Monogatari (NL)

Volumen 10

Capitulo Caos: Medusa Nadeko

Parte 5

 

 

El otro día vi en las noticias que hay personas en el mundo que denuncian todo lo que ven a la policía y llaman constantemente a las ambulancias para que los lleven al hospital.

Quieren ser “salvados por otros”, es decir, quieren ser “alguien que otros salvarían”, según el comentarista.

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Quieren ser “alguien por quien la gente se preocupe y trabaje para salvar”.

Porque ser salvado es ser amado, o posiblemente ser necesitado, así que en términos de su estado psicológico, molestar a la gente a propósito y buscar su perdón después es también una manera de confirmar que son amados y necesitados.

Aparentemente, todo esto se hace de forma inconsciente. No está en absoluto calculado.

Lo sea o no, alguien como Nadeko entiende muy bien lo importante que es ser “mimado” para las personas que no encuentran sentido a su propia existencia, que no encuentran su propio valor.

Ahora estoy en una situación en la que puedo buscar la ayuda de Koyomi Onii-chan.

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Y mentiría si dijera que eso no excita a Nadeko.

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Mentiría si dijera que no estaba emocionada, que el corazón de Nadeko no latía con fuerza.

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… Sí.

Como aquella vez. “…”

Así que sí, Nadeko podría ser una ilusa, pero sabe de buena fuente a que se dedica su madre, así que no creo que sea una hija de puta.

¿Es demasiado puntillosa?

Nadeko no pudo esperar hasta la noche.

Creo que lo correcto para Nadeko era ir directamente a casa desde la escuela y sentarse a esperar la llamada de Koyomi Onii-chan.

Eso lo sé.

No es que la situación haya cambiado de alguna manera porque Nadeko haya alucinado una voz; definitivamente no había habido ningún “daño real” en ese momento.

Las alucinaciones que veo son sólo alucinaciones.

Las alucinaciones que escucho son sólo alucinaciones. Pero no podía ignorar la voz que oía.

“Víctima.”

El que recibe el daño.

Nadeko no cree que se vea a sí misma de esa manera, y aunque es cierto que tiene un complejo de persecución bastante fuerte, no se considera una víctima en absoluto.

No es que uno sea automáticamente una víctima por el mero hecho de ser perjudicado, no necesariamente.

… Así que, cuando escucho esa voz completamente desconsiderada, violenta y áspera, Nadeko tuvo que actuar.

No pudo evitar estremecerse.

Tampoco pudo evitar ser impulsada a actuar.

Nadeko se va a casa y se quita el uniforme enseguida. Mono y chaqueta.

He tomado prestado el mono de mamá y la chaqueta de papá. Son holgados porque Nadeko es pequeña, pero eso la beneficia, ya que es un disfraz.

Está pensando que tiene que evitar que la vean.

Por último, en lugar del sombrero de ala que siempre lleva, Nadeko se pone el gorro de punto rojo que se compró para un viaje de esquí lo baja hasta casi taparse los ojos.

Se podría decir que casi la está cegando.

Nadeko se enfunda una riñonera de viaje en la cintura y la llena de cosas, se pone sus mocasines de exterior para variar y sale de casa.

Desde allí, se dirige a la montaña.

El hogar del Santuario Kita-Shirahebi, la montaña donde Nadeko se reunió con Koyomi Onii-chan.

Nadeko no tiene bicicleta, así que camina—tarda unos treinta minutos. Desde allí, tarda otros treinta en subir a la cima de la montaña.

Este es un viaje duro para alguien sin resistencia como Nadeko. Nunca va a empezar a escalar montañas como hobby.

Por supuesto, está caminando en línea recta por un camino con escalones (aunque sean viejos), así que aunque tenga que hacer descansos, al final llegará con tiempo suficiente.

A la cumbre. A ese lugar.

… Sí, así como la gente puede llegar a la verdad simplemente viviendo sus vidas.

Nadeko también llegará.

Así es como Nadeko se siente—y como sigue sintiéndose—cuando consigue llegar al Santuario Kita-Shirahebi en la cumbre.

Cuando Nadeko cuando subió esta montaña en repetidas ocasiones en junio había una “serpiente” enroscada alrededor de su cuerpo, así que se podría decir que este fue un viaje más fácil en comparación.

