Kuma Kuma Kuma Bear (NL)

“POR FAVOR, LLEVA esa caja a la cámara frigorífica. Usaremos lo que hay en esa caja, así que si pudieras ponerla aquí…”

Cuando regresé a la cocina con las tres chicas a cuestas, Zelef estaba trabajando rápidamente dando instrucciones sobre cómo dividir los ingredientes que habíamos traído. Botts estaba sentado en una silla un poco apartada mirando a Zelef. Estaba a punto de pedirle permiso a Zelef para usar la cocina cuando Botts nos vio.

“¿No eres el oso de antes? ¿Y lady Misana?”

Zelef también se fijó en nosotros y se detuvo un momento. “¿Maestra Yuna? ¿Pasa algo?”

“Zelef, no nos interpondremos en tu camino, así que ¿nos dejarías usar una esquina de la cocina?”

Botts y Zelef hablaron al mismo tiempo.

“No.”

“Sí, Maestra Yuna”.

Zelef era a quien estaba preguntando, entonces, ¿por qué Botts respondía por él?

“Te interpondrás en el camino de Zelef”, reiteró Botts, “así que absolutamente no”.

“Botts, personalmente no me importa. ¿Vas a hacer algo, Maestra Yuna?”

“Las chicas parecían aburridas, así que estaba pensando que podríamos hacer budín juntas. Tal vez incluso podríamos hacer algo para la fiesta de mañana. Con su permiso, por supuesto.”

Simultaneamente-

“Obviamente no puedes”.

“Oh, sí, eso parece una idea maravillosa”.

-Estaban diciendo cosas opuestas, una vez más.

“¡Zelef, qué crees que estás diciendo! Es la fiesta de la que estamos hablando, es un asunto serio. No hay forma de que puedas servir una cena hecha por un oso”.

“Botts, está bien. Servimos la cocina de la Maestra Yuna en el banquete del festival de cumpleaños de Su Majestad”.

“¿Estás bromeando, verdad? ¿Quieres decir que este oso cocinó para el banquete de cumpleaños de Su Majestad?”

“No solo eso, su comida fue aclamada como incluso mejor que la mía. Causó un gran revuelo en la fiesta”.

“Zelef… ¿me estás tomando el pelo?”

“No, no me burlaría de esto. Es verdad. Su Majestad mismo ha aprobado el sabor de su cocina”.

Botts parecía sorprendido, incluso escuchándolo directamente de la boca de Zelef. Yo mismo no había presenciado la fiesta, así que personalmente todavía me resultaba difícil de creer.

“La Maestra Yuna es una excelente aventurera, una excelente comerciante y también una excelente cocinera”.

Desearía que dejara de llamarme excelente una y otra vez. Quiero decir, había niñas impresionables justo aquí, y ahora estas tres chicas me miraban con ojos brillantes. No soy tan increíble, ¿de acuerdo? Yo era solo una chica normal que podías encontrar en cualquier lugar, solo que tenía un traje de oso. Uh, no es que en realidad hubiera chicas con trajes de osos por aquí. Ahora que lo pensaba, no me extraña que Botts me encontrara un poco sospechosa.

Para los demás, solo me veía como una niña con un traje de oso. No parecía una chef, y mucho menos una aventurera o una comerciante. Era como si tuviera las palabras “Clase: Oso” estampadas en mi frente. (Juré nunca dejar que nadie supiera que eso era literalmente lo que decía en mi tarjeta del gremio).

Sin embargo, parecía que sería un fastidio preparar un lote de budín con alguien mirándome con sospecha. ¿Tal vez sería mejor si lo dejaba probar un poco?

Saqué un budín de mi almacenamiento de osos y lo puse sobre la mesa. “Esto es budín. ¿Quieres un bocado?” Estaba bien abastecida. En realidad, tenía más que suficiente para toda la fiesta. Aún así, esta era una ocasión festiva. Sería un mejor regalo si todas contribuyeran para hacerlo.

“¿Esto es budín?” Botts se me acercó e intentó acercarse antes de darse cuenta de que no podía. Olvidé que él también estaba herido. Una de las criadas que había estado observando se acercó a nosotros.

“Chef Botts, si me permite?”

“Lo siento. Si pudieras.”

La criada tomó una cuchara, recogió un poco de budín y se lo llevó a la boca a Botts. Parecía que había hecho esto muchas veces antes. ¿Supongo que ella estaba a cargo de las comidas de Botts?

