Totsuzen Papa ni Natta (NL)

Volumen 1

Capítulo 11: El Sr. Dragón Recibe la Notificación de que ha Pasado la Prueba

Muy bien, ya me he decidido.

Las estaciones se repitieron tres veces y Olivia cumplió nueve años. Al parecer, cuando los humanos de esta nación llegan a esa edad, sus tutores se preparan para enviarlos a un lugar llamado “escuela”, y en ella pasan el tiempo junto a un montón de profesores y amigos.

Por el bien de su futuro, tenía que hacerlo. Ayudarla a hacer amigos con personas de su edad. Debido en parte, estoy seguro, a sus primeros años no tan felices, a menudo parecía un poco más infantil de lo que los libros de crianza dicen que debería ser ahora, pero en otras ocasiones actuaba con demasiada madurez. ¿Cómo lo digo? Principalmente, es que expresa su afecto por su padre tan… directamente. Sin disimulo. De hecho, ¡es extremadamente flexible!

Tuvo sus ‘terribles dos’ en cierta medida, pero fue mucho más leve que en mis libros de crianza. No me malinterpretes; me alegro de que me quiera, pero sé que a esta edad debería salir con muchos amigos de su misma generación. La razón por la que está volcando todas sus rebosantes reservas de afecto en mí es porque no tiene otra salida. Y esa no puede ser la situación más saludable para ella si quiere convertirse en un ser humano feliz.

Así que aquí estaba, discutiendo el asunto con las dos señoritas. “… Y por eso me gustaría mostrarle a Olivia el mundo fuera del castillo.”

Esto sorprendió a la Reina Oscura. “¿Haugh? ¿De verdad? ¡¿Vas a estar bien con eso, Dragón Anciano?!”

“La echaré de menos.”

“¡Haugh! ¡Oye, Dragón Anciano! ¡No hay más que horrores afuera! Y, si te parece, ¡le enseñaré más magia! Sin Olivia alrededor, será… será tan solitario…”

“Reina Maredia… Si te sientes sola, bueno, yo seguiré aquí, aunque sea indigna.”

“Haugh… Olivia…”

“Ni siquiera me escuchó…” Clowria suspiró.

Los ojos dorados de la Reina Oscura se empañaban.

“Srta. Reina Oscura, ha hecho un gran trabajo por nosotros.” Le expliqué. “Has estado enseñando a Olivia magia y los fundamentos de cómo leer grimorios y demás todos los días.”

“¡Uh-huh! Olivia tiene talento para ello. Tal y como están las cosas, es mucho más hábil que el estúpido y débil mago de ese detestable héroe.”

“Además, usted ha estado instruyéndola en artes marciales y esgrima y esas cosas, Srta.

Clowria.”

“Y también es hábil en ello. Me atrevo a decir que es más fuerte que los altos mandos del Ejército Darkin.”

“Sí. Y puedo sentir cómo Olivia está creciendo día a día. Y sin embargo…” “¿Y sin embargo?”

Me cuadré de hombros. “Y sin embargo, bueno… a los ojos de los humanos, ¡todos somos viejos carcamales!”

“¿Viejos c-c-c-carcamales? ¡Qué groseros!”

“Te das cuenta de que la gran mayoría de los humanos no llegan a los cien años, ¿verdad?

Srta. Reina Oscura, ¿cuánto tiempo lleva viva?” “Uhh, yo, uhh…”

“Llevas unos mil años, ¿no?”

Ella asintió profundamente. “Erm… Estoy, uhh, alrededor de mil quinientos.”

Y apuesto a que eso sitúa a la Srta. Clowria más o menos en la misma edad. “No sé exactamente cuántos años tengo.” Continué. “Pero son decenas de miles de años. Para los estándares humanos, ¡todos somos unos viejos carcamales!”

“¡¿Haugh quééééé?!” Al oír la palabra ‘carcamal’, la Reina Oscura se agarró la cabeza con las manos y gimió. La Srta. Clowria, por su parte, se frotó las sienes con un gemido propio.

