino trabaja de forma misteriosa, ¿sabes?” “En cualquier caso, no tengo tiempo antes del partido para…”

“Tienes diez minutos, ¿no? Es suficiente.” “Quieres decir que sólo tengo diez minutos.”

“¿Por quién me tomas? Soy Marin Fortlord, la favorita de esta academia. Diez minutos es más que suficiente para que te transforme.”

“No necesito una transformación completa, Marin. No tienes que tomarte esas molestias por mí…”

“Ahórrate la modestia y vuelve ya a tu sala de espera. Esto es una carrera contra el reloj.”

Marin me obligó a ponerme en pie y empezó a empujarme hacia mi habitación. No tenía fuerzas para defenderme o resistirme, así que me limité a arrastrar los pies con sueño en esa dirección. Mientras lo hacía, se me ocurrió algo.

“En serio, ¿por qué haces todo esto por mí, Marin?”

Mi hermana pequeña parpadeó un par de veces, desconcertada, y luego respondió: “¿Estás bromeando? Este es el gran momento de mi hermana mayor. Por supuesto que voy a hacer todo lo que pueda para ayudarla.”

Su respuesta me hizo sonreír divertida. “¿Por qué sonríes?”

“Es gracioso oírte decir eso.”

Antes nos llevábamos fatal. Marin me despreciaba por causar problemas, y yo la odiaba por eso. Me pregunto cuándo había cambiado todo eso…

¿He crecido aunque sea un poco en este último año?

Mientras estaba sentada frente al espejo mirando cómo Marin me peinaba, me encontré pensando en todo lo que había pasado desde que dejé a los Arrivers.

***

Aquí estoy de nuevo…

Después de mi largo viaje a Izaar, ese fue mi primer pensamiento al entrar en la ciudad. Aquí había más recuerdos malos que buenos para mí. Me acosaron en la escuela cuando era más joven, y luego me peleé con mis padres cuando abandoné los estudios. Nunca nos reconciliamos. Y nunca tuve la intención de volver…

En realidad no quería estar aquí, pero después de decidir volver a aprender magia desde cero, Izaar era realmente el único lugar al que podía ir. No había ningún lugar mejor en todo el país para estudiar. Así que si quería mejorar como mago, tenía que dejar de lado mi bagaje personal. Y así, después de más de tres años, finalmente volví a casa.

Una vez en la ciudad, me dirigí primero a la residencia de mi familia. Consideré la posibilidad de alquilar una habitación en una posada y no mostrar mi cara, pero sabía que no debía subestimar los chismes en esta ciudad. Mis padres se enterarían de que había vuelto en un abrir y cerrar de ojos. Así que si íbamos a meternos en un lío de una forma u otra, pensé que sería mejor adelantarme y acabar con ello.

La parte que no había previsto era que mis padres se alegraran de volver a ver a su hija pródiga. No preguntaron qué había pasado. Sólo dijeron que se alegraban de verme bien. Incluso me prepararon todas mis comidas favoritas. La bienvenida que me dieron fue tan cálida que me hizo llorar. Nunca me había dado cuenta de lo mucho que me querían mis padres.

Mi hermana pequeña fue la única que me trató con frialdad. Me llamó desvergonzada por volver a casa después de haberme marchado, lo que provocó una pelea instantánea. Normalmente era yo la que recibía una reprimenda cuando teníamos riñas entre hermanas, pero esta vez mis padres se pusieron de mi parte. Fue bastante divertido ver a Marin llorar por una vez que la regañaban.

Al día siguiente, me dirigí a la academia a la que solía asistir en el Distrito 4. Mis padres se ofrecieron a gestionar el papeleo para renovar mi matrícula, pero lo rechacé. Estaba dispuesta a retomar mis estudios, pero lo que más buscaba era la forma más corta y eficaz de aprender magia.

Supuse que la forma más rápida de crecer sería arrinconar a uno de los magos estrella de la escuela y hacer que me instruyera personalmente. Tenía habilidades superiores de mi lado, así que confiaba en poder encontrar un tutor de clase con facilidad. Sin embargo, al final, todos me rechazaron en la puerta.