Pero cuando llegó a la cima. Estaba en shock.

No parecía haber pasado una eternidad, pero le faltaba la compostura incluso para asimilar que ha pasado un tiempo desde la última visita de Nadeko.

“…”

No, tal vez Nadeko no se haya quedado en shock. Más bien, estaba aturdida por el silencio.

Lo que veo—aturde a Nadeko en silencio.


Lo que Nadeko ve después de atravesar la puerta desgarrada y prácticamente podrida del santuario—es un número incontable de serpientes cosidas en su suelo.

Al punto de poder decir que el suelo estaba rebosado de ellas.

No son serpientes blancas—sino serpientes normales de colores normales. Los cuerpos de estas serpientes han sido despedazados— con un cincel y ensartados en el suelo, en los árboles, en el propio santuario.

Las serpientes—están vivas.

Están vivas y se mueven, a pesar de haber sido cortadas en pedazos, tanto sus cuerpos como sus cabezas, como una especie de presentación de sashimi vivo.

A pesar del increíble estado en que se encuentran, no han muerto.

Dicen que hay que aplastar la cabeza de una serpiente para matarla, pero éstas están tan llenas de vitalidad que las palabras de Nadeko no alcanzan para describir la escena.

Por supuesto, dudo que las serpientes vivan mucho tiempo atravesadas de ese modo—acabarán muriendo.

Es una imagen espantosa.

Cierto, no puedes mostrar esto en un anime.

Aunque no sé si las asociaciones de protección de animales llegan a cubrir a los reptiles, cualquiera se sentiría movido a decir algo si viera esto.

Pero Nadeko no dice nada.

Sengoku Nadeko permanece en silencio. Cuando tiene problemas—se calla.

“Sigues sin sorprenderte, ¿eh? Ni siquiera intentas gritar. Como si lo supieras, como si lo supieras todo.” De repente la alucinación habla de la nada—esta vez no a través de ningún tipo de herramienta moderna como un auricular de teléfono. Es como si las palabras fueran susurradas directamente al oído de Nadeko.

Como si algo.

Como si algo repugnante estuviera envolviendo a Nadeko, como si la estuviera constriñendo.

Pero eso no es todo.

Lo más repugnante aquí, en estos terrenos, es Nadeko. Porque.

“Sí. Porque—este infierno de pesadilla fue obra tuya, Nadeko- chan—”

“…”

No puede negarlo.

Pero Nadeko sacude automáticamente la cabeza.

“N-Nadeko…” Le digo a la voz—con vergüenza. “Nadeko… no hizo… tanto.”

“Sí. Esto es sólo una alucinación—”

Justo cuando la voz habla, la vista ante Nadeko se transforma— todas las serpientes, tal vez incluso mil de ellas, junto con los cinceles que ensartan sus cuerpos, desaparecen como un “espejismo”—no, no todo desapareció.

Quedan algunas.

No puede decir exactamente cuántas son porque han sido despedazadas, pero contando el número de cabezas que puede ver, diría que unas veinte.

Veinte…

“Así que… ¿Es este el número correcto, Nadeko-chan? El número que has masacrado—”

El número de serpientes que Nadeko-chan— Ha matado.

Ha troceado. Ha empalado.

La voz sigue hablando a Nadeko—como si la acorralara.

“¿Esta es más o menos—la cantidad a la que hiciste daño?” “…”

Nadeko se muerde el labio.

Nadeko sujeta rápidamente su gorro de punto y se lo baja aún más: no sólo le tapa los ojos, sino que los oculta por completo.

No quiere verlo más. Pero no es bueno.

Todo está grabado a fuego en los ojos de Nadeko. Lo que acaba de ver y la escena que vi en junio.

La escena que Nadeko creó en junio—

“Sí, tal vez siempre puedas ser una víctima si actúas así, mirando al suelo, permaneciendo en silencio, sin decir una palabra—pero me pregunto qué tan bien te va a ir esta vez.”

¿De quién era esa frase? Cierto, era de Ougi-san…

Oshino Ougi-san—siento que también le dijo otras cosas… Cosas que Nadeko no logra recordar.

