Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 1

Capítulo 5: Adiós A Los Estorbos

Parte 2

El agua brotó de la fuente en el centro de la plaza del pueblo con un ritmo sencillo. El espectáculo de luces parpadeantes y arcos de rociado cambiantes había terminado. La fuente se limitó a continuar su trabajo de forma robótica —aunque en realidad era una máquina—, como si la animada obra hidráulica de hace unos minutos no hubiera tenido lugar. Los espectadores se fueron alejando uno a uno, abandonando los bancos que rodeaban la fuente, lo que indicaba el fin del espectáculo de luces.

Ripple chasqueo su lengua.

Todos los meses, el día 15 a las diez de la noche, la fuente de la plaza del parque central de Ciudad N acogía un espectáculo de luces. La escasa frecuencia del espectáculo lo hacía particularmente especial

—las luces incluso cambiaban según la estación del año, encendiéndose de color rosa brillante en abril, cuando florecían los cerezos, y reproduciendo la explosión de los fuegos artificiales en agosto— y aseguraba que más gente acudiera a verlo.

Una mayor audiencia significaba más problemas, y más trabajo para una chica mágica. Todos los testigos potenciales también disminuían el riesgo de un ataque.

El plan de Top Speed había parecido sólido, así que Ripple había aceptado. Observaron todo el asunto desde el tejado del auditorio polivalente del parque, terminado el verano anterior, pero no había surgido ni un solo problema. Tras disfrutar del colorido espectáculo, la gente se marchó en silencio. Lo único que habían hecho las chicas era deshacerse de las latas, los envases vacíos de comida de la tienda y los cristales rotos antes de que apareciera la gente.

Si hubiera sido en Jounan, ¿habría habido más disturbios? Es posible que se hayan producido algunas peleas en Kubegahama y Kobiki, donde aún residían pescadores y comerciantes. Pero en Nakayado no ocurrió nada de eso. Después de todo, eso era lo que lo hacía Nakayado, y aunque a Ripple le gustaba ese aspecto, ahora mismo lo que más deseaba era un problema.

La ninja volvió a hacer un gesto de disgusto. Tal vez debería alegrarse por la paz, pero así no había forma de que se ganara un caramelo.

“Vaya, menos mal que no pasó nada.” “Eso no es algo bueno…”

“¿Hmm? ¿Dijiste algo?” “No…”

“¿No fue una vista bonita? La luna era visible y todo, así que pudimos ver las luces desde aquí. Deberíamos haber traído algo de alcohol para verlo.”

Ripple metió la mano en un recipiente de Tupperware, sacó una seta con los dedos y se la metió en la boca. Top Speed podía ser molesta, pero su cocina siempre era buena. Las verduras guisadas estaban jugosas con el caldo de la sopa.

“No puedo beber alcohol…” “¿Por qué no?”

“Soy menor de edad…”

“¿Eh? ¿Quieres decir no sólo como chica mágica, sino de verdad?

¿En la vida real? Vaya, no puedo verlo. Ripple, ¿cuántos años tienes en realidad?”

“Diecisiete…”

“¿En serio? Tengo diecinueve años.”

Si Ripple no se equivocaba, una joven de diecinueve años seguía siendo menor de edad en su país. Naturalmente, eso significaba que no debía beber. Ripple chasqueó la lengua.

“Así que eres más joven que yo, ¿eh? Pensé que tenías mi edad. Tal vez mayor.”

Pensó que era mayor y aun con esas uso ese tono con ella. Ripple emitió su característico sonido de irritación y extendió la mano para tomar otra verdura guisada. Esta vez una patata. La cual también estaba buena.

“¿Es divertida la escuela?” “Es cualquier cosa…”

“¿Tienes amigos?” “No…”

“¿Y familia?” “No…”

“Vaya, te pareces a mí cuando tenía diecisiete años. Estoy teniendo un déjà vu. Es escalofriante.”

No hay muchos que puedan resistirse a actuar inútilmente como si fueran mayores una vez que se enteran de que están hablando con alguien más joven —Ripple pensó que era inane, pero no se lo dijo a Top Speed—.

