Neechan Wa Chuunibyou (NL)

Volumen 4

Capitulo 4: Finalmente Hablemos De Las Vacaciones De Verano

Parte 2

Yuichi dividió un rincón de su mente para comenzar a buscar formas de lidiar con cada una de sus habilidades.

“Supongo que no podremos hablar de esto, ¿verdad?” Yuichi preguntó, sin mucha esperanza.

“No, eso no es cierto…” El hombre habló por primera vez. Su voz era pesada y baja, pero había una irritación significativa mezclada con ella. “¡Puedes llorar, gritar, orinarte y suplicar por tu vida! ¡Lo que no quiero ver es que te des aires!” Rugió el hombre.

“Sí, hablar no va a funcionar aquí…” Murmuró Yuichi.

En otras palabras, el gigante era un matón que ponía los músculos antes que el cerebro. Yuichi decidió que no tenía sentido decir nada más y se preparó para luchar.

El hombre miró a Yuichi, sus ojos ardían de rabia. Estaba a punto de cargar hacia adelante, pero de repente se detuvo.

Yuichi lo miró fijamente.

Este era un desarrollo inesperado. No había ninguna razón para que se detuviera. El hombre tosió algo rojo y pegajoso.

“¿Eh?”

Algo sobresalía del pecho del hombre. La punta era afilada y metálica y estaba manchada de sangre. Yuichi tardó un momento en darse cuenta de que era la punta de una espada.

“Sabes que encontrar enemigos a través de la resonancia se aplica a todos nosotros.” Dijo una voz detrás del hombre. “Vaya que bajaste la guardia.”

El hombre con una espada atravesando su corazón se lanzó hacia adelante, revelando a una chica en edad de escuela secundaria.

Estaba vestida con un traje veraniego alegre de camisola y pantalones cortos. Era sólo su brazo derecho, extendido frente a ella, lo que arruinaba su aspecto. Estaba envuelto en algo negro y retorcido, y en su mano había una espada manchada de sangre, que a su vez estaba envuelta en llamas negras.

Sobre su cabeza estaba la palabra “Héroe”. Yuichi había visto muchas palabras en su tiempo, pero esta era la más sospechosa hasta el momento.

El hombre caído se quedó inmóvil. Definitivamente estaba muerto. El hecho de que la palabra sobre su cabeza hubiera desaparecido era una prueba incuestionable.

“¿No dijiste que era inmortal? ¿Y quién es ella?” Le preguntó a Monika mientras mantenía sus ojos fijos en la chica parada frente a él.

“¿C-Cómo debería saberlo?” Monika sonaba tan confundida como él sobre la situación.

¿Refuerzos? ¿Ella también participa en la guerra? ¿Qué está pasando aquí? La mente de Yuichi estaba llena de preguntas, pero no parecía recibir ninguna respuesta.

Yuichi miró a la chica. La chica miró a Yuichi.

“¿Eh? Oye, ¿no eres Sakaki? ¿Qué estás haciendo aquí?” Preguntó la chica.

Era casi como si lo conociera.

“¿Nos conocemos?” Yuichi preguntó, con la guardia completamente levantada. Esta chica no era normal si no tenía reparos en matar a alguien.

Por supuesto, Yuichi no estaba en posición de hablar. Había sentido una leve conmoción al ver morir a alguien frente a sus ojos, pero nada más que eso. Quizás era el entrenamiento de Mutsuko lo que le había enseñado a mantener la calma en situaciones como estas, pero aun así sentía un poco de autodesprecio por eso.

“Nos cruzamos en los pasillos de la escuela, eso es todo.” Dijo la chica. “Pero eres famoso, así que casi todo el mundo te conoce.”

“No sé si recuerdo haber hecho algo que me hiciera destacar…” Desde que descubrió el Lector de Almas, Yuichi se había esforzado por mantenerse fuera del radar. En lo único que podía pensar era en ser conocido como el hermano menor de su hermana.

“¿Eh? Aun así, todas las chicas de nuestra clase piensan que eres muy sexy.” Dijo la chica. Mientras hablaba, pasó la espada de su mano derecha a su izquierda. La oscuridad que la envolvía se extendía de una mano a otra con una cualidad casi viscosa, antes de finalmente disiparse cuando se completaba el cambio. Ahora sostenida en su mano izquierda, el filo amenazador de la hoja se había desvanecido por completo. Simplemente parecía un juguete de plástico, que la chica metió en su cinturón con una floritura.

Luego comenzó a acercarse a él casualmente, pero Yuichi levantó una mano.

“Detente.”

“¿Eh? ¿Me tienes miedo o algo así?” La chica se detuvo y lo miró confundida. “Vamos, está bien. Él era un mal tipo. Soy de los buenos.” La chica señaló al hombre detrás de ella y luego a sí misma, con una sonrisa en blanco, como si eso lo explicara todo. “Así que no te preocupes, ¿de acuerdo?”

