Totsuzen Papa ni Natta (NL)

Volumen 2

Capítulo 7: El Sr. Dragón es Contratado

“Así que para resumir, ¿eres el Dragón Anciano que se dice que vive en el Pico Sagrado de Olimpia?”

“Sí, así es.”

“Y Olivia es humana, y tú la has criado toda su vida.” “Sí, así es.”

“Y hace unos momentos, cuando tus emociones se dispararon, terminaste convirtiéndote de nuevo en tu forma de dragón… ¿Correcto?”

“Sí, así es…”

Le estaba explicando la situación a la Srta. Phyllis ahora que habíamos regresado ilesos a la Oficina de la Directora después de ahuyentar a esos faux-nixs. Parecía que la Srta. Phyllis había visto muy bien mi forma de dragón, así que decidí contarle nuestra historia, y toda la verdad con ella.

Por cierto, tras la retirada de los faux-nixs, la Srta. Phyllis se había apresurado a levantar una barrera alrededor de la academia llamada “Reflexión”. Me dijeron que la fuga de maná de Luca ya no atraería a los monstruos. ¡Uf!

“Nunca quise mentirte. Sólo quería que Olivia viviera una vida feliz como una niña humana…”

Sinceramente, nunca tuve la intención de engañar a nadie. Y no soy un dragón temible.

Incliné la cabeza profundamente. “¡Por favor, no expulse a Olivia!”

Había conseguido que la admitieran en la academia mintiendo sobre mi identidad. La Srta. Phyllis estaría en su derecho de expulsarla, pero yo quería evitarlo a toda costa. Si mi condición de dragón hacía que la vida escolar de Olivia llegara a su fin, sería horrible.

La Oficina de la Directora estaba en absoluto silencio. “Papi…” Olivia murmuró, claramente inquieta.

El ambiente era tan insoportable que tenía ganas de salir corriendo. Pero todo irá bien, Olivia. A papi se le ocurrirá algo. Aunque tal y como estaban las cosas, lo único que podía hacer era disculparme.

“… Sr. Eldraco.” “¿Sí?”

“… ¿Por qué no me lo dijiste antes?” “¿Eh?”

“Je, je je je… Nunca imaginé que Olivia fuera realmente una Dracoshaman. Ahh…

¡Ahora todo tiene sentido!”

Muy a mi pesar levanté la vista. La Srta. Phyllis se reía tanto que le temblaban los hombros. “Usted… ¿No está enfadada?”

“No estoy enfadada. Es sólo que a mi cabeza le cuesta ponerse al día, por así decirlo. Sabía que no eras un hombre corriente, pero nunca sospeché que fueras un dragón anciano… He vivido más de mil años; ¡pensar que todavía puedo encontrar un giro tan intrigante!”

¿No está enfadada, Srta. Phyllis? ¡Así que esto podría no significar la expulsión! ¡Qué alivio!

“¿Qué puedo hacer sino reírme?” Continuó la Srta. Phyllis.

“Entonces, err, ¿esto significa que Olivia puede seguir asistiendo a esta escuela?”

“Por supuesto que puede. Puede que sea, bueno, del tipo no conoce su propia fuerza, pero sigue siendo una estudiante sobresaliente. No hay forma terrenal de que pueda expulsar a la Alumna del Rey.”

“¡Me alegro mucho!”

“Además, sé lo querida que es Olivia para usted, Sr. Eldraco.”

Así es. Había olvidado que la Srta. Phyllis no es sólo la fundadora y directora de la academia. También es madre, con una hija de la edad de Olivia. Tiene sus propias preocupaciones cotidianas, e incluso ha venido a pedirme consejo antes. Me quita un peso de encima.

“Espera.” Dijo Luca, temblando y con la cara roja. “¡Nadie me ha dicho una palabra de esto!”

La Srta. Esmeralda parecía estar reflexionando sobre algo mientras se encontraba a su lado.

“¡No es justo!” “¿Eh? ¿No es justo?”

La explicación de Luca podría resumirse así:

Las habilidades de los humanos cambian de acuerdo con la calidad y la cantidad de maná a la que están expuestos desde una edad temprana. Por eso, una humana como Olivia, que creció al lado de un dragón, tendría naturalmente un poder mágico más fuerte que un humano común, o incluso que los elfos, los enanos, etc. Al parecer, los dragones emiten inconscientemente grandes cantidades de maná. La noticia de que se había visto un dragón anciano en Olimpia se había transmitido durante generaciones y, además, la gente suponía que debía haber una fuente de alto poder mágico debido a la gran cantidad de recursos de la montaña y a su floreciente ecosistema.

Ahora que lo pienso, había leído un libro para padres que afirmaba que la voz de un dragón potencia la inteligencia de sus hijos, y Olivia había sido capaz de leer libros de nivel avanzado sin mucha dificultad.