“Sin embargo, eres súper honesta. Respondes a cualquier pregunta que te haga. Cuando tenía diecisiete años, era más bien un cuchillo. Cualquiera que intentara acercarse se cortaba. Sin embargo, ahora soy toda una sosa.”

Ripple chasqueó la lengua. “Ripple, Ripple.”

Una voz sintética y aguda salió de su teléfono mágico. Fav lo encendió a distancia y proyectó un holograma.

“Fav tiene un mensaje para ti, pon. Calamity Mary quiere reunirse. Estará esperando en el Hotel La Sacerdotisa en Nakayado a las once de la noche dentro de dos días, pon.”

Ripple miró a Top Speed, y Top Speed miró a Ripple.

“Vamos, Ripple. No hay necesidad de parecer tan gruñona.”

Al parecer, su disgusto se reflejó en su expresión. Bueno, ella odiaba la idea. La odiaba mucho. El miedo a mirar una pistola todavía no se había desvanecido, incluso meses después. A veces tenía pesadillas de su muerte a manos de Calamity Mary.

“Paso…”

“Vaya, ¿vas a pasar? Sé cómo te sientes, pero ¿no crees que podría pasar algo realmente malo si no vas? Estoy recibiendo muy malas vibraciones: mi único y pequeño deseo de vivir otros seis meses podría no hacerse realidad por culpa de esto.”

“¿Quieres dejar de hacer eso…?”

“¿Hmm?”

“Dime de una buena vez por qué sigues diciendo seis meses…”

“Oh…”

“¡Hey, Ripple! ¡Ripple!”

Desde el interior de la imagen proyectada, Fav batió su ala vigorosamente. Salieron volando tantas escamas que una nube amarilla pareció cubrir la imagen, casi tapándola.

“Calamity Mary dice que es importante.”

Ripple miró a Top Speed, y Top Speed miró a Ripple. “En serio, no hay necesidad de parecer tan gruñona.” Ripple chasqueó la lengua.

***

Swim Swim no era la única que sabía que Ruler había sido cautelosa con Calamity Mary—Tama y los Peaky Angels también lo sabían. Sin embargo, “cautelosa” era una palabra débil para describir su actitud; tal vez “odiada” fuera más adecuada. Había visto a Calamity Mary como una enemiga y algo que se interponía en su camino.

Pero a pesar de todo esto, nunca había intentado iniciar una pelea con ella. El primer objetivo que había elegido para robar caramelos era Snow White, no Calamity Mary. Ruler había odiado y temido a la pistolera al mismo tiempo. Por qué era esto, Swim Swim no lo sabía.

Las dos se habían convertido en chicas mágicas mucho antes de que Swim Swim lo hiciera, así que, aunque podía adivinar lo que podría haber pasado, dudaba que alguna vez lo supiera de verdad. Por el momento, lo único que sabía era que Calamity Mary daba miedo y era casi intocable y que Winterprison, que se había enfrentado a ella, estaba al mismo nivel.

Todas las chicas mágicas de la ciudad sabían cómo Winterprison había luchado contra Calamity Mary para salvar a Sister Nana. Luego la monja se había asegurado de presumir de la fuerza de Winterprison en el chat.

Ruler era el ídolo de Swim Swim, pero también alguien a quien superar.

Y Ruler había temido a Calamity Mary por encima de todo.

La única que luchaba en igualdad de condiciones con Calamity Mary era Winterprison, que llegaría pronto.

Si pudiese vencer a Winterprison, ¿podría vencer a Calamity Mary? Seguramente no era tan sencillo. Pero una posible victoria era infinitamente mejor que una derrota. Ruler habría pensado lo mismo.

Ambas partes acordaron reunirse en Ouketsuji. Si no conseguían ganar en su terreno, definitivamente perderían su base. Pero a pesar de los riesgos, se decidió por Ouketsuji. Era más fácil tender trampas en un lugar conocido, y tenían la ventaja del terreno si estallaba una batalla.

Sin embargo, eso no significaba que tuvieran que hacer nada elegante. A Ruler nunca le habían gustado las cosas complicadas y siempre insistía en que los planes fueran lo más sencillos posible.