A pesar de todo, parecía que no podían refutarlo. Es un hecho que los humanos no viven miles o decenas de miles de años.

“Como tal, quiero que Olivia haga amigos de su edad.” Puse algunos libros de paternidad sobre el escritorio: El Desarrollo de tu Hijo por Edades, Cómo Dejarse Llevar: Para Padres e Hijos, y Guía Completa de Exámenes de Ingreso en Todos los Países. Todos eran libros que había leído una y otra vez después de acoger a Olivia. Abrí uno de ellos por una página concreta. “Mira esto. Quiero enviarla a una escuela.”

“¡¿Una escuela?!” Gritó una Reina Oscura con los ojos muy abiertos, que se puso en pie. “¡Haugh, no una escuela! Olivia, en una escuela… ¡Augh…! Tú, no puedes… ¡¡¡Se verá envuelta en una comedia romántica escolar!!!”

“¿Eh? ¿Una comedia qué?” No tenía ni idea de lo que estaba diciendo.

En cualquier caso, Olivia ya estaba en edad escolar y tenía que hacer los preparativos necesarios. A partir de ese momento, los días pasaron volando mientras me afanaba en elegir una y prepararla para su examen de ingreso y demás. Finalmente, elegí un colegio para chicas adolescentes que requiere un examen de ingreso especializado: la Real Academia Femenina de Florence.

***

Una carta de aceptación.

La leí una y otra vez. Era la prueba de que Olivia había superado el examen de ingreso de la Real Academia Femenina de Florence, a la que se había presentado justo el otro día. El folleto lo describía como un internado y decía que todas las alumnas debían pasar un examen para asistir. Elegí ese colegio porque Olivia apenas había pasado tiempo en la sociedad humana y quería un lugar con una seguridad sólida como una roca. Cuanto más alta sea la barrera de entrada, menos probable será que entren tipos peligrosos. Como, por ejemplo, los dragones gigantes.

“Así que está dentro, eh.”

Olivia estaba merendando felizmente un pudín, hecho a mano por mí, mientras me miraba. Estaba bañado en salsa de frambuesa, que a Olivia le encanta. El zumo agridulce de la fruta se filtraba en el pan del pudín. Últimamente es otro de mis platos estrella.

“¡Te jee! Supongo que lo he hecho lo mejor posible, ¿eh, Papi?” Dijo mirándome. Sus ojos se asomaron por debajo de sus pestañas, buscando elogios.

“Mm-hmm. ¡Seguro que lo hiciste, cariño!”

Con mucha delicadeza, le acaricié la cabeza. Recientemente, había empezado a trenzarse el largo cabello. Al principio, yo se lo trenzaba (como me enseñó la Srta. Clowria), pero Olivia aprendió a hacerlo ella misma en poco tiempo. Mi hija tiene mucho talento.

“¡Te jee, Papi! ¡Me vas a despeinar!” Se rió, sonriendo.

Revisé la carta de aceptación por enésima vez antes de detenerme a apreciar la sonrisa de Olivia.

Ella había pasado. “¡Je jee!”

La sonrisa de Olivia. Ella había pasado. “¡Je jee!”

¡La sonrisa de Olivia!

Estaba tan feliz que no sabía qué hacer. Esta carta de aceptación era el fruto de su trabajo, la primera muesca en su cinturón en el mundo humano. Como su padre, ¿cómo no iba a alegrarme? Estaba muy, muy emocionado. “Has crecido lo suficiente como para poder pasar esas cosas del ‘examen de ingreso’.”

“Y sabes qué, Papi, ¡también fue súper fácil!”

“¿De verdad? Estas cosas del ‘examen de ingreso’ son como los humanos estudian,

¿verdad?”

“Te refieres a los exámenes de las asignaturas, Papi. ¡Y fue mucho más fácil que el tiempo de estudio con la Srta. Maredia!”

