Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 1

Capítulo 2: La Princesa Y Sus Cuatro Seguidores

Parte 1

Las chicas mágicas no eran tan diferentes de los humanos normales, en cuanto a su especie. Eran humanas, y los humanos podían convertirse en chicas mágicas. Pero quienes daban ese salto ya no podían compararse con las personas normales. La magia les permitía obtener un poder exponencialmente mayor.

“Perder el derecho a convertirse en una chica mágica es perder la esencia de uno como ser vivo. En otras palabras, la muerte, pon.”

“¡Pero ese es exactamente el problema! ¡Prefiero volver a ser normal que morir!”

“Quéjate todo lo que quieras, ya no se puede hacer nada, pon.” “¡¿No se puede hacer nada?!”

“Las chicas mágicas son guerreras por naturaleza: su destino es luchar, pon. Inquebrantables ante el peligro, utilizan el cerebro, el valor y la magia para superar cualquier crisis. Cuanto más fuerte es el enemigo, mayor es la alegría…”

Snow White apagó su teléfono mágico, dando por terminada bruscamente su conversación con Fav. Hacía unos días había leído los registros y había encontrado la conversación entre Cranberry y la mascota, que había desembocado en una interminable discusión que no hacía más que dar vueltas. Cuando ella dijo que prefería renunciar a morir, Fav le reveló que si renunciaba igual moriría.

“¡Deberías habernos avisado!” “Nadie te obligó a aceptar.”

La discusión se prolongaba una y otra vez. Eran como dos líneas viajando en la misma dirección que nunca encontraban un punto de convergencia.

Snow White suspiró. No podía decirle a nadie lo que era. Si lo hiciera, perdería sus poderes y moriría. Ni siquiera podía decirle a sus padres o amigos que su vida terminaría, o perecería en el acto.

Dos días después del chat, una pequeña nota en la sección de obituarios del periódico local reveló que una mujer de veinticuatro años, una tal Nemu Sanjou, había fallecido. La hora de su fallecimiento coincidía con la del final del chat, y la causa de la muerte fue un repentino ataque al corazón a pesar de no tener antecedentes de enfermedad. Todos estos factores llevaron a una conclusión. Tuvo que ser Nemurin.

En verdad… vamos a morir.

Snow White volvió a suspirar y miró el horizonte. Con su vista mágicamente mejorada, podía ver cada detalle del océano, incluso desde lo alto de la torre de acero. Decenas de barcos de pesca salían a alta mar. Ellos están despreocupados y yo tengo que lidiar con esto. Sentía una ira irracional en su interior, pero saber que era irracional sólo la deprimía.

Me he estado preocupando por mí misma. Estoy poniendo mi propia vida por encima de la muerte de Nemurin. Hablamos tanto, y éramos tan buenas amigas, pero después de llorar y dormir una noche sólo puedo pensar en mí misma. Me siento culpable. Tengo miedo de morir. Me duele el estómago. Quiero vomitar. Pero no quiero morir. No quiero morir. No quiero morir. No quiero morir. Tengo miedo de morir.

Un pitido electrónico la devolvió a la realidad. A su lado estaba La Pucelle, jugueteando con su dispositivo mágico.

“¿Qué estás haciendo?”

Oyó un ruido como el de una campanilla de subida de nivel de un RPG.

“¿Te importaría comprobar tu teléfono mágico por mí?” “Claro, pero… ¿qué estás haciendo?”

Encendió su teléfono y comprobó la pantalla. En la pantalla aparecían la hora, la humedad, la temperatura, el total de sus caramelos mágicos…

“¿Eh?”

Suponiendo que no recordara mal, la noche anterior había tenido más caramelos mágicos. Sin embargo, de alguna manera su total se había reducido a la mitad.

“Espera, ¿qué demonios ha pasado? ¡Oh, Dios mío!” “Cálmate. Los enviaré de vuelta.”

