Kuma Kuma Kuma Bear (NL)

TERMINAMOS DE COMER el pastel, así que solo quedaba darle a Misa los peluches.

Esperaba que ella se pusiera feliz. Sin duda me habían hecho feliz. Me preocupaba un poco que tratara de actuar como un adulto y dijera algo como: “¿Un animal de peluche? Ya no soy una niña pequeña”. Me di cuenta un poco tarde, pero diez era una edad un poco extraña. Hay adultos a los que les siguen gustando los peluches, pero también hay niños a los que no le interesan en absoluto a pesar de ser pequeños.

“Misa, tengo una pregunta. ¿Te gustan los animales de peluche?”

“¿Peluches?” Se detuvo por un momento. “Sí… me importa mucho un perrito de peluche que me dio mi madre”. Hizo una pausa por un momento, pero Fina y yo nos sentimos aliviados cuando dijo que le gustaban.

“En ese caso, ¿aceptarías un regalo más?”

“¡¿Tienes otro?!”

Saqué el animal de peluche de Kumayuru de mi almacenamiento de osos y se lo entregué a Fina, luego tomé el animal de peluche de Kumakyu en mis manos. Eso hizo que pareciera más como si cada una de nosotras le estuviera dando un regalo.

En el momento en que saqué los animales de peluche, el lugar se movió.

“¡¿Q-q-qué es eso?! ¡¿Qué es?!” Noa reaccionó antes de que Misa pudiera hacerlo.

“Son animales de peluche de Kumayuru y Kumakyu”.

Noa se levantó de su asiento y corrió a inspeccionar el Kumakyu que estaba sosteniendo. “Es adorable. Se parece a Kumakyu. Yuna, por favor déjame tener este”.

“¿Qué? No, no puedes. Es un regalo para Misa”.

“Pero al menos déjame tener uno de ellos”, dijo Noa, mirando de un lado a otro entre los peluches de Kumakyu y Kumayuru.

“No puedes. Sería malo separarlos. Ambos son el regalo de cumpleaños de Misa”.

Sería triste separar a Kumakyu y Kumayuru, incluso si solo fueran animales de peluche. Además, estos estaban destinados a ser un regalo mío y de Fina.

“¡¿Por qué no podría ser mi cumpleaños hoy?!”

No supe cómo reaccionar ante eso. Si quería quejarse, podía comentarlo con Cliff y Ellelaura.

Noa cayó de rodillas, desinflada. “Ugh, quiero animales de peluche de Kumayuru y Kumakyu también”. Se veía miserable.

Justo como esperaba.

“Um, ¿realmente los quieres tanto?” dije.

“Sí, realmente…” Ella levantó la cara y me dio una mirada suplicante.

“En ese caso, te conseguiré uno como regalo la próxima vez”.

“¡¿E-en serio?!” y Noa se animó de nuevo.

Sabía que Noa querría uno, así que siempre había planeado regalarle uno. Sherry definitivamente tendría varios más listos para cuando volviera a Crimonia. Aun así, Noa estaba reaccionando mucho más dramáticamente de lo que esperaba.

“Solo espera por hoy, ¿entendido?”

“Está bien. Lo siento por ser difícil”, dijo. Luego agregó, insistentemente, “pero es una promesa, ¿de acuerdo?”.

Fina y yo cogimos los animales de peluche de oso y nos dirigimos a Misa. Detrás de ella, Noa observaba con envidia. Realmente estaba planeando darle osos como regalo más tarde, así que… ¿podría no mirarme así?

Caminamos hacia Misa, todavía bajo el escrutinio de Noa.

“Puedes hacerlo primero”, le dije a Fina.

“Lady Misa, feliz cumpleaños. Yuna y yo trabajamos muy duro para hacer esto”.

Cuando Fina le ofreció el peluche de Kumayuru, Misa felizmente estiró sus brazos para tomarlo. “Gracias. Es adorable. ¿Realmente puedo tenerlo?”

“¡Sí! Es un regalo de cumpleaños para ti, después de todo. Me alegro de que te gusten los animales de peluche”.

“Y me alegro de que hayas dicho que te gusta y que no te avergüenzas”, agregué. “Estuve un poco preocupada por un segundo de que dirías que los superaste o algo así”.

