Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 2

Capítulo 10: Pechka En El Mundo De Las Criaturas

Parte 2

Melville

Había subestimado a Pechka.

Para que la magia de Pechka funcionara, tenía que estar tocando a su objetivo con las palmas de las manos, y además necesitaba cinco minutos para prepararse, por lo que sus poderes no eran utilizables en la batalla. Melville había pensado que mientras no fuera tan tonta como para dejar que Pechka le pusiera las manos encima durante cinco minutos seguidos, su magia sería inútil. No se había imaginado que Pechka fuera capaz de tener un área de efecto tan amplia.

Pero no importaba. La culpa había sido de Melville por darle cinco minutos de margen, olvidándose de su magia, y dejando que Pechka hablara libremente para que Melville pudiera presumir de lo despreocupada que estaba. Se había enfadado cuando las diferencias entre ella y Cranberry habían salido a la luz, y había hecho un mal trabajo ocultándolo. Si no fuera por eso, nunca habría considerado permitir todo el balbuceo incómodo de Pechka.

La hermosa Músico del Bosque se había abatido ante Melville mientras cazaba animales en las colinas y los campos con su arco y flechas hechos a mano. Ni siquiera el gran oso, el dios de la montaña, había sido rival para ella. Había admirado tanto a Músico del Bosque, anhelaba tanto ser como ella, que su forma de chica mágica se parecía a la persona que adoraba.

Melville había admirado a Cranberry, la adoraba. Pero a pesar de eso, había elegido un camino diferente al de su ídolo. No, se había visto obligada a elegir un camino diferente.

La magia de Melville era el poder de cambiar los colores de la superficie de cualquier objeto. Podía borrar lo que se suponía que estaba allí y crear otra cosa. Su poderosa habilidad podía engañar a los ojos de sus enemigos, confundirlos y reducir su fuerza. El estilo de Melville consistía en despistar y engañar a sus enemigos, para luego derribarlos.

Pero su magia no funcionó en absoluto con Cranberry. Aunque Melville había aprendido a moverse casi sin ruido, el oído de Cranberry era más agudo que su vista. Podía sentir los latidos de cualquier criatura viva. Si un objeto no estaba vivo, podía enviar ondas similares a las del sonar para localizarlo. La magia que sólo podía cambiar las apariencias no significaba mucho para Cranberry.

La identidad de Cranberry se basaba en su propia fuerza. Pero el principio básico de Melville era que, como no podía ser tan buena como Cranberry, haría las cosas de otra manera.

Ella planeó. Engañó. Utilizó ataques sorpresa y asesinatos. Alianzas temporales. También dinero. Mientras pudiera ganar, eso era suficiente. El más fuerte de todos era el último en pie.

Pero Melville nunca lo superó. Después de todo su entrenamiento y batallas, ya no era una novata. Pero a medida que se acercaba a Cranberry, sentía cada vez más que nunca la alcanzaría.

Los fuertes mandan en las montañas. Las chicas mágicas eran las más fuertes y grandes de todas. La más fuerte de ellas sería realmente la más grande.

Melville había sido elegida como chica mágica a través del examen de Cranberry, y después, cooperaría con Cranberry cuando fuera necesario. A diferencia de las otras chicas mágicas, su memoria nunca había sido borrada. El deseo de Melville era conservar sus recuerdos, y Cranberry se lo había concedido.

Melville quería ser capaz de vencer a Cranberry, algún día. Con ese deseo en mente, había continuado como chica mágica hasta que se topó con un muro que nunca pudo superar. Entonces, mientras ella estaba ocupada luchando, Cranberry, la que se suponía que era la más fuerte de todos, había sido asesinado. Cuando las acciones de Cranberry fueron expuestas, las autoridades también habían atrapado a Melville. Antes de que se le pasara el susto de la muerte de Cranberry, le habían quitado sus calificaciones de chica mágica y volvía a ser sólo una chica.

Entonces este juego había comenzado. Alguien le había devuelto sus poderes. Había recuperado su identidad como admiradora de Músico del Bosque, Cranberry; su fuerza; y su forma de vivir. Observando a los demás participantes, se dio cuenta de que había varias caras conocidas. Eran los vencedores que Melville había visto antes cuando había ayudado a Cranberry en sus exámenes. Algunos eran examinados cuyos nombres habían sido escritos en los registros que Fav había dejado atrás. También había varias caras nuevas, pero Melville estaba segura de que todas eran vencedoras de los exámenes de Cranberry.

Alguien había reunido a todas estas chicas que habían pasado y las había obligado a jugar un juego. En otras palabras, esto significaba que Cranberry estaba viva, ¿verdad? Nadie más que Cranberry habría hecho algo así. O su muerte había sido una mentira, o ella misma la había fingido. Cranberry era tan fuerte, que era imposible que hubiera muerto, había pensado Melville con alegría.

Las otras chicas parecían pensar que este juego era exactamente lo que parecía. No es de extrañar. Todas lo habían olvidado. Pero Cranberry nunca les haría jugar a un juego totalmente seguro. Les habían dicho que debían cooperar para derrotar al Rey Malvado, pero Cranberry, por supuesto, habría querido que hicieran otra cosa. Había reunido a los vencedores aquí para hacerlos jugar, a fin de seleccionar al verdadero vencedor entre todas ellas. Por supuesto, Melville tenía que ser la ganadora.