“¿Qué es esto?”

“¿No es bueno? Tanto como al rey como a la reina les ha gustado”. La criada le dio otra cucharada.

“Es bueno. ¿De verdad hiciste esto, oso?” Ya no me miraba dudoso. Ahora me miraba como si yo fuera una curiosidad, lo cual… eh, no era una gran diferencia, ahora que lo pensaba.

“Chef Botts, ¿es realmente tan bueno?” preguntó una de las sirvientas. Supongo que cualquiera querría probar algo delicioso, especialmente después de escucharlo de un chef. Me sentí mal porque se comieran las sobras de Botts, así que saqué más postres para las sirvientas que nos estaban ayudando.

“¿Está segura?”

“Sí. Asegúrate de ayudar mucho a Zelef”.

“Por supuesto”, dijo una de las criadas, y los tres se atrincheraron.

“Es delicioso”.

“Sí, nunca había probado algo tan delicioso”.

Me alegré de que fuera tan popular entre las sirvientas.

“¡Yuna es increíble! ¡Ella puede hacer toneladas de otras cosas realmente buenas! No solo budín”, dijo Noa con orgullo, sacando pecho. Fina y Misa estuvieron de acuerdo con ella. No iba a ignorar los elogios, pero no tenían que poner el listón tan alto.

Botts accedió a regañadientes a dejarnos usar la cocina mientras trabajaba en su budín. “Si Zelef dice que está bien, entonces no me quejaré. Pero será mejor que no te interpongas en su camino”.

“Lo sé. Bien, chicas. Todos están de acuerdo con eso, así que pongámonos a trabajar”.

“¡De acuerdo!” dijeron las tres chicas enérgicamente. Nos dirigimos a la esquina de inmediato para no estorbar.

Saqué unos cincuenta huevos de mi almacén de osos. No era como si tuviéramos un problema si hacíamos demasiado. Si hubiera demasiadas sobras, podría guardarlas en mi almacén de osos o dárselas a las personas que trabajan para Gran. Incluso podría llevarlos a la fiesta de cumpleaños de Misa.

“Fina, tú rompes los huevos. Noa y Misa pueden batirlos”.

Hicieron exactamente eso: Fina rompió hábilmente los huevos, mientras que Noa y Misa los mezclaron cuidadosamente.

“Oye, Zelef, mira cuántos huevos tiene”, dijo Botts.

“Pues, por supuesto que sí. Según lo que he oído, la Maestra Yuna cría kokekkos para sus huevos. Puede conseguir varios cientos en un solo día”.

“¡¿Varios cientos de huevos?!”

Sí. Después de todo, necesitabas huevos para pudín, pastel, panqueques y otras cosas. Una tienda usaba cientos de huevos en un solo día. Siempre estaba recibiendo más kokekko también.

Botts parecía desconcertado mientras miraba a Fina romper los huevos. “¿Y vas a dejar que un niño manipule los huevos también?”

Para Botts, probablemente parecían artículos de comida de lujo. Pero le dije a Tiermina que podía llevar huevos para su familia si quería. Además, el orfanato se los comía, por lo que se estaban familiarizando con su uso.

Extrañaba un poco los primeros días cuando Fina estaba nerviosa por romper los huevos. Sus manos temblaban mientras lo hacía, si recordaba bien. Seguía cometiendo errores y disculpándose. No pude evitar esbozar una sonrisa ante el recuerdo.

Ahora solo haría tap, crack. Tap, crack. Tenía un ritmo bastante bueno. Seguro que Fina había crecido.

“Yuna, ¿qué pasa? ¿Por qué sonríes?” preguntó Fina.

“¿¿Estoy sonriendo??”

“Sí. Como el tipo de sonrisa que a veces veo en mamá y papá”.

¿Así se sentían Tiermina y Gentz? Era como si estuviera viendo crecer a mi propia hija.

“¡Yuna, quiero intentar romper los huevos!”

“Y-yo también”.

¿Las otras chicas también? “Por supuesto. Fina, enséñales, ¿quieres? Está bien si se equivocan, pero asegurense de que no dejar caer ninguna cascara”.

“De acuerdo.”

Noa y Misa comenzaron a romper los huevos con entusiasmo.

Teníamos cincuenta huevos. Una vez que lo dominaran, podrían hacerlo de inmediato.

