Kuma Kuma Kuma Bear (NL)

“PERDONANOS.” Fina y Noa habían visitado mis casas de osos tantas veces que simplemente entraron como si fuera una casa normal.

“No he estado dentro de esta casa desde que me contaste esa ridícula historia cerca de la capital”.

Ahora que lo pienso, Cliff también había visitado mi casa de osos. Entró detrás de Fina y Noa, seguido por los dos guardias.

“¿Ha estado aquí antes, padre?” preguntó Noa.

“Sí, sólo una vez”.

Los dos guardias se pararon detrás de Cliff mientras contaba esa historia. Parecían no saber qué hacer con ellos mismos.

“Voy a preparar una comida”, dije, “así que todos sientense donde quieran”.

“Ya tenemos comida preparada, ya sabes”.

“Sí, pero están muy cansados, ¿no? Haré algo caliente”.

“Te ayudaré, Yuna”, ofreció Fina.

“Yo también”, agregó Noa.

No necesitaba tanta ayuda, pero no iba a decir que no cuando parecían tan ansiosas, así que dejé que me echaran una mano.

“En ese caso, aceptemos tu amabilidad”, dijo Cliff. Se volvió hacia sus guardias. “También pueden descansar”.

“¿Eso está realmente bien?” preguntaron los dos guardias, mirando inquietos alrededor de la habitación. Como esto era más seguro que dormir afuera, no había nada de qué preocuparse. Además, los dos tipos eran lo suficientemente corpulentos como para que probablemente se interpusieran en el camino si se quedaban parados.

“Bloquearán las cosas si se quedan ahí parados”, dije sin rodeos, “así que por favor tomen asiento”.

“Escucharon lo que dijo”, les dijo Cliff.

Los dos guardias intercambiaron miradas y luego tomaron asiento. Después de asegurarme de que estaban sentados obedientemente, me mudé a la cocina en la habitación de arriba.

“Está bien, Fina, Noa, ¿puedo pedirles que traigan vajilla para todos?” Mientras tanto, saqué pan (horneado por Morin) y sopa de verduras (hecha por Anz) de mi almacén de osos. Mhmm, estaban frescos y deliciosos. Le agradecí a mi almacenamiento de osos mientras servía las comidas.

“Está bien”, le dije a Fina y Noa, “¿pueden llevar esto?”

Se repartieron el trabajo de llevar los platos. Finalmente, preparé las bebidas y el ‘bon appétit’, la cena. Esto serviría, supongo.

Preparé comida para unos segundos, luego regresé a la habitación donde estaban Cliff y los demás.

“Gracias, Yuna”.

“Muchísimas gracias.”

Cliff y los dos guardias parecían agradecidos.

“No hay problema. Deben tener hambre, así que comamos rápido”, dije.

Empezamos a comer una vez que todos estábamos sentados. Como era de esperar, el pan de Morin estaba delicioso. Por supuesto, también la sopa de Anz. ¿Tal vez haría arroz mañana? Tenía ganas de comer algún tipo de carne si estuviéramos haciendo arroz. Sin embargo, ¿tenía algo que se ajustara a los requisitos? Mmm…

“Nunca hubiera esperado una comida como esta mientras viajaba”, soltó Cliff mientras reflexionaba sobre el menú.

“Esto es delicioso, Yuna”. Noa estaba comiendo feliz.

“Gracias. Tenemos algunos segundos, así que avísenme si quieren algunos”.

“De acuerdo. En ese caso, ¿puedo tomar más sopa?”

Le di un poco a Noa. Uno de los guardias me miró cuando vio eso.

“Um, Maestro Yuna. ¿Podría… posiblemente tener más pan? Estaba terriblemente delicioso”.

“En ese caso, yo también”.

Los dos guardias parecían avergonzados de preguntar, pero el pan de Morin era así de bueno. Saqué un poco más y se lo di a los dos guardias.

“Yuna, ¿podría tomar otra porción de sopa también?” preguntó Fina.

“Sí. Si no comes mucho, no crecerás grande y fuerte como yo”.