Melville fingió ser un participante normal mientras iba matando a los demás jugadores en secreto.

Si hubiera luchado contra Masked Wonder de frente, la otra chica habría sido un gran desafío. Verla enfrentarse a Cherna Mouse había sido prueba suficiente de ello. No era una oponente para luchar cara a cara. Era mejor tomarla por sorpresa.

Melville se había alegrado cuando Akane se había retirado de la carrera. En el hospital, Akane había estado hirviendo de odio hacia Cranberry y, al parecer, aún recordaba fragmentos. Ella había ido por ahí diciendo, Músico, Músico, en cada oportunidad, por lo que Melville había estado preocupada de que pudiera hacer que una de las otras recordara.

Hablando de abandonos, Genopsyko y Magical Daisy también fueron responsables de sus propias muertes. Tanto Genopsyko, que podía anular cualquier ataque, como Magical Daisy, que tenía mucha experiencia y utilizaba una poderosa magia de KO de un solo golpe, eran enemigos problemáticos. La eliminación de esas dos había sido una gran ayuda para Melville.

Cherna Mouse había sido manejable y fácil de controlar. Al utilizarla para monopolizar los cotos de caza, Melville había sembrado la semilla de la discordia entre los grupos y frenado el intercambio de información. Había considerado utilizar a Cherna hasta el final… pero cuando vio que Cherna aplastaba el tanque de Pfle, cambió de opinión. Si Cherna se hubiera vuelto contra ella en algún momento, habría sido demasiado para Melville.

@Meow-Meow. Parecía que sus recuerdos comenzaban a regresar, tal vez provocados por las cosas que Akane había dicho. Aunque tenía auténtica fuerza incluso sin sus recuerdos, y era capaz de luchar contra Akane y ganar. Melville había utilizado el cuerpo de Genopsyko para acabar con ella. @Meow-Meow había sentido mucho por sus aliados, así que para matarla, Melville se vio obligada a utilizar a esos aliados para bajar la guardia. Melville les había dejado ver a Genopsyko de antemano y les había dejado el mensaje de advertencia de que había un traidor. También había creado una herida en la cara de la falsa Genopsyko, y más tarde, cuando había hecho que Rionetta controlara el cuerpo de Genopsyko, Melville había borrado la herida, sugiriendo que Genopsyko había sobrevivido y que @Meow-Meow era la traidora.

Melville había utilizado a Rionetta porque había visto su examen completo, y sabía cómo se ganaba la vida Rionetta. Básicamente era una asesina que sólo trabajaba por dinero. Por supuesto, Rionetta no podía dejar que el Reino Mágico lo supiera. Melville se había colado en la casa de Rionetta para dejar tres millones de yenes en efectivo sobre su mesa. Cuando el juego se había reanudado, Melville había revelado que había sido ella quien se lo había dado, añadiendo que esperaba que sirviera para pagar las deudas del padre de Rionetta. Melville la había atraído con dinero, pero también la había amenazado implícitamente: sabía dónde vivía Rionetta y sobre su familia. Así fue como utilizó a Rionetta para eliminar a @Meow-Meow.

En cuanto a las chicas mágicas restantes… Estaba Pfle. Ella era un objetivo sencillo, y también había perdido su silla de ruedas. Shadow Gale. Si ese tanque de diez patas era lo mejor que podía hacer, entonces no había problema. Nonako Miyokata. Dependía de los monstruos disponibles, pero Melville podría matarla, incluso en un dos contra uno contra su dragón. Detec Bell. Su magia no sólo era inadecuada para la batalla, sino que apenas podía utilizarla en el juego. Pechka. Ni hablar.

La única difícil sería Lazuline. La anterior Lapis Lazuline había sido una de las principales veteranas entre los victoriosos supervivientes de los exámenes de Cranberry. Había sido una vieja bruja astuta, e incluso antes de convertirse en una chica mágica, no había bajado la guardia ni un segundo en su vida. Dado que la vieja Lazuline la había escogido, la actual Lapis Lazuline no sería ninguna débil, y su aguda intuición también sería una amenaza para Melville.

¿Cómo eliminarla?

Ese fue el momento en el que los recuerdos de todos los jugadores habían regresado y Melville había perdido su ventaja. Si sólo hubiera conseguido matar a Detec Bell al instante y robarle el teléfono… pero ya era demasiado tarde para eso.

Ahora que todo estaba al descubierto, Melville ya no podía esconderse entre los jugadores. Su aspecto había nacido de su deseo de ser igual que Cranberry. Sus enredaderas, rosas y orejas puntiagudas ya eran iguales. Probablemente no la atacarían de inmediato por su mero parecido, pero sin duda sospecharían mucho de ella. No podía permanecer oculta por más tiempo.

Melville había cometido un error al subestimar a Pechka y lo pagó caro, pero eso no hizo que el juego terminara de inmediato. Melville apuñaló a Pechka con su jabalina y finalmente se escabulló cuando el agarre de la otra chica se aflojó. Se hizo invisible y escapó, e inmediatamente después, oyó que algo golpeaba el lago, junto con un chorro de agua.

