Youjo Senki (NL)

Volumen 7

Capítulo 5: Punto De Inflexión

Parte 4

ALREDEDOR DE LA MISMA HORA, FRENTE ORIENTAL, POSICIÓN DE AVANZADA DEL EJÉRCITO IMPERIAL (EN EL CRUCE)

Incluso defectuosa, ¿qué es una victoria sino una victoria? Sobre todo si es una victoria definitiva que probablemente pasará a la historia.

El frente oriental es más amplio que aquellos en los que aniquilamos al Ejército Republicano, pero cuando el enemigo llevó a cabo una ofensiva de todo o nada, lo rodeamos en un retroceso. Esa es prácticamente una fórmula de oro para aplastar al ejército de campaña enemigo.

Habiendo llegado hasta aquí, el Ejército Imperial ha realizado su deseo largamente acariciado.

En el ámbito estratégico, ésta ha sido nuestra segunda operación de cerco y aniquilamiento. Y lo que es más, la victoria viene acompañada de un enorme salto adelante en comparación con la vez que lo hicimos cuando nuestro propio territorio estaba siendo atacado.

Bien está lo que bien acaba. Nadie está pensando en errores triviales durante el último paso. Al final, fue un avance tan brillante en el este, que estaba estancado no hace mucho tiempo.

Esto es lo que se siente al recibir un sorbo supremamente dulce cuando te mueres de sed en el desierto. O tal vez sea incluso mejor que

eso. Una victoria completa es un vino seductor que puede sumergirte en sentimientos de omnipotencia.

Hemos ganado, nuestros enemigos han perdido, y el nombre del Reich, corona del mundo, ha sido proclamado a lo largo y ancho. En este punto, la Federación tendrá que empezar a pensar en un compromiso.

Incluso la Teniente Coronel Tanya von Degurechaff está exultante, esperanzada en que el Tratado de Brest-Litovsk está a la vuelta de la esquina.

Fue una victoria magnífica.

A nivel operativo, debe haber sido definitivo. “¡Ja, ja, ja! ¡Maravilloso! ¡Esto es maravilloso!”

Con una sonrisa como si hubiera conseguido exactamente lo que quería, Tanya se acaricia las mejillas relajadas a su pesar.

¿Cuándo fue la última vez que sonreí de corazón?

Después de ser arrojado a este estúpido mundo por Ser X, he estado luchando en el Reich con su lío de vecinos locos, y finalmente, finalmente, hay algo de luz al final del túnel.

Estoy listo para levantar una fuerte ovación.

Aunque hayamos dejado escapar a algunos de los remanentes derrotados, lo único que tenemos enfrente es la Federación, que ha perdido su ejército de campaña. Si el Consejo de Autogobierno se

anima con nuestra victoria militar y se vuelve aún más pro-Imperio, la paz y la seguridad deberían ser posibles después de la guerra.

… Serán al menos veinte años de paz. Con ese tiempo, se asegurarán una espléndida posición en la sociedad, desertarán, se harán un nombre, o seguirán con una vida pacífica y recluida; tendrán la libertad de elegir cómo vivir.

Libertad. Sí, la libertad de oro.

Y así, con la cámara que la Teniente Primero Serebryakov se ha procurado en algún lugar colgada del cuello, Tanya y los demás oficiales del Salamander Kampfgruppe tienen incluso tiempo suficiente para hacerse una foto conmemorativa.

“Coronel, ¿le gustaría tomar una foto?”

“¡Por favor, hazlo!” Tanya responde a su ayudante de cámara, prácticamente gritando: ¡Merece la pena conmemorarlo! en su exaltado estado de ánimo, de pie en el puente que capturaron y posando.

“¡Qué gran trabajo han hecho los chicos del aire asegurando esta posición sin problemas! ¡Y nunca pensé que tendríamos tanta película!”

“Me recuerda a Moscú.” “¿Moscú, Teniente?”

“Sí.” Serebryakov asiente con una sonrisa sin afectación. “Porque usamos una película que tomamos prestada de la Federación.”

“… Oh, eso es lo que quieres decir, cierto.”

Puede que las fotografías y el vídeo sean medios diferentes, pero los dos sucesos compartían el hecho de haber jugado con el equipo adquirido sobre el terreno. Como decía Sun Tzu, poder procurarse suministros en territorio enemigo es una gran ventaja. Es eficiente, rentable y, lo mejor de todo, no te quita nada de tu propio bolsillo. Tanya está de tan buen humor que le pide a Serebryakov algo que normalmente no haría.