En el momento en que dije eso, la atmósfera a nuestro alrededor pareció cambiar. Fue un sentimiento extraño. ¿Había dicho algo raro?

Fina habló. “S-sí. Comeré mucho y creceré para ser como tú, Yuna”.

“En ese caso, también debes comer pan”. Le di una segunda ración de pan con su sopa.

“G-gracias, Yuna”.

“¿Todos los demás quieren segundos?”

“Sí, supongo que sí”, dijo Cliff.

“La sopa entonces, si pudieras.”

El estado de ánimo extraño se dispersó y todos tuvieron segundos. Después de nuestra comida, tomamos un pequeño descanso… y los dos miembros más jóvenes de nuestro grupo comenzaron a cansarse.

“Me estoy durmiendo. Tan llena…”

“Yo también.”

“Asegúrense de bañarse antes de irse a la cama, ustedes dos”, les dije.

“Está bien”.

“De acuerdo.”

Ambas ya parecían medio dormidas.

Ya que usaban el baño de osos antes, no pensaron que bañarse aquí fuera extraño, pero había otros alrededor que estaban confundidos por la conversación.

“¿Hay un baño?” Cliff me preguntó.

“Claro que lo hay. Es una casa, ¿verdad?”

“Bueno, lo es, pero… no podría haber uno en una casa como esta, ¿o sí?” Cliff miró a su alrededor, esperando refuerzos.

“Padre, las casas tienen baños”, objetó Noa.

Fina asintió junto con ella, pero frente a ellos, los dos guardias parecían dudosos. “¿De qué otra manera eliminaremos la fatiga del día?”

“Supongo…” respondió Cliff.

“Nos turnaremos. Ustedes tres tomen el suyo al final” les dije.

“¡¿Nosotros también nos bañamos?!”

“Obviamente. Has estado sudando mucho montando todo el día, así que no puedo dejar que ensucien las camas. ¿Qué, pensaron que las sábanas se limpiarían y secarían solas?”

“Las… camas…” repitió Cliff.

“Estamos al costado del camino en medio de la nada, ¿no?” susurró uno de los guardias.

El otro asintió. “¿Cómo podríamos tener una comida deliciosa, un baño y una cama en un lugar como este?”

Continuando… “Mientras estoy limpiando los platos, ustedes dos pueden bañarse juntas”.

“Aww, deberías venir con nosotros, Yuna”, se quejó Noa.

“No, tengo que limpiar”. No podía simplemente ir al baño y dejar los platos así.

“Maestra Yuna, ¿nos dejará los platos a nosotros?” se ofreció uno de los guardias. El otro asintió. “Realmente no podemos no hacer nada en absoluto…”

Bueno… me ayudaría, y supongo que también los haría sentir mejor. Acepté su oferta, les pedí que limpiaran y fui a bañarme con Fina y Noa.

“Ah, y sírvanse cualquiera de las bebidas en la nevera”, les dije a los tres mientras salía de la habitación y me dirigía con Fina y Noa al baño. Le siguieron Kumayuru y Kumakyu.

Una vez que llegamos a la entrada del baño, les pedí a mis osos que vigilaran.

“No creo que venga nadie”, dije, “pero atrapa a cualquiera que venga”.

Los osos respondieron con un cwoom silencioso en respuesta.

“¿Kumayuru y Kumakyu no entrarán?”

“No. Nos van a estar vigilando”. No pensé que esos tres espiarían, pero les pedí a mis osos que hicieran guardia por si acaso.

“Que pena.”

“Está bien, mira, solo entra ya”, le dije.

Llevé a Noa y Fina al vestuario y me cambié el disfraz de oso. Noa y Fina me miraban.

“Yuna, no me di cuenta por tu atuendo de oso, pero eres muy bonita”, dijo Noa.

“Sí. Tu cabello es largo y muy bonito”, dijo Fina.

“Gracias. Ustedes dos son muy lindas”.

Mientras me colmaban de elogios vacíos, las acompañé hacia el baño. Eran mucho más lindas que yo.

“Yuna, te ayudaré a fregar”.

“Yo también.”

