Monogatari (NL)

Volumen 10

Capitulo Caos: Medusa Nadeko

Parte 16

Sería un gran problema si pasase por alto el objeto de culto de Kuchinawa-san, ya ves.

“Nadeko…” Murmura. “¿Hm?”

“A Nadeko no le gusta decir ‘yo’ o ‘me’… ¿Por qué crees que es así?”

“¿Cómo voy a saberlo? Averígualo por tú cuenta.” “Por eso.”

“¿Huh?”

“Debe ser eso, porque Nadeko no tiene un ‘yo’.” Afirma Nadeko, tomando una segunda revista tras terminar la primera.

Esta segunda, completamente diferente, es sobre cosas extranjeras. Qué… Qué escandaloso.

No puede hacer eso. Ni siquiera puedo empezar a hacerlo. “Nadeko… no tiene un yo.” Murmura.

Eso es algo más que ha estado pensando, por mucho que no quisiera pensarlo.

“¿Un yo? ¿Segura que no te refieres a la autoconfianza, Nadeko- chan?”

“No. Nadeko se refiere a un yo.”

“¿Qué estás diciendo, Nadeko-chan? La persona que está aquí eres tú, y nadie más.”

Esas manos. Esas piernas. Ese cuerpo.

Hasta cada uno de los cabellos de tu cabeza—todo eso eres tú,

detalla Kuchinawa-san.

“Así que, por supuesto, tienes un yo.”

“Sí… por supuesto que hay alguien llamada Sengoku Nadeko. Alguien a quien llaman Sengoku. Alguien a quien llaman Nadeko. Esa alguien a la que llamas ‘Nadeko-chan’, Kuchinawa-san, está aquí. Definitivamente hay una chica de segundo año de escuela media que ahora mismo está buscando en la habitación de Koyomi Onii-chan.”

Pero esa no soy yo.

No puede ver que eso sea lo que es.

“En lo que a mí respecta Nadeko es otra persona, por eso Nadeko nunca suele hablar en perima persona.”

“…”

“No es la persona que todo el mundo toma por Sengoku Nadeko— si creen que Sengoku Nadeko es linda, no están hablando de mí.”

De alguna manera, parece que está viviendo la vida de otra persona. Como si no tuviera un yo.

Nadeko vive su vida haciendo lo que otros dicen. Sólo reacciona a lo que dicen los demás.

Nunca hace nada por sí misma, por supuesto que no. Porque Nadeko no tiene un yo.

Ni siquiera está vacía—hay alguien en el exterior de Nadeko que es un signo de interrogación, y en el interior también—

“Hablando de estupidez. Así que, en otras palabras, eres una mocosa.” Dice Kuchinawa-san.

“…”

“Realmente es por eso que los mocosos se llaman a sí mismos por su nombre. Todo el mundo les llama así, así es como se ‘entienden’ a sí mismos—básicamente, significa que no han formado un ego. Ah, y por eso tu profesor también se refiere a sí mismo en tercera persona. Porque llamarse ‘tu profesor’ le da la sensación de ser realmente tu profesor.”

“En otras palabras, Nadeko no tiene un ego… no tiene algo que pueda llamar ella misma…”

“No hay nada malo en ello, no por sí mismo. Vivir una vida fiel a lo que eres no es tan valioso, en realidad.”

“Pero… si no tiene un ego, si no tiene un yo… entonces no tiene sentido estar aquí.”

“El significado de esa reflexión es demasiado para ti, Nadeko-chan,

¿verdad?”

“…”

Tiene razón.

No es que Nadeko definitivamente quiera un “yo”.

Si hay algo que quiere, sería… “Revista número tres…”

Oh, oh.

¿Está bien que un estudiante de secundaria esté en posesión de esto?

Su vida entera podría arruinarse si se supiera que posee algo así.

“Tal vez deberíamos decir que este es su objeto de culto y llevarlo a casa con nosotros…”

“¿Es así como ves mi objeto de culto?” “Ah.”

Flip.

Algo baja flotando desde el interior de la tercera revista—¿un marcador de libros?

Koyomi Onii-chan es más meticuloso de lo que pensaba si utiliza un marcador para una de página especial doble… Si ha utilizado un marcador, ¿significa que le gusta esta sección en particular?

En ese caso, Nadeko tiene que comprobarlo. Bien, veamos.

“De verdad, Kuchinawa-san, como dijo una vez, Nadeko no se siente tan mal por ello.”

