Hazure Skill ‘Mapping’ Wo Te Ni Shita Ore Wa  (NL)

Volumen 4

Capitulo 5: Días Indudablemente Pacíficos y Felices

Dicen que uno se puede acostumbrar a cualquier cosa; sólo lleva tiempo.

Al principio, me costó mucho adaptarme a mi nuevo trabajo. Me preguntaba constantemente si podía hacerlo o no. Pero, por supuesto, en medio año… me sentí como en casa.

Huh… Ya han pasado seis meses desde que llegamos a la capital.

“¿Dónde está la próxima parada de reparto?” Preguntó el hombre que tiraba de la carreta. “Al otro lado de este edificio.” Respondí, comprobando la dirección garabateada en la carta.

Era una rutina conocida. Ahora era mi trabajo: entregar cartas y paquetes en la capital.

Hace medio año, lo primero que hice cuando Roslia y yo llegamos a la ciudad fue buscar una casa. Una vez asegurada, me puse a buscar trabajo. Tenía fondos ahorrados de mis días con los Arrivers, pero gasté la mayor parte en nuestros gastos de viaje y en empezar una nueva vida.

Además, aunque hubiera tenido más, no me habría parecido bien no trabajar. También tenía que pensar en mi futuro, así que intentaba ahorrar todo el dinero posible.

Afortunadamente, conseguí encontrar empleo enseguida gracias a Mapeado. Las habilidades lo eran todo en este mundo. Los que las tenían siempre destacaban sobre los que no las tenían en el mismo campo. No era exagerado decir que las habilidades determinaban tu suerte en la vida.

Eso incluía la forma de ganarse la vida. En lo que respecta a la aventura, Mapeado era una basura de primera clase. Era una habilidad de tres ranuras sin ninguna aplicación en el combate. Pero en términos de profesiones cotidianas… Bueno, eso era una historia completamente diferente.

Por ejemplo, en el sector de la mensajería. Con Mapeado, podía encontrar fácilmente el destino de mis entregas sin tener que abrir nunca un mapa físico. Además, conocía constantemente mi posición en tiempo real, por lo que nunca me perdía. Como resultado, nadie fue más rápido con un paquete que yo. Sólo un ejemplo del valor de Mapeado en el mundo real.

“¿Este es el lugar?” Preguntó el hombre que iba delante de la carreta, mirando hacia un complejo de viviendas de color beige.

Este hombre era Hilton, por cierto. Era mi compañero y, hasta el mes pasado, la persona encargada de entrenarme. Tenía Mejora Física Menor, otra habilidad muy apreciada en la industria del transporte. Tenía 36 años, estaba casado y tenía dos hijos. Un buen tipo y un buen padre de familia. En el trabajo era muy activo, pero parece que su mujer es la que lleva los pantalones en casa.

Siempre se quejaba durante nuestros descansos de su falta de dinero para gastos y de cómo su familia nunca le dejaba descansar en sus días libres. Pero a pesar de lo que decía, siempre parecía satisfecho de sí mismo. Parecía feliz con su vida. Yo estaba celoso.

“La dirección está en el segundo piso. Ahora vuelvo.” Le dije, subiendo las escaleras con la carta en la mano.

El servicio de reparto para el que trabajábamos utilizaba mensajeros por parejas. Un compañero tiraba la carreta y vigilaba los paquetes mientras el otro hacía las entregas. Hilton y yo nos dividíamos el trabajo en función de nuestras habilidades: yo nos guiaba con Mapeado mientras él tiraba de la carreta con su Mejora Física Menor. El hombre adecuado para el trabajo adecuado, por así decirlo. Funcionó a la perfección para ambos.

Introduje la carta por la ranura de la puerta y volví al Hilton. “Todo listo. Vamos a la siguiente parada.” Informé.

“Claro que sí. Casi hemos terminado con las entregas de hoy, ¿verdad? ¿Cuántas paradas quedan?”

“Quizá seis más. Pero todas están cerca, así que terminaremos pronto.” Respondí mientras revisaba la lista.

“Emparejarse contigo realmente hace que esto vaya rápido, Note.” “¿Sí? No sabría cómo es sin mí, así que…”

“Tener a alguien con Mapeado es una gran ayuda. No hay necesidad de tener dos cabezas de músculo como yo en el mismo equipo, ¿sabes? De esta manera, puedo dejarte la navegación y sólo se centrarme en tirar del carro. Tan simple como eso.”

