Totsuzen Papa ni Natta (NL)

Volumen 1

Capítulo 13: El Sr. Dragón Asiste a la Ceremonia de Matriculación en la Escuela

El día de la ceremonia de inscripción en la escuela hacía mucho sol.

Por supuesto, eso sólo se debe a que he hecho volar las nubes de lluvia que se formaron en nuestro camino. Hacía tiempo que no adoptaba mi forma de dragón y alzaba el vuelo con Olivia a mi espalda.

Menos mal que las nubes de lluvia eran lo suficientemente pequeñas como para disiparse con un pequeño soplo. Hace mucho, mucho tiempo, hubo un prolongado período de lluvia que duró años y años. Los humanos lo llamaban las “Lágrimas de la Ruina”, el aguacero inducido por la tristeza del dios de la calamidad. Soplar esas nubes había sido una tarea bastante difícil, pero yo estaba tan harto de la humedad que seguí haciéndolo.

Aterricé cerca de la escuela y me transformé de nuevo en mi forma humana. De la mano, Olivia y yo nos dirigimos a las puertas. Sobre los campos cubiertos de hierba se alzaba el prestigioso internado al que empezaría a asistir ese día: la Real Academia Femenina de Florence.

Olivia llevaba su flamante uniforme y una mirada madura y adulta. Muy guapa. El broche de su pecho, el rubí rojo que le regalé para celebrar su primer cumpleaños, brillaba. Me había dicho que quería ponérselo porque le hacía sentir que su papi estaba siempre a su lado.

Las chicas presentes en la ceremonia eran de la edad de Olivia, y sus padres también iban vestidos de punta en blanco. No sabía por qué exactamente, pero sus trajes parecían muy elegantes. Al mirarlos, de repente me sentí incómodo. Tal vez mi propia ropa era extraña para un padre humano. Hice lo que me dijo la Reina Oscura y compré todo el conjunto de un maniquí etiquetado como: “Traje de la temporada”, pero… soy un dragón que ha vivido una vida de ocio en una montaña. No podía estar seguro de comportarme correctamente como el padre de una (súper linda) niña humana.

“Uh, erm, ¿Olivia?” Le susurré al oído. Ella estaba caminando a mi lado.

“¿Hmm? ¿Qué pasa, Papi?” “¿Parezco, eh, fuera de lugar?” “¡Je, je, je!”

No puede ser, pensé. ¿Así que algo anda mal?

“¡Oh, no, me veo extraño, ¿no?! ¿Estoy haciendo esto bien?”

“Jee jee, siento haberme reído, Papi. Es que parecías muy nervioso. Además, es la primera vez que veo a tantas chicas y mamás y papás. ¿Cómo voy a saberlo?”

“Oh, oh sí, tienes un punto.”

“Pero sabes.” Dijo, mirándome fijamente y poniéndose de puntillas para susurrarme al oído. “Eres el que tiene más estilo de todos los padres de aquí.”

¡Qué bomba!

“¡¿Gwuh?! Aww, Olivia, ¡¡gracias!!”

¡Mi hija es la más simpática!

La ceremonia de ingreso se celebró en el Gran Auditorio ante una enorme multitud de estudiantes y sus tutores. Cuando el acto llegó a su fin y Olivia fue conducida a su aula, tomé asiento en el auditorio y esperé a Olivia y al resto de las nuevas alumnas. Para mi asombro, había sido elegida para dar un discurso y representar a la clase de niñas recién matriculadas. Y aunque aparentemente sólo se trataba de leer un pasaje pre escrito por la academia, me moría de ganas de verla en su hora de triunfo.

“¡Ah, ahí estás! ¡Por aquí!”

Al entrar en el Gran Auditorio, una mujer alta con el cabello rosa me saludó. Era la Srta. Clowria. Había viajado hasta la Academia de Florence para presenciar el momento de orgullo de Olivia.

Si estuviera en forma de dragón, podría ver el escenario y a todos los alumnos de primer año en él sin importar dónde estuviera. Sin embargo, en mi forma humana, existía la posibilidad de que no pudiera ver a Olivia a menos que encontrara un buen punto de vista. Fue la Reina Oscura quien me dijo que la frase para un buen punto de vista es “el mejor asiento de la casa”.

“¡Vaya, estos son realmente los mejores asientos de la casa!”

“Efectivamente.” Dijo la Srta. Clowria. “Nuestra recompensa por llegar temprano a la fila.”

“¿Dónde está la Srta. Reina Oscura?” “Ella está aquí… ¿Mi Señora?”

“¿Si esta?”

