Neechan Wa Chuunibyou (NL)

Volumen 4

Capitulo 6: Dentro De La Imitación Del Salón De Clases Parcialmente-Isekai

Parte 2

“Realmente no puedo pensar en ningún sitio.” Dijo Mutsuko. “A ella le gustan las historias de isekai, así que todo lo que puedo pensar es ‘ella se fue a un isekai’.”

“¡Eso no ayuda en absoluto!” Yuichi exclamó. Incluso si no podía pensar en nada, esa respuesta era demasiado ridícula.

“Lugares a los que Orihara podría ir…” Aiko hizo una demostración de pensamiento, pero nada parecía venir.

“Oye, ¿puede Sakiyama rastrear a dónde fue Orihara desde su casa?” Yuichi demandó.

“Acechar” también podría referirse a la idea de rastrear a la presa, por lo que Yuichi se preguntó si Sakiyama también podría tener esa habilidad.

“… Hay límites en lo bien que puede rastrear a alguien con quien no está obsesionado…” Ofreció Natsuki, disculpándose, después de pensarlo.

Yuichi se alegró de que no pudiese hacerlo.

“Esta situación parece tener algo que ver con su historia, ¿así que tal vez podamos obtener una pista de eso?” Preguntó Aiko, en un tono que sugería que se estaban quedando sin opciones.

“Pensé en eso, pero una fantasía de isekai no es una buena referencia, en lo que respecta a lugares concretos que Orihara podría estar…” Respondió Mutsuko, igual de perdida. “Aun así, incluso si la historia no ayuda, siento que ella tiene que estar en algún lugar de la escuela.” Agregó con un suspiro.

“¿Y eso por qué?” Yuichi preguntó. No podía ni imaginarse qué base tenía ella para sugerir eso.

“Si Orihara está haciendo esto, tengo la sensación de que tendría que estar cerca para que el fenómeno se propague hasta este punto.” Explicó Mutsuko. “¡No hay forma de que sea del tipo de poder de largo alcance!”

Su declaración era firme, pero Yuichi dudaba. No podía imaginarse a Kanako teniendo ese tipo de poder de cualquier manera.

“Por cierto, Nee-chan, ¿no tienes cámaras en la escuela? ¿No podrían decirte algo?” Preguntó. Esta vez sus acciones extremadamente ilegales podrían ser útiles. Podían saber si Kanako había ido a la escuela viendo las grabaciones.

“Oh, no, Yu.” Amonestó Mutsuko. “En aras de la privacidad, ¡sólo transmito videos en tiempo real! ¡Nunca grabo!”

“¿Qué clase de límites son esos? ¡Y tampoco te pongas tan orgullosa de ello!” Yuichi objetó incluso mientras se levantaba. “De todos modos, estar aquí hablando no nos hace ningún bien. Haz tu monitoreo en tiempo real aquí, Nee-chan. Voy a registrar la escuela.”

“¡Yo también voy!” Aiko se unió a él de pie.

“Está bien, Noro.” Dijo. “Irás conmigo. ¿Y tú, Takeuchi?”

“Revisaré el nuevo edificio de la escuela. ¿Por qué no comienzan ustedes dos con el edificio viejo?” Con eso, Natsuki se fue rápidamente.

Los otros dos estaban a punto de irse cuando Mutsuko los detuvo.

“¡Esperen un minuto! ¡Hay un lugar donde la cámara actúa de manera extraña! ¡No obtengo ninguna imagen!” Ella anunció.

“¿Dónde está?” Yuichi preguntó.

“¡El gimnasio! No deberían dañarse fácilmente…”

Yuichi recordó algo sobre un gimnasio en la nueva historia de Kanako. Ella había dicho que solo había escrito el prólogo, pero que había comenzado en el gimnasio.

“Si tiene algo que ver con su historia, entonces ella podría estar allí.” Dijo Yuichi. Con eso, los tres se dirigieron al gimnasio.

