Neechan Wa Chuunibyou (NL)

Volumen 4

Epilogo 2: No Hay Cuatro Amigos, Pero Hay Un Héroe

“Oh, Yurimaru. ¿Cómo pudiste morir así?”

Yurika escuchó la voz, luego se despertó. Vio un techo abovedado encima de ella. Sentía la espalda rígida y dolorida, y cuando comprobó en qué estaba acostada, se dio cuenta de que era algo largo, duro y de madera, como un banco.

Aturdida, se sentó.

Ella no sabía dónde estaba. Como acababa de despertar, eso significaba que debía haberse ido a dormir a algún lado, pero su memoria estaba borrosa.

Ella miró a su alrededor. El área a su alrededor parecía ser una iglesia, con filas de bancos y un altar con una gran cruz colgando sobre él. La cama improvisada de Yurika era un banco en la primera fila.

Miró hacia el altar, de dónde provenía la voz, y vio a un hombre vestido de negro, con una cruz alrededor del cuello. Supuso que debía ser sacerdote.

“Yurimaru… ¿te refieres a mí?” Preguntó Yurika. Era la primera pregunta que tenía en mente. Su nombre completo era Yurika Maruyama, pero nadie la había llamado por ese apodo.

“Sí. Ese es tu nombre de héroe.” La voz del hombre era tranquila y gentil. Yurika decidió que debía ser un muy buen sacerdote.

“Héroe… héroe, héroe…” Murmuró. Había algo familiar en esa palabra. La había oído en alguna parte hace un rato. Después de rodarla en su boca por un tiempo, recordó.

Yuichi Sakaki la había llamado así. Recordar eso hizo que otros recuerdos volvieran a ella.

“¿Eh? ¡¿Estoy muerta?!” Yurika jadeó. Recordaba haber sido golpeada contra una pared por un hombre. Ella se había caído, luego le aplastaron la cabeza. Estaba segura de que la había matado.

Yurika se examinó rápidamente. No había ni una sola herida; ella era la imagen de alguien saludable. Incluso si, por algún milagro, hubiera sobrevivido, era impensable que saliera ilesa.

“Moriste y volviste a la vida.” Le dijo el sacerdote. Su voz era absolutamente solemne; no parecía del tipo bromista.

“¿Habla en serio?” Yurika estalló. “De cualquier manera, ¿quién es usted?”

La impresión inicial de Yurika, por infundada que fuera, había sido que el sacerdote era una buena persona. Fue sólo ahora que finalmente había decidido ser cautelosa.

“Mi nombre es Kiryu.” Dijo el hombre. “Te sirvo, oh héroe que se opone al resurgimiento del Dios Maligno.”

“¿Eh? ¿Usted también eres parte de este asunto del Dios Maligno?” Exigió. Todo lo que Yurika sabía sobre el Dios Maligno era que era la fuente del poder que habitaba en su brazo derecho, y que había tipos malvados en un frenesí buscando partes de su cuerpo.

“Me entristece oírle hablar de esa manera.” Dijo el hombre. “Supongo que soy parte de ello, en el sentido de que me opongo al Dios Maligno.”

“Dijo que morí, ¿verdad?” Preguntó Yurika. “Entonces, ¿qué estoy haciendo aquí?”

“Porque eres un héroe.” Dijo el hombre. “Un héroe puede regresar de la muerte tantas veces como sea necesario para vencer un gran mal,

¿no es así?”

“No, no, no. ¡Eso sólo pasa en los videojuegos!” Yurika no sabía mucho sobre juegos, pero sonaba como el tipo de cosas que oirías en un juego que te revivió en lugar de darte un Game Over.

“Tienes el poder de un héroe nato.” Declaró el hombre. “Siempre que mueras, serás resucitada milagrosamente en una iglesia.”

“¡¿Qué?! ¡No tenía ni idea!” Ella chilló.

“Ciertamente no. Un héroe nunca sabe que lo es hasta que muere.”

“… Bien.” Murmuró Yurika. “¿Ahora podemos hablar de algo más?” La charla del héroe todavía le sonaba sospechosa, pero sabía que no llegarían a ningún lado discutiendo sobre ello.

El sacerdote asintió.

“Tengo el brazo derecho del Dios Maligno. ¿Eso nos convierte en enemigos?” Preguntó Yurika.

“Lo que has hecho es inevitable. Para interrumpir el ritual de la resurrección del Dios Maligno, no tenías más remedio que participar en el ritual.”

“La persona que me dio esto dijo que, si reúnes el cuerpo del Dios Maligno, se te concederá un deseo.” Dijo. “¿Qué hay de eso?”

“No puedo permitir que eso suceda.” Dijo el hombre. “La condición para que se conceda un deseo es reunir todas las partes del Dios Maligno excepto su alma. El riesgo es demasiado grande. En otras palabras, mi objetivo de detener la resurrección del Dios Maligno es mutuamente excluyente de tu objetivo, héroe.”

“Nunca dije que eso era lo que quería… Supongo que está bien.” Dijo. “Todo lo que quería hacer era jugar al superhéroe por un tiempo.

