Neechan Wa Chuunibyou (NL)

Volumen 4

Capitulo 6: Dentro De La Imitación Del Salón De Clases Parcialmente-Isekai

Parte 3

“¡Oh! La armadura parece muy resistente, ¡pero en realidad no lo es!” Dijo Mutsuko emocionado. “Tienen que equilibrar la defensa y el peso mediante ensayo y error, por lo que incluso el blindaje más pesado tiene sólo unos cinco mm de grosor. ¡Y la armadura se eliminó porque no podía defenderse de las balas, así que sabes que se puede romper!”

“Aun así, no debería ser posible perforar cinco mm de acero…” Murmuró Aiko.

“¡La parte de los guantes que cubre las falanges proximales incorpora una aleación especial! ¡Yu los tomó prestados para usarlos contra la armadura desde el principio!” Mutsuko continuó vertiginosamente. Cuanto más explicaba, más ridículo sonaba.

“Um… Espero que el Sr. Rochefort esté bien…” Dijo Aiko.

Rochefort se había caído de su caballo y ya no se movía. Yuichi se puso de pie, pero se quedó allí a su lado, sin intentar hacer nada más.

“¿Qué? Noro,  ¿estás preocupada por el enemigo?”   Preguntó Mutsuko.

“Bueno, um, no creo que el Sr. Rochefort sea una mala persona.” Dijo Aiko. “Al menos hasta donde he leído la historia…”

La mayoría de los Doce Reyes del Infierno que custodiaban a la Lord Demonio eran malas personas, pero Rochefort no parecía tener motivos ocultos. Era un hombre sencillo y directo.

“No sé qué pasará después, ¡pero creo que será mejor que nos vayamos!” Declaró Mutsuko.

La niebla que había llenado el gimnasio y las estalactitas que se habían clavado en el piso estaban comenzando a desaparecer, ahora que ya no tenían la magia de Rochefort como fuente de energía. Yuichi había ganado.

Aiko y Mutsuko corrieron hacia Yuichi. Yuichi miró al Rochefort caído.

“Bien hecho…” Susurró Rochefort, mientras él y su corcel comenzaban a desvanecerse.

“¿Qué estás…?” Yuichi miró sorprendido a Rochefort que desaparecía.

“Parece que, desde el principio, fui una mera proyección… No había necesidad de que regresara al castillo en absoluto.” Dijo el caballero. “Lamento mi derrota… pero mi verdadero yo es muy superior. Si alguna vez debe enfrentarse a él, prepárese.”

Con esas como sus últimas palabras, Rochefort se fue sin dejar rastro. Sólo quedaban las cicatrices dejadas por las lanzas de hielo, para contar la historia de la batalla que acababa de tener lugar.

“Ten.” Yuichi le devolvió los guantes sin dedos a Mutsuko. “Aaaah, ¿por qué? ¡Eran tan geniales!” Ella chilló.

“Están rotos.” Dijo Yuichi, sin mirarla a los ojos.

“¡Oh! Bueno, eso es todo, ¡supongo!” Dijo Mutsuko, pareciendo aceptar la excusa al pie de la letra.

Aunque,  Aiko   tenía   sus   dudas;  probablemente  sólo  estaba avergonzado de seguir usándolos.

Con Rochefort desaparecido, la pared de hielo que cubría el escenario también comenzaba a desvanecerse.

Los tres volvieron la vista hacia lo que había más allá.

Allí había una chica, de rodillas, apoyándose en un bastón agarrado con las dos manos. El bastón estaba muy decorado, como si estuviera diseñado para ser un elemento ritual. Vestía como una bruja, con una capa sobre los hombros y un sombrero de ala ancha en la cabeza. Parecía estar rezando.

“¿Qué estás haciendo, Orihara?” Preguntó Yuichi, su tono de exasperación mezclado con alivio.

Aiko dejó escapar un suspiro de alivio. La chica en el escenario era definitivamente Kanako, y aparte de su extraño atuendo, parecía estar bien.

“¡Orihara! Si querías jugar a la bruja, ¡hay mejores formas!” Mutsuko gimió. “¡Esto es un cliché! ¡Vamos! Tienes muchas más opciones en estos días, ¡incluso vestidos rosas con volantes!”

“¡¿Acabas de encontrar a tu amiga desaparecida, y eso es lo primero que tienes que decir?!” Yuichi le reprochó.

“Orihara, volvamos juntos. Todos están preocupados por ti, ¿de acuerdo?” Aiko la llamó con calma.

