Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 2

Capítulo 4: Un Caramelo Misterioso

Parte 2

Shadow Gale

La nueva región desbloqueada era ahora la zona de la ciudad. Pero, a pesar de su título, no era, por supuesto, el tipo de ciudad en la que se ve a la gente viviendo ahora. Era más bien una zona de ciencia ficción al estilo cyberpunk. La estética consistía en cables y alambres desordenados, y el diseño del nivel era aún más desordenado. Era más pequeño que el páramo, las praderas y la zona montañosa, pero era como un laberinto al que había que acostumbrarse.

La tienda vendía tanto armaduras como armas. También eran de mayor nivel que el equipo que se vendía en las tiendas anteriores, con un poder de +5. Shadow Gale compró un arma de +5 y la instaló. Cuando la invocó, apareció una llave inglesa y le dio un golpe de prueba. Se sentía increíblemente bien. Estas armas estaban claramente hechas pensando en los jugadores. La sensación de la herramienta rodando en su mano perduró.

Los monstruos que aparecían en esta zona eran soldados robóticos que recordaban a los androides de los anime de robots. Según la enciclopedia, había cuatro tipos: atacante, defensor, artillero y general. Atacaban con golpes de luz, mini misiles, golpes corporales, etc., y eran bastante más fuertes que los goblins y los esqueletos.

Eran formidables, por lo que dejaban caer más caramelos y, además, objetos raros a razón de uno entre cien. La tienda compraba las partes que soltaban: un brazo, una pierna, el cuerpo, la cabeza, etc. a precios elevados. Estos objetos no eran más que basura para vender sin propósito de juego, para cualquier jugador que no fuera Shadow Gale, es decir.

La habilidad mágica de Shadow Gale era la modificación. Utilizando su llave inglesa y sus tijeras, podía golpear las cosas para mejorarlas. Siempre había utilizado su magia para tareas sencillas pero que hacían feliz a la gente, como mejorar la calidad de la imagen de la televisión, aumentar el kilometraje de la gasolina de un vehículo o aumentar el almacenamiento en disco de un ordenador.

En este momento, las manos de Shadow Gale estaban dando vueltas, utilizando piezas de todo tipo para modificar la silla de ruedas de Pfle. Habían pedido a las otras partes que reunieran los materiales. Cuando habían declarado que se batirían en duelo contra Cherna Mouse, todas las demás habían cooperado gustosamente. Shadow Gale comprendía muy bien cuánto odiaban todas a ese grupo. Pfle también había pedido a @Meow-Meow que les llevara las cosas que necesitaban y que les ayudara a reunirlas. Toda esta modificación intensiva había hecho que la silla de ruedas perdiera drásticamente su movilidad y disminuyera el tiempo de funcionamiento, por lo que ayudaba mucho el hecho de moverse menos.

Acumulaban más y más piezas. No importaba que Shadow Gale las utilizara, nunca desaparecían. No podía ver el final de la rutina.

Pfle estaba usando su teléfono mágico. Parecía estar leyendo algo. “Um…” Comenzó Shadow Gale.

“¿Qué pasa, Mamori?”

“¿Cuánto tiempo debo seguir haciendo esto…?” “Hasta que sea satisfactorio.” Respondió Pfle.

¿A quién debía satisfacer Shadow Gale y cómo? Tuvo la sensación de que haciendo esas preguntas no obtendría ninguna respuesta. “¿Puedo preguntar una cosa…?”

“¿Qué es?”

“Mientras trabajaba en esto, he estado pensando en muchas cosas.” “Eso es una multitarea impresionante, para ti.”

“He estado pensando en quién mató a Masked Wonder.” “¿Oh?”

“Creo que podría ser @Meow-Meow.” Shadow Gale pensó que era una cosa bastante escandalosa para haber dicho. Pero al contrario de lo que esperaba, Pfle se limitó a seguir jugueteando con su teléfono sin aparente preocupación. Shadow Gale volvió a su tarea con desgana. Siguió así durante unos minutos más, hasta que Pfle rompió el silencio.

“Mamori… cuando sospechas de alguien, sientes la necesidad de tener algún tipo de base para tus sospechas, ¿no? Eres un tipo diferente a mí.”

La mayoría de los seres humanos eran de una clase diferente a la de Pfle. Hacía falta talento para ser tan arrogante. “Sí, más o menos.” Respondió Shadow Gale.

“Dime tu razonamiento de por qué crees que @Meow-Meow es la culpable. Te escucharé.”

“Cuando luchó contra la samurái en la plaza, atacó invocando rocas.”

“Oh, sí. Parece una magia muy conveniente.” Comentó Pfle.

