Youjo Senki (NL)

Volumen 7

Capítulo 3: Esfuerzo e Ingenio

Parte 4

Contenta de ver que sus tropas muestran ese espíritu de llegar cinco minutos antes, Tanya asiente y considera llamar a su ayudante para que le prepare un café.

En momentos como éste, está bien adoptar ese aire de observador relajado… Y tal vez esa negligencia es lo que la mete en problemas.

“Coronel von Degurechaff, ¿podemos hablar?”

Cuando el observador real entra en el cuartel general provisional y le habla, Tanya lucha contra el impulso de responder con sus verdaderos sentimientos —¿Otra vez?— y le saluda como es debido.

“Claro, Coronel. ¿Qué puedo hacer por usted? Lo siento, pero estamos a punto de movernos, así que si puede hacerlo rápido, lo apreciaría bastante.”

“Por supuesto. Hagámoslo rápido.” “Genial.”

Cuando él le dice que “eche un vistazo a eso”, ella se gira en la dirección que él señala. En el barrio residencial que están a punto de invadir, ve… ¿una iglesia?

“… ¿Parece que una iglesia está siendo objeto de un bombardeo?”

“Ah, entiendo tu preocupación. Pero…” Tanya sonríe. “No se preocupe. No pasa nada.”

“¿Eh?”

“Según la ley de la Federación, eso es propiedad del Estado. Lamentablemente, la Federación no tiene el concepto de propiedad de la iglesia.”

“Espere… ¿De qué está hablando, Coronel?”

Calandro, con la mirada perdida, debe ser un hombre con sentido común. En este punto, Tanya puede entender muy bien su confusión. Una persona normal y civilizada no puede alabar sanamente el rechazo de la propiedad personal.

El ascenso del Comunismo de la Federación es francamente aterrador, ¿no es así?

“Interpretar la Ley de Guerra es el trabajo de Legal. El aviso que nos dieron fue que, dado que es prácticamente imposible distinguir entre propiedad privada y estatal en el código civil de la Federación, atacar instalaciones no viola la…”

“¡Espera!”

Ella levanta la vista cuando él la interrumpe. “¿Hmm? ¿Me he equivocado en algo?”

“Coronel von Degurechaff, debe saberlo, pero atacar a propósito al personal religioso es una flagrante violación de la Ley de Guerra, estoy bastante seguro.”

“Sí, eso es absolutamente correcto. ¿Eso es lo que te preocupaba?” Tanya asiente con la cabeza, como si finalmente entendiera su preocupación.

Calandro rebosa de espíritu respetuoso con la ley; alertarla de una posible ilegalidad por un sentido del deber como buen ciudadano es absolutamente un acierto. Pero… Tanya también es una profesional que respeta la ley.

“Es correcto temer que haya personas relacionadas con la iglesia. Pero cuando lo comprobé, no vi ningún emblema especial.”

Mirando fijamente la cara inexpresiva del coronel, dice: “No estoy bromeando” y saca un par de prismáticos. Observa las torres de la iglesia y todo lo que puede ver desde su base, pero no ve ningún emblema que les prohíba atacar.

“He hecho que varios oficiales echen un vistazo para confirmarlo. Ya que estás aquí, te agradecería que también lo comprobaras. ¿Te importa?”

“…Si encuentro algo, ¿significa que el bombardeo se suspenderá?”

“Por supuesto. Nunca ordenaría a mis subordinados disparar a sabiendas sobre un lugar de culto. Con su confirmación, estaremos aún más seguros, lo cual es genial.”

No está mintiendo ni nada por el estilo, sino que agradecería sinceramente su cooperación para comprobar la situación. Con sólo ojos de soldado imperial en la situación, termina siendo un poco parcial. Incluso si esta persona no es lo suficientemente neutral como para ser considerada una tercera parte, las observaciones de un soldado que no es del Imperio serán una prueba estupenda en un informe.

Bueno, en realidad no me gustan los lugares de culto… así que admito que no quiero no bombardearlo, pero aun así.

En realidad, Tanya tiene muchas ganas de bombardearlo.

Aun así, si está amparado por la Ley de Guerra, por muy molesto que sea, contendrá las armas. Hacer la guerra por sentimientos personales la convierte en un conflicto de bestias.