Si mira al suelo, permanece en silencio y no dice una palabra… “… S-Serpiente.”

“De hecho, Nadeko-chan, tienes una opción.”

Nadeko se ha tapado los ojos pero aún puede oír la voz.

Es áspera, violenta… Puedo oír la voz que no parece preocuparse por Nadeko.

Curiosamente, esa indiferencia se siente como la mayor y única gracia salvadora que recibe.

Porque.

“Tu primera opción es volver por donde has venido—puedes olvidarte de todo. Puedo hacerte alucinar—y también puedo hablarte así, pero eso es todo. Como le dijiste a tu Koyomi Onii-chan, no hay ningún daño real. Como no hay daño, tampoco hay víctima. Por eso no sería un problema si te fueras.”

“…”

“No, en serio. Está bien si eliges la primera opción, ¿entendido? No pretendo obligarte a nada, Nadeko-chan—no te voy a obligar, ni puedo hacerlo. De hecho, incluso tengo que recomendarte esa primera opción.”

“…”

“No te quedes callada.”

La voz suena molesta por el silencio de Nadeko. Aun así, Nadeko no puede decir nada.

Le parece oír un chasquido de lengua. Umm.

La lengua de una serpiente—dada su estructura, ¿puede hacer chasquidos?

“La segunda opción es que te expíes.” “…”

“Si quieres elegir la primera opción, vuelve por esa puerta por donde has venido y baja esos escalones—no tienes que volver nunca más a este santuario, y no deberías. Dale la espalda a todos mis hermanos que mataste y no vuelvas a mirar atrás—pero escucha.”

Es extraño. Por alguna razón, siente que la voz mostró una sonrisa.

“Si quieres expiar este pecado, te daré la oportunidad de hacerlo: quítate esa venda y mira hacia aquí.

¿Hacia allí? Para confesar.

Nadeko no se quitó el gorro de punto por ningún sentimiento admirable de querer “expiarse”; simplemente reaccionó reflexivamente, no, mecánicamente a las palabras.

Nadeko no es una buena chica. Sólo piensa en sí misma.

Pero como sólo ha pensado en sí misma, la única opción de Nadeko es mirar.

Delante de ella. Al frente de ella.

A la voz—a su forma. “¡AAAAAAAAAAAHHHHHHHHHH—HHHHHHHHH!”

Es lo más fuerte que ha gritado nunca. El grito más fuerte de la vida de Nadeko. Tan grande que se cayó.

No sólo sobre el trasero de Nadeko, casi hace una voltereta hacia atrás.

Algo que nunca pudo hacer ni siquiera en la clase de gimnasia, una voltereta hacia atrás.

Pero comparado con la colosal serpiente blanca, enroscada y casi cubriendo el suelo del santuario—el grito de Nadeko es como una gota en el océano.

Su abrumadora presencia apenas parece una alucinación. No siente miedo ni nada.

Es simplemente, demasiado grande. Sólo… sí. Cree que es increíble.

En otras palabras, Nadeko sólo puede pensar como una niña, lo que significa que debe ser una niña.

“Así que miraste hacia aquí. Has visto a la Serpiente, a Kuchinawa.” Dice la serpiente, demasiado grande incluso para ser llamada gigante—Kuchinawa-san. “Entonces, Nadeko-chan, eso te convierte en uno de mis hermanos—somos socios. Voy a hacerte pagar, Nadeko-chan.”

***

 

 

Parece que Nadeko malinterpretó a Kuchinawa-san cuando dijo que no hay tal cosa como una víctima—no, tal vez debería decir que lo interpretó de una manera que era conveniente.

Pensó que tal vez se refería a que todas las víctimas comparten la responsabilidad de lo que les ocurre de alguna manera, o que el daño nos llega por casualidad y cualquiera podría ser culpable si sólo las circunstancias fueran un poco diferentes—oigo este tipo de cosas a menudo, y supuso que era lo que quería decir.

Nadeko lo supuso por su bien. Pero se equivocó.

Eso no es lo que quería decir.

Era algo más simple, sencillo y fácil.

Quería decir exactamente lo que estaba diciendo. Sengoku Nadeko es culpable de una “masacre”. Ella es sólo otra perpetradora.