“Bueno, también estoy agradecido de tener a alguien fuerte como tú como compañero.

Soy un debilucho, así que no sirvo para tirar del carro yo solo.”

“Sabes que nuestra empresa está llena de tipos musculosos, así que lo tendrías fácil sin importar con quién te asociaras, ¿sabes?”

“Bueno, sí.”

Yo era el único en nuestra empresa de veinte empleados que tenía una habilidad como Mapeado. Todos los demás tenían el Refuerzo Físico o alguna otra habilidad que aumentaba la fuerza, o simplemente estaban fornidos por el entrenamiento normal. Como había dicho Hilton, tipos musculosos. Sin embargo, Mapeado era una habilidad muy poco común, por lo que era lógico que el Refuerzo Físico Menor fuera más común.

“Pero tú solías ser un aventurero, ¿verdad? ¿Realmente luchabas contra monstruos con estas cositas escuálidas?” Preguntó Hilton en broma mientras me palpaba el brazo.

“Fui un aventurero, sí, pero me retiré bastante rápido. No tenía talento para ello.”

Todo el mundo en nuestra empresa—incluido Hilton—sabía que yo era un aventurero. Había surgido cuando me entrevisté para el puesto. Por supuesto, nunca le había dicho a nadie que era un explorador de mazmorras o miembro de los Arrivers. No tenía intención de revelar esa parte de mi pasado. Además, no era que estuviera mintiendo a nadie. Realmente había sido un aventurero. Y realmente no había tenido talento para ello.

Si hubiera… Si fuera más fuerte, Jin aún estaría vivo. Los Arrivers todavía estarían juntos. Diablos, probablemente ahora mismo estaríamos en la mazmorra.

Había tenido grandes sueños de convertirme en un aventurero de primer nivel, pero me vi obligado a afrontar el hecho de que no estaba hecho para ello. Era una historia común, y ahora era la mía.

“Hablando de eso, ¿no fuiste tú también un aventurero, Hilton?” Pregunté, esperando desviar la conversación de mi pasado.

“Sí, pero eso fue hace una vida.” Respondió Hilton con una risa jovial. “Mi historia no es muy diferente a la tuya, Note. Me di cuenta de mis límites y decidí dejarlo. Además, por aquel entonces estaba a punto de casarme, así que también quería tener unos ingresos estables.”

Mi experiencia era tan ordinaria que parecía que todo el mundo había pasado por ella. Perder a alguien tampoco era raro. Había oído muchas historias tristes sobre grupos que se disuelven tras la muerte de un miembro. Todo el mundo abandona sus sueños y se va por caminos separados por ello.

Así que al final del día, yo no era especial. Sólo era otro aventurero al que le habían roto sus sueños. Sólo otro tipo normal…

Hizo que un trabajo aburrido, pero fácil como este fuera tolerable para mí.

“Buen trabajo, Hilton, Note.”

Cuando volvimos a la oficina, la recepcionista nos saludó alegremente. Llevaba el uniforme—camisa blanca de vestir y falda negra—y una rebeca de color rojo vino que rompía claramente el código de vestimenta de la empresa. Se llamaba Monah y llevaba tres años trabajando aquí.

“Gracias.” Respondí.

“Hemos terminado por hoy.” Informó Hilton.

Allí, Monah se levantó de su asiento y se acercó a nosotros.

“Ya que han vuelto tan pronto y aún queda algo de tiempo antes de que acabe el día, ¿por qué no hacen otra ronda?” Dijo, señalando detrás del mostrador una enorme pila de paquetes.

Eran las 4:30 de la tarde, un poco temprano para volver a casa, pero salir a otra ronda nos mantendría hasta más allá de las seis. Parece que hoy hemos terminado demasiado rápido. Si hubiéramos gestionado mejor el tiempo, podríamos haber regresado sobre las cinco. Con un suspiro de derrota, me dirigí a la pila de paquetes…

Pero entonces Hilton dijo: “Ah… acabo de recordar que es el cumpleaños de mi hija.

Tengo que ir directamente a casa, así que no puedo quedarme horas extras.”

Era descaradamente, si no impresionantemente,  monótono. Era evidente que estaba bromeando. Monah lo sabía tan bien como yo.

