Eris No Seihai (NL)

Volumen 3

Capitulo Final: Antes De Darse Cuenta

Antes de darse cuenta, estaba atravesando el cielo, y la noche, y la mañana, una y otra vez…

Se sintió como si estuviera despertando de un sueño muy largo.

Scarlett abrió lentamente los ojos. Le dolía la cabeza. ¿Dónde estaba? Sus recuerdos estaban mezclados. Miró a su alrededor y llegó a la conclusión de que estaba dentro de una especie de carruaje tosco.

¿Había llegado a su destino, o acababa de ponerse en marcha? No estaba segura, pero el carruaje se había detenido.

“Fuera.” Le dijo el hombre que se sentaba junto a Scarlett, pinchándola en la espalda. ¡Qué patán más grosero! Intentó levantar la mano, pero se dio cuenta de que las muñecas estaban sujetas con grilletes. Su borrosa memoria se fue aclarando poco a poco.

Así es. Scarlett Castiel iba a ser ejecutada.

¿Cómo pudo olvidarlo? El tosco carruaje era el carro que la llevaba a la ejecución. Era la Plaza de San Marcos, y la llevaban al bloque del verdugo, donde le cortarían la cabeza. Pero de alguna manera, nada de esto parecía real. ¿Era el sueño el culpable?

¿O incluso había sido un sueño?

Scarlett estaba confundida. Debía ser una visión provocada por el miedo a la muerte. Pero había sido tan horriblemente vívida.

¡Imagínate, Scarlett Castiel convirtiéndose en un fantasma vengativo!

Es cierto que quería hundir a los canallas que le habían hecho esto en un infierno, pero ¿realmente haría algo tan pegajoso y miserable como convertirse en un fantasma? Después de todo, tenía algo de orgullo.

Se ajustó la capucha y salió del carruaje. Gritos y abucheos furiosos la recibieron. El torrente de insultos era atroz, pero, por desgracia para los que los proferían, su corazón no era tan admirable como para sentirse herido por esas cosas. Esta ejecución no era más que un espectáculo. Abuchear de esa manera no era diferente a un vals de una fiesta nocturna. Bueno, tal vez un poco más ruidoso y menos elegante.

Por suerte, estaba acostumbrada a ser exhibida. No le importaba ser el centro de atención, sin importar la variedad. Para Scarlett, estar frente a esa multitud no era tan diferente de bailar en un baile. Al menos, eso era lo que se decía a sí misma.

Había empezado a caer una ligera lluvia. Cuando llegó a la plataforma, uno de los verdugos le ordenó que se quitara la capa. Su actitud insolente la irritó, pero sabía que sería estúpido mostrar su enfado, así que se encogió de hombros y obedeció.

El cabello pegado a la nuca le molestó, así que sacudió ligeramente la cabeza y luego levantó lentamente la vista.

En ese instante, la tormenta de insultos cesó. Hasta la última persona de la plaza la miraba fijamente.

… Oh, es todo tan predecible, pensó. Realmente es como un baile.

Miró a su alrededor. Los nobles se mezclaban con los plebeyos.

Reconoció varias caras.

La primera conocida en la que se posó su mirada fue Emilia Caroling. Todavía no había pasado nada, pero ya estaba pálida y temblorosa.

La mujer con la mitad de la cara cubierta por un abanico debía de ser Deborah Darkian. Scarlett frunció ligeramente el ceño y se pasó mentalmente el dedo por la garganta. Si el sueño era cierto, Deborah sólo se reiría durante unos diez años más. Prepárate, bruja de mediana edad.

Lily estaba de pie junto a Deborah, probablemente para mantenerla a raya. Aquella malvada chica mostraba su vena competitiva incluso en un momento como aquel. Sonrió a Deborah con su especial y compasiva sonrisa, silenciando cualquier comentario que la otra mujer intentara hacer a Scarlett. Lily era una persona detestable, pero Scarlett suponía que podía admirar sus agallas.

De repente, se dio cuenta de que un joven oculto entre la multitud la observaba. Su expresión era fría, pero cuando sus ojos se encontraron con los de Scarlett, su apuesto rostro se arrugó.

Scarlett contuvo la respiración durante unos segundos, pero luego miró hacia otro lado, sin cambiar su expresión. No sería bueno que se pusiera a llorar junto con los demás. Si lo hacía, aquel hombre serio probablemente se sentiría aún peor.

… Leticia debe haber sacado su vena llorona de mi hermano.

De repente, recordó a la brillante e inocente sobrina que había conocido en su sueño. Aún no había nacido, pero en el sueño, Maximilian la había llamado Lettie. Como solía llamar a Scarlett.

El sueño había sido muy extraño. Debía ser lo que la hacía estar tranquila ante la muerte.

