Hazure Skill ‘Mapping’ Wo Te Ni Shita Ore Wa  (NL)

Volumen 4

Capitulo 4: Una Promesa Intercambiada

El carruaje se balanceó al llegar a un camino rocoso, empujándonos en nuestros asientos. El movimiento atrajo mi atención adormilada hacia el paisaje que había fuera de la ventana.

Mi cuerpo estaba completamente rígido por haber viajado en un carruaje estrecho durante tanto tiempo. Junté las manos y estiré los brazos. Se oyó un leve sonido de estallido en mi columna vertebral.

Roslia, que había estado profundamente dormida con la cabeza sobre mi hombro, gimió en silencio y se frotó los ojos. Debí de despertarla accidentalmente al moverme de repente.

Se quedó con la mirada perdida durante un rato. Luego, como si se hubiera activado un interruptor en su interior, volvió a ser la misma imponente de siempre y se giró para mirarme.

“¿Eh? ¿Estaba dormida?” Preguntó. “Como un tronco.”

“Ah… ahora si metí la pata…” Gimió, agarrándose la cabeza con las manos y mirando hacia abajo.

“Todavía falta un rato para que lleguemos, así que ¿por qué no duermes un poco más?”

“¡Ese no es el problema aquí! ¡Estoy avergonzada de que hayas visto mi cara dormida!

Honestamente, Note, ¡no entiendes a las mujeres en absoluto!”

“Huh.” Respondí rotundamente. ¿Cómo debía reaccionar ante eso?

Renuncié a decir nada y volví a mirar por la ventana. La vegetación baja pasaba de derecha a izquierda. Los únicos sonidos que se oían eran el viento que azotaba y el chirrido del carruaje.

Qué paisaje tan tranquilo…

A lo lejos se extendía una hilera de montañas grises, y Puriff estaba ahora en algún lugar más allá de ellas. Era nuestro quinto día de viaje.

El día que dejamos la ciudad, Roslia y yo fuimos a ver a Neme. Esperamos a que se despertara esa mañana y le informamos de que nos íbamos. Como la mitad del grupo ya se había ido, probablemente lo había anticipado. No puso ninguna objeción.

“Es triste, pero lo entiendo. Neme es una adulta, así que no lloraré cuando nos despidamos.”

No estaba convencido de que llorar tuviera algo que ver con ser un adulto, pero lo cierto es que no derramó ni una sola lágrima. Por si acaso, le pregunté si quería acompañarnos.

“Está bien. Neme no quiere interponerse en su relación.”

Ella realmente no habría estado en el camino… Eso es lo que pensé, aunque nunca lo dije en voz alta.

No tenía ni idea de lo que iba a pasar a partir de aquí. Diablos, tal vez Neme tenía razón y podría terminar en algún tipo de relación con Roslia. Las cosas parecían ir en esa dirección, y no sonaba tan mal. Roslia había dejado claro que eso también era lo que quería.

No podía imaginar que el futuro tomara forma desde mi punto de vista.

La vida después de dejar los Arrivers, la vida después de dejar las aventuras… No sabré dónde acabaré hasta que esté allí. Lo mismo va para mí y Roslia…

El paisaje inmutable de la ventana del carruaje se estaba volviendo aburrido. Decidí dejar de pensar y volver a intentar hablar.

“Tenemos otras cuatro horas antes de llegar a la ciudad de Mignon, ¿verdad?” Pregunté. “Si llegamos a tiempo, sí.” Respondió Roslia.

“Dios, esto está tardando una eternidad.”

“Pero tenemos que ir a Mignon para cambiar de carruaje. Tendremos dos traslados más antes de llegar a nuestro destino.”

“Hahh…” Mis hombros se desplomaron al escuchar este informe. “Si hubiera sabido que iba a tardar tanto, no habría sugerido que fuéramos a la capital. Podríamos haber ido a un lugar más cercano.”

“No estoy especialmente fijada en la capital ni nada por el estilo. ¿Cambiamos de rumbo?”

“No, está bien. Ya hemos llegado hasta aquí. Además, desde que era un niño, siempre he querido ver la capital al menos una vez.”

Glengist era la capital real de este país. Desde Puriff, estaba a varios cientos de kilómetros al noreste. Era la ciudad más grande de la nación y, con mucho, la más rica.

Roslia y yo habíamos ido a la estación de carruajes de Puriff sin ningún destino en particular. Sólo queríamos llegar lo más lejos posible… Y mientras cambiábamos de carruaje en algún momento, había recordado que siempre había querido visitar la capital real. Así que se lo sugerí a Roslia, y ahora estábamos en camino.

“Hace tiempo que lo pienso, pero parece que realmente admiras la ciudad, Note.” “¿De verdad?”

“Sí. Puedo oírlo en la forma en que hablas de ello.”

“Huh. Bueno, ya te lo he contado antes, ¿verdad? ¿Sobre cómo nací en un pequeño pueblo rural llamado Changs? Supongo que los lugares grandes y llamativos me impresionan.”

“¿Esa es la razón? El campo no suena tan mal. Parece un lugar agradable y tranquilo para vivir…” Dijo Roslia con nostalgia, mirando más allá de mí y por la ventana.

Me giré para mirar en la misma dirección y pronuncié lentamente: “Un lugar tranquilo para vivir, ¿eh?”

Reflexioné sobre esas palabras. Efectivamente, Changs no era ni de lejos tan agitado como Puriff. Era un lugar tranquilo para vivir, tal como ella había dicho.

“¿Qué quieres hacer cuando lleguemos a la capital, Roslia?”

Dejar Puriff y dirigirnos a la capital eran mis dos ideas. No había tenido en cuenta ninguno de los deseos de Roslia. Así que si había alguna forma de complacerla, quería saberlo. Quería hacer todo lo que pudiera por ella.

“No hay nada en particular que quiera hacer. Sólo quiero vivir en paz.” Dijo con una mano pensativa en la barbilla antes de bajar la mirada. “Es un poco difícil decir esto, pero no quiero ver morir a nadie más. No quiero perder a nadie importante para mí.”

“Sí…”

“Por eso también quiero verte dejar de aventurarte y vivir una vida segura y feliz.”

Ya había pasado algún tiempo desde la muerte de Jin, pero ésta era realmente la primera vez que Roslia y yo teníamos una charla seria desde entonces. Rara vez revelaba su verdadero yo; tenía la costumbre de llevar una máscara que hacía difícil distinguir sus bromas de la verdad.

Así que me sorprendió un poco que ahora fuera tan directa. La muerte de Jin debía afectarla más de lo que yo creía. Pero el único pensamiento que tuve en ese momento fue que quería respetar sus deseos.

“De acuerdo, Roslia. Te lo prometo…”

“¿Lo prometes?” Preguntó ella, ladeando la cabeza.

La miré profundamente a sus ojos rojos y le contesté: “Nunca más haré algo así. No más peleas, no más aventuras. Me lavaré las manos del peligro y viviré una vida segura y feliz como tú quieres.”

Roslia parpadeó y guardó silencio durante varios segundos. Luego sonrió ampliamente.

“Es una promesa, Note. No la rompas.” Dijo, extendiendo su dedo meñique para hacerlo oficial.

“Lo sé.” Respondí, uniendo mi meñique al suyo. “Siento que lo vas a hacer.”

“No va a suceder.”

“Hmm… Ya veremos.” Rió Roslia, agitando nuestras manos enlazadas de arriba abajo.

Y así intercambiamos una promesa mientras el tranquilo paisaje seguía pasando a nuestro lado.