Fue a esto que finalmente Kanako respondió. Levantó la cara y miró a Aiko y los demás, con los ojos vidriosos, como si acabara de despertar de un trance.

“Sakaki… Chicos…” Murmuró Kanako.

“¡Orihara! ¡No deberías intentar ser una chica mágica hasta que te hayas preparado más!” Mutsuko llamó indignada. “¡Podrías haber ido a la sala del club y encontrar cosas mucho mejores!”

Pero Kanako negó con la cabeza. “Voy a un isekai. En realidad… estoy conjurando a uno aquí. La hechicera dijo que sería más rápido…”

“¡Orihara!” Llamó Aiko. “¿No podemos encontrar otra forma de llevarte a un isekai? ¡Estás afectando a demasiadas personas de esta manera!”

Kanako se incorporó con las piernas temblorosas y tímidamente levantó su bastón por encima de la cabeza.

“¡Yah!” Bajó el bastón con un grito a medias.

Aiko estaba mirando tontamente, esperando a ver qué pasaba, cuando Yuichi de repente la agarró.

“¿Eh?” Aiko respiró sorprendida cuando se encontró de repente en movimiento. Yuichi aterrizó a cierta distancia, en ese mismo instante, vio aparecer una pared en el espacio en el que acababa de estar.

Una pared de hielo se había formado entre ellos y el escenario, crujiendo gélidamente.

Kanako parecía tan sorprendida como ellos, lo que le sugirió a Aiko que no estaba tratando de lastimarlos. Simplemente no quería que la interrumpieran.

La pared de hielo que Kanako había hecho era menos sólida que la de Rochefort, era delgada, de aspecto quebradizo y completamente transparente, pero parecía que ganar tiempo era todo lo que Kanako quería hacer, y corrió detrás del escenario y desapareció.

Yuichi golpeó la pared de hielo con su puño. Abrió fácilmente un agujero en ella, pero eso no hizo que todo se derrumbara, y el agujero que había abierto se llenó lentamente.

“¡Maldita sea! ¡Salgamos y traigámosla de vuelta!” Él gritó.

Renunciando a destruir el muro, Yuichi corrió hacia la salida.

Aiko también estaba a punto de correr, cuando de repente, todo el gimnasio comenzó a temblar con un fuerte ruido.

“¿Eh? ¿Qué? ¿Un terremoto?” Aiko instintivamente se agachó. Se sintió como si algo grande estuviera sucediendo.

El temblor disminuyó rápidamente, y lo siguiente que supo Aiko fue que Yuichi estaba a su lado.

Justo cuando comenzaba a preguntarse si el terremoto también era obra de Kanako, escuchó el sonido de estática proveniente de los altavoces.

“Ahora explicaré el juego. Sólo diré esto una vez y no responderé preguntas. Hay tres reglas básicas: Uno, la violencia está prohibida. Dos, si pierden su derecho a existir, mueren. Miren el dorso de su mano, por favor. Deberían ver el número romano III allí. Eso representa su derecho a existir. Cuando comience el juego, todos los jugadores tendrán tres y cada uno perderá uno cada hora. Tres, los jugadores pueden apostar estos entre sí de la forma que deseen. Les garantizo que todas las deudas serán pagadas. Con esto termina la explicación. Hay otras reglas, pero podrán aprenderlas mientras juegas. Ahora, comencemos el juego.”

El anuncio se produjo sin previo aviso, luego se cortó con la misma brusquedad, sin dejar espacio para la discusión.

“¿Esa es… La señorita Shikitani?” Preguntó Aiko. Ella había reconocido esa forma contundente de hablar.

Aiko miró el dorso de su mano y, de hecho, vio un “III” flotando en el aire por encima de ella. Era vagamente luminiscente, como un holograma.

Yuichi también revisó su mano. “¿La habilidad de Shikitani? Pero pensaba que sólo podría usarlo en espacios cerrados…”

Aiko lo recordó explicando sobre eso en el restaurante de Tomomi.

“¿Qué habilidad? ¿Eso tiene algo que ver con la aparición de estos números?” Mutsuko preguntó, y Yuichi explicó: Las habilidades de Makina incluían “Juego de Habitación Sellada”, que le permitía establecer las reglas en un espacio cerrado, y “Dominio Inviolable”, que protegía los objetos necesarios para mantener el juego.

Después de escuchar la explicación, Mutsuko intentó golpear a Yuichi con sus puños en una rabieta fingida, pero nunca llegaron a su cabeza. Simplemente se desviaron y resbalaron de él, como si estuviera hecho de goma.