Acepté las ofertas de los dos y dejé que me lavaran la espalda. Fue un poco vergonzoso, pero se sintió bien. También les lavé la espalda para devolverles el favor.

Después de lavarnos, nos empapamos en el agua. Como japonés, no sentía que el día terminará hasta que me sumergiera en la bañera… pero no podía relajarme por mucho tiempo, considerando el alboroto que estaban haciendo esas dos. Una vez que salimos del baño, regresamos con Cliff.

“El baño está abierto, así que puedes entrar”, le dije.

“¿Qué es ese traje?” preguntó Cliff.

¿Qué pasa? Oh, cierto, me había puesto mi ropa de oso blanco. “Me voy a la cama”, dije simplemente.

“¿Incluso usas un disfraz de oso para ir a la cama?”

“Así es.”

“El aspecto del oso blanco también es lindo”, dijo Noa.

Asentí. “Tu pijama también es lindo, Noa. Y el tuyo tambien Fina”.

“Muchas gracias”, respondió Fina.

Cliff parecía exasperado por la tormenta de elogios. “¿Qué está pasando? Estamos de viaje, ¿no? ¿No estamos en el camino?”

“Padre, ¿qué estás diciendo? ¿Tu mente se está yendo?”

“Mi mente no va a ninguna parte. Simplemente estaba reflexionando sobre lo que la mayoría de la gente consideraría sentido común”. ¿Qué, pensó que estábamos siendo tontas?

“Oh, cierto,” dije. “Cliff, antes de que vayas al baño, ¿podría mostrarte las habitaciones?”

“Supongo que habría habitaciones si hay un baño”.

Bueno, sí, Señor Obvio. “Hay tres habitaciones en el segundo piso. El más cercano es el mío, y lo compartiré con Fina y Noa. Ustedes pueden usar los otros.”

“¿En serio?”

“Puedes tener una habitación para ti solo, Cliff, o puedes compartirla con los guardias. Podéis decidir entre vosotros.”

“Está bien. Tienes mi gratitud”.

“Lord Cliff, podemos quedarnos aquí”, dijo uno de los guardias.

Espera, ¿los dos guardias estaban pensando en dormir en la sala donde cenamos? “Estarían estorbando si durmieran ahí. Hay habitaciones, así que úsenlas”.

Los guardias se quedaron en silencio ante eso.

“En cualquier caso”, dije, “nos vamos a la cama. Apaga las luces una vez que hayas terminado de bañarte”.

“Por cierto. Bueno, entonces supongo que aceptaré amablemente la oferta”, dijo Cliff, luego se dirigió hacia el baño. Me dirigí a mi habitación. Detrás de mí, Fina y Noa me siguieron mientras acunaban a Kumayuru y Kumakyu.

La cama de mi habitación era más grande que cualquier otra de la casa. Tenía que serlo si quería acurrucarme con mis osos, incluso si tenían forma de cachorro. Aún así, los cinco podríamos haber sido un poco, demasiado…

“Yuna, ¿podremos caber todos?”

“Estará bien.” Puse la mesa y las sillas al lado de mi cama en mi almacenamiento de osos y saqué otra cama, una del mismo tamaño que la otra. Empujándolos juntos se duplicó el área de la cama. “Con esto debería bastar.”

“¡Es tan espacioso!” Noa se dejó caer en la cama mientras aún sostenía a Kumakyu. Fina se dejó caer con ella, abrazando a Kumayuru.

“Oye, tenemos que madrugar, así que descansen un poco”.

“Está bien. ¡Kumakyu, vamos a dormir juntos!”

Noa abrazó a Kumakyu, mientras Fina se enterraba bajo las sábanas con Kumayuru. Esperaba que no dieran vueltas y vueltas por la noche. No es que a mis ositos les importe que Fina y Noa los aprieten un poco.

“Está bien, voy a apagar las luces”.

“De acuerdo. Buenas noches, Yuna”.

“Buenas noches, Yuna”.

“Buenas noches, ustedes dos”.

Tan pronto como apagué las luces, las escuché roncar suavemente. En poco tiempo, me entregué también.