Swim Swim miró al exterior a través de la claraboya. Filtrado por el cristal, el patio parecía descolorido. Algo se movía: ¿un bicho? ¿Un insecto otoñal que pía sin cesar, o un insecto depredador que le echaba el ojo para comer? Entre el grupo de Winterprison y el suyo, ¿cuál era el depredador y cuál la presa?

De repente, el chirrido cesó, indicando la llegada de Sister Nana y su acompañante. Dos pares de pasos crujieron sobre las tablas del suelo del silencioso templo. El sonido de una puerta abriéndose siguió al chirrido, y los dos rostros aparecieron en la entrada. La ceja de Swim Swim se levantó ligeramente. Sister Nana estaba delante. Se suponía que ella no debía estar allí.

“Es bueno verte de nuevo, Swim Swim. Gracias por tu donación de caramelos de antes.”

En silencio, Swim Swim se levantó. Podía percibir la tensión que había detrás de Sister Nana o, más exactamente, de la persona que estaba detrás de ella. Sister Nana sonreía agradablemente, sin alterarse lo más mínimo.

“Snow White y Hardgore Alice acaban de aceptar unirse a nosotras.”

Swim Swim dio un paso adelante. Winterprison se quedó quieta. Otro paso. Y otro más. Finalmente, Winterprison se movió de forma protectora frente a Sister Nana. Allí. Perfecto.

“Ve.”

Cuando Swim Swim dio la señal, Sister Nana gritó por detrás de Winterprison. Winterprison, que aún desconfiaba de Swim Swim, se dio la vuelta y su rostro se congeló de horror. Sister Nana señaló temblorosamente a Sister Nana: ahora eran dos. La otra monja empujó a la primera y se aferró a Winterprison. Atónita e incapaz de procesar lo que estaba sucediendo, Winterprison la tomó en sus brazos y recibió una daga en el pecho.

Incluso con una daga incrustada en ella, Winterprison mantuvo la calma.

Había dos Sister Nana. Una gritaba, la otra sonreía; una lloraba, la otra sostenía una daga ensangrentada. La Sister Nana con el arma dio una patada a Winterprison y retrocedió. Su cuerpo comenzó a deformarse. Se dobló, se retorció, se estiró, se encogió y cambió de color, y tras numerosas transformaciones, la segunda Sister Nana se convirtió en dos ángeles. Sonrieron maliciosamente, sin intentar ocultar su excitación. Fue entonces cuando comprendió cómo había habido dos Sister Nana, y cómo aquella pequeña daga había atravesado su robusto y musculoso cuerpo.

Winterprison le devolvió la sonrisa. Con la sangre corriendo por su boca, sonrió. Sus enemigos eran tontos. ¿Por qué habían vuelto a cambiar? Si se hubieran quedado como Sister Nana, ella nunca habría podido atacar, aunque supiera que era una falsificación.

Una de ellas se había transformado en la daga mágica atravesó el corazón de Winterprison. La sangre brotó de su pecho. No podía respirar. Su conciencia se oscureció. Pero no moriría hasta dentro de unos segundos. Aun no podía morir.

“¡Corre!” Gritó a Sister Nana, y luego activó su magia. Paredes de tierra salieron disparadas, rompiendo las tablas del suelo: una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho. Levantando nubes de tierra, las barreras golpearon el techo y atraparon a los ángeles. Era una prisión.

Winterprison cerró la brecha en una sola zancada. Cerrando el puño izquierdo con fuerza, clavó la mano en las paredes de tierra y las hizo añicos, aplastando a un angelito en su interior.

Quedaba un ángel: el que se había transformado en daga.

Winterprison la atacó, intentando desgarrarle el cuello con su mano derecha desnuda. Desgraciadamente, el chorro de sangre de su primer ataque le entró en el ojo, y como la pérdida de sangre alcanzó un nivel crítico, falló el golpe por muy poco. Su objetivo dentro de la prisión se agachó, y Winterprison atravesó la mitad superior de las paredes de tierra. Intentó atacar de nuevo, pero un agujero se abrió de repente bajo ella y le hizo perder el equilibrio. Swim Swim atacó, cortando su brazo derecho.

