Wortenia Senki (NL)

Volumen 18

Capítulo 3: Lazos De Sangre

Parte 1

Una mujer estaba sentada junto a la ventana, con aspecto agotado. El aire que la rodeaba era oscuro y opresivo. En el momento en que Chris Morgan, con una pila de documentos contables en las manos, abrió la puerta de su despacho, le dirigió una expresión de preocupación.

Romper el acuerdo con él sigue pesando sobre ella.

La cara de Ryoma Mikoshiba, a quien había visto por primera vez en mucho tiempo justo el otro día, pasó por la mente de Chris.

Dadas las circunstancias, Ryoma podría haber reducido a Chris en ese mismo instante, pero tras leer la carta de Helena, Ryoma había dicho que lo entendía y había dejado marchar a Chris ileso.

Chris nunca olvidaría la expresión de Helena cuando le contó lo sucedido. Sus facciones estaban llenas de pesar y arrepentimiento. Parecía una pecadora enfrentada a la enormidad de su pecado.

Aún hoy, parecía atormentada por su elección.

Entiendo que para Lady Helena, fue una decisión dolorosa de tomar…

Como general de Rhoadseria, había corrido por el campo de batalla y, en el proceso, había conocido a un héroe llamado Ryoma Mikoshiba y había elegido un nuevo camino en la vida. Tomó esta decisión después de muchas deliberaciones: traicionar al país que había defendido durante tantos años.

Por muy inadecuado gobernante que hubiera sido Lupis Rhoadserians, traicionar al propio país era un grave delito. Era natural que Helena se lo pensara dos veces antes de hacerlo. A pesar de ello, Helena había elegido a Ryoma antes que a su país porque estaba encantada con sus habilidades y su potencial. Sin embargo, al final, la auspiciosa revelación de la supervivencia de su hija había anulado esa elección.

Helena se había volcado en el trabajo, agotándose y tratando de ahogar la culpa. Chris podía entender cómo se sentía.

¿Qué opción habría sido mejor?

Sinceramente, Chris no lo sabía. Dado lo mucho que Helena se había alegrado al saber que su hija seguía viva, no había una respuesta fácil a esa pregunta. No sólo era difícil para él; como la que había tomado esa decisión, Helena también estaba atormentada por ello. Si esta elección no fuera tan dolorosa, habría puesto en duda todo el sufrimiento que había sentido hasta ahora.

Pero nunca habría imaginado que la vida de Lady Saria tendría este tipo de consecuencias.

Chris no pudo evitar pensar que, dado que la presencia de Saria sembraba el caos en la situacion, tal vez hubiera sido mejor que estuviera muerta. Por supuesto, no podia decirle eso a Helena.

Solo el hecho de que ese terrible pensamiento se le hubiera pasado por la cabeza ya ponia en duda su humanidad basica.

Siendo realistas, la supervivencia de Saria había creado una serie de problemas. Sobre todo, hizo que Helena cambiara su forma de tratar a Akitake Sudou. Al fin y al cabo, era él quien había protegido a su hija. Mientras no hiciera nada demasiado espantoso, Helena no podía tratarlo con insensibilidad, sobre todo ahora que Saria Steiner era asistente de la princesa Radine.

Parece demasiado bueno para ser verdad…

Para el observador imparcial, esta sospecha era natural. Su hija, de la que se decía que había muerto hacía más de una década, había aparecido de repente sana y salva en un momento tan perfecto. Sin embargo, no es que no hubieran ocurrido cosas similares en el pasado. Hubo casos en los que ciudades fueron destruidas por monstruos gigantescos, sólo para que niños a los que se daba por muertos aparecieran vivos y regresaran al lado de sus padres una década después.

Normalmente, esto sería un milagro reconfortante, pero la supervivencia de Saria Steiner era demasiado buena para ser verdad, incluso con pruebas como su parecido físico con la hija de Helena y el colgante. Lo más sospechoso de todo era el hecho de que el hombre que informó a Helena de la supervivencia de su hija era de origen desconocido y de alguna manera había conseguido colarse en el palacio.

Puede que Furio Gelhart haya sido degradado de duque a vizconde, pero era el líder de la facción de los nobles y el hombre que respaldaba a la princesa Radine. Al parecer, Akitake Sudou era su consejero, por lo que la entrada de Sudou en palacio no es tan sorprendente.