“Si lo hubiera hecho, ¿entonces no me los habrías dado como regalo?” dijo Misa.

“Pero… pero entonces los habría conseguido…” murmuró Noa decepcionada.

“Asegúrate de cuidar a Kumakyu, ¿de acuerdo? Sería triste para ti tener solo uno de ellos, así que quiero que los cuides a los dos juntos”.

Cuando se trataba de los verdaderos Kumayuru y Kumakyu, siempre tenía que asegurarme de darles la misma atención o el otro terminaría haciendo pucheros. Y ahora le di a Misa el animal de peluche Kumakyu.

Misa los sostuvo con cariño. “Los atesoraré a ambos. Gracias.” Nos mostró su mejor sonrisa del día.

“¿No es genial que hayas conseguido lindos animales de peluche, Misa?” preguntó la madre de Misa.

“Sí.”

La madre de Misa parecía feliz de ver la sonrisa de su hija.

Misa acunó a los animales de peluche. “Pero ahora que me has dado esto, no puedo pedirte nada…”

“¿Había algo que querías pedir?”

“Sí, esperaba ver a Kumayuru y Kumakyu una vez más. Eso es lo que iba a pedir”.

“¿Ibas a pedir eso?”

“Sí…”

“¿Por qué no lo dijiste?” Invoqué a Kumayuru y Kumakyu en forma de cachorro.

“¡¿Q-qué está pasando?! ¡Kumayuru y Kumakyu son tan pequeños! Como… como animales de peluche”.

“Los usamos en este tamaño como modelo”, dije.

Kumayuru y Kumakyu se dirigieron hacia Misa. Cuatro osos la rodeaban: Kumayuru, Kumakyu y sus dobles de peluche.

“¡Misa, eso es tan injusto!” Noa no pudo contenerse más. Corrió hacia la escena y comenzó a abrazar a tantos osos como pudo. Los osos estaban abrumados con abrazos, y en poco tiempo Noa y Misa estaban jugando con mis osos.

La madre de Misa, observándolo todo con una sonrisa, se giró hacia mí. “Yuna, Fina, gracias por esto. Ha pasado tanto tiempo desde que vi a mi hija tan feliz. Misa ha estado esperando esto desde que les envió las invitaciones a ti y a Fina”.

Sí. Me alegré de no haber rechazado la invitación… aunque no esperaba terminar usando un vestido.

“Espero que sigas siendo amigo de mi hija”, dijo.

“Por supuesto”, respondí junto con Fina.

“Yuna, estoy feliz de que le estés dando a mi hija animales de peluche”, dijo Ellelaura, “pero ¿tienes alguno para Lady Flora?” Observó a su hija jugar con los osos.

“Por supuesto que tengo algunos guardados para ella”.

“¡Ja! Excelente. Después de ver esto, no sabía qué haría si Lady Flora no pudiera tener algo propio”.

Estaba repartiendo osos en un orden muy extraño, pero Flora era la única razón por la que quería hacer los animales de peluche en primer lugar.

“Aun así, Misa, has recibido un regalo tan bonito”, dijo Gran. “Tal vez debería haberle enviado una invitación a mi fiesta también”.

¿Qué, él también quería un regalo? “¿Quieres un animal de peluche, Gran?”

“¡No! Es que siempre traes sorpresas, ya sean regalos o comida. Simplemente me preguntaba qué tipo de regalo me habrías dado”.

Eh. ¿Qué le daría a Gran? ¿Qué les gusta a los viejos? ¿Un vale para un masaje de hombros? Espera, espera, eso era algo que su nieto real le daría, no yo. Entonces… ¿tal vez un arma antigua o rara, como la que el rey había recibido por su cumpleaños?

La única otra cosa que se me ocurrió para un aristócrata eran las joyas, pero no tenía nada de eso conmigo. Sí, no podía pensar en nada.

A no ser que…

“Gran, ¿funcionaría una decoración?”

“¿Una decoración?”

“Tengo algo genial que podrías poner en la entrada o en algún lugar que se destaque”.

“¡Oh! ¿Y me darías algo así como regalo?”