Winterprison observó cómo su miembro se arqueaba en el aire. Recordó cómo había acariciado el cabello de Sister Nana con esa mano, con esos dedos.

No pudo sentir a Sister Nana cerca. Afortunadamente, parecía haber escapado. Winterprison se relajó. Por favor, por favor, ponte a salvo, rezó, antes de arrodillarse y bajar la cabeza.

***

Después de que Minael se transformara en una daga, Yunael la sujetó y se escondió bajo la capa de invisibilidad. Esperó hasta que llegó Sister Nana y se transformó en ella. Con la auténtica delante de ella, su disfraz era perfecto. Entonces se deshizo de la capa de invisibilidad y se mostró a Winterprison.

Los acontecimientos con Calamity Mary habían sugerido que Winterprison protegería a Sister Nana pasara lo que pasara. Pero si de repente tenía que proteger a dos personas, y una de ellas incluso la atacaba, seguramente Winterprison estaría demasiado confundida para reaccionar.

Y hasta el apuñalamiento, las cosas habían funcionado perfectamente. Pero entonces Yunael perdió la vida en el contraataque, y Sister Nana huyó tan rápido que nadie la vio. No fue un éxito.

Minael se lamentó y se aferró al cuerpo de una chica de edad universitaria. Esta era la forma real de Yunael. Tama también sollozaba junto a ella.

“Yuna… Yuna me salvó al final, ¿no?” “Mm-hmm. Sí.”

“Yuna… Yuna…” “Mm…”

La impotencia de Swim Swim pesaba dolorosamente sobre sus hombros. Ruler lo habría hecho mejor. Swim Swim aún no podía estar a la altura. Tenía que aprender de este error para la próxima vez.

***

El alcohol no sirvió como remedio durante mucho tiempo. Uno, era caro. Dos, estaban las resacas. Tres, las quejas de su marido. Gracias a eso, el alcohol nunca llegó a ser esa medicina mágica.

Con el tiempo, su hija se convirtió en una válvula de escape para sus frustraciones. Con el pretexto de la “disciplina”, la pateaba, la golpeaba, la quemaba con cigarrillos y la hacía pasar hambre. Cuando se emborrachaba, los malos tratos se convertían en una maravillosa fuente de alivio del estrés, hasta que su despreciable marido se fugó con la víctima.

Había disfrutado intimidando a su hija por su propia debilidad. Después de todo, los débiles sólo podían intimidar a los más débiles, y su hija era suficiente para eso. Pero era un paliativo para lo que realmente quería. Su verdadero deseo era atormentar a alguien más fuerte. Las súplicas desesperadas de un gánster fanfarrón la gratificaban de una manera que su hija nunca podría haber hecho.

Los fuertes, los engreídos, los bellos, los inteligentes, los seguros de sí mismos… ¡las expresiones de los estimados cuando caían de rodillas ante una violencia imparable! Con un placer así, no necesitaría volver a tocar el alcohol.

Una pequeña polvera descansaba sobre su escritorio de ébano. El pequeño espejo reflejaba a una mujer de unos treinta años, casi cuarenta. Era la definición de una mujer de mediana edad que había pasado por su mejor momento. Una amplia sonrisa se dibujó en su rostro.

Se llevó las manos a las mejillas y gritó: “¡Calamity Miracle Kuru Kururin! Transfórmate en la pistolera mágica, ¡Calamity Mary!”

La del espejo ya no era la mujer cansada. Ahora llevaba una funda atada al muslo izquierdo, una insignia de sheriff en el pecho, un pequeño lunar bajo el ojo izquierdo, una espesa cabellera rubia que le llegaba hasta las caderas por debajo del sombrero de diez galones, unos pechos voluptuosos apenas cubiertos por un top tipo bikini, una minifalda que lo dejaba prácticamente todo al descubierto, unos muslos suaves, unas piernas largas y unas botas de vaquero con espuelas. Moviendo las caderas hacia un lado, posó. En el espejo se veía ahora una hermosa criatura.

No era necesario cantar o posar mientras se transformaba, pero en todos los anime que Calamity Mary había visto de niña, ninguna de las chicas podía transformarse sin ello. Por lo tanto, ella debía hacer lo mismo. No había un significado más profundo detrás de ello.