A los magos les gusta decir que no hay atajos en la magia, y por una buena razón. La magia es un oficio que requiere mucho tiempo. Casi nada importa más que las horas que le dedicas. Por eso, el hecho de haber abandonado mi educación durante años era un serio punto en mi contra, un defecto demasiado grande como para ignorarlo, a pesar de mis increíbles habilidades.

Fue frustrante. Si no hubiera huido entonces, no me habría encontrado en semejante aprieto en el presente. Si hubiera seguido con ello, si me hubiera esforzado más, si lo hubiera hecho mejor… No habría tenido que perder a un querido amigo y compañero de equipo. Estaba tan llena de remordimientos interminables que creía que iba a estallar.

Incapaz de rendirme, volví a la academia una y otra vez, pero el resultado era siempre el mismo. En lugar de aprender magia, me pasaba los días rogando que me enseñaran. Había dicho que me convertiría en la mejor cuando dejé a Note y a los Arrivers, pero no había conseguido mejorar nada desde entonces. Me sentía tan miserable y avergonzada que se me llenaban los ojos de lágrimas.

Entonces, un día, sucedió algo increíble. Mientras me dirigía a la academia como de costumbre, un hombre se me acercó. Se presentó como Andoy Sharion.

Todo el mundo en Izaar conocía ese nombre: era el director de la academia del Distrito 1 y un miembro de los Siete Sabios. Era un hechicero anciano que podía utilizar una amplia gama de magia elemental, lo que le valió el apodo de “Standalone”.

“¿En qué puedo ayudarle?” Pregunté con recelo.

No podía imaginar qué quería de mí uno de los Siete Sabios, la hazmerreír rechazada por un profesor tras otro. Ni que decir tiene que lo que me propuso a continuación me sorprendió y me encantó.

“Estás buscando un mentor, ¿no? ¿Quieres estudiar conmigo?”

Andoy Sharion era incluso más conocido por criar magos que por ser uno de ellos. De hecho, ya había sido mentor de otro iniciado en los Siete Sabios. Cualquier mago en su sano juicio aprovecharía la oportunidad de aprender bajo su ala. Sin embargo, la oferta me sorprendió tanto que mi desconfianza superó mi entusiasmo.

“Pero, ¿por qué yo?” Tuve que preguntar. “Porque tienes lo necesario para llegar a la cima.”

“¿Cómo lo sabes? Somos unos completos desconocidos.”

“En efecto, lo somos. Ahora estoy aprendiendo que eres tan audaz como para no ser tímida conmigo.”

“Entonces, ¿por qué yo?”

“No sé lo sería que has sido con tus estudios en el pasado, pero sí sé de tus habilidades.

Con ellas, el pináculo de la majestuosidad está a tu alcance.”

“Haces que parezca muy fácil. Incluso si puedo usar todo tipo de magia elemental, la habilidad no es todo lo que parece. No es que me haga un mejor mago.”

La Aptitud Mágica Elemental Universal sólo me daba la capacidad de usar magia de cualquier elemento. Todavía tenía que estudiar los hechizos para aprenderlos a la vieja usanza. De hecho, ni siquiera me daba la habilidad para cualquier elemento que tendría una aptitud más especializada. Me hubiera sido mucho más fácil dominar un solo elemento con diferentes habilidades. Pero…

“Lo sé, niña.” Dijo. “No estoy hablando de eso. La clave para alcanzar el pináculo de la majestuosidad reside en otra habilidad.”

“¿Otra habilidad? Quieres decir…”

“Fondo de Maná Superior, la mejor habilidad que un mago puede pedir y que siempre he codiciado. E incluso tienes Aptitud Mágica Elemental Universal para acompañarla. Sinceramente, te envidio.”

“No creo que ninguno de los venerados Siete Sabios tenga nada que envidiar…”

“¿Qué estás diciendo? Con tus habilidades, podrías superarme fácilmente. Aunque te encuentro tonta por no haberte dado cuenta de tú propio potencial.”

“Si me convierto en tu alumna, ¿me mostrarás mi potencial?”