Miré a mi alrededor, pero no la vi sentada en ningún sitio. Entonces, una voz familiar surgió del pecho de la Srta. Clowria. “Haugh… Que esté tan aprisionada en un lugar tan estrecho…”

De la parte superior de la Srta. Clowria salía un gato negro con una cinta roja atada al cuello. Era tan pequeño. Tuve la sensación de haberlo visto antes. Eran esos ojos, de un dorado muy bonito, casi como pequeñas lunas…

“¿Srta. Reina Oscura?”

“Je je. Puedes adoptar la forma de un hombre guapo, así que es imposible que yo no pueda

cambiar de forma. ¿Y bien? Vamos, ¡dime que soy guapa!” “¡Eres extremadamente linda, Mi Señora!”

“Ja, ja…” Los elogios de la Srta. Clowria parecían haberla puesto en evidencia. La reina de los gatitos empezó a acicalarse nerviosamente la cara.

Es como un gato de verdad, pensé. A fin de cuentas, debe de odiar salir del castillo si está dispuesta a llegar a cambiar de forma y ser llevada por la Srta. Clowria.

“Gracias, Srta. Reina Oscura. Olivia estará encantada. Me dijo que también quería que estuvieras en la ceremonia.”

“¡B-Bueno, sólo estoy aquí porque pensé que no estaría mal observar cómo viven los humanos!”

“Pido disculpas, Señor Dragón Anciano. Su Oscuridad se siente tímida.” “¡¿Haugh, Clowria?!”

En ese momento, una mujer con un atuendo muy llamativo tomó asiento junto a nosotros. Iba acompañada de varios criados y parecía un pez gordo. Parecía ofendida, de alguna manera.

¿Era una especie de monarca o qué? “… ¿Cómo está usted?”

“Ah, hola.”

La señora nos miró fijamente, como si nos estuviera evaluando, antes de soltar un suspiro. “Hay que ver. Me cuesta creer que un miembro de la familia Palestria tenga que sentarse en el mismo auditorio que plebeyos como ellos. El hecho de que hayan cambiado a un sistema meritocrático está muy bien, pero esta academia tampoco es lo que era.”

“¿Pales…?” Nunca había oído ese nombre. Sin embargo, soy consciente de que vivía en una burbuja, ya que las únicas personas de siglos que habían venido a verme a la montaña eran las que desempeñaban papeles como ‘héroe’ o ‘rey’. Dicho esto, sabía que no sería bueno ser demasiado grosero. Supuse que debía presentarme. Después de todo, podría ser la madre de una futura amiga de Olivia.

“Es un placer conocerla, Sra. Palestria. Err, mi nombre es…” Entonces sonreí y reprimí una carcajada. Ahora sí tengo un nombre. “¡¡¡Me llamo Eldraco!!!”

“Bueno, ¿no estamos seguros de nosotros mismos…? ¿Draco? Hmph. ¿No es un nombre póstumo? Lo juro, gentuza como tú, aquí en la estimada Academia Florence. ¿A qué escuela de preparación acude tu familia?”

“¿Escuela de preparación?” ¿Qué es eso?

“Ugh. Te estoy preguntando qué escuela de preparación usaste para el examen de ingreso. No es que tenga nada que ver con la Casa de Palestria, dado que hemos empleado tutores privados durante generaciones.” Respondió con mal humor.

“Erm, bueno, supongo que se podría decir que también usamos tutores privados.”

La Reina Oscura le enseñó magia y a leer grimorios, la Srta. Clowria le enseñó artes marciales y esgrima, y yo le enseñé la lengua antigua… así que sí. Somos tutores privados.

“Pshaw. Bueno, puede que te hayas abierto camino para matricularte, pero creo que te darás cuenta de que estudiar en esta academia puede ser de demasiado alto nivel para plebeyos sin nombre. Te hago saber que mi hija tiene las segundas mejores notas del examen de ingreso, y que su futuro es bastante brillante.”

Vaya, la Sra. Palestria no para de hablar. Aunque no puedo decir que no me identifique con su orgullo por su hija.

“Haugghh… No me gusta.” Murmuró la Reina Oscura, con el cabello erizado al escuchar nuestro intercambio. Evidentemente, no le gustaban mucho las personas con egos inflados.

“Permítame informarle que la Casa de Palestria remonta su honorable linaje al mago que jugó un papel en el sometimiento de la Reina Oscura por parte del Grupo del Héroe.”

“Haugh… Me pareció escuchar ese nombre antes. ¡Ese mentiroso! ¡El imbécil que se hacía llamar ‘Palestria’ o lo que fuera se escabulló a su casa justo antes de pisar el castillo!

¡Deja de tergiversar la verdad.”

“¿Eh? ¿Qué fue esa voz de hace un momento?” “¡HISS!”

“¡Eek! ¡¿Un gato negro?! ¡Qué premonitorio!”