En el momento en que entraron, notaron que algo andaba mal.

Hacía suficiente frío allí para que pudieran ver su aliento.

“¡¿Que está pasando aquí?!” Aiko se abrazó a sí misma, temblando. Sus uniformes de verano no estaban hechos para lidiar con un frío como este.

Había un brillo blanco en todo el interior del gimnasio, causado por una niebla que parecía cubrirlo todo.

El escenario estaba rodeado por una pared de hielo que llegaba hasta el techo. Yuichi pensó que podía ver a alguien al otro lado de ese hielo azul pálido, pero no podía estar seguro.

Frente a la pared de hielo había un caballero con armadura montado en un caballo. La armadura que llevaba era la armadura que había caído del cielo el otro día, y era el hombre que había estado revisando a los estudiantes esa mañana en el edificio de la escuela: Rochefort Cielo Azul de los Doce Reyes del Infierno.

“¡Lo sabía! ¡Sabía que era extraño que la cámara no captara el gimnasio!” Mutsuko señaló la pasarela del segundo piso. Si había una cámara allí, Yuichi no podría verla. “Hice la cámara lo suficientemente pequeña para que sea difícil de ver, lo que debe causarle problemas de durabilidad. Y está diseñada para uso en interiores, ¡así que supongo que no podría soportar temperaturas bajo cero!”

Mutsuko solía estar eminentemente preparada para cosas que nunca surgirían, pero parecía que ni siquiera ella había tomado en cuenta la temperatura del gimnasio.

“¡Rochefort Cielo Azul! ¿Eres tú el que está detrás de esto?” Yuichi no estaba muy seguro de cómo abordar a un personaje de una historia de fantasía, así que decidió ser directo. Tenía la sensación de que pronto iban a pelear.

“En efecto. ¡Y de aquí no pasarás!” Declaró el caballero. Estaba a unos 30 metros de la entrada al escenario. Pero su voz pesada y grave resonó en el gimnasio, claramente audible.

“Ya veo.” Junto a Yuichi, Mutsuko se cruzó de brazos y asintió. “¡Eso significa que debe haber algo aquí!”

“Um, ¿podría preguntar por qué no podemos pasar? ¡Estamos buscando a alguien!” Aiko preguntó en voz alta, sin ningún sentimiento de miedo en su voz. Por lo que Yuichi podía decir, no le tenía miedo a Rochefort en absoluto.

Sorprendentemente, Rochefort no dudó en responder a la pregunta de Aiko. “Si es la chica dentro de la barrera lo que buscas, entonces no puedo dejar que la veas. Aunque es poco probable que lo aceptes, te diré el motivo.”

“Rochefort es una persona honorable, así que responderá honestamente a lo que le preguntes.” Le susurró Aiko a Yuichi. Probablemente sólo lo conocía por la historia, pero también parecía confiar en él hasta cierto punto.

“Estoy buscando a la Lord Demonio Lasagna, y he determinado que ella no está aquí.” Explicó el caballero. “Por lo tanto, deseo volver a mi castillo, pero no puedo hacerlo por mis propios medios. Para volver, debo tener un hechicero que vincule nuestros mundos. Me dijeron que había quienes encontrarían esto inconveniente y tratarían de detenerlo. Así que hago guardia sobre la hechicera aquí mientras espero a que se complete el hechizo. Si tienen negocios con la hechicera, pueden hablar con ella después que realice el hechizo.”

“Vaya que a Rochefort le gusta el monólogo…” Dijo Aiko, con una extraña comprensión.

Pero Yuichi sabía que no podían esperar a que se completara el hechizo.

“Nee-chan, ¿puedo pedir prestados esos?” Señaló los guantes sin dedos que usaba Mutsuko, que generalmente trataba de ignorar.

“¿Eh? ¿Qué quieres con los viejos guantes sudorosos de tu Nee- chan?” Ella preguntó.

“¡No quiero esos! ¡Quiero su función de la que siempre estás presumiendo!” Replicó.

