Totsuzen Papa ni Natta (NL)

Volumen 1

Epilogo: La Felicidad De Olivia

Después de que Olivia se fuera a la escuela, la casera, o debería decir la Reina Oscura, podía encontrarse a menudo en la sala de estar lloriqueando con su pequeño corazón abatido.

“Haugh…”

“Oh, hola, Srta. Reina Oscura, ¿qué pasa?”

“Su Oscuridad, bueno…” La Srta. Clowria le frotó la espalda. La Reina Oscura moqueó y comenzó a explicar.

“Augh… Estaba deseando que llegara la tempestad… He elegido una capa muy bonita y he practicado el maquillaje… Pensaba subir a Bleater una foto de mi más que hermosa persona, con la capa ondeando en la tormenta…”

¿Bleater? ¿Qué es eso? ¿Algún tipo de tecnología suya, tal vez?

“¡¿Cuántas veces te he suplicado que dejes de hacerlo?! ¡Es demasiado peligroso, Mi Señora! En cualquier caso, puedes ver el estado en el que se encuentra gracias a que la tormenta se desvanece a mitad de camino… Reina Maredia, no es necesario que te fotografíes en una tormenta. Eres la Reina Oscura, y eres más que hermosa.”

“Aughh, Clowriaaa… ♡” La Reina Oscura sonrió como un bebé.

Mientras tanto, me rasqué la mejilla. Ups. Supongo que no debía deshacerme de esa tormenta, ¿no?

“Lo siento… Olivia me escribió que hoy haría un picnic, y pensé que sería malo que se lloviera… así que resoplé y alejé esas grandes nubes de lluvia.”

“¡¿Hughh?! ¡El aliento de dragón es demasiado poderoso!”

“Lo siennto, Srta. Reina Oscura. No sabía que lo estabas deseando. Oh, ya sé… Si quieres, alguna vez batiré mis alas y daré una patada a la tormenta para ti.” Dije, con la esperanza de consolar a la quejosa mujer. También decidí prepararle un poco de la dulce leche caliente que le gustaba mientras tanto. Anímate, Srta. Reina Oscura.

“Ah, lo siento. Tengo que salir al jardín un momento.” Les di a las dos damas su leche caliente, me quité el delantal y me dirigí al jardín. Tenía que ocuparme de esas plantas supercomunes que Olivia cultivaba, o mejor dicho, de la planta-acea. Darles mucha agua era ahora parte de mi rutina matutina. ¡Crezcan grandes y robustas, pequeñas! Disfrutaba tarareando mientras las regaba (¡los humanos tararean cuando están de buen humor!), pero de repente, una sombra revoloteó sobre mí.

“¿Hm?”

Miré al cielo, siguiendo el batir de alas que oía. Un rotundo búho volaba sobre mí. Planeó y se posó en la rama de un arbusto.

“Hola, Sr. Búho. Gracias como siempre por las cartas.”

“Croo.” Ululó el búho, cuya banda plateada en la pata llevaba el escudo de la Real Academia Femenina de Florence. Era un familiar postal y entregaba el correo de Olivia o de la escuela una vez a la semana. Tome el paquete de cartas atado con hilo de cáñamo de la bolsa que llevaba en el cuello. Se puso de pie, con una mirada digna. Tan bien educado.

“Gracias. Bueno, nos vemos… Ah, aquí hay algo para el camino.” Le entregué el tierno pollo seco que había reservado para el búho, y éste lo tomó en el pico y salió volando. Adiós. Con el paquete de cartas en la mano, me apresuré a entrar. Siempre espero con ansias las cartas semanales de Olivia.

***

Querido Padre,

Ya estamos en pleno otoño y los árboles del patio han adquirido una gran variedad de colores. ¿Cómo te va, Padre? Estoy de buen humor.

Me eligieron para participar en la demostración de modelos de la reunión atlética de otoño. Junto con mis compañeras de sexto curso, participamos en un simulacro de batalla. Les agradecí que se contuvieran, ya que gané el primer puesto.

Por desgracia, en el picnic de colores otoñales de hoy fuera del campus, nos ha atacado una bandada de pájaros monstruosos. Sin embargo, no parecían tan fuertes y se echaron a tierra cuando les lancé un poco de magia. Cuando volvimos, el profesorado estaba muy sorprendido. Al parecer, esos pájaros son un ingrediente de cocina de alta gama, por lo que los servirán como plato principal de la comida de Acción de Gracias de este fin de semana. Aunque me siento un poco mal por ellos, me hace cierta ilusión.

Estoy disfrutando de cada día aquí, pero lo que más espero es mi salida contigo, Papi… quiero decir, Padre.

Seguiré haciendo lo que pueda. ¡Que estés bien tú también, Papi! A mi queridísimo Papi,

Firmado, Olivia Eldraco.

