Potion Danomi De Ikinobimasu (NL)

Volumen 4

Capitulo 33: Camino A La Venganza

Parte 1

Algo estaba claramente fuera de lugar.

La misteriosa muchacha y los caballos seguían relinchando y

relinchando de un lado a otro. La única explicación posible era que se

estaban comunicando de alguna manera, y los caballos reaccionaban de

forma muy extraña como resultado.

Los miembros de la casa del vizconde permanecieron congelados en

la confusión, pero la actual jefa de la casa, Mariel, fue la única inmóvil

debido a una emoción distinta a la sorpresa.

¡Ah, si hubiera conocido a esta chica antes! Tal vez podría haber

hablado con Carlos antes de que muriera…

Al parecer, a Mariel le habían dicho que Carlos había muerto

repentina e inesperadamente.

La conversación de Kaoru con los caballos continuó, sin tener en

cuenta lo que pasaba por la mente de los demás.

“Oh, vine aquí diciendo que era un veterinario. Necesito hacer algo

para que parezca creíble. ¿Alguno de ustedes tiene alguna herida o

enfermedad? Haré que todos se sientan mejor. Si tienen algo que quieran

decirles a estos humanos, también puedo transmitir esos mensajes.”

“¡¿De verdad?!” Dijeron los caballos.

Luego, conversaron un rato con relinchos y bufidos.

“Este caballo dice: ‘Un hombre horrible me azotó innecesariamente

sólo para descargar su frustración. Todavía me duele el trasero’. ¿Alguien

le prestó este caballo a una basura que abusa de los animales?”

“¿Qué…?” Respondieron los humanos, atónitos.

La única persona en la que podía pensar era el tío en cuestión.

“Y este otro caballo de montar dice: ‘Me duele la rodilla porque el

hombre que vendió a Carlos a un establo para deshacerse de él monta

muy agresivamente’.”

“¡Ah!” Dijo Mariel, que se había quedado casi sin palabras con la

primera parte del comentario de Kaoru.

“Oh…” Dijeron en voz baja el mayordomo y el viejo mozo de

cuadras. Se habían quedado helados, pues la verdad que habían decidido

mantener en secreto a la joven ama acababa de ser revelada.

Pero las bombas no terminaron ahí. Si esa había sido una bomba de

50 kilos, la siguiente sería una bomba atómica.

“Y este caballo de carruaje parece estar experimentando cierta

angustia mental. ‘Odio tener que dejar que el asesino de mi amo y su

familia me monte. La joven ama está siendo engañada. No quiero que

monte con él’…”

“¡¡¡Quééééééé!!!” Gritaron todos.

Estaban sorprendidos. Aturdidos.

“Qu-Qué… ¿Qué quieres decir…?”

“Eso es lo que dice el caballo. No sé nada al respecto. También

deberías ser consciente de sus otras preocupaciones…”

Mariel estaba temblando, todo el color de su rostro se había

desvanecido. El mayordomo debería haberla sostenido, por miedo a que

se cayera,pero estaba demasiado preocupado porsus propiasinquietudes.

“El carruaje se inclina hacia la izquierda debido a una rueda

defectuosa, lo que dificulta la marcha de los caballos. La montura de éste

tiene una espina, así que quiere que se la quiten. También quieren

manzanas y maíz en su comida todos losdías, y dulces de vez en cuando.”

Cada una de las cosas que Kaoru señaló fueron confirmadas como

exactas por el cuidador del establo. Una herida que parecía haber sido

causada por un látigo en el trasero del caballo. Un caballo que había

estado favoreciendo su pierna izquierda para mantener la presión de la

derecha. Una astilla clavada en una silla de montar. La rueda izquierda

del carruaje no giraba suavemente…

¿Significaba eso que la chica también tenía razón sobre las otras

cosas? ¿Podrían los caballos haberle dicho realmente esas cosas, y

podrían ser ciertas?

“…”

El silencio, que sólo había durado una docena de segundos, parecía

una eternidad. Un silencio interminable y arrastrado…

Finalmente Mariel pareció volver en sí, y pidió a Kaoru que tradujera

para los caballos. Era obvio lo que quería preguntar…

“… Es lo que dijeron.” Terminó de interpretar Kaoru para los

caballos.

Anteriormente, habían realizado varios experimentos, como bloquear

la visión de Kaoru de los caballos colocándose entre ellos y haciéndola

girar hacia el otro lado sin dejar de vigilarla, y luego hacer que Kaoru les

ordenara hacer movimientos complejos y relinchar un número

determinado de veces.