Luca se estremeció mientras nos miraba fijamente. “¡Eso es hacer trampa!” “Err, no sé qué decirte…”

“Yo abso-luta y defini-tivamente DEBO ser la estudiante supe-rior, y sin embargo…” Luca estaba al borde de las lágrimas.

Fue la Srta. Esmeralda quien la detuvo. “Luca.” “¿Milady?”

“Puede que haya crecido rodeada del maná de un dragón anciano, pero eso está bien.

Cuanto más digno sea el rival, más acalorada será la rivalidad.” “P-Pero profesora…”

“Piénsalo, Luca.” Los ojos de la Srta. Esmeralda ardían. “¡Si me preguntas, vencer a alguien que es naturalmente más fuerte que tú es la prueba ÚLTIMA de que eres realmente el fuerte!”

“E-Eso es cierto…”

“Je je… je je je je… Tengo que dar las gracias a Phyllis. No sólo le proporcionó a Luca un lugar seguro para ser educada, ¡sino que también organizó el escenario ideal para ella!

¡FUA JA JA! Luca, como mi mejor aprendiz, Esmeralda Serpentia, ¡espero que tomes el puesto de Alumna del Rey con tus propias manos!”

“¡Si, señora! No la defraudaré, Milady Esmeralda!”

¡Hablando de estar animado! Parece que Luca tiene menos ganas de divertirse en el colegio y más de arrebatarle el puesto de Alumna del Rey a Olivia.

“Papi.” Murmuró Olivia, que estaba sentada a mi lado. “Es la primera vez que veo a un profesor y a su aprendiz.”

“Lo mismo digo, cariño.”

Entonces, justo cuando la Srta. Phyllis lanzaba un suspiro, Olivia y yo expresamos el mismo sentimiento al unísono: “Parece un poco estricta.”

“… Eso es para los cabezas de chorlito.” Se lamentó la Srta. Phyllis. “Lo juro.”

Estaba oscuro y, aunque no me importaba su compañía, tenía que volver pronto a casa. Después de todo, la reunión especial de padres y profesores había llegado a su fin. Habían pasado muchas cosas, pero la ceremonia de matriculación de la Academia Femenina de Florence era al día siguiente, después de la cual comenzaría oficialmente la vida de Olivia como alumna de segundo curso. En cuanto a las alumnas de segundo curso, la primera que conoció fue bastante intensa.

Después de que Olivia se despidiera y se marchara, estaba a punto de salir del despacho de la directora cuando la Srta. Phyllis me llamó. “¿Sr. Eldraco? Hay algo que me gustaría mucho comentarle.”

***

Varias horas más tarde, en plena noche, en el comedor del Antiguo Castillo de la Reina Oscura situado en el Pico Sagrado de Olimpia…

“¡¿Un guardia de seguridad?!”

“Un guardia de seguridad.” Repitió la Srta. Phyllis, con el té en la mano.

Eso era lo que la Srta. Phyllis quería pedirme. Ella quería que yo actuara como seguridad en la Academia Florence.

“A petición de Esmeralda, he decidido tomar a Luca bajo el ala de la academia. No hace falta decir que mis barreras mágicas son impecables e inexpugnables, pero… en caso de que vuelva a ocurrir algo similar a lo que ha ocurrido hoy, creo que es crucial tener un dragón anciano como tú en la escuela. Porque verás, debo proteger a las chicas, ¡cueste lo que cueste!”

“… Así que de eso se trata.”

“¡Bueno, Dragón Anciano, lo hará, ¿o no lo hará?!” “¿Es necesario preguntar?”

No había necesidad de pensarlo. Quiero decir, vamos: ¡convertirse en guardia de seguridad significa poder ver a Olivia todos los días!

“¡Lo haré, y empezaré mañana!”

***

“Dime, Esmeralda…”

De vuelta a la oficina de la directora, Phyllis y Esmeralda hablaban con copas de vino llenas de hidromiel. Era el tipo de hora feliz que es sólo para adultos.

“¿Sí, Phyllis?”

“… ¿Qué te parece si bajas tu nivel de brusquedad?” “Pero mira tú, puedes ser grosera cuando quieres.”

“Me refiero a ese espíritu competitivo enloquecido que estás avivando en Luca. Basta con decir que lo encuentro cuestionable.”

“¿Es esa tu opinión como directora de la prestigiosa Academia Florence?” “No. Es mi opinión como amiga y compañera madre. Una madre-amiga.” “¡Ah, ja, ja, una madre-amiga, dice! Tu hija… ¿cómo se llamaba?”