A continuación, Mutsuko se golpeó ligeramente la cabeza. Esta vez, acertó. No parecía haber nada que impidiera que alguien se tocara a sí misma.

“Así que ‘Dominio Inviolable’ prohíbe la violencia contra otros, supongo.” Dijo Mutsuko. “Me pregunto si podría suicidarme. ¿O envenenar a la gente?”

“Ni siquiera especules.” Dijo Yuichi. “No vamos a seguirle el juego a esa degenerada.” Para comprobarlo por sí mismo, Yuichi alcanzó el rostro de Mutsuko, y esta vez también se le escapó la mano.

“¿Qué piensas de esto, Yu?” Ella preguntó.

“Si pudieras controlar tus vectores perfectamente, tal vez…” Dijo Yuichi.

“Entiendo… supongo que no puedo preguntarte cómo supiste todo esto, Yu.”

“… No quiero decirlo aún.” Respondió Yuichi después de pensarlo un momento.

Aun debía mantener la existencia de Monika en secreto para Mutsuko. Quizás simplemente no quería depender de su hermana mayor para todo.

“Ya veo.” Dijo Mutsuko. “¡Entonces olvídate de eso! ¡Vayamos al nuevo edificio de la escuela para hacer algo con la persona que hizo ese anuncio!” Incluso en un momento como este, Mutsuko claramente no podía contener su emoción.

Cuando salieron del gimnasio, Aiko volvió los ojos hacia el nuevo edificio de la escuela y luego se quedó paralizada.

“Um… Espera… ¿qué?” Aiko miró a Yuichi en busca de una explicación.

“¿Tú crees que yo lo entiendo?” Yuichi respondió con un tono de voz completamente desconcertado.

Aiko miró el nuevo edificio de la escuela una vez más para confirmar.

La punta del castillo invertido se pegaba al techo del edificio.

Eran alrededor de las 5:00 PM cuando llegaron al vestíbulo de entrada del nuevo edificio escolar. A esta hora del día aun debería haber luz solar, pero todo estaba bastante oscuro, gracias a la niebla.

El interior del edificio de la escuela se mantenía sin cambios, a pesar de la aguja de un castillo que se adhería a él, pero los estudiantes adentro no se vieron afectados.

Llanto confuso, discusión sensata, correr de forma imprudente: sus reacciones estaban por todos lados.

“¡Es inútil! ¡No podemos dejar los terrenos de la escuela!” Un grupo que había estado revisando las cosas afuera informó.

“¿Quieres decir que no es solo la niebla?” Alguien más chilló. “¡Hay algo como una pared ahí! ¡Y no podemos traspasarla!”

Este era el “Dominio Inviolable” de Makina, el campo defensivo que protegía las cosas necesarias para el juego. Probablemente cubría toda la escuela.

Incluso los estudiantes que dudaban de la situación al principio parecían estar llegando a creer que el anuncio era cierto.

Los números flotando sobre sus manos; el hecho de que no podían escapar; la membrana transparente que cubría a cada uno de los estudiantes, prohibiendo la violencia… Todo era evidencia de que las reglas establecidas en el anuncio habían sido ciertas.

“Entonces, ¿qué hacemos? ¿Dirigirnos a la sala de transmisión?” Yuichi le preguntó a Mutsuko. Habían llegado al nuevo edificio de la escuela, pero notó que ella no parecía tener un plan de juego más allá de eso.

“¡Primero, al techo!” Declaró en respuesta.

“No estás diciendo eso sólo porque quieres ver el castillo de cerca,

¿verdad?” Yuichi preguntó dubitativo.

Mutsuko le mostró su tableta, que estaba transmitiendo video desde el techo.

Podía ver la torre del castillo que se cruzaba con el techo, pero no había destrucción. La unión era limpia, como si coexistieran en el mismo espacio. Parecía una pieza de escultura de vanguardia. Allí también había una mujer con gafas, caminando por el techo.

Yuichi la reconoció. Era Makina Shikitani.

“¡Si ella fue la mujer que hizo el anuncio, entonces ella es claramente la causa de todo esto!” Declaró Mutsuko. “Si podemos hacer algo con ella, entonces después tendremos tiempo para resolver el problema de Orihara, ¿verdad?”

“Me sorprendería más saber que ella no tuvo nada que ver con esto, sí.” Comentó Yuichi. Ella había dicho que era un secreto, pero tal vez el objetivo original de Makina había sido involucrar a todos en la escuela en su juego.