Incluso la guerra tiene un número mínimo de leyes, y Tanya es ajena a los impulsos autodestructivos de aquellos que romperían activamente las reglas.

Las reglas no son para romperlas. Son para obligar a tu oponente a romperlas. Las leyes no son para antagonizar. Son una herramienta para tener como aliado a tu oponente para dejarlo en la próxima semana con el poder de los principios legales.

“¿Así que realmente vas a disparar a la iglesia? Está justo en el centro del pueblo.”

“Sí, podría ser una posición de tiro ventajosa, así que deberíamos aplastarla antes de tiempo.”

“… ¿Así que van a luchar en las calles?”

“Sí, creo que ya hemos hablado de que no es un tema legal en la Federación, pero ¿tenías algún problema con eso?”

“Errr, no, pero… no, aun así…”

Si tu oponente no conoce las reglas, no las cumple o, por la razón que sea, no las utiliza, no hay razón para ser considerado.

“Sólo para confirmar, ¿estás seguro de que no hay personal religioso por allí?”

“Mm.” Tanya hace una mueca de dolor.

“¿Está sugiriendo que podría haberlo?” Es una pregunta capciosa, una técnica utilizada a menudo por abogados y fiscales en los tribunales.

Si ella dice que no, él le pedirá pruebas.

Si ella dice que podría haberlo, él la acusará de ir contra el espíritu de la ley.

La acción no se ajusta al espíritu, a la idea, de la ley. Así que se acerca a con una trampa clásica, pero Tanya confía en que no caerá en su sutil maquinación.

Como la pregunta es típica, la respuesta también está en el libro de texto. Si la conoces, puedes evitar la trampa. Es un ejemplo excelente y preciso de cómo el conocimiento puede salvarte el pellejo.

El conocimiento es un arma. Si vas a entrar en una pelea, debes armarte con cuidado.

“No tengo ni idea de lo que estás hablando. ¿Dices que hay emblemas allí aunque no los haya?”

Sí, la Operación Nunca en un Millón de Años Pensé Eso. Es la defensa más recomendada por los abogados experimentados de la superpotencia de la demanda.

El truco está en no confirmar ni negar y tampoco negarse a declarar. “¿Dices que no los hay?”

Manteniendo una expresión y un tono inexpresivos, Tanya responde con simpleza. “Hay que tener en cuenta que no han mostrado ningún emblema. No puedo descartar del todo las posibilidades más extremas, pero si no hay ninguno exhibido, entonces debemos preguntarnos cuál es su motivo para no mostrarlos.”

“¿En otras palabras?”

“Aunque haya personal religioso presente… creo que es muy probable que los soldados de la Federación estén de guarnición allí. De cualquier manera, mis tropas son más importantes para mí, así que soy de la opinión de que debemos eliminar la posición. Oh.” Añade amablemente una cosa más. “Y respecto a su confirmación visual… ¿ha visto algún emblema?”

“… No, pero…”

“Gracias por su ayuda. Ah, ya casi es hora de irse. Supongo que me vi envuelta en esa discusión… Pero está bien, me tomaré la libertad de volver a mis deberes militares ahora.”

Al ver partir a la Teniente Coronel von Degurechaff, el Coronel Calandro salió aturdido del puesto de mando.

Lo que vio a través de los prismáticos apretados en sus manos fue una zona residencial de la Federación en algún lugar entre un pueblo y una ciudad. Como estaba entrenado para hacerlo, había escaneado la zona, y al ver todas las unidades imperiales en posición, seguía teniendo la sensación de que aquello era inaceptable.

“… ¿Qué está pasando?”

Esto no era la Edad Media. Invadiendo las calles. Cercamientos. Los civiles probablemente quedarían atrapados en el fuego cruzado… Pero la pregunta aún más básica era: ¿Para esto están los ejércitos?

“¿Qué están pensando los Ejércitos Imperial y de la Federación?”

Le parecía recordar haber leído en algún informe que atacar ciudades se estaba convirtiendo en algo normal. Pero al verlo ante sus ojos… se le escapaba de las manos.

“Esto es una absoluta locura.”

No notó que los oficiales imperiales dudaran en absoluto.

