Neechan Wa Chuunibyou (NL)

Volumen 4

Prologo: Kanako Orihara Está Maldita

Kanako Orihara conoció a Mutsuko Sakaki el día en que intentó suicidarse.

Kanako estaba segura de que esta extraña chica debía haber venido de otro mundo o tiempo… un isekai.

Cuando pensaba en ello de forma racional, se dio cuenta que esta chica acababa de subir al ascensor cuando se detuvo en el cuarto piso. Pero la chica era tan hermosa, que era difícil creer que fuera de este mundo. Ella debía haber venido de otro.

Solamente su apariencia alentaba el malentendido de Kanako. Era difícil de describir, de una manera que hacía difícil creer que ella pudiera ser de su mundo moderno.

Tenía un hermoso cabello negro que le llegaba hasta las caderas.

Kanako nunca antes había visto a una chica con el cabello tan largo.

Sobre su pecho, llevaba una túnica estampada de malla que parecía una cota de malla. Sobre sus hombros y caderas había capas protectoras de placas que brillaban en plata. En armaduras de estilo japonés se llamarían “sode” y “kusazuri”, pero las capas se parecían más a las de las armaduras de estilo occidental.

Una caja negra larga y estrecha con una pantalla LED y un teclado estaba unida a su antebrazo izquierdo. Parecía ser una computadora.

Su apariencia combinaba estilos japoneses y occidentales de una manera futurista. A Kanako le parecía muy parecido a la moda isekai.

¿Funcionó? Se preguntó Kanako.

Ella había intentado, por capricho, un ritual que se suponía que debía llevar a una persona a un isekai. Pero ella realmente no había creído que funcionaría. Ni por un segundo.

Lo siguiente que supo fue que la puerta del ascensor se estaba cerrando. Estaba sola en una pequeña habitación con esta extraña chica.

La chica miró fijamente a la cara de Kanako con sus grandes ojos redondos. Ante esta violación del espacio personal, Kanako comenzó a abrir la boca. Pero luego recordó:

Se supone que no debes hablar…

La chica que había subido al cuarto piso era residente de un isekai.

Si Kanako hablaba, el ritual fracasaría.

Kanako recordó los pasos del ritual. Cuando alguien subiera, debías presionar el botón del primer piso. Luego, a pesar de que habías presionado el botón del primer piso, el ascensor comenzaría a dirigirse al piso superior.

Tímidamente, Kanako apretó el botón del primer piso. El ascensor empezó a moverse. Kanako miró la pantalla del piso, su expresión nerviosa.

Tercer piso.

El ascensor había comenzado a bajar… lo cual era natural, de verdad. Pero Kanako estaba decepcionada.

“¿Eh?”

Cuando llegaron al primer piso, la chica se echó a reír.

“¡Oye! ¿Estabas sorprendida? ¿Lo estabas?” la chica se dirigió a ella, rebosante de curiosidad. “Lo siento.” Continuó. “Seguía viéndote subir y bajar en el ascensor, ¡y sentí que tenía que burlarme de ti!”

“Um…” Dijo Kanako vacilante. El cambio de situación era demasiado repentino para que ella pudiera lidiar con él de inmediato.

“Estabas haciendo el Elevador Isekai, ¿verdad? Así que pensé en subirme al cuarto piso y sorprenderte. ¡No pude evitarlo! Lo siento por molestar, ¡pero lo has estado intentando desde el mediodía sin éxito!

… ¡Ah! ¡Lo siento! ¿Te lo tomaste realmente en serio? ¡Lo siento!” Al parecer, pensando que Kanako se había enojado, la chica comenzó a disculparse fervientemente.

“No, no hay problema.” Dijo Kanako. “Eso no fue por lo que realmente vine aquí, y sabía que, de todos modos, no funcionaría… aunque estaba sorprendida.”

Mientras estaba callada, la chica parecía muy madura, pero la forma infantil en la que reía hizo que Kanako se diera cuenta de que tenían aproximadamente la misma edad. De repente, no parecía una habitante de un isekai en lo más mínimo.