También le preguntaron cosas que sólo el cuidador del establo podría

saber. Su credibilidad quedó demostrada sin lugar a dudas. El silencio

volvió a llenar la sala. Sabían quién era el culpable, pero no podían hacer

nada…

Podían acusarlo públicamente, pero la única prueba que tenían era la

palabra de una extraña que decía que los caballos se lo había dicho. Nadie

lo tomaría en serio. Los demás sólo habían oído ruidos de caballos, así

que esta chica sospechosa podía decir lo que quisiera. Y aunque los

caballos pudieran testificar en lengua humana, pertenecían a la persona

que hacía la acusación, así que no serían testigos creíbles.

Necesitaban algo concreto que fuera considerado una prueba

utilizable por todos. En este mundo era imposible cotejar las huellas

dactilares o extraer el ADN del cabello; aunque esa tecnología existiera, no ayudaría a encontrar al culpable en este caso. Al fin y al cabo, la población en general y los que llevaban el juicio no entenderían su importancia.

“¿Qué debemos hacer…?”

La pregunta de Mariel no era la de alguien que realmente no sabía qué

hacer. En realidad, sólo había una cosa que hacer; la pregunta era cómo

podía lograrlo con seguridad. Mariel no pretendía preguntar qué debían

hacer en esta situación, sino cómo hacerlo realidad. Esto era evidente por

la mirada de sus ojos.

Tiene la intención de hacer lo que sea necesario…

Al principio parecía que se había casado con su tío como parte de

seguir la corriente, sin pensar nunca por sí misma, pero no parecía ser así.

Resulta que ella pensaba que era lo que sus padres querían. Por eso debió

aceptar un matrimonio que ni siquiera quería.

Pero si eso era una mentira, y realmente sus padres nunca habían

querido algo así… Y si el mismo hombre que la había engañado era

responsable de la muerte de sus padres y su hermano…

Kaoru había considerado la posibilidad de retirarse de todo este

calvario si Mariel dudaba en hacer algo al respecto. Podía crear una

poción que hiciera que todos los implicados se olvidaran de todo lo que

había ocurrido en los últimos minutos. La chica podría casarse con el asesino de su familia y vivir una vida modestamente feliz.

Seguramente, no le importaría ese destino. Después de todo, la

ignorancia es una bendición.

Carlos se ocuparía del resto de su vida, al menos mientras ese viejo

cobrara. Suponiendo que el viejo no muriera antes, claro. Sin embargo,

el propio Carlos era bastante viejo, y era mucho más probable que un

caballo, que tiene una vida más corta que un humano, falleciera primero.

Pero esta chica estaba preparada para pasar a la acción. No había

ningún signo de vacilación. Y así, Kaoru sabía lo que debía decirle.

“En realidad hago otro trabajo además de ser médico de animales.”

Esta línea estaba completamente fuera de lugar en esta atmósfera

pesada. Lo que significaba que debía haber algo en ella. Mariel tragó

saliva, esperando las siguientes palabras de Kaoru.

Entonces, Kaoru habló.

“Para abatir el mal imperdonable y ayudar a los impotentes a alcanzar

la venganza. Me llaman el Castigador Divino de la Aniquilación.”

Mariel y los demás se quedaron boquiabiertos, y entonces la chica

recordó las anteriores palabras de Kaoru.

“En realidad hago otro trabajo además de ser médico de animales.”

El trabajo. Si este es su trabajo…

“Por favor, cumple mi… no, ¡la petición de la Casa Raphael!”

El mayordomo y el viejo mozo de cuadra no parecieron sorprendidos

por las palabras de Mariel, ni intentaron detenerla. Era de esperar. Eso es

lo que parecía transmitir su conducta tranquila. Pero en sus ojos ardía una

llama de odio.

La respuesta de Kaoru fue obvia:

“Me niego.”

“¡¿Quééééééé?!”

Una negativa rotunda. Esto fue completamente inesperado, teniendo

en cuenta cómo se estaba desarrollando la conversación. Los tres de la

Casa Raphael se quedaron boquiabiertos, y Kaoru continuó.

“No hago contratos dobles.”

Confundida, Mariel le dedicó una expresión inexpresiva y Kaoru

continuó.

“Ya he asumido una petición de Carlos.”