No había necesidad de tergiversar sus palabras.

Sucedió hace cuatro meses, en junio, cuando esos “amuletos” popularizados por Kaiki Deishu-san clavaron sus venenosos colmillos en muchos estudiantes de escuela media.

Justo en medio de eso.

Un chico confesó sus sentimientos por Nadeko.

Cuando dice confesar, no lo dice en plan que se arrepentía de algo, como lo que intenta ahora Nadeko, sino de gustar y querer y tal.

Estaba en el equipo de béisbol.

No recuerda su nombre. Nadeko lo ha olvidado.

En realidad, le parece que nunca lo escuchó desde el principio— Nadeko cree que nunca le dijo su nombre.

Tal vez pensó que Nadeko tenía que saber quién era—es difícil de creer, pero muchos estudiantes populares de los equipos deportivos son así.

Chicos que no dudan de que son famosos.

Pero a Nadeko no le interesaban los deportes y, sobre todo, no le gustaban las cosas de las citas y los amantes, así que lo rechazó.

No iba a salir con alguien que no conocía. Porque Nadeko—tenía a alguien que amaba.

Pero esto trajo problemas—el hecho de que Nadeko “rechazara” a este chico tan popular provocó celos.

Sé cómo te sientes. Quería simpatizar.

Porque sabía exactamente cómo se sentían esas chicas cuando se preguntaban por qué se confesaría con alguien como Nadeko—no, cree que ese chico debía estar equivocado de alguna manera. Probablemente se equivocó de persona.

Pero la “veracidad” de esto sólo estaba clara para Nadeko; lo que le dolía era que su mejor amiga no lo entendiera.

Ella terminó nuestra amistad. Fue triste.

Sin embargo, para ser completamente honesta, no le sorprendió. Siempre pensó que una chica tan buena como ella algún día acabaría su nuestra amistad.

¿Eso es honestidad?

Tal vez dirías que Nadeko sólo se hacía la dura. Pero por favor, deja que Nadeko se haga la dura.

Según lo que dijeron después las demás compañeras de Nadeko (quizá sea mejor llamarlo un sentimiento que se reveló a todo el mundo debido a los “encantos” de Kaiki-san), esa amiga se hizo amiga de Nadeko con la esperanza de salir con el chico del club de béisbol—así que parece que había algo más que no tiene mucho sentido para Nadeko, pero ahora todo es un misterio.

La verdad está envuelta en la oscuridad—no, en el rumor. Ya nadie sabe cuál es la verdad.

Está en el pasado. El juego del amor.

Bueno, Nadeko cree que ninguno de los implicados fue lo suficientemente hábil como para describirlo así—de todos modos, sólo

se vuelve más confuso cuanto más hablamos de ello. Saltando hacia adelante.

Cuando esta amiga terminó su relación con Nadeko, dijo algo así como: “Te he echado una maldición.”

En este caso, la maldición era uno de los “amuletos” que Kaiki Deishu-san estaba difundiendo, y esta chica había lanzado una maldición de serpiente sobre Nadeko.

Sin embargo, parece que hubo muchas otras variaciones.

No sólo las serpientes, sino también abejas, ranas y, curiosamente, incluso camarones.

¿Causaría la rotura de tu columna vertebral?

En cualquier caso, Nadeko se tragó esas palabras maliciosas con anzuelo, línea y plomada—aunque en realidad era solo eso, malicia.

La chica no era una villana, y mucho menos una bruja.

Nadeko fue a la librería y buscó la manera de deshacer el “encanto”—en este caso, normalmente lo “correcto” habría sido ir a ver a Kaiki-san, dondequiera que estuviera en la ciudad, y pagarle para que lo deshiciera. Por desgracia, Nadeko no estaba al corriente de estos rumores (Nadeko sólo se enteró de la existencia de Kaiki-san durante las vacaciones de verano. Todavía no sabía que los amuletos eran una moda artificial), y aunque lo supiera, pedir ayuda a un desconocido habría sido demasiado difícil para Nadeko.

