Kuma Kuma Kuma Bear (NL)

Traje a Fina conmigo a la finca de Cliff como prometí: era hora de ir a la fiesta de cumpleaños de Misa. Tres caballos esperaban frente a la puerta. Cliff también estaba allí, acompañado por dos guardias. Pero espera, ¿dónde estaba el carruaje?

“Por fin estas aquí”, dijo Cliff.

“Yuna, Fina, ¡buenos días!” Dijo Noa.

Fina y yo le dimos buenos días en respuesta. “Estás llena de energía desde la mañana, Noa”, agregué.

“Claro que sí. Salimos con Kumayuru y Kumakyu. Naturalmente, estoy bastante “mentalizada”, como dices “.

Sus ojos tenían el brillo de un niño que iba a un parque de diversiones. Supongo que eso era lo emocionada que estaba para salir con Kumayuru y Kumakyu. ¿Pero no iba a mencionar a Misa? Uf. Pobre cumpleañera.

“¿Nos vamos?” dijo Cliff, y antes de darme cuenta, él montó un caballo.

“¿No vamos con un carruaje?” Le pregunté, solo para asegurarme.

“No tiene sentido tener un carruaje en el que nadie viajará”, me dijo Cliff.

Había tres caballos, pero Cliff tenía dos guardias. Eso significaba que Noa quedaba fuera.

“Noa insistió en que ella montaría en tus osos”, explicó, “así que no necesitaremos un carruaje”. Esto también es más rápido, por supuesto”.

Quiero decir, ¿supongo que estaba bien? Pero, ¿y si empezara a llover? Supongo que podríamos encontrar refugio si eso sucediera, pero … qué inconveniente.

“¿Está bien si pregunto por una cosa más?” dije.

“¿Qué es?”

“¿Vas con solo dos guardias?”

La última vez que Cliff fue a la capital, había cinco de ellos.

“Dos deberían estar bien ya que está más cerca que la capital. Por supuesto, también te tenemos aquí. De hecho, no había querido a los guardias para este viaje, pero Rondo insistió en que era inaceptable, por lo que vamos con dos de ellos”.

“Nadie me ha pagado una tarifa de escolta”, le dije.

“Puede pedirle a Rondo un pago una vez que regresemos”.

“Bromeo. No necesito pago, pero … digamos que me debes un favor en el futuro “.

Probablemente le causaría problemas a Cliff en algún momento, ¿verdad? Bueno, solo cobraría ese favor, ¿eh?

“Repetiré lo que te dije al principio”, dijo Cliff. “Hay algunas cosas que soy capaz de hacer y otras cosas que no”.

“Si eso se convierte en un problema, iría al rey”. También me debía un favor, después de todo.

“Qué perfectamente premonitorio de tu parte, Yuna. Y peor aún, sé que te tomas en serio este tipo de cosas. Bueno … por el momento, hazme saber si quieres algo”.

Excelente. Gané con éxito un pequeño favor de Cliff. Probablemente no se dio cuenta de que los pequeños favores podrían acumularse en una enorme deuda.

Pero no tenía nada que pedir, así que lo guarde en el bolsillo … por ahora.

Cuando salimos de la ciudad, convocé a Kumayuru y Kumakyu. Pensé que asustaría a los caballos por un segundo, pero parecían estar bien.

“Siempre una vista impresionante, esa invocatoria tuya”, dijo Cliff.

“¡Kumayuru! ¡Kumakyu!”

Fina y Cliff no reaccionaron, ya lo sabían todo, pero los dos guardias se sorprendieron cuando invoqué a mis osos.

“¡Yuna! ¿Cuál puedo montar?!” Dijo Noa. “¡Me gustaría montarlos a los dos, si puedo!” Ella era la única que se estaba poniendo nerviosa por esto.

“Nos turnaremos para conducir como la última vez”, le dije. “Empiezas con Kumayuru, luego cambiaremos en el camino”.

“¡Entendido!”

“Creo que ya sabes esto, pero viajarás con Fina como la última vez”.

“Por supuesto. ¡Fina! Vamos.” Noa agarró la mano de Fina y se dirigió a Kumayuru.

“¿L-Lady Noa?” Fina tartamudeada.

Kumayuru dejó que los dos subieran y se puso de pie. Yo también me subí a Kumakyu, no queriendo quedarme atrás. “Está bien, vamos a salir”.

Nos fuimos con un guardia delante de nosotros y un guardia detrás.

Pasaron unos minutos. Incluso si lo esperaba, era algo completamente diferente sentir la lentitud del viaje. La velocidad de los caballos, era … lenta. Más lenta que la velocidad de Kumayuru y Kumakyu, al menos. Suficiente para hacerme preguntarme qué tan rápido eran mis osos, kilómetros por hora. En momentos como estos, realmente quería un velocímetro para automóvil o motocicleta, ¿sabes? Tal vez algunas personas podrían decir qué tan rápido iban las cosas sin un velocímetro, pero seguro que no podía. Nunca había recibido una licencia de conducir.

“Noa, ¿no crees que vamos lentos?” dije.

“¿Tú crees? Es posible que vayamos un poco lentos, pero estoy lo suficientemente feliz de tener la oportunidad de montar un oso”.