Los ojos de Mariel se abrieron de par en par y luego gritó en voz alta.

“¡Oh, Carlos! Te preocupas por mí incluso en la muerte!”

“Ahh… Carlos…”

“Qué caballo tan leal era…”

El cuidador del establo y el mayordomo se derrumbaron llorando

junto a Mariel.

“Oh, uh, Carlos no está muerto… Pero nadie está escuchando…”

***

“¿Qué? ¿Carlos está vivo?”

“Al menos cuando recibí su petición, sí. Parecía que le quedaban unos

cuantos años antes de morir de viejo.” Le expliqué a Mariel von Raphael.

Sin embargo, era posible que el viejo caballo hubiera muerto hace una

hora sin que yo lo supiera, así que no hice un comentario irresponsable

como: “Ahora mismo está vivo.” Uno nunca sabe cuándo se trata de los

ancianos. Pero le había dado una poción, por si acaso, así que dudaba que

eso fuera un problema.

Y así, la investigación estaba hecha, y ahora era el momento de la

etapa de la venganza.

“Voy a cumplir con la petición de Carlos ahora. ¿Puedo pedir su coperación?”

Asiente, asiente.

Era el momento de ejecutar el plan. No pretendía que los humanos

ayudaran directamente. Era una petición de Carlos, en nombre de su

dueño, el anterior vizconde, y de esta joven. Por eso Mariel, la actual

vizcondesa de la Casa Raphael, tampoco quería involucrar a los demás.

Los únicos que formarían parte de esto eran los que estaban en la misma

posición y tenían los mismos sentimientos que Carlos.

“Por favor, muéstrame dónde guardas los perros.”

***

“¿Qué… es eso?”

“Me da miedo…”

El pueblo miraba la residencia con temor y repugnancia.

No parecía particularmente fuera de lo común, aunque era un poco

más lujosa de lo que el plebeyo medio podía permitirse, el tipo de casa

en la que viviría un comerciante modestamente rico o un noble sin título.

Sí, nada fuera de lo común.

Es decir, si no se tiene en cuenta la masiva cantidad de cuervos sobre

el tejado, los árboles y las paredes, y los numerosos perros sentados en su

perímetro…

“¡Maldita sea, ¿qué está pasando aquí?! ¿Por qué hay tantos cuervos

y perros alrededor de esta casa? ¿Alguien ha esparcido comida como una

broma?”

Aragorn von Raphael… El hermano menor del padre de Mariel. En

otras palabras, el segundo hijo de la generación anterior de la Casa Raphael, y el tío de Mariel. Actualmente tiene veintiocho años.

Estaba un poco lejos del padre de Mariel en cuanto a la edad, y Mariel

tenía actualmente catorce años, habiendo nacido cuando su padre tenía

veinte, por lo que su tío tenía ahora exactamente el doble de su edad.

Cuando se trataba de matrimonios entre nobles, una diferencia de edad

de veinte años era bastante común, y un matrimonio entre un tío y su

sobrina no era infrecuente, particularmente cuando el propósito de dicho

matrimonio era proteger la herencia de una familia.

El segundo hijo sólo se consideraba la “reserva” en materia de

herencia, y en cuanto el primer hijo y heredero tenía un hijo, el papel del

segundo hijo como esa reserva disminuía considerablemente. Esto era

especialmente cierto si el recién nacido era un niño, pero también ocurría

lo mismo con las niñas. En ese caso, la niña se casaba simplemente con

el segundo hijo de una casa noble, o incluso con uno inferior, y había

muchos candidatos dispuestos a ello.

Tal matrimonio daría lugar a lazos de sangre con esa familia, y tales

matrimonios estratégicos podrían ser bastante beneficiosos. Por lo tanto,

si algo terminaba sucediendo con el primogénito, la Casa Raphael habría

arreglado un matrimonio estratégico para Mariel.

Mariel habría podido elegir a uno de los muchos candidatos con

buenos antecedentes, personalidades encantadoras y buenas apariencias,

y la Casa Raphael habría ganado así un fuerte vínculo con una poderosa casa noble. El hijo de la otra casa, que no tenía futuro como sucesor del título familiar, se convertiría en el marido de la futura jefa de la casa, y su familia acabaría teniendo a su nieto como jefe de una casa noble, así que al final todo salió bien.