“¡Oh, cierto! Soy Mutsuko Sakaki.” Dijo la chica. “¿Quién eres tú?”

“Kanako Orihara.” Respondió secamente Kanako, incapaz de pensar en una mejor respuesta.

Pero Mutsuko no mostró signos de sentirse ofendida por su brusquedad. “Entonces, ¿qué pretendías realmente?” Ella preguntó.

“Um, estaba pensando en ir al techo.” Dijo Kanako.

“¡Oh, qué casualidad! ¡Ahí es a donde iba! ¡Ah! Y mientras estamos tonteando por aquí, ¡apuesto a que Yu está allí esperando!” Mutsuko apretó rápidamente el botón del piso 11. Aparentemente, ni siquiera estaba considerando que Kanako podría querer salir. “¿Por qué quieres ir a la azotea? Oh, por mi parte, tengo un objetivo. ¡Te lo contaré después! ¡Dime el tuyo también, Orihara!” Mutsuko balbuceó con curiosidad.

Kanako no pudo evitar sentirse arrastrada por su fervor. No le gustaba ese sentimiento. Había hecho acopio de valor para venir aquí. Había sentido que lo que estaba a punto de hacer debía hacerse en silencio, y ahora ese estado de ánimo había cambiado de una manera indescriptible.

Entonces, Kanako decidió sorprenderla. “Me voy a suicidar.” Dijo.

La chica no sabría cómo responder a eso, ¿verdad? Sólo un poquito de venganza. Quería ver a esta extraña chica actuar nerviosa.

“¡Eso es aburrido!” “¿Eh?”

Pero fue Kanako quien una vez más se puso nerviosa por la respuesta inmediata de Mutsuko.

“¿Vas a la azotea para suicidarte?” Se quejó Mutsuko. “¡Qué cliché! ¿No podrías ser una francotiradora ensayando un tiro o algo así?”

“¡B-Bueno, lo siento!” Kanako se disculpó ante lo que se sintió como indignación dirigida hacia ella.

“¿O qué tal esto?” Preguntó Mutsuko. “¡Estás cultivando plantas extrañas en secreto en el techo! Vas a verlas a intervalos regulares, pero ha pasado tanto tiempo que ahora el techo está cubierto de vegetación, ¡y te llevará al fin del mundo! ¡Eso sería mucho mejor!”

¿Por qué esta chica que acababa de conocer unos minutos antes, estaba decidiendo todo esto por su cuenta? Antes de que Kanako pudiera encontrar una respuesta razonable, el ascensor llegó al piso 11.

Mutsuko salió de inmediato y Kanako se apresuró a seguirla.

En el momento en que Mutsuko salió, Kanako miró directamente al techo. Allí estaba la entrada al techo. Había escalones montados en la pared que comenzaban a medio camino y una trampilla en el techo. Pero la escotilla estaba cerrada y con candado.

Kanako podría haberse reído. Ella no esperaba eso.

Había investigado mucho sobre el suicidio y, al final, había decidido que saltaría de un edificio. Había elegido un complejo de apartamentos lo suficientemente alto como para que la caída la matara de inmediato, y había practicado deslizarse a través de las puertas con cierre automático. Aun así, al final, ¿sería detenida por algo tan simple?

“¡Orihara! ¿Puedes abrir cerraduras?” Las palabras de Mutsuko la sacaron de su auto-recriminación.

“¿Ah? ¿Qué dijiste?” Preguntó Kanako.

“Me refiero a deshacer la cerradura.” Dijo Mutsuko. “Mira, hay un candado en la escotilla, ¿verdad? Pero si no puedes hacerlo, tendré que subir yo misma. ¿Podrías simplemente agacharte allí?” Kanako se acuclilló junto a la pared tal como le dijeron.

Mutsuko se quitó los zapatos y pisó los hombros de Kanako. Kanako sintió su peso sobre ella por un segundo, pero Mutsuko inmediatamente se movió hacia los escalones.

Miró hacia arriba y vio a Mutsuko jugando con el candado. Un segundo después, cayó.

“Um, pero no puedo trepar así…” Protestó Kanako.

“¡Sólo espera!” Mutsuko abrió la escotilla y se asomó al techo. “¡Yu!”