Por eso Nadeko hizo todo lo posible por enseñarse a sí misma a deshacer su maldición—le salió el tiro por la culata, y la maldición falsa que no debía activarse acabó siendo invocada (por eso esta vez le pedí ayuda a Koyomi Onii-chan desde el principio, habiendo aprendido de eso), pero bueno, dejemos eso de lado por ahora.

El método para deshacer la maldición que probó Nadeko consistía en partir una serpiente salvaje en cinco trozos iguales y seguir ciertos pasos para crucificarla en el tronco de un árbol.

Nadeko utilizó un cincel.

Sujetó una serpiente y la cortó en pedazos.

Y en lugar de un clavo, usó el cincel para clavar todo el cuerpo de la serpiente en un árbol.

Continuó con esa masacre durante una semana.

Estaba siguiendo los pasos adecuados para deshacer una maldición.

Pero cuanto más lo hacía, más fuerte se hacía la maldición y con más fuerza una serpiente invisible envolvía a Nadeko—si Koyomi Onii-chan no la hubiera encontrado, probablemente estaría…

“Probablemente ahora estarías—¿hmmmm? Habrías masacrado aún más serpientes, ¿eh?”

“…”

Nadeko no tiene respuesta para la colosal serpiente blanca, para las palabras de Kuchinawa-san.

Así es.

Nadeko no era una víctima entonces.

Porque si Nadeko no hubiera hecho nada, la maldición habría sido inofensiva, y aunque eso no fuera cierto.

En cuanto a todas las serpientes que Nadeko mató. Por las víctimas que Nadeko sacrificó para salvarse… Por esa docena o más de vidas.

Todo lo que Nadeko es, es culpable.

“Bueno, sea como fuere, fíjate que estoy impresionado—mataste a todas esas serpientes como sacrificios, además en vano, pero actuaste como si nada hubiera pasado y te hiciste la víctima, hablando sin parar de ‘Koyomi Onii-chan’—tienes mucho valor.”

“…”

“Estaré encantado de recordarte, si realmente lo has olvidado, exactamente cómo mataste a todos mis hermanos. La forma en que buscaste serpientes en la maleza, tu valiente y a la vez plácida cara cuando agarraste sus cabezas, lo que se siente al cortarlas con un cincel—”

“… B-Basta.” Dice finalmente Nadeko. Recuerda cómo le temblaban las manos. Se sentía de todo menos “valiente”.

“Me acuerdo… me acuerdo, pero…” “¿Ah, pero?”

“Pero… tenía que hacerlo.”

“¿Tenías que hacerlo? Uh huh, apuesto a que la amiga que te maldijo diría lo mismo—ella simplemente ‘tuvo que’ maldecirte, no pudo evitarlo.” Se burla Kuchinawa-san.

No puedo leer su expresión porque es una serpiente y por lo grande que es, pero la malicia es lo único que percibo en sus palabras.

Simplemente… Malicia.

De la que se puedes encontrar en cualquier sitio.

¡Pero tenía que hacerlo!, eso es lo que dicen todos, dejando de lado su moral. Son todos infantiles, unos mocosos simplistas sin remedio.”

“… Nadeko, ella…”

“La gente no sabe a quién pisa cuando va por la vida; todo el mundo cree que sólo está pisando el suelo. Pero no, lo que hay bajo tus pies no es el suelo, pueden ser hormigas, pueden ser orugas, o pueden ser simplemente serpientes…”





“¡¡!!”

En cuanto oye las palabras, Nadeko aparta la pierna.

Porque de repente—está de pie sobre una serpiente blanca, no, en realidad, es una alucinación, no estaba de pie sobre nada.

Pero esta vez resultó ser una alucinación.

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La gente siempre está. Nadeko siempre está. Pisando algo.

“No, no, no, Nadeko-chan, no quiero que te hagas una idea equivocada. No estoy tratando de criticarte; a diferencia de mí, los ‘vivos’ necesitan reclamar otras vidas para vivir. Llámalo pecado original, o quizás karma, o quizás naturaleza…”

“…”

“Por supuesto, cortar todas esas serpientes significa algo completamente diferente a conseguir el pan de cada día. Porque las serpientes que mataste—que no sólo mataste, sino que dejaste clavadas—no te sirvieron para nada. Murieron como perros; suena extraño decir que una serpiente murió como un perro, pero fue peor que morir en vano. Porque sólo te pusieron en peor situación al morir—

¿hmmm?” “…”

“Pero entonces, ¿qué? Pudiste encontrarte de nuevo con Koyomi Onii-chan gracias a ello, así que tal vez ellos, mis hermanos masacrados, te sirvieron para algo…”

“Por favor, para.” Dice Nadeko.