Era Clantail. Había entrado por el agujero que había hecho Pechka, con la parte inferior del cuerpo como un pez… no, como un delfín. Pateó a través del agua con su gran cola, directamente hacia Pechka.

Melville ignoró a Clantail y nadó hacia la orilla, borrando hábilmente las gotas de agua, sus huellas y a sí misma mientras avanzaba. Haciendo que pareciera que nunca había habido nada allí, rodeó el lago.

Clantail estaba usando su teléfono mágico. Tenía que estar intentando curar la herida de su compañera. Pechka estaba viva, apenas. Melville se había asegurado de que la puñalada no la matara inmediatamente.

Todavía invisible, Melville se movió alrededor de la orilla del lago para acercarse a Clantail por detrás. Con Pechka en sus brazos, ella no estaba vigilando a Melville. Su espalda desprotegida era un buen blanco.

Si Melville usaba su arco, el sonido de su cuerda podría alertar a Clantail. Aunque no fuera Cranberry, todas las chicas mágicas tenían sentidos agudos, que por supuesto incluían un oído agudo. Además, por muy grande que fuera la caverna, seguía siendo un espacio cerrado. Si provocaba un derrumbe y quedaba atrapada aquí, Melville estaría indefensa.

Ahora, debería usar su jabalina de forma adecuada y lanzarla con la mano. Para cuando Clantail se diera cuenta de que volaba hacia ella, estaría empalada por el acero transparente. Lentamente y sin hacer ruido, Melville levantó su arma y la lanzó a la espalda de Clantail.

***

Pechka

Cuando Pechka abrió los ojos, estaba en los brazos de Clantail. Siguiendo sus recuerdos, recordó haber sido apuñalada por una jabalina, y miró su propio estómago. Había un agujero en su ropa, y la zona alrededor estaba toda roja, pero no sentía dolor. No había ninguna lanza. Intentó tocar el lugar y no encontró ninguna herida.

“Qué alivio…” Clantail sonreía. Parecía estar a punto de llorar.

Pechka estaba en sus brazos, así que sus caras estaban cerca.

Al mirar la parte inferior del cuerpo de Clantail, Pechka vio que se había transformado en un delfín. Es una de sus transformaciones más bonitas. La clasificaré junto con la del ciervo y la del poni, pensó Pechka, con la mente todavía confusa.

Justo entonces… de repente percibió el olor de algo. El olor era exactamente igual al que se cernía sobre ellas y sobre la propia Pechka, y estaba rodeando el lago. Pechka miró a su alrededor, pero no pudo ver nada que pudiera ser la fuente. Antes de que Pechka se diera cuenta de lo que estaba pasando, actuó. Rodeó con sus brazos los hombros de Clantail e invirtió sus posiciones en el agua.

Un impacto brutal golpeó su espalda. Sintió que su cuerpo iba a ser destrozado.

Dolor. Calor. Frío. Agonía. Miedo.

Ella cayó en la negrura junto con todos estos sentimientos negativos. Pero una sola cosa dentro de ella brillaba maravillosamente.

Pechka finalmente había sido capaz de actuar. Había sido capaz de proteger a su querida amiga. Satisfecha con este resultado, cerró los ojos en silencio.

Sus amigas estaban allí, detrás de sus párpados. También su familia. Nonako y Rionetta estaban peleando, y Clantail intentaba que se calmaran. Ninomiya estaba allí. Esa chica que se parecía tanto a él también estaba allí. Todos sonreían. Pechka sonrió. Era agradable. Esto era divertido, y ella se alegraba.

***

Melville

Pechka la había atrapado una vez más. Su jabalina debería haber atravesado la espalda de Clantail, pero Pechka las había hecho girar para que le diera a ella en su lugar. Ahora Clantail era consciente de su enemiga, y antes de que Melville pudiera disparar una segunda jabalina, se lanzó al agua con Pechka.

Sí, otra vez Pechka. Melville escupió en una roca. Intentó calmarse, pero estaba tan furiosa que estaba a punto de hervir de humillación y rabia.

Clantail no había notado a Melville, pero Pechka sí. Había detectado la presencia de Melville, intuyó lo que estaba haciendo y bloqueó la lanza que Melville había arrojado a la espalda de Clantail. Tenía que haber una razón por la que Pechka había sido la única en darse cuenta. Los movimientos de Melville habían sido totalmente silenciosos. Nadie podría haberla percibido, a menos que su oído fuera tan agudo como el de Cranberry. Lo único, además de la vista y el oído, era el olor. Tal vez, al igual que la capacidad de Cranberry para controlar el sonido le confería un poderoso sentido del oído, las habilidades culinarias de Pechka le daban un asombroso sentido del olfato.

La explicación de su fracaso permitió a Melville calmar por fin su corazón. Tomó otra lanza en la mano. No importaba cuántas lanzara, nunca se le acabarían.

La superficie del agua estaba quieta. Clantail seguía en su inmersión y no se levantaba.