¿Entonces? ¿Qué quiere hacer? ¿Obligarme a cortar los lazos con él?

¿Hay algún beneficio para mí por hacerlo?”

“No, no le pediré nada.” Dijo el hombre. “Mi papel es simplemente asegurar su resurrección segura. El poder de la edificación de mi iglesia es indispensable para su habilidad.”

“… Entonces ¿puedo irme por ahora?” Ella preguntó. Empezaba a preocuparse por la posibilidad de que la confinaran en la iglesia.

“Puede hacer lo que desee.” Dijo el hombre.

“Por cierto, ¿dónde estamos?” Preguntó Yurika.

La dirección que le dio el sacerdote estaba un poco alejada del pueblo donde vivía Yurika. Tendría que tomar un tren de regreso.

Estaba sacando su billetera para asegurarse de que tenía su tarjeta IC cuando notó que algo se sentía mal. Su billetera se sentía un poco más liviana y delgada de lo habitual. Lo comprobó rápidamente y, de hecho, la encontró mucho más vacía que antes.

“¡Oye! ¿Te importaría explicar esto?” Ella exclamó. Sólo estaban ellos dos, lo que significaba que el sacerdote debió ser el que le quitó el dinero.

“Es natural.” Declaró el sacerdote, sin rastro de vergüenza. “Cuando un héroe revive, siempre pierde la mitad de su dinero disponible. Esa es la regla, ¿no es así?”

✽✽✽✽✽

“Entonces Makina perdió, ¿eh?” Preguntó una voz. “Je… Makina es la más débil de nosotros, los Intrusos.”

“Perder contra un simple humano. Es una vergüenza para nuestro propio nombre.”

Ende gimió internamente mientras escuchaba las voces teatrales.

¿Era realmente necesario mantener la habitación tan oscura? No podía leer la siguiente página de su libro.

Sería fácil encender una luz o expulsar a los que juegan su tonto juego. Pero Ende se dio cuenta de que eso no sería justo. Los intrusos generalmente tenían muy poco que hacer. Si habían encontrado una manera de aliviar un poco el aburrimiento, no quería interrumpirlos.

“¿Oh? ¿Les gustaría probarme?” Preguntó una nueva voz.

Al sonido de la nueva voz, las luces se encendieron. La oscuridad se aclaró instantáneamente, revelando una habitación desordenadamente sembrada de estanterías y libros.

Makina Shikitani estaba de pie en la entrada de la habitación. En el centro de la sala se sentaron tres personas, una frente a la otra.

Ende miró al otro lado de la habitación desde la esquina donde estaba sentada encima de una estantería caída, un dedo marcando su lugar en un libro que estaba leyendo.

“¡Erk! ¡Makina!” la chica del ‘Futuro Ideal en el que Todos se Salvan’ balbuceó al verla.

“Eh, ah, estábamos disfrutando un poco del juego de roles de los ‘cuatro demonios’. Realmente no pensamos en ti de esa manera…” Dijo el hombre de ‘El Mundo de la Vida Diaria Fofa’, en tono de disculpa.

“¡Pero es cierto que te has deshonrado! ¡¿Cómo pudiste perder ante un humano y volver con el rabo entre las piernas?!” Preguntó el tercer Intruso. Sólo él, el chico de la ‘Epopeya Cósmica de la Batalla’, continuó arremetiendo contra Makina.

“Quieres quejarte, ¿verdad?” Dijo Makina. “Pruébame. Muéstrame tu golpe que puede hacer volar a las galaxias.”

Makina no se inmutó; de hecho, parecía estar a la altura del desafío.

“¡Y-Yo nunca dije que pudiera hacer eso!” El chico disimuló. Su miedo a la mujer casi parecía instintivo.

Debían haber sabido que no podrían vencer a Makina aquí.

Ende volvió su atención al libro que tenía en la mano. Ella acababa de llegar a la parte donde Yuichi Sakaki tomó a Kanako Orihara en sus brazos y saltó fuera del castillo. Calculaba que estaba casi al final de la historia.

“¿Se ha curado tu herida?” Preguntó Ende mientras Makina se acercaba a ella, sin levantar la vista de su libro.

“Mientras no sea una muerte instantánea, siempre puedo arreglármelas.” Respondió Makina. “Creo que eres consciente de eso.”

“Sí, lo soy. Pero esa es la forma en que la gente muestra preocupación, ¿no es así?” Preguntó Ende. En realidad, no había estado preocupada en absoluto, pero había pensado que era importante al menos hacer una demostración superficial de preocupación.

“¿Por qué mis habilidades no funcionaron en él? ¿Quién es él…?

¿Quién es Yuichi Sakaki?” Preguntó Makina.

Tal como Ende había anticipado, Makina había regresado para hacer esa pregunta.

“Hmm.” Dijo Ende. “Pensé que te había dicho que no interfirieras con Yuichi Sakaki. Me pregunto cómo interpretaste eso…”

“Bueno…” Makina se calló.

Ende, que encontraba inusual su vacilación, levantó la vista de su libro.

La expresión amarga de Makina le dio a Ende una pista clara de su razón.