“Cuando las fotos estén reveladas, tráeme unas cuantas. Me gustaría colgarlas.”

Puede ser muy diferente de las selfies en las redes sociales, pero siempre es una buena idea tener algo de material para mostrar. Las pruebas fotográficas para hablar de la propia carrera con un aire mundano son increíblemente importantes. Es una aplicación práctica de la teoría de la señalización, o quizás una extensión de la misma.

“¡Por supuesto! Por favor, ¡espere un acabado de la más alta calidad!”

“¡Lo haré, naturalmente!”

Entonces sonríe y hace algunas poses. Tal vez se exceda un poco, y justo cuando se da cuenta de que otras personas también están mirando…

“Está de muy buen humor, ¿eh, Coronel?”

“¡Ja, ja, ja! Ya lo creo, Mayor Weiss. Voy a decir esto, ya que es usted con quien estoy hablando… pero sería una horrible aguafiestas si no estuviera feliz ahora mismo.” Cuando ella pregunta: “¿No crees?” con una mirada de reojo, todos se ríen, con miradas orgullosas en sus rostros.

Gran coordinación, piensa, aunque no puede pasar por alto el rostro severo de un oficial de rango medio que ve por el rabillo del ojo.

… Al parecer, me oyó burlarme de él alto y claro.

“Hola, Coronel von Degurechaff. Felicidades por la victoria.” “¡Oh, si es el Coronel Calandro!” Saluda ostentosamente como si acabara de darse cuenta de su presencia.

Saluda tan sinceramente… debe ser bueno en poner la persona adecuada para la ocasión. “Te felicito en nombre de tu aliada Ildoa.”

“Gracias. Los chicos del aire realmente lo lograron. No, debe haber sido la coordinación orgánica entre todas las tropas y nuestros aliados.”

“Quizás.” Murmura Calandro. El estimado invitado ildoano ha trabajado mucho, pero… Tanya y los demás han conseguido una victoria tan destacada que están un poco emocionados. “Permítanme felicitarles por el espléndido trabajo que han realizado. Hay que ver, sólo el oír es… nada comparado con el ver. Quien dijo que una imagen vale más que mil palabras tenía la idea correcta.”

“¿Oh?”

“El personal, el trabajo en equipo, el apoyo—siento que he obtenido una visión de alto nivel de la combinación de estos factores elementales.”

“Es un honor.” Responde Tanya hábilmente con una sonrisa. “Muchas gracias por sus amables palabras.”

“… No tienes que quedarte en la ceremonia. Son sólo mis sentimientos genuinos.”

“Bien.”

“Felicidades, Coronel von Degurechaff. Su estado realmente lo ha hecho. Estoy seguro de que ahora un alto el fuego es sólo cuestión de tiempo… Se podría decir que hay una salida diplomática a la vista, ¿verdad?”

“Si no nos tropezamos. Con el debido respeto, aún no está a nuestro alcance.”

“Pero prácticamente, lo está, ¿no?”

“La diferencia entre casi sujeto y realmente en la mano es sutil pero muy real.”

Hace tiempo, el Imperio dejó escapar a una rata llamada De Lugo. Cuando nos dimos cuenta de que se parecía menos a una rata y más a un tigre, se enviaron tropas al continente del sur. Y ahora se ha hecho evidente que unas cuantas divisiones allí no serán suficientes.

Ante ese fracaso, quiere asegurarse de que esta vez, su victoria sea completa. Los deseos se hacen realidad si no te rindes. El ejército tiene la abrumadora ventaja necesaria para conseguir que la Federación acceda a un alto el fuego. Tras conseguir esa difícil victoria, el resto depende de los diplomáticos.

“Hasta que se acuerde el alto el fuego y se alcance la paz, seguimos en guerra. Y si es una guerra, los soldados deben seguir luchando para ganar.”

“No eres de los que bajan la guardia, ¿eh? Eso es algo bueno.” Tanya vuelve a mirar a Calandro. ¿Por qué iba a hacerlo?

Tanya no es tan imbécil como para descuidar el aprendizaje de sus errores y dejar escapar la victoria dos veces. La matrícula del profesor llamada experiencia es demasiado alta. Pagar dos veces por la misma lección no es rentable en absoluto. O, en realidad, es un despilfarro.