“¿Eso es cierto? Tendremos que darle las gracias de nuevo. Por cierto, ¿qué es este ‘Examen de Combate’?”

“Err, bueno, me hicieron jugar con esta cosa, una muñeca móvil. Comparado con mi entrenamiento con la Srta. Clowria, fue muy fácil.”

“Ya veo. También tendremos que expresar nuestra gratitud a la Srta. Clowria… Ahora,

¿de qué se trata esta sección de ‘Lectura de Maná’?”

Por cierto, en las secciones de Exámenes de Materia, Examen de Combate y Lectura de Maná de la carta se leía “Rango SS”. Me pregunté qué significaba “SS”, aunque dado que había aprobado, sabía que no podía ser un rango bajo.

“Bueno, me midieron la altura y el peso y esas cosas, y luego me pusieron en las manos una gran bola de cristal como las que hay en tu cueva, ¡y era tan bonita cómo brillaba con todos los colores del arco iris! Creo que tiene que ser ese dispositivo del que leí en uno de los libros de la biblioteca. Un medidor de maná.”

“Huh. Qué interesante. Pero, ¿qué sentido tiene medir tu maná?”

“Todos los que vieron mi bola de cristal decían: ¡Eso es nivel dracoshamano!” “Dracoshamano… ¿Draco, como dragón?”

“Ajá. El Dragón Anciano del Pico Sagrado eres tú, ¿verdad, Papi?” “Así es como me llaman los humanos.”

“Ya veo.” Ante mis palabras, Olivia sonrió. “Dijeron que era igual que la reacción de la bola al maná de un dragón anciano. Realmente somos una familia.”

“¡Vaya, eso es lo que dijeron, eh!”

Sí he oído que si un niño crece desde pequeño cerca de un ser con mucho maná, ese maná puede transferirse al niño. Recuerdo haberlo leído en Crianza de los Hijos de Brujas y Magos. Era un poco escéptico, pero entonces me di cuenta de que tal vez Olivia albergaba el mismo tipo de maná que yo. Y el hecho de que su maná se parezca al mío sirve como prueba de que hemos vivido juntos como padre e hija durante algún tiempo. En otras palabras, soy inequívocamente su papá, y ahora que eso se verificaba de forma objetiva, sentí un brote de orgullo. ¡Gracias, examen de ingreso!

Al parecer, estaría en la fase de “preparación preacadémica” de la escuela hasta los doce años. Además, iba a haber un “baile” para los nuevos alumnos, pero como a él acudirían muchos adultos, decliné la invitación. Si no recuerdo mal, un “baile” puede significar una gran polvareda en la que los combatientes se golpean entre sí, y mi entrada en la arena no sería precisamente justa. Por no hablar de que sería peligroso para los humanos. Dicho esto, la invitación también decía que los estudiantes debían llevar un vestido. ¿La gente lucha con vestidos?

El día de la inscripción llegó en un abrir y cerrar de ojos.

***

La Real Academia Femenina de Florence: el internado para niñas a partir de los doce años al que pronto asistiría Olivia. Según el manual de inscripción, no solo necesitaba el uniforme escolar y los libros de texto, sino también comprar los enseres domésticos, la ropa informal que llevaría en los dormitorios, los vestidos elegantes para las cenas y otros utensilios.

A Olivia le faltaba sobre todo afición por las posesiones físicas, y su vestuario era mínimo. La fase preparatoria de un año pasó antes de que me diera cuenta, y la ceremonia de ingreso al colegio estaba a la vuelta de la esquina. Teníamos que ir de compras y, por suerte, el manual indicaba a qué tiendas había que ir y qué había que comprar.

“Así que vamos a ir de compras hoy.” “¡Sí! ¡Me gusta ir de compras con Papi!”

Había una ciudad comercial llamada Miranda no muy lejos de los bosques de Olimpia donde vivíamos. Una gran cantidad de tiendas se agolpaban unas contra otras, y la gente que caminaba por las calles se engalanaba.