Los gatos son clientes difíciles, ¿no?

Fue entonces, con un toque de trompetas, cuando los nuevos alumnos de primer año entraron en tropel en el auditorio. Los padres y tutores que habían estado charlando entre ellos se callaron.

“Vaya, ¿dónde estará nuestra Olivia?” Preguntó la Srta. Clowria, mirando inquieta a su alrededor.

“Por ahí.”

La vi en cuanto entró. Sus coletas trenzadas se balanceaban en el aire. Con su flamante uniforme, nuestra Olivia era la más guapa de todas.

“Hauugh, Clowria. ¡Yo también quiero ver!”

“Oh, lo siento, por supuesto. Mi Reina, ¿puedes verla desde aquí? Weee, ¡vamos, arriba!” “¡Haugh! Hey, no soy un bebé, ¡¿de acuerdo?! … ¡Ah, la veo!”

Olivia también nos vio y nos dedicó una sonrisa. Su sonrisa era un poco más incómoda que de costumbre; parecía que estaba un poco nerviosa. Era la primera vez que veía esa expresión en su rostro. Había estado atrapada en casa todo este tiempo, así que nunca había experimentado un lugar como éste. Puedes hacerlo, Olivia. Tu papi te apoya.

“¡Ah, Daisy, por aquí!”

La Sra. Palestria se había mostrado tan distante antes, pero al parecer había descubierto a su hija porque ahora estaba efervescente.

Poco después, comenzó la ceremonia. No faltaba mucho para que llegara ese momento.

Una mujer de aspecto severo, la directora, leyó los nombres de los nuevos alumnos. “Olivia Eldraco, jefa de la clase.”

“¡Sí, señora!” Gritó Olivia en respuesta, tras lo cual subió al escenario.

“¡Eep!” Llegó una voz desde nuestro lado. “… ¿‘Eldraco’? ¡¿L-La jefa de la clase?!” Una Sra. Palestria visiblemente asombrada no dejaba de lanzarme miradas.

No pude evitar sentirme encantado. Así es. ¡¡¡Esa adorable niña es mi hija!!!

“Yo nunca… No he oído ese nombre en ningún examen de la escuela o simulacro de examen… ¿y aun así es la jefa de la clase?” Murmuró.

Todo el auditorio estaba alborotado. La gata negra que era la Reina Oscura movió la cola con satisfacción ante la expresión de estupefacción de la Sra. Palestria. “Je, je. Te lo mereces.”

No podía dejar de mirar a Olivia en el escenario. Respiró profundamente y desplegó un papel.

“Hoy damos el primer paso en el siguiente capítulo de nuestros viajes como miembros de la Real Academia Femenina de Florence.” Dijo, sus palabras resonaron en todo el auditorio. Su voz era rígida y aguda, pero puso todo su empeño en leer su discurso y de forma majestuosa. Hizo un trabajo espléndido. Quién iba a decir que también tenía talento para hablar en público. Fíjense bien, señoras y señores. ¡¡Mi hija es así de guapa!! 

“Hola, disculpe, ¿es usted el Sr. Eldraco?”

Una vez terminada la ceremonia de entrada y cuando los nuevos alumnos se dirigieron a sus aulas, sus tutores ya podían salir, pero una mujer me detuvo llamándome.

“Ah, uhh…”

“Soy la directora, Courié. ¿Es usted el Sr. Eldraco?” “¿Le pasa algo a Olivia?”

“No, sólo quería tener la oportunidad de conocerte. Las medidas de maná de Olivia Eldraco, tomadas cuando ingresó en la academia, eran tan poderosas como para estar más allá de los niveles atípicos. Y eso por no hablar de sus notas casi completas en los exámenes de la asignatura… Sólo quería preguntarle: ¿qué tipo de educación recibió para crecer tan brillante?”

“Ahh… la crie con amor y cariño.”

“B-Bien. ¿Y? ¿Algo más aparte de eso?” “Uhhh… lo siento. No se me ocurre nada.”

En ese momento, los ojos de la directora se volvieron redondos como platos. La Reina Oscura maulló. “Haugh, quiero ir a casa…”

“Ah, lo siento. Dejo a Olivia en tus capaces manos. Nos vemos.” Y corrí tras la Srta. Clowria.

Como puedes ver, la vida escolar de Olivia empezó sin problemas, y yo volví a casa junto a las dos señoritas. La próxima vez que nos viéramos sería durante las vacaciones de verano, dentro de tres meses. Hasta ese momento, había pensado que cien años podían pasar en un abrir y cerrar de ojos, pero supuse que los tres meses que pasaría esperando la vuelta a casa de Olivia probablemente me parecerían siglos. Sin embargo, no tardaría en darme cuenta de que mis preocupaciones eran infundadas.