“Y algo más. Si puedes prepararte para pasar por el infierno, puedo entrenarte hasta mi nivel en un año.”

“¿Tan rápido?”

No hay nada que sustituya al tiempo cuando se trata de estudiar magia, y sin embargo me estaba diciendo que podía conseguir más en un solo año que lo que la mayoría de los magos conseguirían en toda su vida. Mi incredulidad me impidió aceptar de inmediato. Sonaba demasiado bien para ser verdad.

“¿De verdad existe ese atajo?” Pregunté.

“¿Qué estás diciendo? Tú misma aprendiste que no hay atajos en la magia, ¿no?” “¿Te estás burlando de mí?”

“No es así. Lo que te ofrezco no es un atajo. De hecho, es lo contrario. No estarás tomando un atajo en el interminablemente largo y tedioso camino hacia la magia; simplemente estarás en una marcha forzada para recorrerlo mucho más rápido.”

En ese momento, no tenía ni idea del brutal entrenamiento que me esperaba.

***

La tarea que recibí del profesor Andoy era extraordinariamente sencilla. Debía lanzar continuamente los hechizos que me había enseñado, grandes hechizos que los magos normales sólo podían utilizar unas pocas veces al día. Con mi maná prácticamente ilimitado, podía lanzarlos sin parar. Necesitaba diez mil lanzamientos para dominar un solo hechizo, y podía conseguirlo en el transcurso de unos pocos días. Era draconiano, pero eficaz.

De hecho, el entrenamiento del profesor Andoy me permitió crecer y mejorar varios cientos de veces más rápido que la persona media. Pero lanzar magia sin fin era mentalmente agotador, más aún con las intrincadas fórmulas de hechizos que se requieren para la gran magia. Pero el profesor Andoy lo ignoraba en favor de llevarme al borde de lo teóricamente posible. Si superaba la fatiga y seguía lanzando hechizos sin parar, me convertiría en un mago a la altura de los Siete Sabios en un año.

Sin embargo, lo único que me ahorró su brutal entrenamiento fue tiempo. Seguía recorriendo el largo camino hacia el éxito, sólo que corriendo por él en lugar de ir a mi propio ritmo. Eso hacía que el ejercicio fuera aún más agotador, pero era el precio que tenía que pagar después de pasar años huyendo en la otra dirección.

Aparte de comer y dormir, dedicaba cada minuto de cada día a mi magia. Podía sentir que mi mente crujía bajo la tensión mental, pero seguía adelante. Era difícil. Era doloroso. Me hizo olvidar por qué me había molestado en intentarlo en primer lugar. ¿Quién iba a saber que lanzar hechizos sin parar era tan agotador? Me dieron ganas de rendirme y tomármelo con calma. Quería ser libre.

Sin embargo, cada vez que esos pensamientos se apoderaban de mí, me venía a la mente la cara de Note. Cuando se unió a los Arrivers, yo estaba descontenta y me desquitaba con él. Le dije que estaba flojeando con la esperanza de que lo dejara. Pero después, redobló sus esfuerzos y se volcó en su entrenamiento con todo lo que tenía. Practicaba sus artes a todas horas y mostraba una inmensa mejoría por ello. Y… todo eso fue culpa mía. Fui yo quien le empujó al mismo infierno que yo estaba viviendo ahora.

Yo era lo peor. Nunca me había dado cuenta de lo cruel que fui con él entonces. Y sería aún más patética si no pudiera con todo esto ahora que era mi turno. Nunca sería capaz de perdonarme.

Estaba recibiendo mi merecido. Estaba cosechando lo que había sembrado. Sólo estaba experimentando el mismo dolor que había infligido a otra persona. Eso era lo que me decía a mí misma mientras me lanzaba con toda mi alma al infierno. Mis habilidades mejoraron con una velocidad cegadora. Incluso el profesor Andoy se sorprendió de mi crecimiento una y otra vez. Y un día, vino a mí con una propuesta…

“La Selección del Séptimo Sabio se celebrará próximamente. Estoy pensando en nominarte como candidata del Distrito 1.” Dijo.