“¿Has estado en Sheelin antes, Noa?” Sheelin era la ciudad donde vivía Misa.

“¿Sheelin? Si, he estado.”

“¿Cómo es?”

“No muy diferente de Crimonia”. Noa sonrió. “Supongo que la diferencia es que no hay una casa de osos allí”.

Lo cual era una gran diferencia, considerando que solo tres pueblos tenían una casa para osos: Crimonia, la capital, y Mileela.

Hicimos varias pausas en el camino a Sheelin para que los caballos descansaran un poco. Con cada descanso, intercambiábamos entre Kumayuru y Kumakyu. Si no les diera el mismo tiempo, comenzarían a enfurruñarse.

Cuando el sol comenzó a ponerse, el guardia que estaba al frente miró a Cliff. “Lord Cliff. Creo que es mejor si nos detenemos aquí por hoy”.

“Supongo que sí. Acamparemos” anunció Cliff.

Pensé que era un poco temprano, pero los caballos tenían límites diferentes en comparación con mis osos. Teníamos que dejar que se recuperaran.

“Padre, ¿dormiremos aquí?” preguntó Noa.

“Bueno, no podemos contar con que las bestias y los monstruos no salgan de ese bosque”.

El bosque se extendía casi de punta a punta ante nosotros. Si tratábamos de pasar, la noche podría caer antes de que llegáramos al otro lado. Acampar parecía la decisión correcta; nos daría suficiente luz del día para pasar al día siguiente.

“No usar carruaje ya nos ha permitido recorrer una distancia considerable. No hay necesidad de avanzar innecesariamente”.

Cliff desmontó de su caballo y ató las riendas a un árbol cercano. Los dos guardias hicieron lo mismo. Salté de mi oso y estiré mi rígido cuerpo. No tenía necesidad de velocidad (¿o sí?), pero me sentía un poco inquieta por lo lento que íbamos. Algunas veces, tenía que luchar conmigo misma para no precipitarme.

“Yuna, sacaras tu casa de osos, ¿verdad?”

“¿Mi casa? Ah, te refieres a la casa del oso”.

“Los dos guardias ya saben que tienes una casa contigo. Les hice jurar que lo mantendrían en secreto, por supuesto”.

Los guardias probablemente lo sabían desde cuando maté a los diez mil monstruos. Si lo sabían, no necesitaba ocultarlo. Además, usar la casa de los osos significaba camas blandas y un baño. Lo más importante, podríamos dormir sin preocuparnos por ningún problema.

“Solo para las chicas, al menos”, dijo Cliff.

“¡Padre, no tenemos que hacer eso! Podemos dormir con Kumayuru y Kumakyu”, dijo Noa. A la pobre niña realmente le había gustado la pijamada de osos de la última vez. Me sentí mal por Noa, pero aún descansaría más tranquila durmiendo en una casa que acampando.

“Bien por mí, pero la gente podría pasar si estamos aquí. ¿Qué tal ese lugar de allí con los tres árboles? El lugar estaba a poca distancia.

“Sí, está bien”, dijo Cliff.

Con eso, nos mudamos al lugar de los tres árboles, y saqué la casa del oso a un lugar donde estaría oscurecida por el follaje. Sería más difícil verla al caer la noche. Los guardias y Cliff ataron las riendas de los caballos a un árbol cercano.

“Podrías meter una serpiente negra ahí”, reflexionó Cliff, “y sé que no debería sorprenderme que puedas almacenar una casa. Pero verte sacarla… es realmente otra cosa, lo admito”.

“Aww, pero estaría bien durmiendo al aire libre”, murmuró Noa, mirando sombríamente a la casa de los osos.

“Está bien, Noa”, le dije. “Voy a mantener a los osos convocados como guardias, para que puedas abrazarlos a tu gusto”.

“¡De verdad!”

Asenti.

“¡Yuna, yo también quiero acostarme con ellos!” dijo Fina.

“¿Qué tal si las tres dormimos en la misma cama entonces?”

“¿Estás segura?” Fina chilló.

Cubifiqué a Kumayuru y Kumakyu. Eso sorprendió a los guardias. “Vamos, deben estar cansados. Entren y descansen”.

Comencé a dirigirme hacia la casa, pero los dos guardias se detuvieron en la entrada.

“Estaremos vigilando afuera”, dijeron. A pesar de que vigilar era su trabajo, sería incómodo si fueran los únicos dos que quedaran afuera mientras nosotros estábamos adentro.

“No hay necesidad.” Señalé a mis cachorros de oso a mis pies. “Los cachorros nos avisarán si se acercan personas o monstruos, así que no es necesario que vigilen”.

Los dos guardias miraron a Kumayuru y Kumakyu, y luego el uno al otro. Ambos se quedaron en silencio por un rato. Finalmente, los dos miraron a Cliff.

“Yuna, ¿estás segura? Podemos hacer que estos hombres vigilen afuera”, dijo Cliff.

“Está bien. En su lugar, pueden hacer guardia durante el día”.

Viajar era monótono, por lo que probablemente terminaría durmiendo mientras montaba mis osos mañana.

“¿Están bien con eso?” preguntó Cliff.

Los dos guardias asintieron. “Muchas gracias, Maestra Yuna”.