“Hilton, ¿cuántas veces cumple años tu hija?” Preguntó con los ojos entrecerrados. “¡Este es el décimo de este año!”

¿Realmente utiliza la excusa tan a menudo? Sólo es la tercera vez que la oigo…

Me detuve para observar su cómico intercambio. Hilton aplaudió, suplicando, mientras inclinaba la cabeza ante Monah.

“¡Por favor! Tienes que dejarme libre, solo por esta vez.” Continuó.

“¿De qué estás hablando? Te juro que…” Ahí, suspiró y se volvió hacia mí. “Asegúrate de no convertirte en un adulto patético como este, Note.”

“Eres tan dura, Monah…” Se quejó Hilton.

“Lo permitiré sólo por hoy.” Respondió con un movimiento burlón de su dedo. “Así que haz las maletas y vete ya de aquí.”

Esto nos dejó a Hilton y a mí con los ojos bien abiertos. “¡Gracias, Monah!” Hilton se alegró.

“¿Estás segura?” Pregunté, mirando la montaña de paquetes.

“No te preocupes. Todos ellos están programados para salir mañana, así que no hay mucha prisa. Además, hoy también tienes que salir temprano, ¿no?”

“¡Eso es! Es el cumpleaños de mi hija…”

“¡Tú no, Hilton! Estoy hablando de Note.” Monah me miró con una sonrisa. “Es el fin de semana, ¿no? Seguro que tienes planeada una cita elegante con tu novia.”

Era cierto que tenía una cita regular al final de cada semana de trabajo. Parecía que ahora todo el mundo lo sabía. Sin embargo, tuve que corregir a Monah en un punto.

“No es mi novia.”

“¡¿Qué?! ¡¿Todavía no están saliendo?! ¡Tienes que estar bromeando! Ella es tan linda, por cierto… ¿Cómo se llamaba? ¿Rosa?”

“Roslia.” Respondí secamente.

Mis compañeros de trabajo conocían a Roslia. Una vez tuve que trabajar horas extras en nuestra noche de cita, así que ella vino a buscarme cuando no aparecí. Y desde entonces, todos en la oficina parecían tener la impresión de que era mi novia. Tampoco era raro que bromearan conmigo de este modo.

“¡Eso es! La pequeña y linda Roslia.” Monah asintió. Luego, con una sonrisa todavía pegada a su cara, insistió: “Pero tienen que estar saliendo, ¿no? Tienen citas todos los fines de semana.”

“Realmente, no estamos saliendo.”

“¡¿En serio?! ¡Sé que está interesada! ¡Apúrate y pídele salir de una vez!” “Basta. Ambos tenemos nuestras razones.”

“¿Por qué te haces el genial? ¿Estás seguro de que no estás siendo un cobarde?” “No soy un niño, ¿vale? No se trata de eso.”

“¿Entonces de qué se trata?” “Eso es personal.”

“Bien, lo que sea. Pero deberías apresurarte y hacer un movimiento antes de que algún otro hombre te la robe. Después de todo, Roslia es un buen partido. Apuesto a que hay un montón de chicos apuntándole.”

“¡Monah tiene razón! No se puede dejar escapar a una belleza como ella.” Finalmente se sumó Hilton.

Seguro que los dos se sentían como si me estuvieran dando consejos, pero sinceramente era un poco molesto. No sabían nada de mí ni de Roslia, ni de lo que habíamos pasado. No es que fuera a cambiar nada si se lo dijera… así que no me molesté en explicárselo.

“Como he dicho, tenemos nuestras razones. Lo consideraré cuando llegue el momento.

No tienen que preocuparse.” Les aseguré vagamente.

“Note sí que hace las cosas a su ritmo.” Suspiró Monah.

“Sólo necesita un poco de valor.” Dijo Hilton con un sabio movimiento de cabeza. Allí, intercambiaron una mirada cómplice.

“Tienes que ponerte en evidencia para conquistar a una chica, ¿sabes?” “¡Si esperas a que ella se confiese primero, nunca serán amantes!”

Realmente deseaba que dejaran de hacerlo… Miré el reloj, esperando que esta fastidiosa conversación terminara pronto. En ese momento, me retiré y no escuché nada más de lo que dijeron.