¿Pechka estaba viva o muerta? Melville había sentido ese golpe. Probablemente estaba muerta. ¿Qué haría Clantail cuando su compañera de equipo muriera? Ella atacaría, seguro. Pero Melville había ocultado su presencia, y Clantail no tenía manera de encontrarla.

Melville tocó con su mano la pared de roca desnuda. No pudo percibir ningún movimiento dentro del agua.

Pensó que debía huir. Fuera, en el páramo, sería imbatible. Ella preferiría no luchar bajo tierra, si se le diera la opción. No había suficiente espacio. Si lanzaba su jabalina con fuerza, seguramente provocaría un derrumbe, y entonces sería ella la que quedaría atrapada y herida.

Pero huir ahora permitiría a los supervivientes reunirse. Prefería eliminarlos uno por uno. Reducir las fuerzas del enemigo era claramente mejor que luchar contra todos a la vez.

Melville miró hacia el techo. La magia de Pechka había abierto un gran agujero sobre ellas. Y en su refriega con Clantail, por primera vez en el juego, Melville había tirado de la cuerda del arco con toda la fuerza posible. Los objetos raros que había conseguido gracias a la Moneda Milagrosa, el Talismán de Poder y el Arco del Dios Malvado le habían permitido destruir uno de los edificios y formar un cráter. Ese poder era bueno, pero ese tipo de destrucción dramática podría haber llamado la atención de las otras chicas mágicas. Sería mejor si pudiera matar a Clantail subrepticiamente.

La superficie del agua se movía y ondulaba. Melville se concentró. Si lanzaba la jabalina directamente a la cara de Clantail, eso anularía la mitad del objetivo de hacerse invisible. Levantándose de puntillas, curvó su columna vertebral. Había dominado el arte de moverse silenciosamente en un intento de alcanzar a Cranberry, pero en última instancia, eso tampoco había sido suficiente para superar a Cranberry. Pero había construido la base del estilo de combate de Melville.

La cabeza de Clantail flotó en la superficie a veinte metros de la orilla opuesta. Sus hombros y su torso emergieron, y estaba acunando a Pechka. La chica seguía abrazada a Clantail. Sus miembros estaban sueltos y flácidos. La cabeza de Clantail estaba caída, por lo que Melville no podía ver su expresión desde donde estaba.

Si estaba sosteniendo a Pechka, eso significaba que sus brazos estaban ocupados.

Dando la vuelta al lado derecho de Clantail, Melville observó a Pechka. La sangre fluía de su espalda, manchando a Clantail. Su herida no se había curado, y su cara y sus brazos estaban más que pálidos. Estaban cenicientos. Melville había visto lo mismo muchas, muchas veces durante los exámenes de Cranberry. Pechka estaba muerta.

Con la parte inferior de su cuerpo aún en el agua, Clantail se acercaba a la orilla. Lo mejor sería matarla antes de que saliera del agua, ya que en el lago su movimiento sería limitado. Posicionándose en el flanco derecho de Clantail, Melville ajustó el agarre de su jabalina. A unos ciento treinta metros de su objetivo. Era una buena distancia. Preparó su jabalina, y un instante antes de lanzarla, sus ojos se encontraron con los de Lazuline… ¿Lazuline?

Una aplastante sensación de malestar invadió a Melville.

“¿Eres realmente el Rey Malvado, Melvy?” Lapis Lazuline estaba al lado de Clantail. Estaba frente a Melville y le hablaba, aunque debía ser invisible. Sus ojos estaban llenos de pura ira, y su cara estaba torcida en una mirada. Era la primera vez que Melville veía a Lazuline enfadada. Melville retrocedió medio paso. Estaba abrumada.

Aunque sólo por un momento, estaba confundida. La especialidad de Melville era crear algo de la nada. Ninguna de las otras chicas mágicas aquí podría haber hecho algo así.

La cabeza de Clantail se volvió para seguir la mirada de Lazuline, hacia Melville. Lazuline lanzó un orbe azul centelleante, se teletransportó hacia él y lo atrapó, luego lo lanzó para hacer otro teletransporte mientras seguía en el aire, y entonces estaba de pie justo delante de Melville.

“¿En serio eres el Rey Malvado, Melvy? ¿Eres tú la que mató a Bell?” Preguntó, enfrentándose a la invisible y silenciosa Melville. Lazuline podía saber dónde estaba.

Melville tomó una profunda bocanada de aire húmedo del lago subterráneo. Si Lazuline iba a concederle un momento, lo utilizaría para reprimir su creciente confusión, incomodidad y conmoción.

Cuando habían estado explorando la zona del castillo del Rey Malvado, Lazuline le había dado a Clantail una gema. Un seguro, en caso de que Lazuline fuera atacada repentinamente en el frente. ¿Había devuelto Clantail esa gema a Lazuline? Al menos, Melville no había presenciado el intercambio.

Clantail se había zambullido en el agua no sólo para evitar el ataque de Melville e intentar curar a Pechka, sino que había enviado una petición de ayuda a Lazuline. Lazuline había respondido y se había teletransportado a la gema que tenía Clantail.

