Kuma Kuma Kuma Bear (NL)

UNA VEZ QUE RECIBÍ el permiso del rey, nos dirigimos donde estaba Zelef. Por alguna razón, el rey era el que me acompañaba en lugar de Ellelaura. Tuvieron una breve charla al respecto justo antes de que saliéramos de la habitación:

“Ellelaura, la acompañaré, para que puedas volver al trabajo”.

“Espera, ¿qué? Iba a acompañarla”.

“No puedes. Tienes que hacer tu trabajo. Sería más rápido si fuera yo quien le explicara las cosas a Zelef, ¿no?”

“Estoy haciendo mi trabajo. Podría explicarle las cosas a él también”.

“Si me permite, Lady Ellelaura…” dijo el hombre al lado del rey. “… ¿Qué pasó con el asunto del otro día?”

“Oh, todavía no he llegado a ese asunto, Zang”, respondió Ellelaura, desviando la mirada.

“Por favor, encárgate de eso pronto”, dijo Zang en un tono amable.

“Uf, está bien. Yuna, te veré de nuevo en otro momento. Asegúrate de traer algo delicioso la próxima vez”.

“Por favor, regrese de inmediato, padre”, dijo el príncipe Ernat. “Siempre te escabulles en cualquier momento cada vez que sucede algo. Tienes tanto trabajo como Lady Ellelaura”.

“Soy consciente. Dices eso como si siempre estuviera eludiendo mi trabajo”.

“Cuando viene la doncella oso, lo haces”. El príncipe me miró. Está bien, pero ¿por qué yo? Nunca le había pedido al rey que viniera. ¿Venía por su propia voluntad y me culpaban por ello? Claro, era mi culpa esta vez, ¡pero no normalmente! Tal vez solo estaba a oscuras sobre algunas cosas.

Supongo que así era como se formaban los rencores unilaterales. Pequeñas cosas y, antes de que la otra persona se diera cuenta, terminaría apuñalada por la espalda. Incluso si nada de esto fuera mi culpa…

Si realmente querían que el rey trabajara, deberían haberlo atado a su silla. Hacer eso obligaría al rey a hacer su trabajo, mantendría baja la carga de trabajo del príncipe e incluso evitaría que el rey me molestara. Allí, tres pájaros de un tiro, o tal vez un trono. También, cuerdas.

La próxima vez que nos encontremos, se lo sugeriría al príncipe. Además, era el hermano mayor de Flora. Tenía que causar una buena impresión si no quería que se interpusiera en mi camino para ver a Lady Flora.

Mientras Ellelaura regresaba a regañadientes a su trabajo, fui con el rey a la cocina. Había un montón de chefs trabajando duro allí.

“Esa es mucha gente”, comenté.

“Eso es porque preparan comida para las personas que trabajan en este castillo. No cocinan todas las comidas para todos, pero aun así resulta en una gran cantidad de comida”.

Algunas personas traían el almuerzo, pero la mayoría parecía comer en el comedor.

El rey y yo sobresalíamos como pulgares doloridos en la entrada de la cocina. El rey era la persona más importante del castillo, y yo llevaba puesto un traje de oso. Por supuesto que íbamos a llamar la atención.

“Es el oso”.

“¿Por qué está el oso aquí?

“¿Es ese oso?”

“¿De los rumores?”

“Wow, realmente es un oso”.

“¿Qué? ¿Es la primera vez que la ves?”

“¿Es más joven que yo?”

“Ella es tan pequeña”.

“¿Por qué está vestida así?”

“Oye, todos pueden oírte”.

“El jefe de cocina te dará una buena bronca si la haces enojar”.

Disculpe, puedo escucharlos. Podría haber más personas mirándome que al rey. ¿No era raro? ¿No debería ser un poco más raro que apareciera el rey?

“Oye, que alguien vaya a hablar con el oso”.

“Anda tu.”

“Oh, Su Majestad está con ella”.

Empezaron a empujarse unos a otros. Um, sí, diría que deberían haber estado más preocupados por saludar al rey. Ya sabes, ¿la persona más importante del país? Que raros. Como nadie se acercaba a nosotros, decidí hablar con ellos primero, justo cuando un chef regordete se acercó a nosotros.

“Su Majestad y Maestra Yuna, ¿qué los trae por aquí?”

Era Zelef. Al menos sabía cómo saludar a la gente correctamente. Primero se dirigió al rey, luego a mí. Supongo que por eso era el jefe de cocina.

“¿Quizás viniste con un nuevo tipo de cocina para compartir?” preguntó, sus ojos brillando como los de un niño.

“Vine aquí a pedirte algo”, le dije.

“¿Pedirme algo?”

“Zelef, ¿serías tan amable de acompañar a Yuna a Sheelin?” preguntó el rey.

Zelef se sorprendió. Debe haber parecido bastante inesperado. “¿Dijiste Sheelin? ¿Por qué necesitarías que fuera allí?”

“Los Fahrengram están organizando una fiesta, pero su chef resultó herido y no puede cocinar. Yuna quería pedirte que cocinaras en su lugar”.

Zelef desvió su mirada del rey hacia mí. “Maestra Yuna, ¿me estás pidiendo que haga esto?”