La capital era mucho más fría que Puriff, por no hablar de Broad o Changs. Nunca había llevado un abrigo o una bufanda antes de venir aquí. También era la primera vez en mi vida que tenía que usar guantes. Todavía no me había acostumbrado.

Esperé unos incómodos veinte minutos bajo la farola. Mientras amasaba sin pensar las puntas de los mechones de mi bufanda entre las manos, una mujer me saludó desde el final de la calle.

Era Roslia. Llevaba un conocido abrigo largo de color beige con cuello de piel blanco y un sombrero a juego. Levanté la mano con cautela en respuesta. Se apresuró a acercarse a mí, ligeramente sin aliento.

“Siento haberle hecho esperar, Note…”

“No estuve aquí mucho tiempo. No te preocupes.” “¿De verdad?”

“De verdad. ¿Se retrasó el trabajo?”

“Sí. Mañana viene un invitado importante para el culto, así que teníamos que prepararnos.”

Roslia trabajaba actualmente en la iglesia local. Era oficialmente ayudante de monja, lo que implicaba cuidar de los niños huérfanos y curar a los heridos con hechizos sagrados.

“He venido corriendo hasta aquí. Estoy un poco acalorada.” Confesó Roslia, abanicándose la cara.

“Estás bastante abrigada, pero estoy seguro de que te refrescarás con este frío.” “Hoy hace más frío de lo normal. Me pregunto si nevará.”

“Nieve, ¿eh?” Murmuré para mí mismo, tratando de imaginarlo. “Nunca he visto la de verdad. Sólo la mágica y la de las mazmorras. ¿Y tú, Roslia?”

“En mi ciudad natal solía nevar. Entonces todavía era una niña, así que hacía muñecos de nieve todos los años cuando nevaba.”

“Así que incluso tú fuiste una niña inocente, ¿eh?”

“Como he dicho, en aquel entonces sólo era una dulce niña.” “¿Así que no hay manera de que hagas muñecos de nieve ahora?” “¿Quieres hacer uno?”

“En realidad, sí.” Sintiéndome avergonzado, me di la vuelta. “Sólo quiero probarlo una vez en mi vida. Hacer un muñeco de nieve, quiero decir.”

“Entonces hagamos uno juntos. No hay ninguna regla que diga que no se puede a partir de cierta edad.”

“¿En serio? Me parece bien.”

“¿Por qué no hacemos una pelea de bolas de nieve ya que estamos? Esas también son muy divertidas.”

“¿Puedes tener una verdadera pelea de bolas de nieve con sólo dos personas? Eso no parece una gran pelea.”

“La batalla comienza en el momento en que se lanza la primera bola de nieve, independientemente del número de combatientes. No hay reglas reales, ya que sólo se está jugando.” Explicó Roslia mientras hacía la pantomima de lanzar una bola de nieve.

“De acuerdo, de acuerdo. Hablaremos más cuando nieve de verdad. ¿Podemos ir a comer ya? Hace mucho frío aquí fuera.”

“Eres muy sensible al frío, Note. Yo me siento bien.”

“Eso es porque tú has entrado en calor corriendo, mientras que yo he estado aquí fuera con un frío tremendo.”

“¿Eh? Dijiste que no habías esperado mucho…”

“Oh, sí… Así es.” Concedí, habiendo olvidado mi propia tapadera.

“Si vas a decir mentiras blancas, no te retractes de ellas. Sólo me haces sentir mal.” “Lo siento.”

“¿Por qué te disculpas? Fui yo quien te hizo esperar en el frío.”

“Pero no fue tu culpa que llegaras tarde, ¿verdad? No eres la responsable de ello.” “Puede ser, pero…”

“Muy bien, basta de hablar. Movamos ya.” Dije, haciéndole una seña mientras empezaba a caminar.

Roslia me alcanzó rápidamente y preguntó con entusiasmo: “¿Dónde vamos a comer esta noche?”

“Hace frío, así que ¿qué tal un estofado? Hay una tienda que he querido visitar.” “Suena bien. Me vendría bien algo caliente.”

Un hombre y una mujer compartiendo una cena íntima juntos probablemente parecerían una pareja a cualquiera… Eso es lo que pensaba mientras sacaba una albóndiga de nuestra turbia olla de estofado y la ponía en mi plato.