Como era la primera vez que visitaba una ciudad, a Olivia le brillaban los ojos. Su insaciable curiosidad era uno de sus puntos fuertes.

“Haugh… ¿Por qué también tengo que salir yo?”

“Gracias, Srta. Reina Oscura. Me imaginé que sería mejor que tú eligieras la ropa para Olivia que yo. Pareces más de su edad.”

“¡Dices eso, pero yo soy más de un milenio mayor! Ahora que lo pienso, no hace mucho me llamaste ‘carcamal’, ¿no es así, Dragón Anciano?”

“E-Eso era una forma de hablar… Bien, tienes razón, lo siento.”

“¡Vaya! Hace siglos que no salgo del castillo.”

Iba más vestida que de costumbre y llevaba unas gafas tintadas. Se había tapado los ojos con una capucha para ocultar sus cuernos de oveja.

Dice que así se siente más a gusto. Aunque, supongo que fue bastante famosa durante un tiempo. Hay personas entre los pequeños con una vida más larga que la de los humanos, como los elfos, así que puede que haya gente que la recuerde. Puedo entender que quiera estar disfrazada.

“¡Aquí!” La Srta. Clowria agitó una mano mientras se acercaba a nosotros, con el crepe que la Reina Oscura le había pedido que comprara en la mano. Llevaba un chaleco sin mangas y unos pantalones muy cortos; parecía muy cómodo para moverse. Me han dicho que este estilo está de moda.

“Hmph, cuando Clowria se viste así, se nota la bonita figura que tiene… Me da mucha envidia, quiero decir, ¡qué atuendo tan escandaloso!” La Reina Oscura se quedó mirando a la Srta. Clowria.

Los transeúntes también echaban miradas a la torneada Srta. Clowria. Nunca se pierde un día de entrenamiento, y un cuerpo bien tonificado siempre es atractivo.

“¡Mi Señora, le he comprado su crepe!”

“Clowria, dime que me has traído uno de chocolate y plátano.” “Por supuesto. Y también pedí crema extra.”

“Whoa… ¡Maldita sea, eso se ve bien!”

Sus ojos dorados brillaron mientras tomaba el crepe. Olivia dio un ligero salto hacia arriba y hacia abajo. “¡Aww, yo también quiero!”

“¿Hrm? T-Te daré un bocado, ¿de acuerdo? Este es mi crepe. Ahora abre.” “¡Gracias! Nom.”

“¡¿Haugh?! ¡Eso fue un gran mordisco, Oliviaaa!”

¡Qué escena tan conmovedora! “Me alegra ver que la Srta. Reina Oscura se lleva tan bien con Olivia.” Le comenté a la Srta. Clowria mientras veíamos a las dos revolverse como hermanas.

“Y me alivia que Su Oscuridad se divierta tanto día a día.”

Bien podríamos haber sido sus padres, hablando así de ellas. Esperaba que Olivia hiciera muchos amigos tan cercanos como la Reina Oscura.

“Muy bien.” Dijo la Reina Oscura. “¡Comencemos con su uniforme!” “Mi Reina, por favor, límpiese el chocolate de la boca primero.”

Y así caminamos por las calles de Miranda, con la Srta. Clowria a la cabeza. Ya había venido aquí a comprar varias veces. La ciudad estaba repleta de más tiendas de las que jamás había visto apiñadas. Humanos, elfos y enanos poblaban las abarrotadas calles, e incluso había algunas personas que parecían darkins.

“Olivia, no queremos que te pierdas, así que vamos de la mano.”

Pasear por la calle con su mano en la mía me hizo sentir un extraño orgullo por dentro.

¡Miren, amigos! ¡Miren qué linda es mi hija! 

El tiempo que pasamos juntos fue un verdadero torbellino.