Estaba tan inmersa en mi entrenamiento y alejada del resto del mundo que no tenía ni idea de que los Siete Sabios tenían un miembro menos hasta que el profesor Andoy me dijo que se acercaba el torneo. Sería una oportunidad única en la vida para ver cómo me desenvolvía como mago. Así que acepté la nominación para representar al Distrito 1 en la Selección del Séptimo Sabio.

Sin embargo, era una completa novata en lo que respecta a la lucha de mago contra mago. Por muy gran mago que fuera, no podía ganar sólo con eso. Avergonzaría el gran nombre del profesor Andoy si me derrotaban pronto, así que hizo todo lo posible por prepararme para los combates. Me instruyó sobre la estrategia, mis oponentes y los hechizos particularmente útiles para usar contra ellos.

Y con su perspicacia, pude ganar fácilmente mi primer y segundo enfrentamiento. Por lo que el resto del mundo podía ver, había logrado victorias milagrosas con hechizos simples que resultaron ser efectivos contra mis oponentes. No sabían lo mucho que se había pensado y planificado en esos encuentros. En realidad, mi victoria era natural.

De ninguna manera iba a perder cuando estaba apuntando a la cima.

Y es precisamente por eso que mi partido contra Eskar Burnout fue un shock tan devastador. Tenía un contraataque preparado para Puerta, pero no pude hacer nada contra el as que tenía en la manga: Zona de Transferencia. Nunca había visto un hechizo así, y aunque intenté todo lo que se me ocurrió en el momento, fue en vano. Al final, lo único que pude hacer fue lo que el profesor Andoy me enseñó a hacer ante un oponente abrumador. Es decir, observar las cosas con atención para preparar el segundo tiempo.

“¡Bien, todo hecho!” Mijo Marin.

Levanté la cabeza cuando oí su alegre voz detrás de mí. Me costaba creer que la chica que veía en el espejo fuera realmente la misma persona que hace diez minutos.

“¿Y bien?” Preguntó ella. “Podría haberlo hecho mejor con más tiempo, pero ¿no crees que ahora estás más guapa?”

“Sí, esto es genial, Marin. Gracias.” Dije amablemente.

Marin y yo habíamos discutido mucho cuando volví a Izaar, pero desde entonces nos habíamos abierto la una a la otra. Sucedió un día, no mucho después de que aceptara entrar en la Selección del Séptimo Sabio. Estábamos charlando, y ella dijo algo que me impresionó profundamente: “Realmente te respeto.”

Esa fue la primera vez que pude decir que me alegraba de que Marin fuera mi hermana. Siempre había sido inteligente. La gente siempre la necesitaba, y ella era mucho más capaz que yo. Me alegró saber que me respetaba y, al mismo tiempo, me hizo ver que yo también la respetaba. Aprecié su sociabilidad, su voluntad de amar a una hermana que solía odiar y su humanidad por ser capaz de admitirlo en voz alta.

“Más vale que ganes ahora que me he tomado la molestia de ponerte guapa, ¿sabes?” Dijo. “No te preocupes.” Le respondí.

Si la hermana a la que respetaba me apoyaba, no podía defraudarla.

No pasa nada. He hecho lo que he podido.

En los diez días transcurridos desde mi primera media derrota a manos de Eskar, había estado preparando un contraataque prácticamente sin dormir. Había cambiado mis costumbres y practicado más magia que nunca desde que conocí a mi profesor hace un año. Era cierto que antes había huido de la magia, pero ahora tenía la confianza de decir que había trabajado en ella más que nadie. Y así, en lugar de mis habituales bravatas, podía decir con todo mi corazón…

“Puedes contar con tu hermana mayor. Terminaré antes de que te des cuenta.”

***

“Nos sorprendió a todos ganando sus dos primeros partidos con facilidad, y a pesar de las cinco derrotas consecutivas en la primera mitad del octavo partido, ¡todavía podría remontar aquí en la segunda mitad! ¡Es la matagigantes, Erin Fortlord!”