Pero incluso entonces, parecía que se habían superpuesto demasiadas coincidencias para hacer posible este reencuentro.

¿Quién es Sudou, para empezar? ¿Está de nuestro lado o es un enemigo? ¿Por qué se le permite estar en el palacio? ¿Cómo es que no fue juzgado?

Probablemente, esta pregunta inquietaba la mente de muchas personas de la corte de Rhoadseria. En términos formales, Akitake Sudou no tenía ningún estatus ni cargo oficial. En el mejor de los casos, era un asistente de Radine Rhoadserians tras ser reconocida oficialmente como princesa, y un ayudante enviado por el vizconde Gelhart.

La posición de Sudou era demasiado vaga. No era un caballero que custodiara a la princesa o al vizconde, ni tampoco un chambelán. Ni siquiera estaba claro si el vizconde Gelhart le había ordenado realmente actuar. Parecía no estar casi nunca al lado de la princesa Radine o del vizconde Gelhart, sino que se paseaba por el palacio a su antojo. Llegados a este punto, ¿se le podía considerar su asistente?

Sin embargo, nadie expresó su descontento o sus dudas con respecto a él. De hecho, muchos de los nobles y caballeros que no tenían territorio se identificaban con Sudou. Al parecer, Mikhail Vanash era especialmente cercano a él. No eran amigos, pero la red de información de Chris le había dicho que Mikhail se reunía periódicamente con Sudou, y recientemente, Meltina Lecter también formaba parte de esas reuniones.

He oído que Sudou fue quien ayudó al vizconde Gelhart a jurar lealtad a Su Majestad a cambio de liberar a Mikhail de su cautiverio.

Durante un tiempo, Mikhail había sido condenado al ostracismo como criminal de guerra por sus actos durante la guerra civil.

Aunque Mikhail era el culpable, lo cierto era que si Akitake Sudou no se hubiera dirigido a la reina Lupis con aquel trato, su destino se habría considerado el de un caballero que murió valientemente en acto de servicio. En lugar de eso, la Casa Gelhart se había abalanzado sobre él y había solicitado un trato a cambio de su regreso a salvo.

Bueno, normalmente, nadie habría aceptado ese trato.

La reina Lupis no sólo habría destruido a sus enemigos, la facción de los nobles, sino que también habría reclamado la cabeza de su líder. Esa habría sido la forma más segura de asegurar que su oposición fuera eliminada permanentemente.

Además, en aquel momento, el vizconde Gelhart estaba entre la espada y la pared. Su fortaleza en la ciudadela de Heraklion no había conseguido reclutar a los plebeyos, y muchos de los nobles afiliados a su facción habían empezado a retirarse a sus dominios por miedo a que la situación se volviera desfavorable para su bando. Mantener un asedio en esas circunstancias habría sido imposible para el vizconde. En cuanto hubiera comenzado la batalla, el destino de Gelhart habría quedado sellado. Sea como fuere, la reina Lupis había acabado aceptando su juramento de fidelidad a cambio del regreso a salvo de Mikhail.

Mirándolo de esta manera, Sir Mikhail no era del todo responsable.

Sin embargo, la gente a menudo se saltaba el sentido común si eso les permitía culpar a alguien, de modo que aunque Mikhail no había dado voluntaria o intencionadamente al vizconde Gelhart la oportunidad de oro que necesitaba, la gente seguía culpándole fríamente por haberla propiciado.

Pero supongo que tampoco se puede decir que no fuera responsable. Abandonó su misión de reconocimiento para ir a por su rival, cargó con sus fuerzas contra el enemigo y se hizo capturar.

Independientemente de si los fallos de Mikhail eran el resultado de su propia estupidez, el hecho era que Akitake Sudou había hecho posible la oportunidad de su regreso para empezar.

Oír que Sudou y Mikhail están confabulados me parece un poco raro.

Dadas las circunstancias, si Chris hubiera estado en el lugar de Mikhail, no habría podido mantener la compostura ante Sudou. Es cierto que no habría considerado a Sudou como un enemigo, pero ciertamente se habría sentido reservado a su alrededor y habría evitado interactuar con él. En todo caso, no habría elegido relacionarse activamente con él.

Sí, no a menos que tuviera una muy buena razón…

Todo tipo de razones podrían haber empujado a Mikhail a asociarse con Sudou, pero el problema era que, como resultado, la reina Lupis había dejado que una amenaza latente se colara en su régimen.

