Totsuzen Papa ni Natta (NL)

Volumen 1

Historias Cortas Adicionales 2: Un Día de Verano del Sr. Dragón

A veces me acuerdo de aquel verano, el año en que Olivia se convirtió en mi hija. El sol brillaba en el Pico Sagrado de Olimpia, pero como estábamos en lo alto de una montaña, no hacía demasiado calor. A Olivia y a mí nos gustaba sentir el calor de la luz del sol del verano cuando pasábamos tiempo al aire libre. Además, como soy un dragón grande y viejo, podía darle a Olivia algo de sombra con mis grandes y viejas alas. Mis libros de paternidad me decían que la luz solar demasiado caliente podía dañar a los niños humanos.

¡Los humanos son tan débiles! Me sorprendió descubrir lo débiles que son realmente los humanos, pero como sabía lo blanda y flácida que era Olivia, podía creerlo.

Olivia retozaba de un lado a otro, divirtiéndose. “¡Vaya, Papi! Hace mucho calor.” “Ajá, está caliente, Olivia.”

“¡El Sr. Sol es tan brillante!” “Ajá, el sol sí que brilla.” “¡Esto es divertido, Papi!”

“Ajá, esto es muy divertido, Olivia.”

Estábamos disfrutando de nuestra excursión para tomar el sol al borde de un manantial de Olimpia. El manantial, que siempre tenía la temperatura adecuada, ya fuera invierno o verano, tenía el tamaño de una cama humana, es decir, no era muy grande. Era la única fuente de agua que brotaba de la montaña. Por supuesto, Olimpia también tiene esos ‘manantiales fantasma’ que aparecen y desaparecen de repente aquí y allá, pero este pequeño manantial era mucho más seguro. En todos los años que he vivido aquí, ha ofrecido a la fauna un lugar para saciar su sed sin que se secara ni se congelara.

“¡Toma, Papi!” Mi pequeña metió las manos en el pequeño manantial y salpicó el agua. Las gotas de agua volaron hacia mí y brillaron a la luz del sol, pareciendo joyas en el aire. “¡Te jee! El agua es divertida.”

Me encontré sonriendo. ¡Es tan linda! ¡Mi hija es tan linda!

“Ahora que lo pienso, he oído que a los humanos les gusta nadar en el océano.”

“¿Nadar en el océano?”

“Sí. Nadan en un lago muy, muy grande de agua salada llamado océano.” Lo había leído todo en un libro. Se mojan de la cabeza a los pies y nadan con todas sus energías.

Me pregunto dónde está la diversión en eso. ¿No acabarán teniendo que sacudirse mucho para secarse?

Olivia debía de estar pensando lo mismo que yo, porque los dos tarareamos pensando al mismo tiempo.

“¿Se meten en el agua y no es un baño?”

“Sí. Se meten en el agua aunque no sea un baño.” Luego de una pausa.

“¡Qué raro!” Dijimos los dos al unísono.

Me sorprendió. Dije las mismas palabras que otra persona al mismo tiempo. Era la primera vez que me pasaba algo así en toda mi vida con un humano. Y también la primera vez en toda mi vida de dragón.

Y parecía que era la primera vez que también le ocurría a ella, porque me miró con los ojos muy abiertos. Luego, con la sonrisa más soleada que me había regalado ese día, dijo: “¡Papi, has dicho lo que he dicho!”

Eso debió de hacerle mucha gracia, porque se revolcó en el suelo cacareando, riendo y chillando. Al mirarla, yo mismo me puse muy contento. Quiero decir, ¿puedes culparme? Habíamos tenido la misma sensación, el mismo pensamiento, y habíamos dicho la misma frase. En mi opinión, eso es algo encantador. No hay duda.

“¡Yayyy!”

Me agaché suavemente y le acerqué mi gran mejilla de dragón. Ella abrazó la punta de mi nariz. Mi sensación de calidez y bienestar no hizo más que aumentar.

“¡¿Qué?!”

Antes de que me diera cuenta, el agua clara del pequeño manantial salpicó el aire. Parece que eso ocurrió por mi euforia desbordante. Este tipo de cosas suceden de vez en cuando. Uy.

A pesar de las chispeantes gotas que llovían sobre nosotros, Olivia volvió a sonreír. ¡No hay mal que por bien no venga!

-FIN DEL VOLUMEN 1-