“¡Si eso deseas!” Ella declaró. “¿Cuál quieres, Mors o Renatus?”

“¡¿Les diste nombres?! Ebony e Ivory, Gan Jiang y Mo Ye, como sea que los llames, ¡dame los dos!”

“Oh, vamos… si te pusieras los que te hice, ¡podrías haberlos usado en cualquier momento que quisieras!” Mutsuko refunfuñó mientras entregaba sus guantes.

Eran un poco pequeños, pero Yuichi se los puso rápidamente. “Por cierto, ¿hoy llevas encima tus sables?”

Al escuchar que esos también podrían ser útiles, los ojos de Mutsuko se abrieron de par en par. “¡No puedo creerlo! ¿Por qué tuviste que preguntar eso hoy, de todos los días? ¡Ah, mis sables están fuera de servicio el día que Yu quiere usarlos! ¡Soy tan estúpida!

¡Estúpida, estúpida, estúpida!”

“No quería usarlos y no voy a preguntar cómo los mantienes, o estaremos aquí todo el día.” Dijo. Dejando a Mutsuko a su propia recriminación, se volvió hacia Aiko. “Y Entonces, Noro. Necesito dinero en efectivo. ¿Cuántas monedas de 500 yenes tienes?”

“Claro, pero ¿siquiera me has devuelto el dinero de la última vez?” Ella preguntó.

“¿Pensé que estaríamos a mano después de que compré el regalo para Yori?”

“Eso no fue suficiente para quedar a mano. Realmente tienes que devolverme el dinero.” Aiko parecía un poco frustrada, pero sacó tres monedas de 500 yenes de su bolso y se las entregó a Yuichi.

Yuichi las agarró en su mano, luego se volvió hacia Rochefort. El caballero había estado observando en silencio su discusión.

“¿Es cierto que eres honorable y responderás honestamente a todo lo que te pida?” Yuichi le preguntó a Rochefort mientras daba un paso adelante, juntando sus puños.

“Si no habla mal o hace daño a otra persona, responderé.” Dijo el caballero.

“¿Cómo puedo entrar?”

“Hmm… lo que está pensando en hacer no es incorrecto.” Dijo el caballero. “La barrera se mantiene con mi magia. Si puede derrotarme, naturalmente se dispersará.”

Rochefort vio a Yuichi prepararse para la batalla. No había ninguna pretensión en sus modales; parecía que simplemente estaba diciendo la verdad.

Y luego, Yuichi dio un paso adelante.

Con la brida en la mano izquierda, Rochefort volvió la mano derecha hacia el cielo. No fue dada ninguna advertencia. Había considerado que Yuichi había cruzado la línea.

Bolas de hielo aparecieron de la nada, suficientes para cubrir por completo el techo del gimnasio. Luego comenzaron a alargarse, formando lanzas de hielo, cuyas puntas escalofriantes se volvieron hacia Yuichi.

“¡Nee-chan! ¡Retrocede!” Yuichi gritó. Yuichi había asumido que Rochefort no estaría apuntando a las chicas, pero había tantos proyectiles que era posible que pudieran ser alcanzadas por fuego perdido.

En el segundo en que se dispararon las lanzas, Yuichi voló hacia adelante.

Mientras corría, las miró.

Rochefort no había disparado todas las lanzas de hielo a la vez. Debe haber estado preparando una segunda y tercera ola, en caso de que la primera fallara. Cuando la primera ola se disparó, las lanzas de hielo de la segunda ola continuaron apuntando a Yuichi.

La primera ronda golpeó donde había estado Yuichi. La segunda fue disparada hacia donde se esperaba que Yuichi estuviera… Yuichi se movió en diagonal hacia adelante, acelerando para esquivarlas. La tercera ola, que parecía determinar que no podían atraparlo concentrándose en ningún punto, simplemente golpeó el suelo al azar a su alrededor.