@Meow-Meow había sacado rocas y edificios de esos trozos de papel, y luego, después, también había aspirado el edificio que había invocado de nuevo en el papel. Ambas cosas con las que luchaba habían estado por todas partes en este juego hasta ahora. Parecía que el poder de @Meow-Meow era sellar cosas dentro de sus talismanes.

Shadow Gale continuó: “Y la cabeza de Masked Wonder fue aplastada por una roca, ¿verdad?”

“… ¿Esa es tu base? ¿Porque @Meow-Meow estaba usando rocas?

¿Eso es todo?”

“Por supuesto que eso no es todo. En última instancia, es sólo uno de los muchos elementos que la hacen sospechosa.”

“¿Oh? ¿Entonces cuál es la razón principal por la que sospechas de ella?”

“La moneda.” Shadow Gale hizo girar la llave inglesa y cortó con las tijeras. Su poder de modificación no se basaba en ninguna razón o principio, así que no entendía realmente el sentido de cada una de sus acciones individuales mientras trabajaba. “@Meow-Meow puso ese enorme trozo de edificio dentro de su talismán.” Explicó Shadow Gale. “Si es capaz de hacer algo tan extremo, puede que tenga una técnica aún más avanzada para almacenar datos dentro de sus talismanes sin pasar por el teléfono mágico. Puede que sea capaz de llevar la moneda con ella sin instalarla.” Los poderes de las chicas mágicas ignoraban las reglas y los principios. Era igual que la forma en que Shadow Gale podía utilizar las recompensas raras de los soldados robot para un propósito distinto al de venderlos. “Si el culpable es otra persona, no sé cómo podría llevar la moneda por ahí sin un teléfono mágico. Así que, para resumir, por eso creo que ella podría ser la culpable.” Shadow Gale terminó su explicación como un niño de primaria cerraría una redacción.

Cuando miró hacia Pfle, los ojos de la otra chica no habían dejado su teléfono. “Tus deducciones no son malas.”

“¿Verdad?”

“Quizás te he juzgado mal.”

¿Exactamente qué tipo de persona había pensado Kanoe que era?

***

Detec Bell

Convertirse en una chica mágica ofrecía muchas oportunidades de observar muchas cosas extrañas, empezando por la propia chica. Pero aun así, no muchos verían algo tan irreal como esto.

Debía de estar a uno o dos kilómetros de distancia, pero aun así, la sensación de que el brutal conflicto podría extenderse hasta ellas mantenía en vilo a Detec Bell. Incluso sus más mínimos movimientos creaban intensas nubes de polvo y ruido. Una Cherna Mouse de treinta metros y la criatura de treinta metros… ¿Cómo la llamaría? A simple vista, se parecía a un cangrejo. Por supuesto, no era realmente un crustáceo. Era totalmente mecánico. Pfle lo había llamado tanque de diez patas, ¿no es así?

El suelo retumbó y el polvo se levantó cuando Cherna Mouse corrió para agarrar el tanque, que lo bloqueó. Detec Bell pudo sentir el sonido y el impacto de su lucha hasta donde ella estaba.

Dos de las patas de la máquina se agarraron a los brazos de Cherna, mientras que una de las otras ocho patas aprovechó para golpear su costado, haciéndola perder el equilibrio y caer. Las nubes de polvo la ocultaron de la visión de Detec Bell, pero aun así, Cherna Mouse se alejó rodando del tanque, derribando los rascacielos que se encontraban en su camino, rompiéndolos bajo su enorme cuerpo, aplastándolos hasta el punto de que dolía sólo mirarlos.

Cherna Mouse se retiró, pero el tanque no le dio caza. Se mantuvo firme. Entonces, una protuberancia donde estarían los ojos de un cangrejo centelleó, y algo explotó un poco más adelante del tanque. El tanque había disparado sus láseres. Lanzó a Cherna Mouse hacia atrás y la hizo rodar por el suelo. Tres edificios fueron destruidos en el intercambio, pero ahora estaban detrás del tanque, y Detec Bell no podía verlos desde su posición.

Incluso desde lo alto de un rascacielos distante, Detec Bell podía captar la enorme escala de esta destrucción. Melville entrecerraba un poco el ojo derecho. Cada vez que Cherna Mouse era atacada, Lapis Lazuline chillaba, lo que resultaba muy molesto.

Detec Bell pudo ver hacia dónde se dirigía esta batalla. El tanque de diez patas estaba abrumando a Cherna. Disponía de más métodos de ataque, se movía con rapidez y además estaba equipado con armas de proyectiles. Detec Bell nunca habría imaginado que una chica mágica pudiera derrotar a Cherna Mouse, pero a este ritmo, ella caería.