“¿Está bien? Eres la única persona que conozco que puede cocinar para una fiesta”.

“Con el permiso de Su Majestad, estaría feliz de ayudar. ¿Puedo?” Zelef miró al rey.

“Estoy en deuda contigo y con Yuna. Por favor escucha a Yuna.”

“Sí, su majestad. Maestra Yuna, si me permite humildemente preparar mi propia comida…”

“Gracias, Zelef,” dije.

“¡De nada! Siempre me sirves comidas deliciosas. Incluso me has enseñado recetas. He querido pagarte desde hace algún tiempo, así que por favor no te preocupes.”

Conseguí que Zelef estuviera de acuerdo sin ningún problema. Distraeríamos a los chefs si seguíamos hablando en la cocina, así que decidimos mudarnos a otro lugar para hablar de los detalles.

Antes de irse, Zelef le dio varias instrucciones a alguien que parecía el jefe de cocina asociado. Después de eso, nos dirigimos a una habitación contigua.

“Entonces, ¿qué tipo de fiesta será esta?” Preguntó Zelef. “¿Cuántos asistentes habrá? ¿Qué tipo de invitados esperamos? ¿Cuándo es la fiesta?”

Traté de explicar las cosas lo mejor que pude.

“¿Dos días?” repitió Zelef. “¿Llegaremos a tiempo?”

“Cabalgaremos en mis invocaciones de osos. Puede que no lo logremos con los caballos, pero mis osos deberían poder hacerlo”. Quizás. Ojalá.

“¡¿Quieres que me monte en uno de esos osos?! Ah… bueno, supongo. Sin embargo, seguirá siendo apretado. Parece que no tendremos suficiente tiempo para comprar ingredientes en Sheelin”.

“No podemos estar seguros de que Sheelin tenga lo que necesitas. ¿Qué tal si compramos cosas en la capital antes de irnos?”

Con la forma en que la familia Salbard estaba manejando las cosas, es posible que ni siquiera podamos comprar nada. Incluso podrían interferir con nosotros. No, probablemente sería mejor abastecerse en la capital.

“Eso consumiría tiempo que sería mejor gastar en otro lugar”, dijo Zelef. “Su Majestad, ¿puedo tener permiso para tomar ingredientes del palacio?”

“Como quieras, pero registra cuánto tomas”.

“Si su Majestad.”

“Puedes facturarme por ello”, le dije. “Cobraré a Gran más tarde”.

“No tienes que preocuparte por esas tonterías”, dijo el rey.

“No, tengo que asegurarme de que se pague”. Todo tiene un costo, y a veces eso no era monetario. Aunque Gran sería el que pagaría, no yo.

“Entonces te daré la cuenta más tarde, Yuna”.

“Por último, Su Majestad, ¿puedo tener su permiso para usar una bolsa de artículos? Dado que tendré que llevar una gran cantidad de comida, mi bolsa de artículos no cabrá para todo”.

“Eso está bien. Todo puede ir en la mía”, le dije.

“¡¿Puede realmente?!”

“Sí, puede manejar tantas cosas”.

“En ese caso, vayamos al almacén para seleccionar los ingredientes”.

“Bueno, entonces, necesito salir antes de que me regañen”, dijo el rey. “Te dejaré el resto a ti, Zelef”.

“Sí, como quieras”.

“Gracias”, dijo el rey. “Y deberías traer más de esa deliciosa comida tuya”.

El rey se fue. Nos dirigimos al almacén al lado de la cocina, que estaba ubicado cerca por conveniencia. Hacía bastante frío allí.

“Empacaré los ingredientes en cajas. ¿Puedo pedir su ayuda?”

“Por supuesto. Pon tantas cosas en las cajas como quieras. Creo que demasiado es mejor que no tener suficiente”.

Zelef metio los ingredientes en cajas. Una vez que terminó la primera caja, la guardé en mi almacén de osos. Luego repetimos el proceso.

“Maestra Yuna, muchas gracias por esto”.

“¿Eh?” ¿No debería ser yo quien le diera las gracias?

“Desde que me convertí en el jefe de cocina del palacio, no he ido de viaje. Estoy deseando que llegue esto. Por supuesto, no es que no me guste mi posición actual. Lo disfruto bastante, y es un honor contar con la confianza de Su Majestad. Estoy feliz aquí. Y estoy agradecido de haber podido experimentar su comida”.

“Me alegro de no estar importunándote”.

“No, no estás imponiendo en absoluto. También disfruto mi papel en el restaurante. Aunque he estado muy ocupado, también ha sido una experiencia preciada”.

“Correcto. ¿Qué pasó con ese restaurante?

“Ah, sí. No sé todos los detalles sin preguntarle a Lady Ellelaura, pero estamos capacitando a los chefs para asegurarnos de que nunca sean una vergüenza, sin importar dónde terminen. Sin embargo, creo que todavía tiene problemas para decidir el menú”.

“¿En realidad?”

“Sí, pero crear un menú es un proceso agradable”.

Me alegré de que se estuviera divirtiendo. Todavía me sentía mal por entrometerme justo cuando él parecía estar tan ocupado, pero Zelef parecía genuinamente agradecido. Tendría que traerle algún plato nuevo para agradecerle la próxima vez.