“Seraphy do Riphyllia Rozaria Excelia Glorie Caritas-et-Veritas Mariamne Florence.” “¡Eso es larguísimo!”

“… Lo es, ¿no?”

Podría haberse dejado llevar a la hora de nombrar a su hija. Y podría haber acabado imponiéndole sus propias esperanzas.

“Créeme que soy consciente de ello.” Llenó sus vasos vacíos con más hidromiel. “Por favor, sólo llámala Seraphy.”

“Claro, lo tengo.” Esmeralda se lo tragó. “¿Quién iba a pensar que seríamos madres? Si me hubieras preguntado hace mil años, te habría llamado loca.”

“¡Tú lo has dicho! Pero pareces más un mentor estricto que una madre.” “Bueno, sí, en realidad no soy una madre.”

“¿No es tu posición más o menos la misma?” “¿Hrm?”

Luego de una pausa.

“Esmeralda. ¿No crees que sería mejor no ir tan a fondo con todo el asunto de ser su ‘profesora’?”

“Je, je, aunque soy bastante convincente como ‘profesora’, ¿no?” “Sí, mucho.”

“Así que estoy bien.”

“Era sarcasmo. En fin, adoras a la chica, ¿verdad?” “Urgh…”

Esmeralda Serpentia sí que adoraba a su discípula. Por lo que Phyllis recordaba, una vez que Esmeralda se hizo cargo de la pequeña niña que atraía a los monstruos, procedió a abandonar su posición como célebre comandante de la Real Orden de Caballeros, embarcándose en un viaje por las tierras. No prestó atención a las voces que opinaban que la niña con la Reliquia Suprema en su interior debía ser puesta bajo la vigilancia de la Real Sociedad de Hechiceros, sino que optó por seguir buscando un lugar seguro para ella. Una vez que Luca tuvo la edad suficiente para asistir a la escuela, Esmeralda dejó de lado su elevado orgullo y sus pretensiones hacia Phyllis e hizo todo lo posible para que Luca ingresara en la academia que Phyllis había fundado. Si eso no era el epítome de una madre cariñosa, ¿qué era?

“¡Mira, no somos madre e hija! ¡Estoy manteniendo las cosas como profesor y aprendiz para que ella no se sienta en deuda conmigo más adelante!”

“Dime la verdad. Te encantaría darle un abrazo, ¿verdad?” “¡Sí, lo haría!”

“Y quieres aplastar esas mejillas.” “¡Claro que sí!”

“Y llevar ropa a juego…”

“¡Obviamente quiero llevar conjuntos a juego!”

“… Y sin embargo aquí estás, siento toda estricta y estoica.” “Guh…”

Phyllis suspiró con una sonrisa. Tenía sus dudas sobre dejar que Luca asistiera (sobre todo en lo que respecta a tener que lidiar con su testarudo tutor), pero se sentía aliviada por el momento. Ahora que podía contar con el Dragón Anciano para vigilar el lugar, no necesitaba que Esmeralda se quedara en la Academia para salvaguardar también a Luca. Nunca había soñado que el buen Sr. Eldraco pudiera ser un dragón anciano nacido en tiempos inmemoriales… pero lo veía como un golpe de suerte. Ahora, sólo esperaba que la propensión de Olivia a la destrucción de la propiedad se calmara y que Luca no se pusiera demasiado agresiva ni discutiera con Olivia.

Si se puede decir que tiene una preocupación con respecto a eso… “¿Esmeralda?”

“¿Sí?”

Esa noche Esmeralda y Luca se alojarían en una habitación de huéspedes de la academia, pero el problema se presentaba el día después en la clasificación de los dormitorios tras la ceremonia de inscripción. No había ningún tipo de ceremonia que decidiera a qué dormitorios serían asignadas las chicas en ese momento; en ese momento, ya se decidía en función de la competencia académica y el poder mágico de la estudiante en el momento de la inscripción, así como de las relaciones entre las casas. Según la tradición, la alumna que ocupaba el primer puesto de los alumnos de primer año era asignada a Fontaine, el dormitorio de las fuentes. Además, esa alumna compartía habitación con la mejor alumna de otro curso (la razón es que así se proporcionaba a los alumnos brillantes un entorno más idóneo). El año anterior, una alumna que no había dejado de ser la mejor de su curso desde que se matriculó había sido residente del dormitorio de las fuentes y compañera de habitación de Olivia. Esa chica había salido ahora al mundo como investigadora de la Real Sociedad de Hechicería.

La anterior mejor estudiante del primer año había sido Olivia Eldraco. Y la mejor estudiante de primer año de este año no era otra que Luca Ioenami.

“Estoy pensando que puede ser una mala idea que Olivia y Luca vivan en la misma habitación.”

Phyllis se tragó su malestar junto con un poco de hidromiel.