***

“¡Vaya, vaya! Olivia está trabajando, como siempre.” Encantado y emocionado, puse la pluma en el tintero. De hecho, yo mismo había empezado a escribirle cartas. Aunque me gustaba leer libros desde hacía mucho tiempo, nunca había escrito cartas. Aunque seguía encontrando obstáculos desconcertantes, valía la pena, ya que Olivia siempre se alegraba de saber de mí.

La Srta. Clowria entregó mis cartas por mí. Así como a la Reina Oscura se le da bien transformarse en un simpático gato negro, la especialidad de la Srta. Clowria es transformarse en un gran águila.

Soy un escritor lento, así que tengo suerte si le escribo una antes de que lleguen tres de las suyas, pero anotar los sucesos recientes con Olivia en mente es un ejercicio bastante divertido.

Después de ese incidente, ni ese hombre ni otros humanos vinieron a la montaña o a la escuela de Olivia. Todo fue gracias a Olivia. Estos días en los que puedo escribir cartas en paz como esta son muy queridos para mí. “Oli… via… Nada aquí… ha cambiado… Tu papi… está muy… muy contento de saber… que te estás divirtiendo… en la escuela…”

Siempre que estoy contento, las palabras que escribo parece saltar y bailar desordenadamente por la página. Mirar mi propia caligrafía siempre me avergüenza. Ahora que lo pienso, la escritura de las cartas de Olivia también parece saltar y bailar, aunque de forma más bonita.

Sentí un cálido resplandor en mi interior cuando la tinta de mi bolígrafo se deslizó por el papel.

Cuando, de alguna manera, terminé de escribir la mitad de mi carta, recordé que había otra carta sin abrir que la lechuza me había entregado.

“¿Sera de la escuela?”

Cada semana, una carta titulada Boletín de los Tutores de la Academia Femenina de Florence informaba a los padres y tutores de la situación académica de sus alumnas.

Al parecer, como Alumna del Rey —la estudiante con beca especial reconocida como manifiestamente talentosa y un prodigio para estos tiempos—, Olivia ya no recibiría calificaciones. Su expediente escolar se congeló en la evaluación más alta, S+… no es que la haya visto obtener algo más que un S+ antes de eso.

En comparación con la carta de Olivia, el Boletín de los Tutores de la Academia Femenina de Florence me resultó un poco soso. Pero esta vez, había algo diferente en él.

“Espera, ¿soy yo o el sobre es más grande de lo habitual?” Normalmente, el sobre contenía una carta doblada en tercios. La carta de Olivia venía en el mismo tipo de sobre. Sin embargo, esta vez era notablemente más grande. El sobre tenía una forma casi cuadrada, curiosamente.

“Ahora que lo pienso, ¿soy yo o la bolsa de cartas del Sr. Búho también es más grande de lo habitual?” Abrí el sobre con cuidado. “¿Hmm? ¿De qué se trata?”

***

Estimado Sr. Eldraco,

Muchas gracias por su continuo apoyo a los principios fundacionales y a los dictados de esta academia. Le hemos enviado un retrato que su hija, Olivia Eldraco, compuso durante la clase de arte. Nos disculpamos por la tardanza de este envío ya que la pintura tardó en secarse.

Adjunto: Un retrato (Título: “PAPI”) 

Observaciones:

La Srta. Olivia tiene unos gustos artísticos muy singulares.

Eso es todo. Por favor, dirija cualquier pregunta que pueda tener a la Secretaría de la Academia Femenina de Florence.

La Real Academia Femenina de Florence.

***

“¿Un retrato?” Y uno que se llama ‘PAPI’ Con cuidado, saqué el grueso papel del interior del sobre. Me encontré con una pintura de mi cara que ocupaba todo el papel.

“¡Awww, esto es increíble, Olivia!” Corrí mientras la sostenía en alto. “¡Miren, Srta.

Reina Oscura, Srta. Clowriaaa!”

Probablemente estén en la Biblioteca de Grimorios. ¡Estoy deseando que lo vean!

***

La Reina Oscura se quedó mirando el retrato y gimió. “Haugh…”

Me imaginé que estaba asombrada por la obra de arte de Olivia.

“Cómo decirlo…” Dijo la Srta. Clowria, que miraba el retrato con una mirada seria. “Tiene una sensibilidad artística única.”

“¡Así que están de acuerdo! La academia escribió ese mismo comentario en la carta.

Dijeron que tiene una sensibilidad única. Olivia es tan talentosa…”

Encantado, lo he puesto a la luz de la ventana y me he empapado de él. Estoy muy contento.

“Uhh… Hey. Dragón Anciano.” “¿Qué pasa, Srta. Reina Oscura?”

“¿Me equivoco, u Olivia nunca ha hecho nada artístico antes de ir a la escuela?”

“No, no lo ha hecho. En cuanto a la razón… Cuando aprendí a dibujar y pintar en uno de mis libros para padres, Olivia ya se sumergía en los grimorios.”