De nuevo se escuchó el sonido de subida de nivel, y el total de caramelos de Snow White era el mismo que recordaba.

“¿Qué es esto?”

“Fav nos dijo que los teléfonos mágicos recibieron una actualización. Han añadido la posibilidad de compartir caramelos mágicos. Puedes hacerlo incluso si el otro teléfono está apagado. Aunque tarda un poco en completarse la transferencia.”

“Oh… ¿Y?”

“Probablemente sea la forma que tiene Fav de decirnos que trabajemos juntos para conseguir más caramelos, teniendo en cuenta el momento de la actualización.”

Snow White estudió al caballero sentado a su lado. Incluso con el frío y nublado cielo nocturno de fondo, su rostro era noble y hermoso… y un poco excitado.

“Sou, ¿vas a ir a por caramelos?”

“Deja de llamarme Sou. Y si no recojo caramelos me van a dar el hacha, literalmente. Así que es mejor que nada.”

“¿No tienes miedo ni nada?”

“¿Tienes miedo, Snow White?”

“Claro que sí. No quiero dejar que nadie más muera, ni morir yo. Entonces no podría ver a mis padres, a mis amigos, no podría ver anime de chicas mágicas, comer buena comida, ver cosas geniales, reír…”

“Sé que da miedo. Yo también tengo miedo. ¿Quién no lo tendría?”

La expresión de La Pucelle se endureció. Asustada, Snow White trató de distanciarse, pero La Pucelle puso una mano sobre la suya. Snow White tragó saliva, viéndose incapaz de rechazarla.

“Pero si dejamos que el miedo nos paralice, seremos nosotros los siguientes en ser cortados. No quieres eso, ¿verdad? Así que trabajemos duro juntos.”

Habría estado en casa con las chicas de la televisión a las que había animado todos esos años, lista para desafiar incluso al enemigo más fuerte con un corazón decidido a proteger a los que son importantes para ella. ¿Pensaban las demás lo mismo? ¿Estaban preparando sus resoluciones, como lo había hecho La Pucelle? Snow White se sintió como la más extraña por estar tan asustada. ¿Era ella la extraña? ¿Qué diría Nemurin? Snow White recordó su rostro sonriente, todo oídos a otra historia de aventuras. Se secó los ojos con la manga.

“No llores, Snow White.”

La Pucelle sacó su espada de la vaina, le ofreció la empuñadura y se arrodilló. La hoja tenía casi medio metro de largo y su acero brillaba.

“Mi amiga jurada, Snow White, juro ser tu espada, no importa lo que me suceda.”

Sus palabras y acciones parecían ensayadas, pero sus ojos eran sinceros. A pesar de que le habían dicho que no llorara, Snow White no pudo reprimir las grandes lágrimas que brotaron. Abrazó a La Pucelle con fuerza y acercó sus labios a su oído.

“Gracias…”

Al sentir el calor del cuerpo de La Pucelle, su cara empezó a arder. Miró a su amigo, cuyas mejillas también parecían arder en un tono rojo intenso.

***

Ripple no tenía ni idea de lo que le gustaba a Top Speed, pero era muy consciente de su nuevo título de socia. En el chat, la bruja hablaba de “mi compañera esto” y “mi compañera lo otro” y se aseguraba de hacérselo saber a Ripple, aunque ella nunca se lo pidiera. Eso la molestaba. Los únicos sonidos que salían de su boca eran chasquidos de lengua. Pero la ninja nunca le dio la espalda ni le gritó, maltrató o golpeó, sino que prefirió dejarla hablar. Top Speed, tomando el silencio de Ripple como una aprobación, aparecía casi a diario para recogerla para una noche de recogida de caramelos. Pero Ripple simplemente no había cedido. No iba a someterse a un infierno sin una buena razón.