“¡Procedamos con precaución!” Declaró Mutsuko. “¡Ella podría haber puesto algunas trampas en el camino!”

“Te ves bastante feliz por todo esto, Nee-chan…” Yuichi se sentía un poco harto del eterno optimismo de su hermana.

“Por cierto, ¿dónde está Takeuchi?” Preguntó Aiko, como si apenas la recordara.

“No tenemos tiempo para buscar, pero conociéndola, se las arreglará por su propia cuenta.” Dijo Yuichi. No se habían encontrado con Natsuki desde que se separaron en el salón del club, cuando ella había dicho que estaría buscando a Kanako en el nuevo edificio de la escuela. Aiko parecía estar preocupada por ella, pero en este momento esa no podía ser su prioridad.

El grupo comenzó a dirigirse hacia el techo. La predicción de Mutsuko sobre las trampas resultó incorrecta, y la alcanzaron fácilmente.

Casi todo el techo estaba dominado por la torre invertida del castillo, pero no había señales de daños en la estructura en sí, lo que confirma que había algún tipo de fenómeno sobrenatural en juego.

Yuichi miró hacia arriba y vio el castillo en sí, incluso más masivo que la torre que ya estaba atravesando el techo, y las vastas extensiones de tierra más arriba. La escala era tan enorme que dificultaba juzgar la distancia correctamente.

“Si esta es la punta del Castillo Zalegrande, ese debe ser el espacio vital de la Lord Demonio.” Mutsuko señaló la veranda al revés. “Parece que la mujer de las gafas entró por allí.”

“Hemos llegado tan lejos.” Dijo Yuichi. “Tendremos que entrar.”

Se acercó a la veranda y se asomó al interior. Era una vista desorientadora, con el techo y el piso invertidos. Pensando en ello, a estas alturas el techo debería haber llegado al tercer piso de la escuela, pero no habían visto ninguna influencia del castillo allí, lo que sugería que algún tipo de fenómeno de deformación dimensional debía estar involucrado.

La habitación no tenía el tipo de atmósfera espeluznante que esperarías de una habitación en el castillo de una Lord Demonio. Estaba todo revestido de blanco y rebosante de buen gusto.

“¿Cómo entramos?” Yuichi preguntó. Si simplemente saltaran, caerían al techo, que estaba a unos cinco metros de profundidad. Yuichi estaría bien, pero tenía sus dudas de que Mutsuko y Aiko pudieran aterrizar a salvo.

“Yu, ¿por qué no entras primero y nos atrapas?” Preguntó Mutsuko.

“Sí, esa es probablemente la mejor opción.” Yuichi entró por la ventana de la terraza, preparando su cuerpo para absorber el impacto de la caída.

Pero sus expectativas fueron traicionadas de inmediato, ya que su sentido de arriba y abajo cambió de repente.

“¿Eh?” Yuichi no estaba cayendo hacia el techo, sino hacia el suelo, de cabeza. Rápidamente plantó las manos, rodó hacia adelante y se enderezó. Miró hacia arriba y vio a Mutsuko y Aiko, mirándolo a través de la ventana, boca abajo.

“¿Inversión de gravedad?” Mutsuko exclamó. “¡Eso es tan genial!”

“Han pasado tantas cosas que no estoy tan sorprendida como creo que debería estarlo…” Murmuró Aiko.

Mutsuko estaba encantada por eso, pero Aiko parecía tener sentimientos encontrados.

“Si simplemente estamos cayendo al suelo, no es tan malo.” Dijo Yuichi. Mientras se tomen su tiempo, no debería ser un problema para ellos.

Mutsuko y Aiko entraron con cuidado, agarrándose al alféizar de la ventana. En el momento en que estuvieron dentro del castillo, su sentido de equilibrio pareció cambiar, aunque después de un momento de desorientación, se acostumbraron.

Yuichi volvió a mirar alrededor de la habitación. Era un espacio hermoso, todo en blanco. La gran cama con dosel en el medio sugería que era un dormitorio.

“¿A dónde fue?” Yuichi se preguntó. No había señales de nadie en la habitación.

“Buena pregunta.” Dijo Mutsuko. “Si es como la novela, esta es la Torre Blanca. Si atraviesas la puerta frente a la cama y sigues el pasillo, llegarás a la Torre Negra. Si quieres ir a otro lugar, tendrás que bajar las escaleras.”

“Vayamos primero a la Torre Negra.” El juicio de Yuichi se basaba puramente en la idea de que sería molesto tener que volver a subir las escaleras una vez que hubieran bajado.