“¿Hm?”

“¿Sobre tus camaradas? ¿Tus hermanos? ¿Tus subordinados… siervos? En otras palabras, sobre matar a todas esas serpientes… y de forma tan cruel.”

No se arrepiente. No siento ningún remordimiento. Nada—de nada.

“Nadeko sólo piensa que no pudo evitarlo… porque Nadeko pensó que de otra manera moriría. Existe la posibilidad de que Nadeko sienta remordimientos, pero yo no.”

“… Pero tu masacre no tuvo sentido, y de hecho, sólo empeoró las cosas para ti, ¿no es así?”

“Aun así, no puede evitarlo… porque Nadeko no lo sabía.” “…”

“No pudo evitarlo. Sí. Nadeko puede lidiar con cualquier cosa de esa manera. Porque todo lo que le pasa es problema de otra persona.”

Incluso la forma en que ahora está invadiendo la casa de Koyomi Onii-chan, siente que no hay nada que pueda hacer al respecto. Si se enfada con Nadeko, probablemente se disculpe.

Después de todo, alguien estará molesto. Por supuesto, se disculpará.

Como si fuera un problema de otros.

“Y es porque estás molesto, Kuchinawa-san, que Nadeko está expiándose de esta forma.”

“No, no estoy especialmente molesto contigo…”

“Apuesto a que Nadeko podría matar a una persona y seguir diciendo: ‘Nadeko no pudo evitarlo’—”

“¡Nadeko-chan!” Kuchinawa-san grita de repente, sorprendiendo y congelando la mano de Nadeko antes de que pueda pasar otra página.

“¿Q-Qué… es algo sobre la chica de esta página?” “No, no… El marcapáginas que se insertó allí.” “¿El marcapáginas?”

¿El que se cayó al suelo?

¿Podría ser un bono especial de primera edición con la foto de una chica en el lado opuesto? Nadeko hace lo que le han dicho y sujeta el marcapáginas boca abajo.

Y entonces… “Ah…”

En el anverso está dibujada la imagen de una serpiente. Una que se está comiendo su propia cola.

Una imagen de un Ouroboros.

“Y espera… ¿esto no es un marcapáginas… sino un talismán?” Nadeko piensa en el pasado.

Sí, el talismán que Koyomi Onii-chan pegó en el vestíbulo del Santuario Kita-Shirahebi en junio, el talismán que supuestamente le confió Oshino-san.

Eso es lo que parece. Es casi “idéntico”.

¿El trabajo de poner ese talismán en el santuario no valía más de cinco millones de yenes? Por supuesto, en ese talismán había caracteres escritos, mientras que en éste hay una ilustración. Decir que son similares podría no tener sentido lógico.

Pero.

La tinta roja utilizada—para dibujar la imagen, y para dibujar esos caracteres, es similar—los trazos del pincel son innegables—

“Ya veo.” Dice Kuchinawa-san. “Así que esa es la forma en la que se conservó—mi objeto de culto se guardó no en forma material, sino como una imagen… No me lo esperaba. Hsshh, hsshh.”

“Una imagen…” No era un cadáver.

No era un montón de huesos, ni siquiera una momia…

Eso tiene sentido, sería fácil llevárselo, guardarlo, esconderlo así, y ayuda a explicar por qué Kuchinawa-san no pudo encontrarlo a pesar de su poderosa habilidad de radiestesia. Pero…

¿Una imagen?

“¿Así que la gente puede adorar esto? Quiero decir, es de papel.” “Seguro que sí.”

Aunque sea—de papel, responde Kuchinawa-san a Nadeko sin ni siquiera una pausa.

Está contradiciendo descaradamente lo que ha dicho antes.

“Los humanos no se lo piensan dos veces a la hora de adorar imágenes.”

“B-Bueno,   es   cierto   que   nos   enamoramos   y   empezamos   a admirarlos, pero toda esa cultura es bastante reciente…”

“No, no. No me refiero a eso.”

“¿D-Dices que son cuadros y no sólo fotografías?”

“Me refiero a Rembrandt y Da Vinci, ese tipo de cosas.” “Ahh…”

De acuerdo.

Ahora que lo menciona, eso es adoración, ¿no?

“No tiene por qué ser una imagen.” Dice Kuchinawa-san. “Puede ser música, o literatura—cualquier cosa puede acabar siendo adorada. Y, por supuesto, eso incluye cadáveres, rocas, árboles y similares.”