Parecía que Melville y Lazuline no querían que perdiera, pero a Detec Bell no le importaba. Tal vez sería mejor si lo hiciera.

Esa mañana, habían recibido una petición.

“Me gustaría proponer un duelo no letal.”

Las visitantes llegaron ante el grupo de Detec Bell mientras desayunaban. Eran la chica mágica en silla de ruedas y la enfermera de traje negro… la pareja de Pfle y Shadow Gale. Lo primero que salió de la boca de Pfle fue una invitación a un duelo, lo que creó muchos signos de interrogación en sus cabezas. Pero lo que Pfle dijo a continuación aclaró sus intenciones.

“Si ganamos, queremos que dejen de monopolizar los cotos de caza. Usas la amenaza de la fuerza para respaldar tus acciones. Si demostramos nuestra fuerza superior, entonces no le importaría renunciar, ¿entiendo? Creo que la señorita Melville ha dicho que los fuertes mandan.”

Prometiendo que más tarde darían su respuesta, Detec Bell hizo que Pfle y Shadow Gale se fueran. Tuvo el sentido común de no discutir delante de otra parte.

“¿Es cierto que están bloqueando a los demás de nuestro coto de caza?” Preguntó Detec Bell a Cherna Mouse.

“Sí.” Cherna Mouse no parecía tener el menor reparo en ello.

“¿Por qué hacen algo así? Pensé que habíamos dicho que todas tenemos que cooperar.”

“A Cherna no le importan esas cosas.” Respondió.

Para desbloquear la puerta de la siguiente zona, tenían que entrar en la oficina situada frente al cuartel general de defensa de la zona de la ciudad, y para ello necesitaban una contraseña. Detec Bell había intentado hablar de esto con los otros grupos, pero su respuesta no había sido positiva. Apenas habían conseguido mantener una conversación. Ahora Detec Bell sabía por qué.

“No me vengas con eso.” Dijo ella. “No es demasiado tarde. Ve y discúlpate. Y si quieres, también puedes llevarles un regalo.”

“No. Cherna no ha hecho nada malo. Si vamos a tener un duelo, Cherna los golpeará.”

Esto no iba a ninguna parte. Ella no era el tipo de persona que podía ser obligada a obedecer.

“Pelear nunca es bueno, ¿sabes?” Dijo Lazuline, asintiendo con los brazos cruzados y una expresión de suficiencia. Ella no sería de ayuda.

Detec Bell se volvió hacia Melville. “Haz que se detenga.”

“No lo haré.” La mirada de Melville se desvió hacia abajo. Sus pestañas se agitaron con el viento.

Eso era todo. Cherna Mouse no escuchaba opiniones y hacía lo que quería. La excepción era Melville, siempre escuchaba lo que decía.

“¿No lo vimo’? Hay un in’idioso entre ello’. Discutirlo ‘ería inútil.

Termina de proce’arlo.”

“Melvy dice que no podemos cooperar con la gente, ya que uno de ellos podría ser un tipo malo.” Tradujo Lazuline.

“Pero si vas a ser así, entonces…” Si Melville iba a sacar ese tema, tampoco había garantías de que el malo no fuera uno de los suyos…

Pero ese comentario quedó atrapado en la garganta de Detec Bell. No podía decirlo. Se mordió el labio y probó un poco de sangre.

La magia de Cherna Mouse era sencilla: podía hacerse más grande. Era simple pero poderosa. Si un enemigo grande te golpeaba, te dolía, pero golpear a un enemigo grande a cambio no era realmente efectivo. Cherna les había demostrado su inmensa fuerza en sus batallas contra los monstruos. Francamente, lo único que necesitaban en su grupo era este monstruo gigante, Cherna Mouse.

Además, su oponente había elegido el páramo como lugar del duelo. Era una zona muy abierta, el tipo de espacio en el que Cherna Mouse tenía más ventaja. Era una llanura que se extendía y en la que sólo había rascacielos por aquí y por allá. Esos no se interpondrían en el camino.

Cherna había ignorado el intento de Detec Bell de retenerla y había aceptado el duelo. Una hora más tarde, la chica hámster ya estaba enorme, lista y esperando a su oponente. Detec Bell, Melville y Lazuline observaban desde el tejado de un edificio lejano.

Con el páramo como campo de batalla, ¿quién podría oponerse a este monstruo? Se preguntaba Detec Bell cuando @Meow-Meow se dirigía al lugar del duelo. ¿Va a ser ella la que luche? Es fuerte, sin duda, pero sería una lucha muy dura para ella.