Calamity Mary entendía su papel. Estaba contenta con él. Significaba que podía avergonzar a las chicas mágicas, las criaturas más fuertes y honorables que existen, y aplastarlas bajo sus pies. En su cinturón de armas se colocó la bolsa de cuatro dimensiones, que contenía todo tipo de herramientas importantes.

Habían pasado diez minutos desde que salió del club. Había ordenado a Fav que mandara llamar a Ripple, y luego se dirigió al barrio designado a Ripple, Nakayado, para reunirse con ella. Eran las 10:45 de la noche. Era casi la hora.

La Ruta Nacional X de Japón, que los lugareños llamaban “Carretera Alta”, pasaba por Nakayado. Como indicaba su apodo, la carretera estaba a nueve metros del suelo. La aplicación de las leyes de tráfico era relativamente indulgente para tratarse de una carretera pública, lo que, combinado con el escaso tráfico fuera de las horas punta de Año Nuevo, hacía que los vehículos pasaran a menudo a velocidades muy superiores a las permitidas.

Desde su posición en lo alto del hotel más alto de la ciudad, el Hotel La Sacerdotisa, Calamity Mary observaba la carretera. El frío viento azotaba sus mejillas, amenazando con hacer volar su sombrero de diez galones, así que se lo caló más. Los fuertes vientos dificultaban los disparos, pero con la magia de Calamity Mary, un arma normal se convertía en un arma encantada. Su potencia, la velocidad de la bala, la precisión y el alcance eran óptimos. No importaba el viento. Las armas también se volvieron más fáciles de manejar y mantener. Calamity Mary sacó una de ellas de su bolsa de cuatro dimensiones.

Era el Dragunov, un rifle de francotirador desarrollado por la Rusia soviética. Si bien su delgado diseño facilitaba su transporte, el retroceso adicional hacía que fuera más difícil de usar. Pero nada de esto le importaba a alguien con sus poderes. Calamity Mary sostuvo el rifle con pereza y apretó el gatillo. Con el modo semiautomático desactivado, disparó bala tras bala en rápida sucesión, pero cada una encontró su objetivo, un automóvil. El Dragunov, diseñado para la guerra urbana, se vendía por su capacidad de fuego rápido.

Una explosión, luego un penacho de fuego. Uno a uno, destruyó los automóviles de la Carretera Alta. Un neumático en llamas rodó por la carretera. Cuando los vehículos estallaron en llamas, los que venían detrás se estrellaron contra los restos ardientes, y lo mismo ocurrió con los que venían detrás. El Dragunov se llevó por delante a los vehículos que tuvieron la suerte de escapar del amontonamiento. La carretera nocturna era tan brillante como el día.

Un hombre consiguió parar su automóvil y salir de él asustado, y ella le disparó por deporte. Pensó que sus tripas explotarían por todo el asfalto, pero la verdad fue mucho más dura. No sólo explotó, sino que fue borrado. Todo por encima de las rótulas desapareció sin dejar rastro.

Un rifle de francotirador era demasiado potente como arma antipersonal. No era divertido. Los vehículos eran mejor objetivo que las personas.

Y las chicas mágicas eran aún mejores.

Si se enfrentaba directamente a Ripple, Top Speed interferiría. Y si Top Speed huía a toda velocidad, Mary no tendría forma de alcanzarla. Si quería luchar contra Ripple, tenía que darle una razón. Un noble bienhechor se presentaría para derrotar a la malvada mujer que destruía su ciudad y a sus civiles inocentes.

Enfurecer a Ripple también la hizo feliz. Dos pájaros de un tiro. Y después de haber matado a Ripple, la ciudad se llenaría de gente en busca de ayuda: la oportunidad perfecta para ganarse unos caramelos. Calamity Mary apretó el gatillo hasta vaciar el cargador, destruyendo todo en la carretera.

Todo esto fue debido a un error. Si Ripple hubiera agachado la cabeza la primera vez que se encontraron, la habría matado y se habría acabado todo. Pero no lo hizo, y ahora Calamity Mary estaba obsesionada. Todo era culpa de Ripple.

Calamity Mary no podía soportar a quienes no la temían.