“Es un tipo malo, ¿así que lo mataste? Vaya héroe…” Yuichi dijo, sarcásticamente.

“Ja, ¿te refieres a una especie de héroe-con-un-demonio-en-su- brazo-derecho?” Dijo la chica, como si le gustara bastante la idea. Parecía completamente inconsciente de su palabra ‘Héroe’. “Me gusta. Los héroes caídos son geniales.”

“¡Yuichi! ¡Ten cuidado con su brazo derecho!” Monika exclamó.

“Sí, lo sé.” Yuichi respondió secamente a la advertencia. La chica había mencionado algo sobre la resonancia, por lo que claramente era parte de la Guerra de las Vasijas Divinas. La situación se estaba volviendo cada vez más confusa.

“No sé por qué tienes el ojo del Dios Maligno, Sakaki, pero no pareces ser su anfitrión, así que puedo tomármelo con calma.” Dijo la chica. “Solo dámelo y te dejaré ir.”

“Lo siento.” Dijo Yuichi. “Esto me fue confiado. No puedo simplemente entregártelo.” Echó una mirada detrás de él. Monika parecía nerviosa.

“Hmm, eso es un problema… no quiero matarte si puedo evitarlo. Pero en nombre de la justicia…” Antes de que pudiera terminar, la chica desapareció abruptamente.

Eso era lo que pensaría cualquier persona normal, al menos. Pero Yuichi vio lo que realmente sucedió. El hombre caído de repente se sentó, levantó un puño carnoso y la golpeó a un lado. El cuerpo ligero de la chica había volado como una muñeca de trapo, luego se estrelló contra el costado de un edificio cercano.

“¡Maldita sea!” Yuichi había estado demasiado lejos; no podía ir a ayudarla.

Había subestimado la palabra “Inmortal”.

El corazón del hombre había sido penetrado. Definitivamente había estado muerto. Mutsuko había golpeado las advertencias sobre oponentes jugando a la zarigüeya en su cabeza una y otra vez, por lo que Yuichi sabía qué buscar, y no había duda. Pero fue esa certeza lo que le hizo bajar la guardia.

“¡Ah, maldita sea! ¡Me hiciste perder una!” Escupió el hombre, mirando a la chica caída. El número sobre su cabeza ahora decía ‘12’.

“¿Eso es lo que significa ‘Inmortal’?” Yuichi preguntó.

Había un agujero en la ropa del hombre, pero ninguna herida en el pecho. Todo se había curado en un instante.

En otras palabras, matarlo cura todas sus heridas de inmediato y lo devuelve a la normalidad, pensó Yuichi. No entendía la lógica de eso, pero esa era la realidad. Tendría que aceptarlo.

El hombre levantó un pie para pisar a la chica colapsada.

Ella rápidamente se dio la vuelta y se balanceó hacia afuera con su brazo derecho envuelto en llamas negras, lanzando una piedra de esa mano. Debió haberla agarrado cuando se estaba cayendo. Se convirtió en una bala de luz mientras volaba hacia él.

Un ataque sorpresa. Normalmente sería imposible esquivarla, dado el tiempo con el que el hombre estaba tratando de pisarla. Pero el hombre simplemente bajó la pierna y la esquivó sin esfuerzo.

Luego volvió a levantar la pierna y aplastó sin piedad la cabeza de la chica debajo de ella. Hubo un inquietante crujido de huesos y una copiosa efusión de sangre. Estaba claro que no podía salvarla.

“Los ataques sorpresa no funcionarán mientras pueda verte.” Dijo el hombre. Parecía dirigirse a la chica muerta, pero probablemente lo estaba diciendo para invocar la desesperación en Yuichi.

Se refería a su visión de futuro. Así era como funcionaba su vista mágica.

Esa era la base detrás de todo lo que hacía.

No había ningún beneficio en contárselo a Yuichi, pero parecía tener absoluta confianza en que la información no cambiaría lo que estaba por venir. El solo hecho de saber que alguien tenía una visión futura no te ayudaría a lidiar con eso.

“Perdón por la espera.” Dijo el hombre. “Finalmente es tu turno.” Le lanzó una sonrisa feroz a Yuichi, luego dio un paso hacia adelante.

***

Tenía suerte, pensó el hombre. Podía obtener dos Vasijas Divinas de una sola vez, con muy poco sacrificio de su parte.

El brazo derecho que poseía la chica tenía el poder de mejorar las armas y armaduras, al parecer. Un poder de combate. Eso le sentaba bien.

No conocía el poder de la Vasija Divina que tenía el chico, pero si fuera un ojo, no tendría que dejar que encontrara un anfitrión en él. Ya él tenía el mejor ojo.

El ojo de vista previa, como lo consideraba. Le mostraba lo que iba a suceder unos segundos en el futuro, interpretado como una leve superposición sobre su visión del presente.

El hombre se acercó al chico, con la intención de atacar con una patada alta. Mientras lo hacía, tuvo una visión del chico levantando su brazo derecho al lado de su cara para bloquear. Cuando pensó en golpear en lugar de patear, esta vez, tuvo una visión del chico levantando la mano frente a su cara.