Roslia y yo habíamos tenido docenas de citas como ésta desde que nos mudamos a la ciudad. Salíamos dos veces a la semana, una durante la semana laboral y otra cuando teníamos el día libre juntos. Era algo habitual para nosotros.

Ahora mismo, los dos vivíamos separados. Era algo que habíamos acordado cuando llegamos a la capital y fuimos a buscar casa. Podríamos habernos mudado juntos, pero vivir con Roslia sólo me habría recordado nuestra época en el cuartel general… y todo lo doloroso que eso conllevaba.

Así que por el momento, para olvidarlo todo, le había dicho que necesitaba mi espacio. Por eso había sugerido vivir separados, y Roslia se había mostrado sorprendentemente de acuerdo con la idea. Había preparado toda una lista de excusas por si acaso, así que me sentí un poco decepcionado.

Pero a cambio, Roslia había exigido una concesión: estas citas. Quería quedar al menos una vez a la semana, lo que me parecía bien. El único problema era que rompería mi promesa con ella si de repente surgía algo y tenía que perder una noche… así que ahora quedábamos dos veces por semana por si acaso.

Pero incluso después de tantas citas, Roslia y yo seguíamos sin salir. Eso fue culpa mía, por supuesto. Simplemente no me atrevía a dar el paso.

Roslia era esencialmente mi última conexión con los Arrivers. Sin ella, habría sido completamente libre de mi antigua vida. No habría habido nada que me atara a mi pasado.

Eso era lo que me asustaba a la hora de avanzar en mi relación con ella. Cuanto más nos involucrábamos, cuanto más tiempo pasábamos juntos… más viejos recuerdos resurgían, y eran tan vívidos como lo habían sido seis meses atrás.

También estaba Erin… Ella había dicho que me amaba antes de irse, pero ahora había huido a la capital sin intención de volver a Puriff. Probablemente nunca nos volveríamos a ver, pero todavía tenía sentimientos persistentes por ella.

Había considerado dejar ese arrepentimiento sin resolver y salir con Roslia de todos modos, pero me parecía que sería injusto para la chica que había dejado todo atrás para seguirme hasta aquí. Aunque supongo que seguir viéndola así, con nuestra relación en el limbo, era igualmente injusto.

“¿Cómo está? ¿Sabe bien?” Le pregunté a Roslia, que estaba atiborrando sus mejillas de verduras.

Terminó de masticar y tragó antes de responder tranquilamente: “Está delicioso. El estofado es realmente lo mejor en invierno.”

“Me alegro de que te guste.”

Sorbí mi sopa, saboreando el rico sabor en mi lengua. Roslia me devolvió la misma pregunta.

“¿Y tú, Note? ¿Es de tu agrado?”

“Sí, creo que es genial.” Respondí en voz baja.

“¿De verdad?” Dijo con un mohín. “No parece que lo estés disfrutando.”

“En serio?” Pregunté, ladeando la cabeza. Me gustaba lo suficiente como para pensar en volver aquí alguna vez, así que la observación de Roslia me pareció extraña. “¿Tan inexpresivo soy?”

“No diría inexpresivo.” Respondió Roslia con evasivas. Luego miró a su alrededor como si tratara de encontrar las palabras adecuadas. “Esto puede sonar grosero, pero…”

“Está bien. Adelante, dilo.”

“Has dejado de sonreír desde que llegamos a la capital, Note.” Dijo Roslia, mirándome a los ojos. “Eso no es explícitamente algo malo. Quiero decir, no es que no tengas emociones. Veo que te fuerzas de vez en cuando.”

“¿Realmente cuenta si es forzado?”

“Sigo divirtiéndome contigo, y no es que me esté quejando ni nada por el estilo. No es algo que deba preocuparte.” Continuó, agitando las manos en señal de disgusto. “Es sólo que has dejado de sonreír con todo tu corazón como solías hacerlo. Es un poco triste.”

Al escuchar eso, tuve que estar de acuerdo. Era cierto que últimamente sonreía mucho menos, aunque no creía que hubiera dejado de hacerlo del todo. Roslia había intentado suavizar el golpe diciendo “desde que llegamos a la capital”, pero yo sabía que en realidad había sido desde que Jin murió y los Arrivers se disolvieron.

Esas heridas no se habían curado en medio año. No podía negar que mi corazón seguía en carne viva, sobre todo con Roslia. Lo único que podía hacer era disculparme en serio.