Tiene ambas manos sobre sus oídos, pero eso no va a bloquear una alucinación.


Así es.

Probablemente podría cerrar los ojos y seguir viéndolo.

La cosa colosal que había ante Nadeko se enroscó alrededor del santuario.

“¿Qué estás… tratando de decir? ¿Qué sabes de Koyomi Onii- chan? Él es, él es, para Nadeko él es un muy—”

“Bueno, en realidad sé un poco sobre Koyomi Onii-chan, pero eso no importa. La cuestión ahora mismo, Nadeko-chan, es lo que terminaste haciendo…”

Lo que Nadeko “terminó” haciendo.

Lo que hizo, cómo falló. Nadeko lo había olvidado todo. El pecado original que ni siquiera recordaba.

“¿De qué… tengo que disculparme? ¿Quieres que Nadeko se disculpe? Traes a Nadeko aquí… i-incluso la haces alucinar, y la acorralas de este modo… ¿Qué quieres decir con expiar? Nadeko…”

Uní frenéticamente una palabra con la siguiente.

Porque parecía que Kuchinawa-san nunca iba a dejar de atacar a Nadeko una vez que haya terminado de hablar, y por eso Nadeko se obliga a hablar.

“¿Qué necesita hacer… Nadeko?”

“¿Qué necesitas hacer?” Je, Kuchinawa-san se ríe. Sus colmillos desnudos.

“La mayoría de la gente normalmente suplicaría el perdón; es bastante impresionante que ni siquiera lo hayas pedido.”

“…”

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“Entonces, sientes que has fallado, pero no que hayas hecho nada malo, ¿es eso? ¿Porque ‘tenías que hacerlo’? Supongo que sí, las serpientes no son más que reptiles inferiores para los humanos.”

“… N-Nadeko no…”

“¿Qué?” Kuchinawa-san impide que Nadeko se excuse. “Tal vez no debería haber usado una palabra indirecta como ‘expiar’—ha pasado mucho tiempo desde la última vez que hablé con un humano, así que es difícil elegir el tono adecuado—lo siento, lo siento, lo siento por eso—¿hmmmm?”

Ahora es Kuchinawa-san la que se disculpa con Nadeko, aunque no siento nada parecido a la sinceridad en su discurso.

En todo caso, parece que se está burlando de la débil Nadeko con todo lo que tiene, y si “burlarse” es ir demasiado lejos, supongo que parece que está jugando con Nadeko.

“Bueno, sólo tengo una petición para ti, Nadeko-chan. Si estás dispuesta a sentirte mínimamente mal por haber matado a una docena de mis hermanos, tengo una pequeña cosa que quería pedirte.”

“Algo que me quieres pedir…”

“Oh, ¿o tal vez sería mejor decirlo de otra manera, Nadeko-chan?” Kuchinawa-san.

La colosal serpiente blanca abre la boca de par en par, y aunque se supone que no tiene ningún tipo de expresión en la cara, le hace un guiño divertido a Nadeko.

No es nada bonito.

“¿No me salvarás, Nadeko-chan?” “…”

Parece que está pidiendo lo imposible.


Pero decir que no se siente aún más imposible. “S-Seguro.” Dice Nadeko.

Con los oídos tapados. Con los ojos tapados. Nadeko dice: “Sólo un poco, ¿vale?”

Sin embargo, ahora que lo pienso, la conclusión de este cuento debía estar grabada en piedra en ese momento—aunque supiera lo que Kuchinawa-san estaba intentando hacer a Nadeko, aunque supiera lo que iba a hacerle, aunque supiera la verdad y toda la verdad, Nadeko habría asentido igualmente. No creo que su destino hubiera cambiado.

El cuento sólo es un cuento.

Un futuro en el que Nadeko y Koyomi Onii-chan luchan a muerte. Sigue acercándose.

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