“Si, seguro. Si no lo quieres, solo házmelo saber y me lo llevaré a casa”. Me dirigí a una parte menos concurrida de la habitación y saqué un golem de hierro de mi almacenamiento de osos.

“¡Ah!”

“¡¿Qué es eso?!”

“¡Es un golem!”

“Yuna, ¿qué crees que estás haciendo?”

Todos empezaron a enloquecer cuando saqué el golem. Alguien incluso volcó su silla cuando intentaban correr. Algunos de ellos gritaron, algunos cayeron al suelo. Parecía un gran alboroto por un solo golem.

“Gran, ¿no crees que sería genial usar esto como decoración?” Golpeé el gólem de hierro… ¡clang! o … más bien un clang metálico, supongo. Llevaba puestos mis títeres de oso, así que tuve que rellenar los sonidos metálicos por mí misma.

“Señorita, ¿está segura de que no es peligroso?” Gran preguntó con cautela.

“¿Qué?”

“¿No es eso un golem de hierro?”

“Sí, lo es.”

Eso parecía bastante obvio. Supongo que tal vez era la primera vez que veían uno. Por otra parte, yo misma había visto por primera vez a estos tipos recientemente. Sin embargo, se sentía un poco como si estuviéramos hablando de más.

“Yuna”, dijo Fina suavemente. Incliné mi cabeza hacia ella. “Parece que todos piensan que el golem se moverá”.

Correcto. Por eso todo el mundo estaba haciendo un gran alboroto. “Este golem no se moverá, así que no hay problema”.

“¿En serio?”

Parecían muy escépticos. Para probarlo, golpeé al golem varias veces.

“Yuna, ¿ese golem es uno de los de antes?” preguntó Ellelaura.

“Así es. Simplemente encontré una manera de matarlos y dejarlos intactos”, dije. Ellelaura estaba hablando de los golems que había matado en las minas.

“¿Mataste golems de hierro?” Gran se maravilló. “Pero nunca había visto uno en tan perfectas condiciones”.

Gran se acercó al golem y lo miró. Ghazal y algunos otros también habían dicho algo en ese sentido. Cuando los golems eran asesinados, por lo general eran dañados. Por lo general, no era posible mantenerlos en su forma original. En mi caso, los había matado con magia eléctrica para destruir sus gemas de maná, para que mantuvieran su forma.

“¿Qué hay de la entrada, entonces?” dije. “Sería realmente visible y genial allí, ¿no crees?”

Las otras dos personas a las que se los regalé los mantuvieron como decoración.

“Definitivamente se destacaría, pero todos los invitados se sorprenderían”.

“¿No te interesa?” Pensé que era un buen regalo, aunque…

“Si me lo das, entonces lo aceptaré, pero ¿estás segura? Podrías vender un golem en tan buena forma por un precio bastante alto”, dijo Gran. “Solo la cantidad de metal alcanzaría una gran suma, estoy seguro”.

“Tengo un montón de ellos, así que está bien”. Todavía tenía varios golems de hierro en mi almacén de osos, no es que realmente supiera qué hacer con ellos.

Ante eso, Cliff sostuvo su cabeza entre sus manos. Gran y Ellelaura sonrieron, pero parecían exasperadas. En cuanto a Misa y Noa, solo se acercaron al golem. Supongo que tenían curiosidad al respecto. Después de todo, era la primera vez que veían uno.

Los demás estaban con Zelef y Botts mirando desde lejos. Un golem de hierro era una gran sorpresa para la mayoría de la gente, al parecer. Ninguno de los herreros se había asustado, así que realmente no había pensado mucho en eso. Tendría más cuidado la próxima vez que sacara uno.

“Ya pensaba que realmente no seguías ninguna regla de sentido común”, dijo Gran, “pero no me di cuenta de que eras tan absurda”.

“Ya lo sabía”, dijo Cliff.

“Lo mismo aquí”, dijo Ellelaura.

Incluso Zelef y Botts estaban asintiendo.

¿Eh? ¿Absurda? Pero… ni siquiera estaba usando el traje de oso, ¿verdad? Entonces tú sabes. Normal. ¿Cierto?

Miré a las tres chicas, como para preguntarles en silencio, pero no dijeron nada.

¡Vamos, chicas, van a hacer llorar al oso!