“Oye, Nee-chan, te tomó bastante tiempo.” Respondió una voz masculina. “¿Que estabas haciendo?”

Kanako se sorprendió. Esta debería haber sido la única forma de subir al techo. ¿Cómo podría haber alguien más ahí arriba?

“Oye, Orihara, ¿puedes escalar una cuerda?” Preguntó Mutsuko.

“No lo creo…” Los brazos de Kanako eran tan delgados que ni siquiera podía agarrarse a una cuerda durante largos períodos de tiempo.

“Entonces haremos que Yu lo haga.” Dijo Mutsuko. “¡Yu! ¡Ven un momento! ¡Hay alguien más a quien quiero que subas!” Mientras lo llamaba, Mutsuko desapareció en el techo.

“¿Alguien más? ¿De qué estás hablando?” El chico que había estado hablando saltó por la escotilla.

“A esa chica. Súbela, ¿de acuerdo?” Dijo Mutsuko, asomando también la cabeza por la escotilla.

“Um, hola.” Dijo el chico tímidamente mientras miraba a Kanako. “Hola.” Sonrió Kanako.

El chico estaba vestido con una camiseta y pantalones cortos, y parecía un estudiante de primaria. Tenía una cara bonita que se parecía a la de Mutsuko. Ya que la llamó “Nee-chan”, debía ser su hermano menor.

“¿Está bien si te llevo?” Preguntó. Kanako asintió.

Envolvió su brazo alrededor de su cintura. A Kanako le sorprendió lo fuerte que se sentía el brazo.

El chico sostuvo a Kanako en un brazo mientras saltaba hacia atrás y agarraba el escalón.

Justo cuando ella se preguntaba cómo iba a hacer algo con una mano, el chico la soltó por un instante y luego tomó el siguiente escalón. Lo hizo una y otra vez hasta que estuvieron en el techo en poco tiempo.

Se sentía notablemente más caliente en el techo. No podía evitar pensar que era porque estaban más cerca del sol.

“¡Yu! ¿Por qué no trajiste mis zapatos? ¡Eres tan irreflexivo!” Se quejó Mutsuko.

“¿Cómo se suponía que iba a traer tus zapatos? ¡Estaba cargando una persona! Bien, bien, iré a buscarlos…”

Mientras los hermanos peleaban, Kanako miró alrededor del techo. Era un amplio espacio abierto sin características distintivas. No había valla de ningún tipo a su alrededor. Sería muy fácil saltar.

“¿Esperabas un tanque de agua o algo así?” Preguntó Mutsuko, como si leyera su mente. “¡Muchos complejos no los tienen hoy en día! ¡Este usa tanques intermedios y bombas de presión para llevar agua a cada apartamento!”

“Sabes mucho sobre eso…” Dijo Kanako. No tenía ningún interés en ese tema en particular, pero aún estaba complacida con esta expansión de sus conocimientos.

“¡Eso no es nada! Hay muchos complejos de apartamentos en la ciudad, por lo que saber lo que hay en ellos es una técnica de supervivencia importante. ¡Oh, este es mi hermano menor, Yu!” Mutsuko señaló a su hermano, que regresaba con los zapatos, como si lo hubiera olvidado por completo hasta que ella ya estaba en medio de su perorata.

“Eso no es una presentación.” Refunfuñó. “Um, soy Yuichi Sakaki.” Él le hizo una reverencia formal.

“Kanako Orihara. ¿Qué están haciendo ustedes dos aquí?”

“¡Estoy entrenando a Yu!” Dijo Mutsuko mientras se cambiaba los zapatos.

Kanako inclinó la cabeza confundida.

“¡Está trepando por las paredes del edificio de apartamentos!” Proclamó Mutsuko. “Oh, escalar montañas está bien, pero la frontera moderna del hombre es la gran ciudad. ¡Escalar rascacielos es una habilidad importante! Eso me recuerda, Orihara, ¿dijiste que te ibas a suicidar? ¿Es porque te intimidan? ¡Puedo verlo! ¡Eres bonita!