Clowria nos habló de lo que nos quedaba por hacer ese día. “Le hemos tomado las medidas para el uniforme, así que vamos a ver la ropa de su dormitorio. Y parece que la escuela ha designado pijamas, así que también tenemos que pedirlos. Veamos, qué más… También necesitamos un vestido para el baile.”

“Vaya, hay mucho que comprar.” Respondí.

“También decía que escribiera su nombre en todas sus pertenencias, así que vamos a visitar una tienda que haga bordados para pedirles que borden su nombre. ¿Vamos?”

“¡También está eso, eh! Gracias, Srta. Clowria. Es usted de gran ayuda.”

“Oh, no es nada. No he visto a Su Oscuridad divertirse tanto en mucho tiempo, así que esto no es ningún problema.”

Los ojos de la Srta. Clowria parecían tan afectuosos mientras observaba a la Reina Oscura pelearse con Olivia por un algodón de azúcar, aunque me doy cuenta de que probablemente yo ponía la misma expresión mientras observaba a mi pequeña.

“¡Vaya, llevas un vestido, Olivia!”

“¡Te hee! ¿Parezco una princesa, Papi?” “¡Eres la viva imagen de uno!”

El vestido para el baile fue lo último que compramos ese día. Aparentemente, un ‘baile’ es sólo una fiesta de baile. Yo estaba pensando en ‘pelea’. Me alegré de que no hubiera peleas.

Deliberamos bastante sobre el color del vestido y, al final, decidí comprar lo que la Reina Oscura sugiriera. Evidentemente, con el pequeño puñado de monedas de oro que me llevé de mi santuario se podían comprar cien vestidos y algo más. No tenía ni idea, ya que tenía grandes montones de monedas allí.

Seguro que compramos muchas cosas ese día. Pensando en la tienda donde compramos su uniforme…

“Olivia, ese uniforme te queda muy bien.” “¿De verdad? ¿Quieres llevar uno, Papi?” “¡¿Eh?! Oh, no, está bien.”

“¡Te hee, sólo bromeaba!” Eso fue divertido.

De camino a casa, me sentí cálido y confuso recordando los acontecimientos del día. ¡Qué día tan satisfactorio había sido! Conseguimos sus libros de texto, sus bolígrafos e incluso su menaje. En la ciudad se vendía prácticamente cualquier artículo que se pudiera imaginar.

Cuando salimos de la ciudad, Olivia sostenía en sus brazos casi más de lo que podía cargar, con las mejillas tan rojas como el brillo del atardecer en el cielo. Ahora estaba en mi espalda.

“… Mira qué bien dormida está.” Dijo la Reina Oscura. “Realmente lo está.”

“Sí.” Dije. “Probablemente sea porque era su primera vez en una ciudad como esa. ¿No pesan todas esas bolsas, ustedes dos?”

“Tengo algo de músculo. ¿Estás bien, mi Reina?”

“¡Esto no me hará ni sudar! ¡Dios mío, pensar que Olivia puede hacer que yo, la Reina Oscura Maredia, le sostenga las maletas! Podría ser un héroe de leyenda algún día.”

“No me importa si la vida la lleva por ahí. Pero tampoco me importa si vive una vida sin incidentes como una humana común y corriente, siempre y cuando sea feliz.”

Sabía que una vez que estuviera en la escuela, no podría verla durante algún tiempo. Pero también sabía que era un paso necesario para ella.

Podía sentir el calor de su cuerpo y los latidos de su corazón en mi espalda.

Recordé aquel frío día de invierno. Podía recordar el silbido del viento mientras colocaba al bebé humano en mi espalda y me acercaba a Pias. El día que conocí a mi Olivia.

Dormía sobre mi espalda como si nada pudiera hacerle daño.

Habían pasado varios años desde el fatídico día en que me convertí en padre, y en ese tiempo, Olivia se había convertido en mi tesoro. Levanté la vista hacia el atardecer escarlata.

“La escuela, eh. Sólo espero que lo disfrute.”

La primera estrella que apareció esa noche titiló en la distancia.