“La seguridad es el mayor enemigo, dicen siempre. ¿Y no es la verdad dondequiera que se mire?”

“Ya veo.” Calandro esboza una sonrisa cansada. “Tienes razón. En general, tienes razón. Pero… ¿puedo decir algo?”

“Por supuesto.”

“Eres joven. No, no quiero que te lo tomes a mal. Lo que realmente quiero decir es que mira todo lo que has logrado a tu edad. Es digno de elogio. Pero hay cosas de las que sólo te darás cuenta cuando te hagas mayor.” Se ríe como si fuera el balbuceo de un hombre mayor.

Tanya considera cuál es la mejor manera de replicar, pero se da cuenta de que ninguna de las opciones la beneficia, así que responde con una sonrisa educada y vaga.

El silencio es oro. El oro es la justicia.

“En última instancia, lo que gana es el sentido común. Coronel von Degurechaff, nadie quiere continuar esta ridícula guerra a esta ridícula escala. Si me permite decirlo, la situación actual es anormal.”

“… No tengo casi ninguna experiencia en la sociedad fuera del ejército, así que todo lo que puedo decir es que no debemos confiar en los deseos.”

“Pero con estos resultados, debe ser algo seguro. Habiendo sufrido una derrota tan masiva, incluso la Federación… Ah, pero más que eso es tratar de ver el futuro, y no es el tipo de cosas que los oficiales de rango medio deberíamos discutir de todos modos.” Calandro se ríe, como si dijera que está haciendo demasiadas predicciones. “¿No cree en la victoria de la razón, Coronel?”

“Creo en mi propia razón. Pero no puedo estar segura de otras personas que apenas conozco. Espero que sean razonables, pero confiar en ellos es difícil.”

“Pero la raison d’état es diferente del tipo personal, ¿no? Además.” Tiene una mirada lejana mientras continúa: “Los miembros del Estado Mayor del Ejército Imperial, al menos, parecen razonables… Ahhh, errr, ahora en serio estoy diciendo demasiado.”

“Hmm, eso es un problema para mí. Si un coronel va a callar, ¿entonces una simple teniente coronel como yo no tendrá que ser aún más silenciosa?”

“Ahí me has pillado. No suelo ser tan hablador. Aunque sería una mentira decir que no tengo una opinión. Sé que debería estar celebrando tus logros… Felicidades, es todo lo que puedo decir.”

Para los oportunistas, incluso si la victoria definitiva del Ejército Imperial no es una noticia horrible, es difícil llamarla buena. Esta es probablemente una posición embarazosa para un soldado de Ildoa.

Es una farsa estúpida, pero Ildoa —incluso así— y el Imperio son naciones aliadas.

“Para ser sincero, no pensé que esto fuera a suceder.”

“¿No pensaste que pasaría?” Interesante. Tanya participa. Está increíblemente interesada en saber en qué se basó Ildoa para intentar aprovecharse de la situación. “¿Esta es una oportunidad para que pregunte discretamente cómo cree el Estado Mayor de Ildoa que irá la guerra?”

“Nein, si me permites rozar la pregunta como hacen en tu país. No dudo ni un minuto de la victoria de nuestro aliado.”

“Claro.” Dice Tanya, a punto de darle las gracias. Hoy calandro está siendo muy generoso. Al final, estos tipos son sensatos.

¿Así que no estaban seguros de que el Imperio pudiera lograrlo?

Bueno, es un nivel razonable de cautela, piensa Tanya. Puede que el Ejército Imperial esté en plena carrera contra el mundo entero, pero eso no garantiza de ninguna manera una victoria a esta escala. Y estuvo cerca, así que ni siquiera se puede decir que hicieran suposiciones sin pensar y acabaran equivocándose.

“¿Al menos oficialmente?” “Por supuesto, oficialmente.”

“Discúlpeme. Todo lo que dice es correcto, Coronel.”

Compartir un entendimiento tácito es un vínculo extraño. Encogerse de hombros y hacer un uso liberal del espacio entre líneas es en realidad bastante intelectual y no desagradable.

“Qué maleducada es la Teniente Coronel.” “Bueno, me crie en el campo.”

“… No estoy seguro de qué decir a eso. ¿Es este el tipo de animal que recibe Alas de Plata?”

“Tal vez.”

Quizás sea la expectativa de poder participar en actividades civilizadas como ésta más a menudo una vez que la guerra haya terminado lo que me entusiasma.