Volvió a escudriñar a la multitud y se fijó en un hombre grande a cierta distancia. Hamsworth.

Se dice que, cuando se consume, puede alterar el sentido del tiempo de una persona.

Recordó una conversación que habían tenido en su sueño. Habían estado hablando del zumo de frutas que le habían dado antes de subir al vagón. Por supuesto, su afirmación era absurda.

Pero, ¿y si…?

¿Y si no hubiera sido un sueño?

¿Y si se hubiera producido algún fenómeno loco y ella hubiera saltado realmente diez años al futuro?

Scarlett sonrió irónicamente para sí misma, rechazando la idea. Qué pensamiento más estúpido.

En cualquier caso, le quedaba muy poco tiempo. No había manera de que pudiera descubrir la verdad antes de morir.

Scarlett observó a la multitud con calma. Observó todos los rostros, sin perderse ni uno solo. Se retorcían bajo su mirada.

Por más que buscó, no pudo encontrar a su padre, Adolphus, entre la multitud. Hace apenas un día, ese hecho la habría sumido en la desesperación. Habría llegado a la conclusión de que él sólo amaba a su reino y no tenía amor por su propia hija. Pero ahora lo entendía muy bien.

Su padre, no —ese imbécil—, seguramente había ido a palacio como de costumbre, con la expresión habitual en su rostro, y volvería a casa como de costumbre esa noche.

Y lloraría cuando nadie mirase.

Tu padre es torpe y testarudo y muy bueno fingiendo que no le importa.

Por fin entendió aquellas palabras que su madre había dicho con una sonrisa.

Y entonces se dio cuenta de algo.

Ah.

Así que eso es lo que estaba pasando.

“… Maldita seas.”

Las palabras fluyeron suavemente de sus labios. Sí, maldita seas.

Maldita seas, Scarlett Castiel.

Si el sueño era su futuro, y esas cosas realmente se harían realidad, entonces al diablo. También podría olvidarse del orgullo y los chismes y convertirse en un fantasma vengativo.

“¡Que los condenen hasta el último de ustedes!” Gritó, para que todos los presentes en la plaza pudieran oírla.

Era la maldición de Scarlett, y su declaración de guerra. Emitida al mundo de diez años después.

“¡P-Puta!” Gritó alguien.

“¡Prostituta!” “¡Mujer diabólica!” “¡Asesina!”

Los abucheos se multiplicaron.

La maldad creciente parecía no conocer límites. La multitud fue tragada en un vórtice de abuso y furia. Está bien, se dijo a sí misma una y otra vez. No era un sueño.

Entonces muéstrame la prueba, pidió otra parte de ella con frialdad.

Muéstrame que es más que una fantasía conveniente.

Después de todo, Scarlett Castiel morirá aquí como un fracaso.

No. La frustración de haber sido engañada por alguien permanecía, así como el miedo a la muerte. Pero lo que la perturbaba más que cualquiera de esas cosas era la idea de que ese futuro nunca llegaría.

¡No! Pensó de nuevo. No pudo evitarlo. Por primera vez, sintió terror.

Apretó los puños para ocultar el temblor de sus manos. Fue entonces cuando ocurrió.

Justo delante de ella, vio a una niña pequeña que giraba la cabeza de un lado a otro.

Scarlett parpadeó ante la visión fuera de lugar.

Era una niña con el cabello avellana en dos trenzas. Debió de ser empujada al frente de la multitud. Miraba a su alrededor, claramente asustada por la anormal fiebre de excitación en la plaza. La niña debió sentir la mirada de Scarlett, porque levantó lentamente la vista.

Sus ojos, del color de la hierba joven y fresca, reflejaban la propia forma de Scarlett.

Ah, ahí está.

Scarlett se sintió profundamente reconfortada. No había sido un sueño. Esta chica tenía el cabello color avellana y los ojos verdes. Y Scarlett Castiel nunca olvidaba una cara. Todo está bien. No hay nada que temer.

Un sentimiento de profunda satisfacción la invadió. Sin quererlo, sonrió.

Los ojos de la niña se abrieron de par en par.

Mientras Scarlett miraba su cara de sorpresa, de repente recordó la vez que se conocieron.

Estaba segura de que Connie había gritado cuando la vio. Su sonrisa se amplió.

Todo está bien, pensó. Todo irá bien.

Después de todo, ahora sabía que ella, Scarlett, sería la última en reír.

Y eso significaba…

“… Te estaré esperando en el Gran Merillian.”

Sé que me encontrarás de nuevo.

La lluvia caía con fuerza. El viento aullaba. Unas nubes negras se arremolinaban en el cielo. Los truenos retumbaron y un destello blanco borró el mundo. Y entonces…

Y entonces…