Los shuriken de Ripple, muy precisos, sólo ayudaban a los necesitados si se encontraban en una situación muy peligrosa, y eso no ocurría todos los días. El único recurso de Ripple era utilizar sus habilidades físicas mejoradas, algo que cualquier otra chica mágica podía hacer. No tenía ninguna ventaja especial.

Top Speed, por su parte, tenía la habilidad única de volar, gracias a su escoba mágica, Rapid Swallow. Esto era mucho más útil que la habilidad de Ripple de lanzar cosas. No se trataba de ayudar a la gente con más facilidad, sino que era mucho más fácil buscar desde los cielos oportunidades para echar una mano.

Cuando se enteró de la muerte de Nemurin, Top Speed montó en cólera y lloró. Ripple, sin embargo, consideró con calma qué acciones tomar en el futuro. Por supuesto, no podía negar que estaba enfadada con la misteriosa fuerza que ponía su vida en peligro, y el miedo a la muerte era tan doloroso que quería agarrarse el pecho para reprimirlo. Pero aun así, hizo lo posible por mantener la calma. Tenía que obtener caramelos como si su vida dependiera de ello, porque literalmente así era. Todo lo que podía ser utilizado, debía serlo. Si Top Speed le proporcionaba una ventaja única, no tenía más remedio que aguantar la irritación en silencio.

Desde el asiento trasero de Rapid Swallow, se desplazó a toda velocidad por su zona designada para ganar caramelos. La dedicación de Top Speed a la supervivencia era mayor de lo esperado. “No puedo morir.” Había declarado a Ripple con una expresión extrañamente seria. El silencio que obtuvo como respuesta había provocado una adición. “Sólo necesito al menos otros seis meses.” Había susurrado. Ripple cuestionó esta cantidad de tiempo extrañamente específica, pero Top Speed simplemente sonrió con ironía y no respondió. Lo descartó como un parloteo más.

“Así que hoy vamos a volar por la carretera nacional, ¿de acuerdo?” “Me parece bien…”

“Aunque me gustaría que hubiera un lugar donde pudiéramos ganar un poco más de puntos.”

Ripple había sugerido que el barrio rojo sería más rentable, pero el más grande de la ciudad estaba en el distrito de Jounan. Ese era el territorio de Calamity Mary, y Top Speed había rechazado firmemente la idea. Ripple había cuestionado su falta de dedicación, considerando que podían morir si fallaban, pero Top Speed insistió en que no tenía sentido ponerse en peligro cuando el objetivo era vivir más tiempo. Al final, se conformaron con los distritos que les habían asignado.

Nakayado y Kitayado contaban con una población respetable, pero el aire militarista de sus días de ciudad castillo había desaparecido hace tiempo. A decir verdad, la gente era bastante apacible. Esto no era malo

—de hecho, ella lo prefería—, pero naturalmente eso conllevaba un menor número de oportunidades para ayudar.

Las dos se quedaban despiertas toda la noche buscando problemas que resolver, incluso saltándose las comidas, y en general se mantenían bastante ocupadas. Por supuesto, una vez que una chica mágica se transformaba, el hambre y el cansancio se convertían en factores irrelevantes. Pero, sobre todo, no querían morir.

Aunque “molesto pero útil, por lo que vale la pena aguantar” era la valoración de Ripple sobre Top Speed, algo que obviamente nunca diría en voz alta, no podía evitar elevar un poco esa valoración cada vez que aterrizaban en el tejado del edificio del Séptimo Sankou tras un paseo en su escoba mágica.

Dado que cada chica tenía su propia habilidad, formar un equipo con gente de confianza era la mejor manera de reunir caramelos de forma eficiente. Pero para Ripple, que prefería estar sola y siempre había evitado el contacto con sus compañeras, aparte de Top Speed, no era una tarea fácil.

Por esta razón, Top Speed hizo venir a dos más de ellas. Con su amplia red de contactos como asistente habitual al chat, no era de extrañar que al menos conociera a unas cuantas en las que se podía confiar para no terminar apuñaladas por la espalda.