Irónicamente, era uno de estos salvajes ataques el que venía directo hacia él. En lugar de esquivar, simplemente cargó hacia adelante y lo tiró con el dorso de la mano. Estaba probando para ver si los guantes de Mutsuko podían desviar el ataque, y parecía que la resistencia de las cuchillas realmente vencía el filo de las lanzas de hielo.

Yuichi corrió hacia adelante aún más audazmente. Saber que podía bloquearlas aumentaba exponencialmente sus opciones.

Las lanzas en el aire continuaron formándose. Como si formaran parte de una falange flotante, simplemente aparecían, una tras otra, tras otra.

A través de las lanzas que caían como lluvia, Yuichi esquivó, desvió, bloqueó, agarró, rompió, y todo el tiempo siguió avanzando.

De vez en cuando aparecía una lanza desde abajo, y la esquivaba instintivamente. A medida que se acercaba, el aire se volvía más frío y simplemente lo atravesaba. Yuichi no estaba tan débil como para congelarse por un pequeño escalofrío como este.

Su oponente, Rochefort, nunca se movió. Permaneció exactamente dónde estaba, con el brazo derecho en alto.

¿Esperaba proteger la pared de hielo, o simplemente no podía moverse mientras usaba su magia?

Continuando manteniendo las lanzas a raya, Yuichi logró llegar al alcance cuerpo a cuerpo.

La lluvia de lanzas de hielo cesó abruptamente; no era lo suficientemente preciso como para que Rochefort empleara con seguridad tan cerca de su persona. Pero eso no significaba que Yuichi estuviera fuera de peligro.

Todavía agarrando las riendas, Rochefort movió su mano izquierda.

Sacó una pistola, como por arte de magia, apuntando a Yuichi.

Rochefort era un coracero. El arma principal de tales caballeros en la Europa medieval era la pistola, y disparó la suya sin dudarlo. Yuichi se echó a un lado y, en ese mismo instante, arrojó las monedas que tenía en la mano.

Los tres discos planos perforaron la muñequera izquierda de Rochefort. La pistola voló por el aire y rebotó en el techo, y en ese momento, Yuichi saltó hacia adelante. Se lanzó sobre Rochefort y golpeó su pecho con la rodilla.

Hubo un fuerte golpe y Rochefort perdió el equilibrio, pero eso fue todo. Las propiedades defensivas de la armadura habían negado el ataque de Yuichi.

Rochefort se estaba cayendo de su caballo. Yuichi, cayendo con él, arremetió para envolver su brazo izquierdo alrededor del cuello de Rochefort.

Su puño derecho se echó hacia atrás con un puñetazo.

Golpearon el suelo con fuerza, y en ese instante, lanzó su puño derecho hacia adelante.

El puño de Yuichi atravesó la armadura de Rochefort e hizo contacto con su carne.

***

Cuando comenzó la batalla, las chicas escaparon rápidamente del gimnasio.

Luego asomaron la cabeza hacia adentro, para ver qué estaba pasando adentro.

“Um… está usando algo de magia en Sakaki que estoy segura que nunca ha visto antes, pero…” Aiko conocía las habilidades de Yuichi, pero aun así la sorprendió. Después de todo, era magia. Normalmente, alguien se sorprendería con eso; incluso podrían verse obligados a dudar. Pero Yuichi lo manejó como si todo fuera evidente.

“¡Incluso si es magia, si no es: ‘¡Todos se mueren!¡Eternal Force Blizzard!’, puedes solucionarlo, ¿verdad?” Respondió Mutsuko. “Tener hielo volando hacia ti no es tan diferente a que te disparen con armas, y por lo que puedo ver, ¡en realidad es más lento que las balas!”

Las palabras de Mutsuko tenían sentido, pero, aun así, era una lluvia constante de estalactitas. No tenía nada de simple.

“Y luego le dio un puñetazo en la armadura… Espera, ¿la atravesó? La armadura no debería…” No debería romperse tan fácilmente, pensó Aiko.