Totsuzen Papa ni Natta (NL)

Volumen 1

Historias Cortas Adicionales 1: El Sr. Dragón Juega al Escondite

Nuestro hogar, el castillo de la Reina Oscura, es espacioso. Muy espacioso. Tan espacioso que si jugaras al escondite allí, estarías jugando un día entero.

Mi voz en forma humana resonó en el castillo. “¿Están listas?”

Agudicé el oído para escuchar las respuestas mientras disfrutaba de la luz que entraba por la ventana desde el día hasta el atardecer. La luz del sol me daba un poco de sueño.

“¡Aun noooo!” Vino la voz de Olivia. “¡Aun noooo!” Respondió la Reina Oscura. “¡Aun noooo!” Llamó la Srta. Clowria.

Recientemente, la diminuta Reina Oscura y su ayudante, la Srta. Clowria, han empezado a participar en nuestros juegos. Normalmente, se quedan encerradas en la habitación de la Reina Oscura en la Torre del Oeste, pero siempre que juegan con nosotros, estamos en la misma onda. La Reina Oscura, que tiene la altura de Olivia, juega mucho y se divierte cuando está con mi pequeña. La Srta. Clowria, por su parte, se asegura de que Olivia no se tropiece y se caiga, ya que todavía es un poco inestable con los pies. Son prácticamente sus hermanas mayores, más o menos.

“¿Están listassssss?”

“¡Sí!” Respondieron las tres.

“¡Te encontré, Srta. Reina Oscura!” “¡Augh!”

En el castillo hay varias estatuas de piedra de la Reina Oscura que adoptan una postura muy atractiva, y ella intentaba mezclarse con ellas.

“Aughh… ¿Cómo lo has sabido, Dragón Anciano?”

“Err, quiero decir, es algo obvio. Y también la encontré a usted, Srta. Clowria.” “Oh, se acabó el juego para mí.”

¡Ja ja ja! Bueno, no fue precisamente difícil encontrarte.”

La Srta. Clowria también se disfrazaba de una de las estatuas de piedra. Con una expresión vacía en el rostro, la Srta. Clowria se aferraba a la pierna de una estatua de la Reina Oscura que se alzaba audazmente con los brazos cruzados. Para ser sinceros, era bastante llamativa.

“¡¿Ves?! ¡Todo es culpa tuya, Clowria! ¡Estaba escondida a la vista!”

“M-Mis disculpas… Sin embargo, ¿es realmente justo haber hecho tal estatua a semejanza de Su Oscuridad? Esa pose capta plenamente la majestuosidad de mi hermosa reina.”

“Bueno… ¿Querrías una estatua tuya aferrada a su pierna?” “¡Claro que sí!”

“Augh. ¿De verdad? A veces puedes ser muy asertiva, ¿lo sabías, Clowria?” Replicó la Reina Oscura, sonrojada.

Me reí de sus idas y venidas. ¡Son tan cercanas! Entonces me giré, dispuesto a continuar el juego. “Ahora bien, Olivia es la única que queda.”

He buscado por toda la zona. Olivia era bastante buena jugando al escondite. Con su pequeño cuerpo, podía esconderse básicamente en cualquier lugar. Mis ojos de dragón son capaces de ver a gran distancia y anulan los disfraces, por lo que puedo ver la verdadera naturaleza de las personas y los objetos. Lo que no puedo hacer, como es lógico, es ver a través de los objetos para encontrar a una niña escondida detrás de algo. Puse mi cara de juego y la busqué seriamente, buscando en la cocina, en el baño, en la habitación de Olivia, en lo alto de la Torre Este y en la Biblioteca de Grimorios… Espera… ¿Dónde está?

“¿Dónde puede estar?” Cada vez estaba más preocupado. La luz del día había dado paso al resplandor rojo del sol poniente, y pronto sería de noche.

“Augh. Bueno, ¡debe estar por ahí en alguna parte! Eso es lo que pienso. Y estoy en lo cierto… ¿no?” La Reina Oscura estaba empapada en un sudor frío.

Empecé a llorar. Sólo la Srta. Clowria parecía tranquila y serena. “Está bien. Vamos a calmarnos, ¿de acuerdo? El Señor Dragón Anciano contaba en la entrada, así que Olivia no pudo haber salido, salido…” Se desinfló.

“¡Clowriaaaaa!”

No había estado en absoluto tranquila. Estaba tan preocupada que había vuelto a caer en un aturdimiento inexpresivo.

“Olivia…” Respiré profundamente. Sabía que probablemente estaba bien. Piensa. Dónde podría estar… ¿Podría el clima templado haberla adormecido? Pero no estaba en su habitación…

“¡Ohh!” Una idea se me ocurrió de repente, y me puse a correr. No había revisado el lugar donde Olivia siempre quiere tomar una siesta. Abrí la puerta de mi dormitorio. “¡Olivia!”

Vi una forma descansada saliendo de debajo de las sábanas y oí sus suaves ronquidos.

Suspiré al verla y sonreí.

“Estoy muy aliviado, cariño.”

“¿Hrmm? Papi…” Su rostro aún dormido parecía tan tranquilo. Me encontré acariciando mi mejilla contra su suave frente.