No sólo Degurechaff. Todos esperaban la hora acordada con sus cañones apuntando a una zona residencial.

“¿Realmente estos escenarios se van a repetir para siempre? ¿Se calla la moral ante la razón de ser? ¿Cuántos cadáveres hay que amontonar para que esto termine?”

Al dirigir un ataque, los comandantes se ven obligados a estar inusualmente tensos. Todos esperan derrotar al enemigo sin ninguna pérdida, pero obviamente, los deseos no siempre se hacen realidad.

Y es natural que Tanya se preocupe, ya que, aunque figure oficialmente como el Lergen Kampfgruppe, si el Salamander Kampfgruppe se desmorona, será ella la responsable.

¿Es realmente mi trabajo crear un plan de combate con la sincera esperanza de que no contenga ningún fallo, cargar con el equipaje que es el Coronel Calandro, y luego cruzar seriamente los dedos para que el Ser X no aparezca para estorbar?

Realmente me cuesta llamar “agradable” a este periodo de espera. Aunque parezca que el que está a cargo simplemente se relaja, la verdad es que mi trabajo es luchar contra el estrés que pesa sobre mi tracto digestivo.

Por favor, piensa Tanya mientras abre la boca para hablar. “¡Informe de daños!”

“¡Muy pocas bajas, señora!”

¡Qué agradecida está al escuchar eso de su ayudante, que ha tabulado todas las pérdidas de cada unidad!

“¡Buen trabajo!”

No hay nada que reduzca tanto el estrés como que te digan que te has preocupado por nada. Lanza un suspiro de alivio con una enorme sonrisa en la cara.

“Actualmente estamos tratando con los últimos enemigos y reconstruyendo las líneas.”

“No hay necesidad de atrapar hasta el último. Desgraciadamente, si hiciéramos una búsqueda y persecución exhaustiva, nuestras unidades se desintegrarían. Dejemos que los corredores corran.”

“¿Está segura?”

¿Qué opción tenemos? Tanya asiente. Una vez que un lugar es capturado tentativamente, un comandante suele dar prioridad a asegurarlo. Para asegurar un lugar desde el que puedan avanzar y soltar la siguiente flecha, necesita asegurarse de que las tropas podrán moverse.

“Nuestra misión no es buscar y destruir. No hay razón para que las unidades se dispersen sólo porque tengamos tiempo libre.”

Su boca está formando la palabra “por lo tanto” cuando se da cuenta con una sonrisa de que un oficial que ella esperaba que apareciera ha aparecido en su cuartel general provisional.

“Informando de nuevo, Coronel.”

“Buen trabajo, Mayor. Hizo un excelente trabajo guiando a la artillería del Capitán Meybert. Los hombres del Teniente Tospan no deben haber tenido muchos escombros para tropezar.”

“Estupendo.” Responde su vicecomandante; es tan fiable. Mira a su alrededor para comprobarlo, y al ver que el Coronel Calandro no está allí para escucharlos, le hace un gesto a Weiss para que se acerque. “Por cierto, sobre la iglesia…”

“No tiene que preocuparte por eso. Confirmé a mi discreción durante la operación de limpieza. Realmente parece haber estado vacía.”

Tanya no cree que el Mayor Weiss vaya a dar un informe falso por algo así, pero… ¿estaba realmente vacía?

“¿Oh? Me pareció ver algún movimiento.”

“Tumbas abiertas y las secuelas de los bienes funerarios robados.” “¿Qué?”

“¿Tal vez fueron asaltados por los Comunistas antes de que llegáramos? Parecía que enviaban cualquier cosa de valor a la retaguardia.”

“Tiene sentido.” Tanya asiente.

Últimamente las tropas de la Federación no aflojan en su odio hacia el Ejército Imperial. Es decir, no quieren dejar ni una pizca de algo valioso para que el Ejército Imperial lo encuentre. La malicia es tangible.

Esto es lo que significa carecer de amabilidad, caridad y bondad de espíritu.

“Caramba, los Comunistas siempre están un paso por delante de nosotros.”

“¿Eh?”