La pregunta que quedaba era cómo Lazuline sabía dónde estaba Melville. Melville lanzó una jabalina, que Lazuline esquivó fácilmente antes de dirigirse hacia ella.

—¿Fue cosa de intuición? ¿Eso fue todo?

Melville lanzó una mirada a Clantail. Ya estaba a punto de llegar a la orilla.

La magia de Clantail consistía en transformar la parte inferior de su cuerpo en cualquier criatura no humana. Podía ser un mamífero, un reptil, un anfibio, un pez o cualquier otra cosa. Mientras estuviera vivo, todo valía. Sin embargo, cualquier criatura en la que se transformara nunca tendría nada por encima del cuello, porque era ahí donde crecería la parte superior del cuerpo de Clantail.

Melville lo sabía todo sobre Clantail, ya que Melville había asistido a Cranberry en su examen. Clantail se había transformado en varios animales entonces, pero todos ellos habían sido sólo del cuello para abajo. Nunca se había transformado en un animal con cabeza.

Los órganos sensoriales de un animal suelen estar situados por encima del cuello. Algunos casos extraños podían tenerlos en las patas o el torso, pero esas criaturas no tenían sentidos especialmente potentes. Ninguno de ellos sería lo suficientemente bueno para detectar a Melville cuando se movía en silencio. La capacidad de una serpiente para percibir el calor, el olfato de un perro y el sonar de un murciélago habrían sido una amenaza para ella, pero Clantail habría necesitado la cabeza del animal para utilizar esos órganos sensoriales. Por esa razón, la magia de Clantail no representaba una amenaza sustancial para Melville. Si ella derrotaba primero a Lazuline, sus posibilidades de victoria eran buenas.

Clantail depositó suavemente el cuerpo de Pechka en la orilla. Levantando la cabeza, miró a Melville. Con una expresión más bestial que la de cualquier animal, la miró.

“¡Melviiiiiille!” Aulló, cargando. La parte inferior de su cuerpo era un león. Seguramente no había elegido un caballo porque pensaba que los cascos serían peligrosos aquí, en la roca resbaladiza, y además estaba empapada.

La aproximación de Clantail fue rápida. Aunque no pudiera ver a Melville, Clantail sabría dónde estaba porque Lazuline estaba luchando contra ella. Se vería obligada a luchar dos contra uno. Después de desviar el golpe de Lazuline, Melville bloqueó una patada con su arco largo. No tenía tiempo.

Melville cambió todos los colores de la superficie rocosa alrededor de Clantail a un negro perfecto que no reflejaba ninguna luz. Ahora Clantail no podría ver las irregularidades del suelo, lo que dificultaría enormemente su carrera. ¿Disminuiría la velocidad, se abandonaría simplemente a su ira y correría a toda velocidad sólo para tropezar, o dudaría momentáneamente? Melville tenía que ganar algo de tiempo, por breve que fuera. Aprovecharía esos momentos para matar a Lazuline.

Melville apartó un golpe, y luego desvió cada parte del golpe, el gancho, el uppercut y la combinación de impactos de Lazuline con el dorso de la mano o la palma. Tiró su arco largo a un lado. En el cuerpo a cuerpo, sólo estorbaría. Lanzó la jabalina de su mano derecha a los pies de Lazuline, pero ésta bloqueó la puñalada con la parte inferior de su pie. Melville no pudo percibir que su invisibilidad pusiera a Lazuline en desventaja, aunque no pudo ver ni a Melville ni a su jabalina.

Lazuline había dicho que su intuición siempre había sido aguda, pero la anterior Lazuline la había pulido. Melville no pudo evitar pensar que la antigua Lazuline había anticipado una batalla a muerte contra múltiples oponentes. Lazuline podía esquivar los ataques por la espalda. Podía percibir a los atacantes, incluso cuando la tomaban por sorpresa. Podía ver a través de las trampas. Y, por supuesto, también era una luchadora con talento.

Había pasado un segundo.

¿En qué había pensado la anterior Lazuline? Esa bruja había sido astuta y tenaz. ¿En qué había estado pensando, entrenando a una chica mágica que llevaba su nombre para una batalla asesina, entrenándola duramente, mientras ella se retiraba despreocupada? Sólo había estado preparando un chivo expiatorio para cuando pasara algo, ¿no?

Esta chica, diseñada para una batalla real, tenía los puños afilados. Era precisa y nunca dudaba. Golpeó el hombro de Melville, le rozó la mejilla y le cortó un trozo de cabello, que salió flotando. Melville dejó de intentar guardar silencio. Dejó que los sonidos de su movimiento, su ropa, la respiración, todo hiciera ruido. Las dos chicas se golpearon. Intercambiaron golpes. Empujones, tropiezos, giros, puños hacia atrás, contragolpes con el codo. Melville golpeó a Lazuline en la muñeca para bloquear, pero no pudo frenar el golpe y fue golpeada en el cuello. Sin inmutarse, Melville sacó su jabalina y ensartó el muslo de Lazuline, sujetándola para clavarle un tacón en el pie derecho y romperlo.

Habían pasado dos segundos.