“Lo siento.”

“No estaba pidiendo una disculpa, Note. No me desagrada esta faceta tuya, ¿sabes? Ahora tienes una especie de encanto tranquilo y maduro. Es tan maduro.”

“Oír eso de alguien mayor que yo sólo hace que parezca que te burlas de mí.” “No lo hago. Estoy hablando en serio.”

“Si vas a decir eso, entonces creo que eres mucho más madura que yo. Eres considerada con los demás y sabes cómo calmar cualquier situación con una broma. Tú eres el verdadero adulto aquí.”

“Sabes, es un poco embarazoso que alguien te diga eso en la cara…” “¿Verdad? Así que deja de hacérmelo.”

“¡Eso es diferente!” Allí, la sonrojada Roslia se aclaró la garganta. “Nos hemos desviado un poco del tema. Lo que quiero decir es que a veces me preocupo por ti, Note.”

“¿Por qué?”

“Parece que ya no te diviertes. Me temo que no estás satisfecho con tu vida actual.” “¿Satisfecho…?”

Apenas sabía qué decir. Por supuesto que estaba satisfecho con mi vida actual. Salía con una chica guapa dos veces por semana. Tenía un trabajo estable con compañeros de trabajo entrometidos, pero amables. Todos los días eran tranquilos, a diferencia de antes. Esta era la felicidad ideal que todos perseguían. Estar insatisfecho con ella sólo me haría ser codicioso. Probablemente incurriría en una ira divina si pidiera algo más que esto.

“Ahora mismo estoy totalmente satisfecho, así que no te preocupes.” Dije finalmente en voz alta, como si intentara convencerme a mí mismo. “Salir y hablar contigo de este modo es lo mejor.”

No es que estuviera mintiendo. Ver a Roslia fue realmente lo mejor de mi semana.

“¿De verdad? Entonces supongo que las cosas están bien…” Murmuró.

“Entonces déjame preguntarte esto. ¿Te diviertes estando conmigo, Roslia? No hay mucho que pueda hacer por ti, sabes.”

“Me estoy divirtiendo mucho. Por fin te tengo todo para mí.”

“Ya estás otra vez, bromeando así… ¿Cuántos hombres han caído en esas dulces palabras tuyas?”

“¿No es esa una forma mezquina de responder a alguien que realmente te está abriendo su corazón?” Exigió Roslia, hinchando las mejillas en señal de protesta.

“Lo sé, lo sé. Estaba bromeando.” “Seguías siendo malo.”

“Estaba demasiado cohibido para responder en serio. Piensa que es una forma simpática de ocultar mi vergüenza.”

“No es nada bonito cuando lo dices así…” Continuó haciendo un mohín, entrecerrando los ojos. “Y por favor, olvídate de cómo solía ser. Todo eso está en el pasado.”

“Después de todos los problemas que has causado a los demás, no puedes esconderlo bajo la alfombra diciendo ‘todo eso está en el pasado’.”

“Pero ahora me siento fatal por ello… He cambiado de opinión. No es el pasado lo que importa, sino el aquí y el ahora, ¿verdad?”

“Supongo que es cierto…”

No es el pasado lo que importa, sino el aquí y el ahora, ¿eh?

Las palabras de Roslia se quedaron en mi oído. Era una buena frase. Seguramente ella tenía la idea correcta. Arrastrar el pasado detrás de ti nunca te llevaría a la felicidad. Lo importante era afrontar el futuro viviendo el momento.

“¿Pasa algo?” Preguntó Roslia, observando mi rostro mientras me inundaba un mar de pensamientos.

“Nada.” Dije, agitando apresuradamente la mano con fingida compostura. “Sólo estaba pensando que era una buena frase.”

“¿Cuál de todas?”

“Lo importante no es el pasado, sino el aquí y el ahora.” “¿En serio? Me parece bastante común…”

“Tal vez, pero aun así necesitaba escucharlo. Necesito superar el pasado.”

El hecho de tener que expresar mi resolución en voz alta significaba que aún no lo había superado. Ahora estaba satisfecho con mi vida; no podía negarlo. Entonces, ¿qué era ese sentimiento de inquietud en el fondo de mi corazón? ¿Qué me faltaba para vivir el presente?

Hoy tampoco he podido encontrar esa respuesta.