¡Apuesto a que mucha gente se pone celosa y quiere intimidarte!” Mutsuko abordó sin dudarlo lo que la mayoría de la gente habría considerado un tema incómodo.

Kanako no respondió. Esta chica posiblemente no podría entender.

“Bueno, supongo que esa es razón suficiente para querer suicidarse, pero si el acoso ha llegado a niveles de ‘suicidio’, más bien deberías asesinar a los matones.” Dijo Mutsuko. “Es mejor que suicidarse,

¿cierto? ¡Pareces estar en la escuela media como yo, así que incluso si te atraparan, no recibirías la pena de muerte!”

“Nee-chan… eso no es de ayuda.” Dijo el chico.

“¿De verdad? Bien, entonces, ¿por qué no decírselo a la policía?” Preguntó Mutsuko, inmutable. “También puede contratar a un abogado, ir a la Asociación de Padres y Representantes, consultar con el Ministerio de Educación o presentar una denuncia de derechos humanos ante el Ministerio de Justicia. Sé que cuando estás en la escuela media, estás convencida de que eso es todo lo que hay, ¡pero el mundo es realmente grande! ¡Hay muchas cosas que puedes probar! Si quieres resolverlo, ¡te ayudaré!” Mutsuko se llevó una mano al pecho, los ojos brillaban mientras caminaba directamente hacia el espacio personal de Kanako.

“No le pidas ayuda a mi hermana a menos que quieras ver llover sangre del cielo.” Dijo el chico. “De todos modos, ella no dijo nada sobre intimidación, y podría estar bromeando sobre suicidarse, así que cálmate un poco, ¿de acuerdo?”

La reprimenda de Yuichi sugirió que encontraba el comportamiento de su hermana un poco grosero. Comparado con ella, sus procesos de pensamiento parecían bastante normales.

“¡¿Estás cuestionando mi juicio?!” Exclamó Mutsuko. “¡Se ha equivocado muchas veces antes!” Replicó.

La respuesta de Yuichi estaba llena de emociones complicadas.

Debe haber sufrido con frecuencia a manos de su hermana.

“¡Bueno, como sea!” Mutsuko parecía reconocer eso, porque se alejó rápidamente de él para mirar a Kanako. “¡De todos modos, la vida es importante! Una vez que estás muerto, no hay nada más. Game Over. Una cosa es arriesgar tu vida por lo que crees, ¡pero el suicidio está fuera de límites! ¡Es la forma de pensar de un perdedor!

¡Totalmente imperdonable!”

¿Por qué Mutsuko, esta chica que acababa de conocer, estaba tan convencida de esto? Kanako no lo podía entender.

“¿Qué? Básicamente estás diciendo ‘querer morir te hace un perdedor inútil, ¡así que anda y muérete de una vez!’ Eso no ayuda en nada…” Murmuró Yuichi, claramente encontrándolo ridículo.

“Pero dejando eso a un lado… Orihara, ¿puedo mostrarte algo?” Mutsuko ignoró la queja de Yuichi y, sin esperar una respuesta de Kanako, comenzó a caminar hacia el borde del techo. Kanako y Yuichi vinieron con ella.

Había un borde alrededor del techo de apenas 30cm de altura. Mutsuko saltó sobre él fácilmente. Aunque Kanako había venido aquí para saltar, no podía hacer lo mismo.

Kanako se inclinó tímidamente y miró el paisaje de abajo. La gente y los automóviles parecían tan pequeños. Le envió un escalofrío por la espalda.

“Estamos en el techo de un edificio de 11 pisos.” Explicó Mutsuko. “Cada piso mide unos tres metros, para un total de unos 33 metros. Ignorando la resistencia al viento, podemos calcular que chocarías el suelo a unos 91 kilómetros por hora. El impacto llegaría en unos 2,5 segundos. No es una comparación directa, pero imagina un automóvil chocando contra la pared a 91 kilómetros por hora. ¿Correcto? Has leído de eso, ¿verdad, Orihara?”