El recinto aplaudió con fuerza cuando el locutor me presentó por los altavoces. Respiré profundamente por última vez y comencé a caminar. Cuando salí a la arena, la iluminación me marcó las retinas. Era tan brillante. La atención, el honor en juego, todo… Me sentí indigna.

Me sacudí los nervios y subí las escaleras de mi castillo con la cabeza bien alta. Cuando llegué al balcón, me asomé y vi a mi oponente, Eskar Burnout, en su propio balcón al otro lado de la arena. Era un hombre con gafas, con notables arrugas de risa y una expresión severa.

“Oye, tú, el de ahí.” Dije. “Apuesto a que te sientes muy seguro de ti mismo en este momento, ¿no?”

Su ceño fruncido se movió. Parecía que me había oído.

“Sólo quiero dejar esto claro: voy a ganar esta segunda mitad. Si no quieres enfrentarte a la derrota, te recomiendo que abandones ahora.”

“¡Vaya! ¡Qué atrevida declaración de guerra de la matagigantes!” Se lamentó el locutor, enardeciendo al público.

Bien. Si no podía hacer un gran espectáculo de la segunda mitad, ni siquiera reclamar las cinco rondas me aseguraría un asiento en los Siete Sabios. Necesitaba crear tanto bombo como fuera posible.

“¿Oh? ¿Así que todavía no te has rendido?” Respondió Eskar.

No era tan tonto como para dejarse sacudir por una pequeña provocación. Era el mago astuto que se había guardado en la manga un hechizo mortal como Zona de Transferencia sólo para la Selección del Séptimo Sabio. No se sabía cuánto se había preparado para este torneo, pero estaba segura de que no se volvería arrogante y descuidado sólo por ganar la primera parte.

“¿Por qué iba a rendirme si voy a ganar?” Levanté a propósito un lado de mi boca en una sonrisa de satisfacción. “Tu Zona de Transferencia es realmente increíble. Cuando se trata de un Desafío, puede que incluso sea el hechizo más fuerte que existe. Pero también tiene sus debilidades, ¿no?”

“¿Debilidades, dices?”

La mirada de Eskar vaciló por un instante. Parecía que ya era consciente de ello.

“Así es. ¿Recuerdas cómo me congelé en la primera mitad? Sólo lo parecía. En realidad estaba usando Análisis para estudiar su Zona de Transferencia.”

Análisis era un hechizo utilizado principalmente por los investigadores de magia. Revelaba las funciones de un hechizo y la fórmula utilizada para activarlo. Los hechizos de ataque normales no eran tan difíciles de descifrar, pero los grandes hechizos—especialmente los originales—requerían una gran cantidad de experiencia para ser descifrados.

Eso, o una plétora de Análisis impulsados por Reserva de Maná Superior.

“Estoy segura de que lo sabes, pero Zona de Transferencia tiene dos puntos débiles.” Con eso, levanté dos dedos demostrativos. “En primer lugar, Zona de Transferencia no se puede utilizar con Puerta. La magia espacial es sorprendentemente delicada, ¿no? Las distorsiones espaciales interfieren entre sí, así que hay muy poca compatibilidad.”

Probablemente por eso Eskar no se había molestado en lanzar Puerta con Zona de Transferencia en ninguno de sus combates anteriores. Zona de Transferencia era fuerte, pero habría sido demasiado poderosa si se pudiera deformar en cualquier dirección con Puerta. Tenía que tener algunos inconvenientes, y ése era uno.

“En cuanto al segundo… será más fácil mostrarlo que contarlo. Así que empecemos esta pelea, ¿de acuerdo?”

“¡C-Claro que sí!” Dijo el locutor, alterado.

En ese momento, tenía el recinto envuelto en mi dedo. Los espectadores que ahora dudaban de la victoria de Eskar estaban pendientes de cada uno de mis movimientos. Podía sentir sus miradas sobre mí.

“¡Ahora, que comiencen las segundas rondas del octavo partido!”

Cuando escuché esas palabras, lancé mi primer hechizo: “Marcha del Escarabajo.”

Una niebla negra surgió del círculo mágico en el extremo de mi bastón. Se retorcía y ondulaba mientras rodeaba mi castillo.