“Haughh…” La Reina Oscura no dijo nada más.

Volví a mirar detenidamente el retrato. El cuadro era de un hombre sonriente con el cabello plateado y morado. La sonrisa parecía tan amable y bondadosa. Ese era yo. Lo increíble es que, aunque la cara era humana, el cuerpo estaba dibujado como el de un dragón de aspecto genial. Sus grandes alas extendidas y sus gruesos pies firmemente plantados en el suelo: ¡ese también era yo!

“Olivia piensa muy bien de mí, ¿no es así?” Estaba totalmente conmovido. ¡Mira, las alas son exactamente como las mías! Realmente hizo un gran trabajo dibujando esto.

“Srta. Reina Oscura, ¿tenemos un marco de fotos? Me gustaría colgar este retrato en el salón.”

“¡¿Haugh?! T-Tengo marcos de sobra, pero… ¿por qué no lo pones en tu dormitorio?” “¡¡¡Srta. Reina Oscura!!!”

“¡¿Hughh?! No, es sólo que pensé que es demasiado fuera de lo común para tener que mirarlo día tras día, ¿sabes lo que quiero decir?”

“¡¡¡Srta. Reina Oscura, es una idea increíble!!! ¡Al colgarlo en mi habitación, ¡puedo ver el cuadro que Olivia hizo para mí al levantarme y al irme a dormir!”

“… Sí, uh-huh.”

La Reina Oscura me trajo entonces un marco de fotos muy atractivo de su habitación. “Esto realmente me hace sonreír. Espero que Olivia vuelva pronto a casa.” No perdí

tiempo en colgar el retrato en la pared de mi espacioso y casi vacío dormitorio para poder admirarlo. Podía sentir que mi sonrisa era cada vez más amplia. Y mi homólogo en el cuadro también sonreía, con su amable rostro humano sobre un cuerpo de dragón de grandes alas.

“¡Vaya, realmente me capturó!” La próxima vez que esté de vacaciones, le enseñaré que lo he colgado en el dormitorio. Y luego me aseguraré de agradecerle que haya creado esta obra maestra para mí.

***

Su voz resonó por todo el castillo. “¡Papi, estoy en casa!” Era el primer día de las vacaciones de invierno.

“¡Bienvenida a casa, Olivia! Gracias por enviar ese precioso retrato. Lo admiro todos los días.”

“¡Papi!”

Olivia, que había crecido un poco más, tiró su maleta a un lado y corrió a abrazarme. Su cuerpo era cálido y olía como el sol en el cielo.

“¡Papi, ha pasado algo increíble en la escuela! Te va a encantar.”

“¡Oh, no puedo esperar a escucharlo! Te he hecho tus favoritas, esas galletas de nueces.

Las dos damas han estado esperando desde esta mañana tu vuelta a casa.” “Tee jee, ¡yo también las echaba de menos!”

“¿Disfrutas de la escuela?”

“¡Ajá!” Su sonrisa era como una cálida brisa de primavera. Amenazaba con nevar en cualquier momento, pero era como si su sonrisa tuviera el poder de mantener el aire frío a raya.

“¡Me encanta la escuela, mis amigas, los profesores y las chicas mayores de los dormitorios! Pero…”

“¿Sí?”

“¡Te quiero a ti y a nuestro hogar por encima de todo!” “… ¡Cierto!”

La abracé de nuevo. Es mi única y preciosa hija. No estamos unidos por la sangre, pero eso no importa. Olivia me lo enseñó ella misma.

Estoy seguro de que el mundo de Olivia se ampliará constantemente de aquí en adelante. A Olivia le esperan posibilidades brillantes en el futuro, en la escuela, en el reino en general y en el escenario mundial. Dicho esto…

“Yo también te quiero, cariño. Eres mi único orgullo y alegría en todo el mundo.”

Eso era cierto entonces, como lo es ahora, como lo será siempre. Olivia siempre será mi tesoro y la luz de mi vida que siembra mi alegría cada día.

Y eso no cambiará nunca, jamás.

Esa noche, las primeras nieves del año cayeron sobre Olimpia. La nieve era esponjosa, blanca e impoluta. Todos vimos nevar desde las ventanas del castillo y escuchamos a Olivia contar historias de su vida escolar hasta bien entrada la noche. Muchas risas sonaban en el aire cálido que nos envolvía. Fue un día feliz.

La Fiesta de la Primavera estaba a la vuelta de la esquina. Era el cumpleaños de Olivia, y también el mío. Juntos como padre e hijo, como familia, veríamos pasar otra temporada. El broche que le regalé para su primera fiesta de cumpleaños seguía brillando en su cuello.

He rezado. Por la felicidad de Olivia. Y para que la vida de Olivia siguiera siendo maravillosa y llena de momentos divertidos, sin importar cuántas estaciones pasen.

Siempre rezo por eso desde el fondo de mi corazón.