“¿No les hemos investigado lo suficiente? Al parecer, su propaganda dice que estamos al borde de la derrota. Y…” Continúa con una sonrisa. “Aparentemente, siempre están un paso por delante de nosotros. Así que esos tipos de la Federación dicen la verdad de vez en cuando.”

“Ja-ja-ja. Muy buena.”

Haciendo una mueca, dice: “No, hablo en serio.” En realidad, no tiene reparos en reconocer lo sensatos que están siendo con esto.

Han golpeado la verdad con su propaganda. Incluso los capitalistas no son perfectos.

Pero… Al mismo tiempo, Tanya sonríe. A diferencia de los comunistas, que son incapaces de admitir sus errores, los capitalistas asumen los fracasos como un hecho. Es la aplicación adecuada de la ingeniería humana. Ya está harta de tipos como Ser X, que se consideran perfectos e infalibles. Los puntos fuertes del capitalista son la adaptabilidad, la mejora y la evolución.

Y en lo que respecta a los deberes, los Comunistas están definitivamente un paso o dos por delante de los Capitalistas, incluyéndome a mí, cuando se trata de tener un ideal de cómo deberían ser las cosas. No sería justo no elogiarlos por tener el coraje de acercarse al borde del precipicio.

“Dicho esto, es irritante que tenga que admitir lo eficiente que fue su saqueo. Muy bien, vamos a darle al Coronel Calandro un tour por la iglesia abandonada y demolida y a poner su corazón de ley a gusto.”

“Oh, claro, todavía tenemos que lidiar con ese dolor en el culo.”

“Mayor Weiss, tenga cuidado con lo que dice. Podría causar un incidente internacional.”

“Discúlpeme… Me recuerda una vez más la brecha entre la primera línea y la retaguardia.”

“A mí también, Mayor.” Pero en serio. Tanya se ve obligada a decir con un suspiro: “No puedo creer que pensara que íbamos a bombardear una iglesia…”

“De verdad. Incluso yo aplico las leyes y normas internacionales.”

Exactamente, piensa Tanya. En algún momento, antes de que ella se diera cuenta, Calandro empezó a ver a sus anfitriones como salvajes, y a ella no le gusta nada.

“Sé mucho de leyes, así que no quiero que me llamen bárbaro.

Sinceramente, es muy injusto.”

***

3 DE MAYO, 1927 DEL AÑO UNIFICADO, FRENTE ORIENTAL, CERCA DE LA LÍNEA DEL FRENTE, GUARNICIÓN DEL KAMPFGRUPPE

Probablemente suene genial si se dice una siesta de victoria en un edificio incautado. Pero, en realidad, incluso el simple hecho de tener un rincón de un viejo edificio para convertirlo en una cama es una gran mejora de la comodidad.

Tras una buena noche de sueño y un desayuno digno de un humano, justo cuando Tanya piensa con una sonrisa irónica que parece que será un día civilizado, recibe un mensaje del cuartel general.

Los de arriba hacen lo que quieren. Tanya se permite un solo suspiro. Entonces todo lo que puede hacer es obedecer solemnemente.

Simplemente está diciendo a los oficiales del Kampfgruppe reunidos en una reunión que se retirarán.

Los oficiales del batallón de magos aéreos lo aceptan con relativa rapidez: deben estar acostumbrados a los absurdos del país de origen. Sorprendentemente, hay que decirlo… Los Capitanes Meybert y Ahrens y el Teniente Primero Wüstemann ni siquiera parecen terriblemente descontentos, lo cual es bastante.

¿Así que el que reacciona como se esperaba, en cierto modo, es el Teniente Primero Tospan?

“¿Ordenes de retirada? Si me disculpa, acabamos de suprimir una zona residencial, pero la fortificación de nuestra posición defensiva va viento en popa. No veo la necesidad de…”

“¿En otras palabras? Ah, errr, no quería interrumpir. Esta es una buena oportunidad. Por favor, termine lo que estaba diciendo, Teniente Tospan.”

“Podemos defender. No veo por qué tenemos que abandonar esta posición. ¿No es el peor caso que el enemigo la retome y acabemos dándoles tiempo para reforzar su posición en la zona?”

“Es una buena pregunta, Teniente Tospan.” Tanya asiente y, sin escatimar esfuerzos para educar a un novato, le pregunta sobre su percepción actual de la situación. “¿Es así como ves las cosas?”