Dicho esto, ahora mismo tengo que lidiar con este problema.

Colocó los papeles en el lugar destinado a los documentos que requerían la atención de Helena y, a pesar de sentir que podía ser atrevido por su parte, habló con su respetado superior.

“Creo que le estás dando demasiadas vueltas a esto. Sé que anoche trasnochaste, pero si sigues así, dañaras tu salud”.

Chris echó un vistazo a la pila de documentos que había sobre el escritorio.

Manejar tantos por su cuenta es demasiado.

Una pequeña montaña de documentos se apilaba sobre el escritorio frente a Helena. A una persona normal le llevaría días revisarlos y, lamentablemente, nada podía hacer desaparecer por sí sola aquella pila de papeles. Cuantos más documentos fueran procesados, más tendrían que pasar por Helena para su aprobación.

Tras haber sido restituida como general de Rhoadseria, Helena Steiner debía ayudar a la reina Lupis, comandante de la próxima subyugación del norte. Esto le daba la dirección de la guardia real y de la guardia del monarca, así como de los ejércitos de los nobles que se habían jactado de cómo matarían al barón Mikoshiba. En consecuencia, Helena estaba inundada de trabajo.

A estas alturas, trabajar toda la noche era algo cotidiano para ella. Si se obligaba a acostarse, tenía que levantarse una hora más tarde. Sus comidas también quedaban relegadas a los breves descansos entre trabajo y trabajo. Incluso con la taumaturgia marcial y un físico mucho más saludable de lo que su edad podría sugerir, esto seguía siendo agotador para el cuerpo envejecido de Helena. Sin embargo, por mucho que Chris la amonestara por ello, Helena no tenía ninguna intención de cambiar su forma de actuar. Era como si quisiera castigarse a sí misma.

No es que no entienda por qué.

Helena ignoró la preocupación de Chris. “Sí, gracias. Tendré cuidado”, murmuró. No parecía molesta con Chris, pero a pesar de sus palabras complacientes, sus manos se movían igual. Ya habían tenido esta conversación una y otra vez.

Sin nada más que decir, Chris lanzó un profundo suspiro, hizo una reverencia y salió de la habitación.

Caminando rápidamente por los pasillos del palacio, Chris se dirigió a su habitación mientras pensaba en lo que acababa de ver: la montaña de documentos alineados ante Helena.

Realmente parece que establecer y entrenar a las nuevas órdenes de caballeros está pesando mucho sobre Lady Helena.

Normalmente, otra persona se encargaría de este tipo de trabajo, pero como la reina Lupis pidió que se hiciera perfectamente, Helena se había hecho cargo ella misma.

Dado que la reina Lupis desea aumentar su autoridad como soberana, reforzar las órdenes de caballeros es un asunto de gran urgencia para ella.

A pesar de pretender ser una monarquía autoritaria centralizada, el sistema político de Rhoadseria se acercaba más al feudalismo.

Algunos nobles con cargos en palacio no poseían tierras y, aunque sus altos cargos apoyaban a la administración, la mayor parte de la aristocracia de Rhoadseria estaba formada por gobernadores que regían los territorios del país. Mantenían sus propios ejércitos, recaudaban impuestos de sus dominios e influían en la ley dentro de sus territorios con su poder discrecional.

Son como reyes gobernando países pequeños.

No tenían autoridad para negociar con otros países, pero ni siquiera eso estaba totalmente controlado por la casa real. Por ejemplo, el vizconde Winzer, que gobernaba la ciudad fronteriza meridional de Galacia, tenía gran autoridad sobre los asuntos militares y diplomáticos.

En un mundo en el que las comunicaciones a larga distancia se limitaban a las palomas mensajeras, el palacio no podía gestionar por sí mismo las regiones fronterizas. En el peor de los casos, si el reino de Tarja declarara repentinamente la guerra, un mensajero tardaría demasiado en llegar a la capital y regresar con instrucciones. Si el conde Winzer tuviera que esperar a recibir permiso para entablar un combate defensivo, los invasores habrían invadido demasiado para poder ser detenidos cuando lo recibiera. Debido a este retraso, los gobernantes de Rhoadseria no tuvieron más remedio que conceder a los gobernadores fronterizos el derecho a mantener un ejército, como habían hecho durante generaciones.