“Zelef, si necesitas huevos, háznoslo saber. Los tengo almacenados”.

“Eso sería de gran ayuda. Tenemos algunos en la capital, pero no podría traerlos conmigo, por supuesto”.

“Entendido. Los dejaré en el almacenamiento en frío, así que siéntete libre de usarlos”. Metí los paquetes de huevos en la cámara frigorífica gigante. Ojalá sean suficientes…

“Espera, ¿hablas en serio? ¡Eso es una tonelada!” exclamó Bots. Lo ignoré. “Zelef, ¿quién es esta chica oso?”

“Botts. Si dejas que cada pequeña cosa sobre la Maestra Yuna te sorprenda, nunca volverás a cocinar. Si rechazas lo desconocido, nunca evolucionarás como chef”.

“¿Pero quién es ella?” Botts insistió.

“Su Majestad ha prohibido interrogar a la Maestra Yuna. Si desea hacerle preguntas, lo hace a riesgo de su propia vida. No obtendrás ninguna ayuda de mí”.

“¿Qué significa eso?”

“Si la Maestra Yuna informa algo malo sobre usted a Su Majestad, su cabeza volará”. Zelef se rió mientras se golpeaba el cuello. Vamos, no iba a dejar que alguien fuera decapitado… aunque lo golpearía si me hacía sentir mal.

“¿Estás bromeando no?”

“Lo estoy. Pero Su Majestad realmente no se detendrá cuando se trata de la Maestra Yuna”.

Botts me miró sorprendido.

Zelef se rió. “¿Mi presencia aquí no es prueba suficiente? ¿Crees que cualquiera podría conseguir una audiencia con Su Majestad? ¿Cualquiera podría pedir prestado al jefe de cocina del palacio, recibir inmediatamente una decisión y enviarme? ¿Alguna persona normal tiene permiso para tomar los ingredientes del castillo? Estoy aquí ahora porque la Maestra Yuna me pidió que estuviera aquí. La mayoría de la gente ni siquiera sería capaz de ver a Su Majestad”.

Botts tragó saliva ante eso.

¿Eh? ¿Era realmente tan apreciada? Supongo que el rey me debía un par de favores. Estaba el tema de los diez mil monstruos, la comida, el libro ilustrado… pero todos eran pequeños favores. Solo estaba devolviendo favores, eso es todo.

“Así que preste atención a mi advertencia: le sugiero que no haga nada para molestar a la Maestra Yuna”.

“Está bien… no le preguntaré nada. No quiero morir todavía, después de todo”.

Cumplió con sus palabras. Aunque parecía que tenía preguntas, se las guardó para sí mismo. No sabía si estar agradecida con Zelef o con el rey, pero estaba feliz de que Botts no fuera a ser otro dolor de cabeza.

Ahora en silencio, Botts observó los preparativos de Zelef. De vez en cuando, nos miraba. Sin embargo, en realidad no nos dijo nada, y la preparación del budín se realizó sin problemas.

“Después de que los enfriemos en el refrigerador, habremos terminado”, dije.

El único problema era que no pudimos encontrar una nevera abierta. Sin otra opción, saqué la heladera con forma de oso que tenía reservada y comencé a guardar los budines.

¿Hmm? ¿Por qué hacer la nevera con forma de oso? Porque la nevera de mi casa de osos también tenía forma de oso. Obviamente.

“Tengo muchas ganas de esto. Quiero comerlos pronto”.

“Recuerda, estos son para la fiesta”.

“Lo se.”

“Los comeremos juntas durante ese tiempo. ¿Verdad, Fina?”

“¡Sí!”

“Yuna, ¿realmente no vas a ir?”

“No. Solo vine aquí para asistir a tu fiesta, Misa”.

“¿Y tú, Fina?” preguntó Noa. Fina negó con la cabeza.

Lo mismo aplicaba para la fiesta de Misa, pero a Fina no le gustaría estar rodeada de ricos aristócratas. A la niña podría darle una úlcera. Además, si Fina fuera, probablemente yo también tendría que ir, no podía dejarla asistir sola. Noa y Misa parecían decepcionadas, pero tendrían que soportarlo.

Esa noche, mientras todos dormían, cierto oso escaló en secreto el edificio hasta el techo. (Ese oso era yo, para ser honesta, y me dirigía a desmantelar la puerta del transporte de osos).