“No te preocupes.” Dije. “Esto no es un ataque. Acabo de convocar una horda de escarabajos.”

En ese momento, Eskar hizo una mueca y detuvo su mano, levantada para lanzar un hechizo. El cubo transparente de Zona de Transferencia simplemente flotó en el espacio frente a él.

“¿Qué pasa? ¿No vas a atacar?” Presioné. “¿O te has dado cuenta de que ya no puedes usar Zona de Transferencia?”

Allí, mostré una sonrisa atrevida. Ahora estaba seguro de mi victoria.

“Debilidad número dos: Zona de Transferencia no puede deformar seres vivos. En realidad es un hechizo sorprendentemente limitado, ¿no?” Me burlé.

Zona de Transferencia era temible, pero no era perfecta. Como era un hechizo original, tenía varias restricciones, entre ellas que no podía afectar a las criaturas animadas. Así es. El hechizo más fuerte de todo el Desafío sería absolutamente inútil en el combate real.

Esa era probablemente la verdadera razón por la que Eskar nunca había utilizado Zona de Transferencia antes de la Selección del Séptimo Sabio. Su aplicación era muy limitada, así que nunca había tenido ocasión de utilizarla. Y ahora mismo, tanto el interior como el exterior de mi castillo estaban absolutamente cubiertos de escarabajos que había convocado. Eso significaba que no había forma de que Eskar llegara a él con Zona de Transferencia.

“Entonces lucharé como hasta ahora.” Declaró Eskar.

Con eso, descartó Zona de Transferencia y lanzó Puerta alrededor de su castillo. Estaba cambiando su carta de triunfo por su mano normal. Fue una jugada inteligente teniendo en cuenta la versatilidad de su estrategia con Puerta. Sólo había un pequeño problema.

“¿Ya te has olvidado de la debilidad número uno?” Pregunté.

Eskar me miró con ojos temblorosos, claramente sin comprender el alcance de la situación. Iba a tener que explicárselo todo.

Puerta no puede usarse junto a Zona de Transferencia.’

Marcha de Escarabajos era una magia de invocación. Los escarabajos que invocaba permanecían durante un periodo de tiempo limitado después de ser invocados. Eso significaba que era libre de levantar mi bastón y lanzar otro hechizo una vez que estuvieran en su lugar…

“¡Zona de Transferencia!”

Un cubo transparente apareció al final de mi bastón. Todo el recinto se quedó en silencio.

Hubo el suficiente silencio como para oír a Eskar tragar.

“Y como Puerta no funciona en Zona de Transferencia, no puedes usarla para bloquear esto, ¿verdad?”

El color se desvaneció inmediatamente de la cara de Eskar. Parecía que por fin se había dado cuenta.

“Estás a punto de perder ante un gran hechizo de tu propia creación.” Dije. “¿Cómo se siente?”

“Esto no puede ser…”

Su sorpresa era perfectamente comprensible. Había pasado años desarrollando Zona de Transferencia y otro tanto entrenando con ella para que fuera utilizable, y yo se la había robado delante de sus narices en diez días. Era una pesadilla para cualquier mago, especialmente para uno que creía que lo único que importaba en el camino de la magia era el tiempo.

Con los años que había ahorrado gracias a Fondo de Maná Superior, la capacidad de utilizar magia espacial a través de Aptitud Mágica Elemental Universal, y lo que había aprendido a través de repetidos lanzamientos de Análisis… esta victoria era mía.

“¡Adelante!”

Los cubos mágicos de mi Zona de Transferencia volaron hacia el castillo de Eskar en un instante.

“¡Transfiere!”

Y en el siguiente instante, toda la estructura se derrumbó.

“Gracias por enseñarme una forma segura de ganar un Desafío. Eso fue mucho más fácil que combatir tu Puerta de frente.”

Si Eskar hubiera guardado un segundo as en la manga, habría tenido problemas. Pero parecía que Zona de Transferencia era todo lo que tenía.

El hombre de la túnica cayó tranquilamente de rodillas en la arena.