Lazuline no gritó. Ni siquiera mostró una pizca de dolor. Sin dudarlo, aplastó una gema con su mano derecha y esparció los fragmentos. Antes de que Melville pudiera entender lo que estaba haciendo, Lazuline se había desvanecido, y Melville estaba recibiendo un golpe en la espalda. Sus costillas crujieron. También le había dolido el riñón. Melville giró su jabalina hacia atrás, pero Lazuline no estaba allí. Melville levantó el brazo para bloquear un golpe dirigido a su sien, pero cuando intentó devolver el golpe, Lazuline ya había desaparecido. Tras un golpe en el torso, Melville se tambaleó. Previó los siguientes ataques al hombro, al brazo y al muslo, así que, aparte del primer golpe, se las arregló para evitar cualquier daño importante, pero no pudo contraatacar. La estaban pateando y golpeando desde todas las direcciones, como si estuviera en el centro de una turba enfurecida. Lazuline era sólo una chica, pero parecía una multitud.

Los fragmentos de gema azul brillaban mientras llovían. Cada uno de ellos era un arma mortal. Lazuline se teletransportaba de fragmento en fragmento una y otra vez, sus imágenes posteriores se superponían. No le daba a Melville tiempo para contraatacar.

Habían pasado tres segundos.

Melville cayó al suelo. Incapaz de resistir la ráfaga de violencia de Lazuline, cayó torpemente de espaldas… o eso hizo parecer, pero por supuesto, esa no era la verdad. El dolor o las heridas no podían quitarle a Melville su voluntad de luchar. Todo lo que hizo fue con la victoria en mente. Por muy cobarde o sucia que fuera, Melville había elegido un modo de vida que nunca la avergonzaría ante Cranberry.

Al colocarse sobre el suelo, Melville había eliminado su mayor punto ciego. El frío sólido de la superficie de la roca se filtró en sus costillas agrietadas. Lazuline estaba segura de revelarse para dar un último golpe a Melville, debilitada y abatida. Era entonces cuando Melville atacaría. Pero un solo ataque no sería suficiente para ganar. Si se tenían en cuenta las heridas de su oponente y las suyas propias, la postura de su oponente y la suya propia, las habilidades de su oponente y las suyas propias, y el hecho de que el tiempo dependía de Lazuline, estaban empatadas. No tenía sentido mantener las cosas así. Lo que Melville necesitaba era la victoria. Para ello, añadiría un poco de picante.

Habían pasado cuatro segundos.

Lazuline se reveló, y simultáneamente, Melville también lo hizo, y añadió color a su cuerpo, antes invisible. Mezcló geometría, color y sombra para crear una imagen engañosa. El pie de Lazuline se extendió, listo para pisar a Melville en el suelo.

Melville lanzó su jabalina, pasando por encima de la pierna de Lazuline para atravesar infaliblemente sus costillas y su corazón detrás de ellas. Lazuline la miró. Melville, torpemente despatarrada sobre su estómago, se reflejaba en sus ojos furiosos.

Cuando Melville había sido invisible, Lazuline había dado golpes certeros. De repente, al verla de frente, Lazuline se había vuelto un poco más audaz. Para dar su último golpe a los órganos vitales de Melville, su embestida hacia delante había sido un poco más grande, y eso había permitido a Melville, que en realidad estaba tumbada de espaldas a la espera, conectar con su jabalina primero.

Si Melville le hubiera presentado una imagen completamente falsa, sin el cuerpo real presente, probablemente Lazuline no habría caído en la trampa. Pero Melville sólo había hecho que pareciera que estaba volteada hacia el otro lado, aunque en realidad había estado en ese lugar. Utilizándose a sí misma como cebo, había conseguido crear la más mínima abertura en la guardia de Lazuline. Lazuline, con el corazón atravesado, también había dado su pisotón, pero era más débil, y no había alcanzado los órganos vitales de Melville.

Habían pasado cinco segundos.

Melville lo había conseguido. Clantail aún no estaba allí.

Lazuline se derrumbó y Melville se puso de pie para intercambiar su lugar con ella. Inmediatamente, se hizo invisible. La derrota de Lazuline no significaba que esto hubiera terminado. Melville borró la sangre que salpicaba a Lazuline, así como su propia sangre, todo. Lo único que dejó visible fue la propia Lazuline. Una vez que Clantail se acercara a Lazuline para salvarla, Melville tendría esto en la bolsa. La apuñalaría con su jabalina y terminaría la pelea.

Hubo una vibración en la superficie de la roca. Clantail se había lanzado al aire. Estaba saltando sobre el suelo negro.

Tonta. Eso la convirtió en un blanco fácil.

Clantail estaba a veinte metros de distancia. La parte inferior de su cuerpo se hinchó, a punto de transformarse allí mismo. Pero sin importar en qué intentara transformarse, no llegaría a tiempo. Ningún animal podría atacar desde tan lejos o cerrar la distancia más rápido que la jabalina de Melville. La lanza la apuñalaría primero.

El hinchado bajo vientre de Clantail se abrió. Aparecieron unas escamas rojas y brillantes, y lanzó sus patas delanteras hacia delante, cada una de ellas afilada y tan grande como un humano pequeño. Su cola era tan gruesa como un barril de aceite, tan larga como la de varias personas acostadas de pies a cabeza. Extendió un par de alas lo suficientemente grandes para un cuerpo así. Se agitaron con la suficiente fuerza como para hacer olas en la superficie del agua.