“Ya veo.” Dijo Ende. “¿Pensaste que simplemente me agradaba? Y a pesar de pensar eso, aun así, hiciste lo que hiciste. Eres una persona desagradable.”

“No soy tan desagradable como tú.”

“Es justo.” Dijo Ende. “Te lo dejaré pasar, al menos en lo que respecta a este incidente más reciente. Debería haber dicho esto: no puedes vencer a Yuichi Sakaki. Si no quieres morir, mantén un perfil bajo por un tiempo. En el momento en que Kanako Orihara se involucró con los hermanos Sakaki, las posibilidades de éxito de tu plan eran nulas. El punto de inflexión fue un incidente que tuvo lugar en un tejado durante las vacaciones de verano. Lo que estoy diciendo es que el hecho de que la primera línea de este libro sea sobre el primer encuentro de Kanako con Mutsuko dejó en claro que tu plan estaba condenado al fracaso.” Ende agitó ligeramente el libro que tenía en la mano. “Pero supongo que incluso decir eso no te habría detenido.”

Makina dejó escapar un suspiro de derrota. Los Intrusos tendían a tener demasiada confianza en sí mismos, y Makina probablemente había pensado que ella sola sería inmune.

“Ahora, ¿por qué tus habilidades no funcionaron?” Preguntó Ende. “Es sencillo. Terminaste pensando: ‘Esto podría no funcionar’, ¿no? En el momento en que Yuichi Sakaki se revivió, su visión del mundo fue sacudida. Luego fuiste consumida por la suya. Así es como funcionan las cosmovisiones. La fuerza viene de la certeza. Cuando la certeza vacila, tu visión del mundo se abre a la distorsión.”

“Ah… entiendo.” Dijo Makina. “Aunque soy una Intrusa, me convierto en un personaje más de una historia…”

Ende había asumido que discutiría, pero Makina fue sorprendentemente receptiva a la idea.

“Ahora, en cuanto a tu otra pregunta: ¿qué es Yuichi Sakaki…? Digamos que es el recipiente de las esperanzas y los sueños de Mutsuko Sakaki.” Dijo Ende. “Él lucha como ella quiere y lo supera todo. Algunos pueden ver esto como un hermoso amor entre hermanos, mientras que otros pueden verlo como un vil lavado de cerebro. Creo que gran parte de su fuerza proviene de las ideas compartidas por la humanidad sobre que el trabajo duro es una virtud… Al menos, ese es el sentimiento que tengo. Para ser honesta, todavía hay muchas cosas que no sé. Ahora, me gustaría preguntar esto. ¿Cómo se siente perder?” Ende rápidamente cambió de tema, mirando a Makina con ojos curiosos.

“¿Eso es lo que buscabas?” Preguntó Makina. “Entonces debes haberte dado cuenta de que no me matarían.”

“Es correcto.” Dijo Ende. “No es raro que un Intruso desaparezca después de perder, especialmente cuando los Intrusos luchan entre sí. Muy pocos de nosotros perdemos y luego vivimos para contarlo. Eres la única de la que he oído hablar, así que tengo curiosidad. Ahora dímelo, por favor. He sido bastante cooperativa contigo, ¿no?”

“¿‘Cómo se siente’, eh?” Makina reflexionó. “Es refrescante, en cierto modo. No siento ningún enfado ni deseo de venganza en particular. Siento algo de miedo hacia Yuichi Sakaki… pero llegamos a un acuerdo al respecto.”

No era lo que Ende había predicho, pero parecía que así era como realmente se sentía Makina. Aunque era contrario a sus expectativas, Ende lo encontraba interesante.

“¿Entonces no vas a necesitar esto?” Ende sacó algo redondo de su bolsillo. Era una esfera con un brillo de porcelana blanca, lo suficientemente grande como para sostenerla entre dos de sus dedos.

“¿Un ojo? Pensé que Monika Sakurazaki tenía ambos.” Makina miró con curiosidad la esfera en la palma de Ende.

Monika había tenido el derecho desde el principio. El izquierdo había estado en manos del sirviente de Makina, pero Yuichi Sakaki la había tomado, y ahora también estaba en manos de Monika.

“Este es el ojo superior del Dios Maligno. ¿Por qué un ser divino debería verse exactamente como un humano?” Ende dijo, con aire de suficiencia. “Si lo quieres, te lo doy. Podrías participar de nuevo en la historia del Dios Maligno.”

“Ya no lo necesito.” Dijo simplemente Makina.

Quizás ella realmente había cambiado de opinión, observó Ende.

La vieja Makina lo hubiera querido.

“Ya veo.” Musitó Ende mientras giraba el ojo del Dios Maligno en su palma. “Entonces ¿qué hacer? Quizás alguien más lo quiera…”

Tenía la esperanza de animar un poco la historia provocando a Makina, por lo que no pudo pensar de inmediato en una mejor manera de usarlo.

“… Ya sé.” Dijo Ende, con una sonrisa que rebosaba curiosidad. “¿Quizás yo misma me una? Después de todo, me encantaría ver cómo se ve el Dios Maligno completo…”

-FIN DEL VOLUMEN 4-