Kanako supo de inmediato a qué se refería con “eso.” Era un libro superventas sobre el suicidio que se había publicado antes de que naciera Kanako. Era cierto que había sido lo que inspiró a Kanako a saltar. Según ese libro, para suicidarse cayendo, se necesitaba una altura de 20 metros. Alrededor de siete u ocho pisos. Por eso había elegido este edificio de 11 pisos.

“Cualquiera que cayera de aquí definitivamente moriría.” Dijo Mutsuko. “¿Eso es lo que piensas?”

“Sí. El suelo es de hormigón. Eso es suficiente para matar a cualquiera.” Kanako había investigado mucho.

Debajo de ellos estaba la entrada de hormigón. No importaba cómo cayera, moriría sin dudarlo.

“Ya veo.” Dijo Mutsuko. “Ahora, con permiso, Orihara, ¡pero necesito que reconsideres tu suicidio! ¡Incluso si tengo que tomar medidas drásticas!”

“¿Medidas drásticas?” ¿Tenía la intención de sujetarla? Pero Kanako ya no tenía ninguna intención de suicidarse aquí. Lo haría en otro lugar, en otro momento.

“¡Yu! ¡Ven acá!” Mutsuko llamó a Yuichi sin responder la pregunta de Kanako.

Yuichi se acercó y se paró obedientemente al lado de Mutsuko. Lo que sucedió después, Kanako nunca lo olvidaría.

“¡Hiyah!” Mutsuko dejó escapar un grito despreocupado y le dio a Yuichi una fuerte patada.

Yuichi comenzó a caer. Su rostro estaba contorsionado por la conmoción. Extendió su mano para tratar de agarrarse a algo, pero Mutsuko simplemente lo apartó.

Todo sucedió en un instante, pero a Kanako le pareció una eternidad.

Fue un espectáculo que de inmediato le quitó la sangre de la cara.

El cuerpo de Yuichi se inclinó. Se estaba cayendo por el costado del techo. Una vez que estuvo completamente fuera de la vista, Kanako sintió que sus piernas se debilitaban.

Yuichi se había caído del techo. En otras palabras, estaba muerto. La clara comprensión de eso hizo que la mente de Kanako se quedara en blanco.

“¡Orihara! ¡Orihara!” Los fervientes gritos de Mutsuko la devolvieron a la realidad.

Por un minuto, Kanako no tuvo idea de lo que estaba pasando.

Entonces recordó la visión de alguien cayéndose de un edificio.

Se puso pálida y se sentó rápidamente.

“¡Me sorprendiste, desmayándome así!” Exclamó Mutsuko. “Gracias a los cielos. Estaba realmente preocupada…”

Mutsuko y Yuichi la miraban preocupados.

“¿Qué?” Preguntó Kanako. Estaba segura de que Yuichi se había caído. ¿O había estado simplemente soñando despierta?

“No hay problemas.” Dijo Yuichi. “Enderecé mi postura y me agarré a la pared. Usé la fricción para frenar mi descenso y corrí en diagonal.” La explicación de Yuichi respondió a la pregunta de Kanako.

“Esperaba que sirviera como tratamiento de shock, ¡pero no pensé que realmente te desmayarías!” Gritó Mutsuko.

“¡¿Tratamiento de shock?! ¡Eso fue tan repentino que podría haber muerto!” Yuichi exclamó.

“Oh, vamos.” Dijo Mutsuko. “¡Deberías haber estado listo en el momento en que te dije que vinieras! No sería un buen entrenamiento si dijera: ‘¡Oye, te voy a empujar ahora!’, ¿verdad?”

Yuichi protestó violentamente, y Mutsuko lo desvió casualmente, y Kanako lo miró todo con los ojos vidriosos.

Ciertamente había sido impactante.

Kanako había pensado que Yuichi había muerto.

¿Podría la muerte de una persona realmente causar tanta angustia?

La comprensión la abrumó.

Incluso sabiendo que Yuichi todavía estaba vivo, no pudo evitar que su corazón latiera con fuerza. Dolía el respirar.

Esto era una  maldición.  Una  imagen de  la  muerte había  sido grabada profundamente en su alma y había hechizado su corazón.

Desde entonces, Kanako no había podido siquiera pensar en el suicidio.