Melville recordó. No había manera de que pudiera olvidar esto. Era el Gran Dragón.

Agarrando su jabalina, la mano de Melville temblaba. No podía fijar su puntería. Sabía que debía apuntar a la parte superior del cuerpo, pero Clantail estaba muy por encima de ella, y su gran parte inferior ocultaba sus partes humanas.

Esta no era una situación en la que Melville pudiera luchar. Debía permanecer oculta y huir. El Gran Dragón era tan grande que Melville no podía esperar hacer mucho daño lanzando jabalinas a mano. Ella sólo tenía que conseguir algo de distancia. Un disparo de su arco largo, que podía destruir edificios y hacer cráteres en la tierra, podría lograrlo.

Cuando Melville trató de alejarse, algo rozó suavemente su tobillo. Era la mano de Lazuline. Todavía estaba boca abajo en el suelo en un charco de su propia sangre. Estaba muerta. Lo que Melville sintió contra su tobillo fue la mano de una persona muerta. El calor del cuerpo se estaba desangrando.

Pero ella se había movido. ¿Fue por obsesión? ¿Malicia?

Antes de que Melville pudiera averiguarlo, el Gran Dragón dio un golpe horizontal con sus garras. Cortó a Melville, aún invisible, en trozos y los arrojó al lago con un chorro de sangre.

***

Shadow Gale

Después de separarse de Pfle, su espalda se sentía extrañamente más ligera.

No tenía ninguna intención de oponerse a la orden de Pfle de huir inmediatamente si se sentía en peligro. Shadow Gale avanzó lentamente, observando atentamente en busca de cualquier cosa anormal que pudiera estar mínimamente fuera de lugar.

Hablando de cosas raras, la desaparición de Nokko era extraña, en sí misma. Nokko había estado corriendo a la cola de su grupo, así que tuvo que haber visto desaparecer a Lazuline. No había razón para que no mencionara la ausencia de Lazuline y luego se retirara silenciosamente de la fila.

En la mano izquierda de Shadow Gale estaba el Escudo del Dragón, y en la derecha sostenía la llave inglesa +7. Preparado para responder, sin importar quién atacara o desde dónde, Shadow Gale no corría por el vasto páramo, sino que caminaba. El icono de Nokko estaba cerca. Había un rascacielos a unos cien metros más adelante. Estaba cerca.

Manteniendo su ritmo y permaneciendo lo más alerta posible, Shadow Gale se acercó al rascacielos, y entonces estuvo allí. Tocó la pared del edificio. La textura era áspera. Era una estructura ruinosa más, no tenía nada de especial. No era diferente de los innumerables edificios decrépitos que salpican el páramo. No era más que un objeto del juego.

Comprobó la posición de Nokko con su teléfono mágico. No había cambiado en absoluto desde que Shadow Gale había utilizado el mapa por primera vez. Nokko seguía allí. Shadow Gale se guardó el teléfono en el bolsillo y sujetó la llave inglesa.

La función de localización del grupo en la aplicación del mapa no indicaba la ubicación de la persona, sino la de su dispositivo. Era muy posible convertir un teléfono mágico en un cebo para atraerla a una trampa. Independientemente de que Nokko hiciera tal cosa por sí misma, también era posible que alguien más utilizara su teléfono con ese fin.

Shadow Gale se deslizó a lo largo de la pared, rodeando la parte delantera del edificio. Disminuyó la velocidad, con cautela, con cuidado, enfocándose en su audición ante el más mínimo sonido, dando pasos suaves.

Estaba en silencio. No notó ningún sonido, pero sí olió algo. Lo recordó. El último piso de la zona subterránea, donde todas las chicas mágicas habían luchado juntas, volvió a su mente. Era el olor de algo quemado y chamuscado.

Cuando llegó a la fachada del edificio, Shadow Gale se asomó al interior. Había un bulto negro. No estaba claro qué había sido antes. Era una ceniza del tamaño de un torso humano. El suelo negro de hollín que lo rodeaba debía significar que esa cosa había sido quemada aquí.

Junto al bulto, un teléfono mágico yacía en el suelo. Había algo atado a él. Cuando lo vio, Shadow Gale cerró inmediatamente los ojos. Había sido cuidadosa y cautelosa hasta ese momento, pero justo cuando más importaba, cerraba los ojos. ¿Era porque quería dejar de ver lo que acababa de presenciar, o simplemente estaba apartando los ojos de la realidad?

La mano cortada de una chica sujetó con fuerza el teléfono mágico. Estaba quemada de color negro carbón desde la muñeca hasta la mitad del dorso. Sólo uno de los jugadores tenía una mano de ese tamaño. La imagen de esa mano, aún tan pequeña, se grabó a fuego bajo los párpados de Shadow Gale, y cerrar los ojos no fue suficiente para borrarla.

***

LADO DEL AMO #10

 “Hola. Te he estado esperando.”