El primogénito de la Casa Rafael era inteligente y saludable, y Mariel

era una joven hermosa y astuta. Tanto si los dos crecían sanos como si

uno de ellos perecía por accidente o enfermedad, el futuro de la Casa

Raphael era estable. Si todo hubiera seguido como estaba, todos habrían sido felices.

Es decir, todos menos Aragorn, que no tenía ninguna posibilidad de

heredar el título familiar y, por tanto, no tenía otra opción que convertirse

en militar o burócrata. Y así, lo había arriesgado todo en una sola jugada:

contratar asesinos para acabar con su hermano, a la esposa de su hermano

y a su sobrino.

Después, afirmó que su hermano le había dicho que cuidara de Mariel

si les ocurría algo, por lo que exigió su mano en matrimonio. Pensó que

su sobrina era una niña obediente que amaba y respetaba a sus padres,

por lo que era poco probable que se resistiera a sus avances. Mariel

cumpliría pronto los quince años, lo que la convertiría en adulta, y en ese

momento se casarían, tal como él había planeado…

Convirtiéndolo en el nuevo jefe y vizconde de la Casa Raphael.

Normalmente, un hombre que se casara con la familia no heredaría el

título familiar, y sería simplemente el “consorte de la vizcondesa”. Así se

evitaba que un extraño sin lazos de sangre acabara heredando el título

familiar, en caso de divorcio o nuevo matrimonio tras el fallecimiento de

la esposa. Pero esta vez fue diferente.

El propio Aragorn tenía derecho a heredar el título familiar, y si el

linaje de su hermano terminaba, el título pasaría a él. Por lo tanto, no

habría problemas de herencia si algo le sucediera a Mariel. Su plan

original era acabar con toda la familia, incluida Mariel. Ella terminó

sobreviviendo debido a que no estaba presente en el momento del ataque,

pero él estaba bien con ese resultado.

Aragorn odiaba a su hermano por hacerle sentir inferior y robarle el

título y la fortuna de la familia, y ahora podía hacer que la joven y

hermosa hija de su hermano le sirviera y hacer con ella lo que quisiera.

Se deleitaba en la dulce y sádica alegría que le producía este pensamiento.

Si ella se negaba, simplemente haría que sus asesinos la mataran, como

había hecho con el resto de su familia. Al final, el título seguiría cayendo

en sus manos.

Con estos pensamientos en mente, Aragorn se despreocupó por

completo del futuro. Que tales incidentes ocurrieran en un lapso corto de

tiempo sería problemático, pero el “accidente” simplemente tendría que

ocurrir antes de que Mariel se casara con alguien más y tuviera un hijo.

E incluso si tuviera un hijo, ambos tendrían que acabar muertos en un

accidente. Después de todo, quien se casará con ella no tendría derecho a

la herencia si no pertenecía a su linaje.

Pero toda esta planificación pronto se hizo innecesaria, ya que Mariel

había aceptado inmediatamente el matrimonio. El primero y el segundo

en la línea de la Casa Raphael iban a casarse, por lo que la cuestión de la

herencia se dejó de lado. Sólo unos meses más… Mariel cumpliría quince

años en sólo unos meses más, entonces…

Sus días los había pasado excitado con tales pensamientos, y entonces ocurrió esto.

“Que carajos… Qué siniestro…”

Al repetirse algo tan inusual durante varios días consecutivos, los

rumores habían comenzado a extenderse, junto con las especulaciones.

“Una casa rodeada por una masa de cuervos y perros.”

“Tal vez una bruja o un demonio vive allí.”

“Alguien que hizo un pacto con un demonio podría estar viviendo

allí…”

A partir de ahí, alguien que tenía conocimiento de la situación

aumentó los rumores.

“Escuché que una pareja de nobles y su hijo fueron asesinados allí.”

“Dicen que el hermano del noble muerto se va a casar con la niña de

catorce años, que es la última superviviente en la línea del título…”

“Espera, no me digas…”

“¿A quién crees que sirven esos cuervos y perros? ¿Al demonio o a

los esposos fallecidos?”

Entonces, la casa se fue cubriendo de orina y heces de los cuervos y

los perros. No sólo de los cuervos y perros de la zona, sino de los cuervos

que llegaban volando desde otras regiones y de los perros que se

acercaban de la nada. Todos ellos dejaron algunos excrementos y

siguieron con sus actividades. Nadie podía negar la participación de algo sobrenatural después de ver semejante espectáculo. Después de todo, éste era un mundo en el que la existencia de una diosa era un hecho innegable.