Pero eso no era lo que ocurría. @Meow-Meow lanzó un talismán y salió corriendo. El trozo de papel revoloteó hacia abajo para explotar con un ¡buf! Cuando el humo se disipó, un enorme cangrejo mecánico estaba allí.

Su sección abdominal era redonda. Las partes brillantes donde habrían estado los ojos de un cangrejo debían ser sensores o algo así. Por lo que Detec Bell pudo ver de los bordes de la capa, se habían superpuesto varias placas blindadas. El grosor de ese blindaje hacía pensar que el tanque sería lento, pero las diez patas que se extendían desde su torso maniobraban con pequeños y rápidos movimientos. Cada pata tenía dos articulaciones y una punta afilada en el extremo. Las extremidades estaban cubiertas por gruesas placas metálicas en forma de armadura en la parte delantera, que zumbaban, traqueteaban y chasqueaban mecánicamente con cada movimiento. Todo brillaba de un negro metálico, y el tanque no tenía partes cuadradas. Era redondo en todos los sentidos. A diferencia de un cangrejo de verdad, no tenía nada parecido a unas pinzas, por lo que se asemejaba a una araña, aparte de su número de patas. Era más o menos del mismo tamaño que Cherna Mouse y quizás más pesado. Básicamente, era enorme.

Con Pfle a sus espaldas, Shadow Gale subió por una de las patas del cangrejo, abrió la tapa de su torso y, literalmente, le dio una patada antes de cerrar la tapa y volver a bajar.

“Bien, ¿empezamos el duelo?” La voz era fuerte, probablemente amplificada por altavoces, pero sin duda era la de Pfle.

Cherna Mouse se sorprendió, pero no se echó atrás. Se acercó para forcejear con la máquina, y el duelo comenzó.

Cherna Mouse estaba en desventaja. La cosa se ponía fea: a este paso nunca podría ganar. Y para ser sinceros, Detec Bell quería que perdiera. Las había convertido en verdaderas hipócritas al ser tan poco cooperativas con los demás grupos. Si Cherna perdía esto, eso satisfaría a todas las demás, y probablemente facilitaría el trabajo con ellas.

Todo el cuerpo de Cherna Mouse temblaba como si estuviera enferma mientras se agachaba, cruzando los brazos sobre los ojos. Parecía estar protegiéndose de los ataques. Presenciar su miseria bajo el aluvión de golpes dolía de ver.

“Debemos hacer que se detenga. Cherna ya ha perdido.” Dijo Detec Bell, mirando hacia Melville, que miraba al campo de batalla con una expresión tranquila. “A este ritmo, en el peor de los casos, Cherna morirá. Dijeron que esto sería incruento, pero a veces la gente tiene impulsos.”

“Protege tu’ oído’.” Fue todo lo que respondió Melville.

Cherna apoyó las piernas en el suelo y se agachó. Con las rodillas dobladas y los brazos abiertos, abrió la boca de tal manera que le cubría un tercio de la cara y su garganta vibró en un aullido. El tanque, de aspecto pesado, se tambaleó, se inclinó hacia atrás y luego clavó sus garras en el suelo para resistir el rugido. Los edificios cercanos se desmoronaron y se derrumbaron. Las nubes de polvo volaron por los aires.

Un instante antes, Detec Bell se había tapado los oídos, había abierto la boca y se había lanzado al suelo. El estruendo hizo que todo se estremeciera y temblara mientras Cherna gritaba y se enfurecía. Esto no había ocurrido nunca. La gigantesca chica mágica extendió los brazos delante de ella, inclinándose hacia delante mientras se giraba para mirar al tanque de diez patas.

Detec Bell se frotó los ojos. Algo era extraño. Había pensado que Cherna Mouse estaba inmóvil, pero parecía que se acercaba a ellas.

Los ojos del cangrejo parpadearon y otro rayo alcanzó su objetivo. Pero este impacto fue mucho más pequeño que los anteriores. El traje de hámster de Cherna Mouse ya estaba negro de hollín, y la explosión fue tan pequeña que sólo le añadió una mancha más. Ni siquiera se tambaleó.

Entonces, Detec Bell se dio cuenta de que el Cherna Mouse no se estaba acercando. Las explosiones no se estaban reduciendo. Cherna Mouse estaba creciendo. Ya era dos… dos veces y media… tres veces más grande que el cangrejo, y seguía expandiéndose.

Una esfera negra de unos dos metros de diámetro salió disparada desde el casco del cangrejo hacia la distancia antes de aterrizar y salir rodando. Pero antes de que Detec Bell tuviera tiempo de preguntarse qué era, Cherna Mouse había dado medio paso hacia delante, acortando la distancia entre ella y el cangrejo, y lo aplastó.

Detec Bell miró al cielo.