La nueva puerta automática se abrió silenciosa y suavemente, invitando al huésped a entrar. La chica la había diseñado para ello. Aunque era obvio y se daba por sentado que la puerta debía deslizarse silenciosamente y sin fricción, la chica asintió satisfecha.

El teléfono mágico que estaba sobre la mesa se activó y una voz artificial gritó: “¡Snow White!”

“Cállate. Eres odioso.” Un chasquido de dedos de la chica, y el teléfono se apagó.

La invitada miró de izquierda a derecha. Le preocupaban las pantallas negras de los abundantes monitores. Por eso, la habitación estaba a oscuras, y la única fuente de luz era el resplandor de más allá de la puerta de cristal esmerilado.

La chica pasó el brazo por la mesa, tirando todo al suelo: El monitor, el cuaderno, el teléfono mágico, el portalápices y el bolígrafo cayeron al suelo con una nube de polvo. La chica se levantó de su asiento, extendió las palmas de las manos con una sonrisa y señaló una silla ante la mesa. “Siéntate, siéntate.” Dijo, haciendo pasar a su invitada.

La chica mágica de blanco —Snow White— dio tres pasos hacia adelante desde la entrada, retiró la silla y se sentó.

La muchacha chasqueó los dedos, y encima de la mesa aparecieron un platillo y una taza de porcelana, de un blanco puro como la nieve fresca, y la taza estaba llena de un líquido del color de las hojas jóvenes. “El otro día no tocaste el café con leche, Snow White, así que probé a preparar un té verde.”

Snow White no mostró ninguna gratitud por la amabilidad de la chica y no hizo ningún movimiento para tocar la bebida.

La chica cerró un ojo. Parecía menos ofendida y más divertida. “La verdad es que el juego está a punto de terminar.”

Por primera vez, la expresión de Snow White cambió.

La chica estudió a su sorprendida invitada y abrió el ojo cerrado. Luego asintió un par de veces y se llevó el té a la boca. “Esa es la verdad, sin bromas y sin mentiras. ¿Ganará el Rey Malvado o los jugadores? Sólo un poco más y el juego habrá terminado. Ahora sólo tenemos que ver los resultados… ¿Me pregunto qué pasará? ¿Qué crees que pasará?”

La expresión de Snow White ya se había equilibrado de nuevo. No reveló sus emociones.

La chica dijo: “Es sorprendentemente amargo.” Y dejó la taza en el platillo. “Por supuesto, no estoy tratando de decir que debemos terminar estas negociaciones y por favor ir a casa ya que el juego está terminando. Para empezar, nunca quise negociar con el Reino Mágico. Lo mejor sería que simplemente cambiaran el sistema, pero sé cuántos años les lleva cambiar sólo un reglamento.”

La chica volvió a chasquear los dedos. El líquido verde de su taza se volvió negro, burbujeante y espumoso. Se llevó la taza a los labios. “Después de todo, prefiero esto.” Dijo, y su rostro se relajó en una sonrisa. “No pienso sentarme a esperar. No quiero que las cosas se eternicen, y de ninguna manera voy a soportar que las chicas mágicas malas anden sueltas mientras tanto. Así que no voy a negociar con el Reino Mágico. Voy a ignorarlos y hacer lo que quiero.”

La chica levantó la mano a la altura de los ojos. El polvo se reunió en espiral en la punta de su dedo y se convirtió en partículas brillantes que se fundieron en un rompecabezas cúbico de nueve por nueve con cuadrados totalmente blancos. El cubo flotó en la yema del dedo de la chica, cambiando sin ser tocado, y en un lado apareció un cuadrado completamente vacío.

“Este cuadrado vacío es el mundo del juego, a punto de decidir el vencedor.” La chica sonrió, y la expresión hizo que sus gafas se deslizaran hacia abajo. Las sostuvo con el dedo índice. “¿Entiendes lo que estoy tratando de decir? Dentro de este pequeño espacio cuadrado, hice un mundo y reproduje sus datos allí. Estoy diciendo que eso es lo que soy capaz de hacer.”

Snow White la escuchó sin dar una respuesta.

La chica continuó. “La pequeña mascota de Cranberry dejó registros de su examen final. He pirateado esos registros del Reino Mágico. Tengo a mano todos los datos de las chicas mágicas que participaron.”

Snow White se estremeció ligeramente.

“¿Entiendes lo que quiero decir? Puedo reproducir a La Pucelle, a Hardgore Alice y a todos los demás dentro de mi juego. Serían igual que cuando estaban vivos, heredarían todos sus viejos recuerdos perfectamente, como los originales. Y no lo sé con certeza, pero apuesto a que también tendrían alma. Los crearía sólo para ti, Snow White, y no importa el espacio de almacenamiento ni los requisitos tecnológicos.”

La chica se levantó de la silla, puso las manos sobre el escritorio e inclinó su rostro hacia Snow White. Había menos de diez centímetros entre ellas. El aliento de la nariz de la chica agitó el flequillo de Snow White. “Quería negociar contigo, Snow White. Unamos nuestras fuerzas. Cambiemos juntas el mundo. Creemos un mundo donde las chicas mágicas justas puedan vivir con orgullo.”