Alto el fuego, pacificación y luego paz. Al menos espero que eso sea lo que ocurra.

“Bueno, no puedo competir con eso. Supongo que me iré ahora.”

“Ya que estás aquí, ¿por qué no recorres el campo de batalla? No me gustaría que escribieras en tu informe oficial que el Lergen Kampfgruppe no te enseñó mucho.”

Tanya hace la oferta por pura buena voluntad. Calandro está nominalmente aquí para observar, y nos hace el favor de seguir con la ficción del Lergen Kampfgruppe.

“La suerte ha querido que los principales oficiales del Salamander Kampfgruppe, por debajo del Lergen Kampfgruppe, estén libres. Podría hacer que alguien te llevara por ahí.”

“Aprecio la oferta, pero está bien.” “¿Estás seguro?”

Ese nivel de entretenimiento podemos proporcionarlo sin queja alguna…, pensaba Tanya, así que le pilla desprevenida esta respuesta inesperada.

Estamos hablando del curioso Coronel Calandro. Pensé que estaría interesado.

“Digamos que pasé el día teniendo una buena y larga charla con el Coronel von Lergen. Puedo escribir eso sin problemas.”

“¿Entonces?”

“No interrumpiré tu celebración. Pásenlo bien.”

Ella está a punto de decir: ¿No te unirás a nosotros? Pero ella sabe que no debes hacer cosas que sabes que no le gustarán a nadie, excepto a tus enemigos. Después de todo, la Teniente Coronel Tanya von Degurechaff es una persona con sentido común.

“Gracias. Lo haremos.” “Por favor, háganlo.” “Sí, señor.”

Así, con los ánimos aún exaltados, el Salamander Kampfgruppe, con Tanya a la cabeza, levanta un grito triunfal en dirección a los confines del territorio de la Federación.

Hemos aniquilado a varios cuerpos.

Hemos adquirido un camino para invadir. Y, sobre todo, los suministros militares que pudimos apoderarnos son como una lluvia bendita sobre la organización logística del Ejército Imperial.

“¡Coronel! ¡Una foto más!”

“¡Claro! ¡También tomaré alguna para ti!” Todos se mezclan, radiantes.

Enfocar y fotografiar con una cámara robada —un trofeo de guerra— no es algo que se pueda hacer todos los días. Aunque sabe cómo funciona una de ellas por haberlas utilizado en tareas de reconocimiento, nunca pensó que tendría tiempo para hacer paisajes y retratos; el olor de la civilización casi la hace llorar.

Es una fragancia tan hermosa. “¿Hmm? Espera un minuto.”

Sniff, sniff. Cuando mueve la nariz, detecta un buen olor. Si es real… es algo que no hemos visto en el frente desde hace tiempo…

“¿Eh? ¿De dónde viene eso?”

“¡Es una ración especial del querido partido, Coronel! La robamos del cuartel general enemigo cuando atacamos.”

La cámara, el alcohol, en su mayoría proporcionados por la Federación. Ahhh. Tanya se estremece ante el delicioso horror de la economía bárbara incluso mientras la disfruta.

“¡Teniente Serebryakov! ¡Usa todos nuestros fondos! ¡Compra el alcohol de la zona y sírvelo al Kampfgruppe!”

“¿Está segura, señora?”

“¡Por supuesto! Ah, y una cosa antes de que se me olvide. Los chicos del aire también hicieron un gran trabajo. Quiero presentarles nuestros respetos.”

“Ciertamente. Les distribuiré algunos en el espíritu de compartir.”

Los Comunistas son horribles precisamente porque puedes empezar a pensar, aunque sea en broma, que el comunismo podría no ser tan malo. Si la práctica improductiva de tomar de los poseedores se mantuviera por siempre, la eficiencia de la distribución en una economía de saqueo así sería fantástica.

“¡Teniente Serebryakov, también siéntase libre de usar algunos de los fondos clasificados del tesoro del Kampfgruppe! ¡Encuentra algo

que podamos picar! ¡Estoy segura de que nuestros compañeros de tropa han saqueado más de lo que pueden conseguir incluso con sus números!”

Circunvalar múltiples bases de suministros de la Federación significa que nos hemos apoderado de una tonelada de suministros. Es sólo un extra, pero es una de las razones por las que la situación alimentaria es mejor en el frente que en el hogar.

En cualquier caso, maravillosa victoria, maravillosa fiesta, y el olor de la civilización.

La victoria es así de grande.