“Sí, Coronel. Las condiciones en el frente no son tan malas. ¿No estamos fortaleciendo nuestro punto de apoyo a pesar de la batalla de encuentro con el Ejército de la Federación?”

¡Caramba! Tiene más sentido de lo que ella esperaba. Está gratamente sorprendida de poder ser testigo de su crecimiento. Y cuando cuenta que su unidad de infantería actuó durante la supresión, tiene que admitir que es capaz de hacer lo mínimo.

Por eso pone toda la energía necesaria para ser su mentora. “Probablemente así es como se ve desde el suelo.”

“¿Quieres decir que…?” La mirada perpleja de Tospan significa que hay que trabajar en la aplicación. No es el tipo de persona a la que le puedes dar uno y llegará a diez por sí mismo.

Lamentablemente, también es uno de los oficiales de Tanya.

Dicho esto, es una cuestión de costumbre como soldado hacer lo mejor con lo que se tiene a mano. Y Tospan está haciendo un esfuerzo a su manera. No tengo ninguna queja de asistirle como oficial superior. Sí siento que estoy exagerado un poco con la educación, incluso para mí, pero como persona ciudadana de bien, eso es natural.

Por otro lado, Tanya no puede evitar señalar con una mueca de dolor: “No se puede vivir sólo en las dos dimensiones clásicas. La guerra moderna es tridimensional.”

“¿Eh?”

Cuando Tospan sigue sin entender, Tanya designa a un mago aéreo para que le explique. “Mayor Weiss, ¿cómo se ven las líneas desde el cielo?”

“Están demasiado enredadas.”

Meybert y Ahrens asienten mostrando su entendimiento; puede que no sean oficiales mágicos, pero han sido entrenados. La mirada perdida de Tospan debe significar que necesita más educación.

Dicho esto, incluso si no puede llegar a diez de uno, es demasiado pronto para culparlo.

Para un oficial de menor rango, esta es la norma actual. El Principio de Peter^[6] fue bien expuesto; sería egoísta de mi parte esperar más sin promoverlo.

“Desde su punto de vista, tenemos la presión sobre ellos.”

“Sí, señora. Mientras, como mi unidad, los demás avanzan, no veo por qué…”

“Probablemente no es un error, pero también es sólo una vista plana. Si se mira desde arriba, se puede decir que la línea más adelantada es un caos. Escuche, Teniente.” Continúa su explicación. “Tal como están las cosas ahora, será extremadamente difícil operar sin problemas. Por ejemplo.” Da una referencia concreta. “Supongamos que solicito apoyo de artillería para su unidad. Supongamos que la posición enemiga está delante de tus narices… No querrás que te vuelen accidentalmente, ¿verdad? O, mejor dicho, dudo que la artillería acepte una orden tan imprudente.” Mira al artillero con el ceño fruncido.

“… No es una distancia de la que podamos ser responsables. Mientras no haya habido una orden de volar al Teniente Tospan junto con el enemigo…”

Sucede justo cuando el Capitán Meybert dice esas palabras.

Como si fuera la señal, el sonido de los impactos de los proyectiles resuena. Si estás acostumbrado a que te disparen, lo reconoces aunque no quieras. Está cerca, y somos nosotros los que recibimos los disparos.

“¡¿Un bombardeo?!” Grita alguien, y todos los oficiales del cuartel general desarrollan simultáneamente el mismo temor.

“¡¿Un ataque enemigo?! ¡De todos los—! La búsqueda…”

¿Qué está pasando? Casi dice Tanya cuando el oficial de artillería, Meybert, grita: “¡Están detrás de nosotros! ¡Vienen por detrás de nosotros!”

Pero cuando dice que el bombardeo viene de la retaguardia, Tanya sacude la cabeza. “¡No puede ser!”

La retaguardia ha sido infiltrada y no nos hemos dado cuenta hasta que nos han disparado… ¿Realmente somos un grupo de tontos como ese? Tanya no puede aceptar lo que dice Meybert.

Pero en este punto, Meybert es un artillero profesional.

“¡Estoy bastante seguro de que estas son nuestras armas! ¡Estamos recibiendo fuego amigo accidental!”