Sabía lo que haría su oponente de antemano. Nadie podría negar que eso le daba una ventaja en la batalla.

Había adquirido una visión mágica, además de la superfuerza y la inmortalidad con la que había nacido. El hombre tenía perfecta confianza en lo que podía hacer en una pelea. No importaba lo que sucediera, no había forma de que pudiera perder. Nunca antes había perdido ante un ser sobrenatural, y mucho menos ante un simple humano.

El hombre se veía a sí mismo como un monstruo que trascendía a todos los monstruos. Si sentía algo por el chico, era una lástima que hubiera nacido tan débil en comparación. Por supuesto, eso no era motivo para contenerse. Pisotearía a la hormiga y estaría agradecido de no haber nacido hormiga él mismo.

El hombre estaba molesto.

Sólo porque era un poco más rápido, el chico había corrido por todos lados, pensando arrogantemente que podía perderlo. Estaba seguro de que también era culpa de este mocoso que lo hubieran tomado por sorpresa después de arrinconarlo.

No volvería a bajar la guardia. No había señales de otro portador de la Vasijas Divinas en el área, pero ahora sabrían que estaba aquí. Tendría que terminar las cosas aquí rápidamente y luego ponerse en movimiento de nuevo.

Miró unos segundos hacia el futuro y vio que el chico no tenía intención de moverse. Al parecer, iba a quedarse allí hasta que el hombre se le acercara.

El hombre levantó el brazo derecho y se llevó el puño a la oreja. Una postura de golpe claramente telegrafiada, pero al hombre no le importaba. Sabía de antemano si el puñetazo aterrizaría o no, así que no importaba cuán obvio lo hiciera, podía ver que seguramente golpearía.

El hombre se lanzaría con el puño. El chico intentaría bloquearlo frente a su cara. Todo lo que el hombre podía ver era cómo actuaría su oponente; no podía decir qué tan lejos volaría el chico después de que lo golpearan.

Pero no necesitaba visión futura para saber que el poder de su golpe rompería el delgado brazo del chico, le haría colapsar la nariz y la cara, y lo dejaría colapsado en el pavimento.

Satisfecho, el hombre lanzó su puño hacia adelante.

Yuichi agarró el puño del hombre justo antes de que golpeara su rostro.

Sin moverse un paso de donde estaba, agarró el puño con solo la mano izquierda extendida.

Yuichi estaba molesto.

Ocurrió el ataque con la camioneta, la gente que había matado en la ciudad y la forma indiferente con que le había aplastado la cabeza a esa chica. La arrogancia del hombre era intolerable.

Por eso decidió enfrentarse con él de frente.

Igualando fuerza contra fuerza, velocidad contra velocidad, habilidad contra habilidad. Eso era lo que le había enseñado Mutsuko.

Usar la habilidad para lidiar con la fuerza era algo que Mutsuko pensaba que era de mente estrecha, y su forma de pensar encajaba perfectamente con la competitividad de Yuichi.

El hombre se quedó paralizado, boquiabierto, como si no estuviera muy seguro de lo que estaba pasando. Estaba completamente abierto. Pero Yuichi esperó a que el hombre se moviera.

Lo primero que trató de hacer el hombre fue retirar su puño atrapado, por lo que Yuichi comenzó a aplastarlo con su propia fuerza de agarre finamente afinada.

El rostro del hombre se contorsionó en agonía cuando su puño derecho fue aplastado. Soltó una especie de gancho con la izquierda.

Yuichi se acercó, pisó el pie izquierdo del hombre, atrapó su rodilla izquierda entre las suyas, le golpeó la mandíbula con la palma y lanzó el codo hacia el plexo solar del hombre. Todo sucedió casi simultáneamente; el hombre ni siquiera podía procesar lo que estaba sucediendo. Estaba confundido por los diversos dolores que repentinamente recorrían su cuerpo.

Cuando el puño derecho del hombre sanó, lanzó otro golpe.

Yuichi detuvo la mano a su lado, rompió el codo derecho del hombre y luego soltó un golpe para romperle la nariz. Al mismo tiempo, apuntó una patada a la entrepierna del hombre.

Si este hombre podía ver el futuro, como afirmaba, ahora mismo debe estar presenciando su propia derrota sin escapatoria.

De todas las habilidades de este hombre, Yuichi se había dado cuenta de que su visión del futuro no era la que le preocupaba. Incluso Yuichi podía hacer lo que hizo; predecir las acciones de su oponente era algo que hacía todo el tiempo.

En las artes marciales chinas, se conocía como “ting jin”, energía auditiva, la capacidad de detectar los movimientos de tu oponente antes de que llegaran. Sentir cambios en el equilibrio y la tensión de los músculos instintivamente… era, efectivamente, una forma de visión del futuro.

“¡Maldito seas!” Gritó el hombre.