Las dos se presentaron como Sister Nana y Weiss Winterprison. El aspecto de Sister Nana era obviamente el de una monja. Su traje se asemejaba al hábito tradicional, especialmente el velo y la falda larga, y su rostro tenía un aire de bondad. Sin embargo, una monja de verdad nunca se permitiría una abertura hasta el muslo en la falda ni llevaría un liguero encima de las medias blancas. Ripple se preguntó si no sería más que un estilo de chica mágica para inspirar lujuria con combinaciones normalmente imposibles.

A primera vista, Weiss Winterprison parecía un hombre. Llevaba el cabello castaño recortado y era una cabeza más alta que Ripple. Un abrigo cubierto de cinturones, casi como una camisa de fuerza, cubría su cuerpo. El pañuelo que llevaba al cuello era tan largo que le colgaba de los pies, y lo utilizaba para ocultar su boca. Su austero atuendo era de color negro de la cabeza a los pies, y aunque su rostro era hermoso, como corresponde a una heroína mágica, era una belleza andrógina. El abrigo que la rodeaba ocultaba todo signo de líneas femeninas. Se parecía mucho a un príncipe de un país extranjero.

“Es un placer conocerte, Ripple. Soy Sister Nana. Espero podernos llevar bien. Esta es Weiss Winterprison.”

“Hola.”

Sister Nana hablaba en voz baja, lo que para Ripple significaba que era lenta de mente. La voz de Winterprison era baja, y su comportamiento, brusco. Para Ripple, esto era un signo de complejo de superioridad. Ninguna de las dos causó una primera impresión increíble, pero, de nuevo, nadie había causado nunca una buena primera impresión a Ripple. Eso no era muy preocupante. Lo que sí era preocupante era la expresión de preocupación de Top Speed mientras no intervenía. Tras unas cuantas formalidades más, Sister Nana comenzó.

“Creo que esto está mal.” Fue directamente al grano. “¿Qué pasa?”

“Esta situación. Se nos dio poder para traer la paz al mundo de los hombres, no para odiar, pelear y competir entre nosotras. ¿Qué bien puede lograr esto?”

Agarró las manos de Ripple y se acercó. Ripple frunció el ceño, pero la monja no le hizo caso y continuó.

“Es en momentos como éste cuando debemos unirnos.”

“Sí, pero ¿exactamente qué se supone que debemos hacer?” Preguntó Top Speed en lugar de Ripple. Sister Nana giró la cabeza para mirar a la bruja, con las manos aun agarrando las de Ripple, y sonrió suavemente.

“Eso es lo que debemos considerar primero. Si juntamos nuestras mentes, seguro que podemos llegar a una idea sólida.”

Top Speed sonrió torpemente, Ripple hizo una mueca y Winterprison tosió. Era muy posible que la tos fuera una advertencia para Ripple por chasquear la lengua, pero en cualquier caso, Sister Nana continuó sin inmutarse.

“Sólo la mente de una chica mágica puede resolver esto. Presenté una queja formal a la dirección a través de Fav, pero fue ignorada.”

“¿Ah, sí?”

“Sí, pero no sirvió de nada. Fav me dijo que me rindiera porque así son las cosas… ¡Pero este no es un asunto en el que podamos permitirnos rendirnos! Una pobre alma ya ha sido víctima de este sistema vicioso. Nemurin… Qué pesar, qué tristeza, qué dolor habrá sentido… La pobre.”

Una sola lágrima brotó de uno de los ojos de Sister Nana. Ripple chasqueó la lengua. Al igual que la presidenta de clase que había tenido en segundo año, Sister Nana esperaba que la gente acudiera a su lado soltando palabras bonitas. Al igual que su profesora actual, se compadecía de los demás para considerarse amable. Al igual que… bueno, muchas mujeres, pero sobre todo su madre, no sentía vergüenza de llorar.

Tampoco parecía proponer que trabajaran juntas para recoger caramelos.

Ripple se liberó de las manos de Sister Nana, haciéndola caer en los brazos de Winterprison. Los hombros de la monja temblaron mientras Winterprison la abrazaba.

“Oh… La pobre alma…”

Detrás de Sister Nana, Winterprison miró a Ripple con los ojos encendidos de ira. El gesto fue devuelto con una intención asesina. La chica más alta estrechó su mirada, y Ripple se humedeció los labios. Winterprison se puso delante de Sister Nana como si fuera a protegerla. La ninja se llevó la mano derecha a la espalda y encontró la empuñadura de su espada.

“¡Muy bien! ¡Ya veo lo que quieres decir!” Gritó Top Speed, y aplaudió con fuerza, intentando disipar la tensión. “Tengo que discutir las cosas con mi compañera, así que dejémoslo así por hoy. ¿De acuerdo?”

“Tenemos que actuar rápido para evitar más víctimas…”

“Sí, lo sé. Lo entiendo. Precisamente por eso queremos hablar las cosas primero. Sabemos lo importante que es esto, y por eso no queremos decidir a la ligera.”

Sister Nana parecía insatisfecha, pero asintió a regañadientes, y las dos chicas se subieron a la escoba de Top Speed y se alejaron a toda prisa. A su regreso, igual de rápido, Top Speed juntó las manos y se inclinó profundamente ante Ripple.

“Lo siento.”

“Vete al infierno.”

“En serio, lo siento. Sólo dijeron que querían hablar, así que pensé,

¿por qué no? No pensé que se enfadarían tanto. Y en el caso de que tuvieran una buena idea, ¿por qué no seguirla? Yo tampoco quiero morir. Al menos no durante los próximos seis meses.”

¿Por qué insistía tanto en los seis meses? Ripple chasqueó la lengua. Cuántas veces había hecho eso hoy?

“Fueron tan irritantes…”

“No es que tuvieran mala intención, ¿sabes? Supongo que no se han adaptado. No vayas a empezar ninguna pelea aquí. De ninguna manera voy a dejarme morir. No voy a quedar atrapada en una pelea entre tú y Winterprison.”

A Ripple le pareció que la insistencia de Top Speed en sobrevivir no se debía a que simplemente tuviera miedo de morir. Seis meses,

¿eh? ¿Qué pasará en seis meses?

Ripple apuntó a Top Speed. “Tu espalda…”

“¿Hmm?”

“Dice ‘Sin Opiniones Gratuitas’.”

“Oh…”

“No tienes agallas…”

“Sí, eres dura. Sin embargo, no recomiendo luchar contra Winterprison. ¿Recuerdas lo que dije antes? Al parecer, salvó a Sister Nana de Calamity Mary al enfrentarse a ella de frente. Sister Nana me lo contó todo con un poco de rubor.”

Ripple recordó las lágrimas de Sister Nana cuando estaba en los brazos de Winterprison y frunció el ceño. Que no “lucharan” no era ni siquiera la mitad del asunto. La cuestión era que el plan de Nana no serviría de nada.

“No es una mala persona.”

“Los fanáticos religiosos delirantes me dan asco…”

“No creo que sea exactamente delirante. Más bien esta podrida, creo. Bueno, de cualquier manera, es momento de volver a patrullar los caminos en busca de caramelos.”

“Todavía tendremos que defendernos…”

“Podemos huir. Soy la más rápida de la ciudad, ya sabes. No me llaman Top Speed por nada. Siempre dejaré el asiento trasero abierto para poder bajar en picado y rescatarte. Nadie nos atrapará nunca. Es por eso que estoy jugando este juego de manera justa. Vigilaré desde el cielo e intervendré cuando ocurra algo. Eso debería ser suficiente para conseguir toneladas de caramelos.”

Ripple sabía que cualquier otra discusión resultaría infructuosa, así que se sentó en silencio detrás de Top Speed y le rodeó la cintura con las manos.