“…”

Nadeko vuelve a mirar el talismán cuando dice eso—hmm. A Nadeko sólo le parece una imagen simple.

No del tipo que se adora, cree.

Seguiría pareciendo un marcapáginas si nunca se le llamara talismán… pero quizá por eso mismo era el escondite perfecto.

Normalmente, no se esperaría que el objeto de culto de un santuario estuviera escondido en las páginas de una revista erótica—de hecho,

¿no es una buena manera de acabar maldito?

Al punto en que podría ser la razón por la que la suerte de Koyomi Onii-chan ha sido tan mala últimamente, y su vida está llena de tantos desastres…

“Convertir una existencia, un concepto, en una imagen para preservarla para siempre, supongo que hay sabiduría en ello. Pero pensar que yo, Kuchinawa-sama, podría tener un cuerpo tan delgado como el papel—hsshh, hsshh. Tienes razón, Nadeko-chan, conocerse a uno mismo es más difícil de lo que uno espera.”

“… ¿Eso significa que todo está bien?” Pregunta Nadeko, mirando a un lado del talismán, y luego al otro, para comprobarlo con Kuchinawa-san.

Una última comprobación.

“Ahora, Kuchinawa-san, tienes tu energía de vuelta… Lo que significa que puedes seguir existiendo sin tener que preocuparte por quedarte sin ella…”

“Bueno, dudo que dure para siempre—este trozo de papel es sólo como una copia del original, y no es que pueda recuperar toda la fe que se ha perdido en mí. Pero debería poder seguir durante unos cuantos siglos, mucho más que si fuera un libro electrónico. Vamos, Nadeko- chan. Date prisa y déjame comer ese talismán.”

“Dejarte comer…”

“No te preocupes, mantendré mi promesa—me aseguraré de resucitar tu flequillo. No, quizás te debo más como agradecimiento. Si tienes algún otro deseo, te lo concederé.”

Kuchinawa-san está de mejor humor que nunca, incluso podría decirse que está intoxicado.

Nadeko no lo culpa.

Por fin encontró lo que quería, su cuerpo, su energía, la fuente de la misma.

“…”

“¿Hm? Nada, Nadeko-chan, ¿ningún deseo? No me importa lo ambicioso que sea. Como revertir lo que pasó hoy en la escuela, debería tener suficiente energía para lograrlo.”

“Ambiciosa…”

Algo fuera de alcance. Un deseo.

Como si estuviera visitando un santuario—en ese caso, ¿qué quiere Nadeko?

¿Qué es lo que quiero?

Para la chica llamada Sengoku Nadeko.

“Nadeko no necesita que hagas que el día de hoy nunca haya sucedido.”

“¿Hmm? ¿Estás segura, Nadeko-chan? ¿Después de toda esa charla sobre el fin de tu vida? Bueno, sólo estaría borrando los recuerdos de todo el mundo, pero aun así, ¿estás realmente bien con que todo se acabe, hmmmm?”

“No importa de ninguna manera… Verás, Nadeko es mala para trabajar en grupo.”

“Huh. Claro, no tardé en suponerlo.”

“Pero a veces piensa en lo arrogante que es decir que no se trabaja bien en grupo—lo que estás diciendo es que no perteneces a la gente que te rodea. A Nadeko le asustan las palabras ‘ponte en pareja con quien quieras’, porque no hay nadie que le guste.”

“…”

“Por eso no importa de ninguna manera—para Nadeko, se ha terminado para Nadeko desde el principio. Ha terminado para ella desde hace mucho tiempo. Es sólo que nunca lo vio. Ya estaba acabado, finalizado, y no se trata de hoy, de si ese encanto fue lanzado o no, pero no importa.”

Ya había terminado.

“… Entonces, ¿qué, nada?” Presiona Kuchinawa-san. Su buen humor y toda la excitación se han desvanecido—parece serio. “¿Nada que quieras pedirle a un dios?”

“Pedir.”

“O si lo prefieres rezar por ello.” Piensa.

La pregunta hace pensar a Nadeko. Es cansino, pero—piensa. “Desea…”

Nadeko habla.

Dice las cansinas palabras.

“Desea que Koyomi Onii-chan… Si Nadeko le pidiera a Koyomi Onii-chan que le corresponda su amor…, ¿podrías hacer realidad incluso eso?”

“Eso es pedir demasiado, Sengoku.”

La voz viene de detrás de Nadeko, no es la de Kuchinawa-san. No tiene que darse la vuelta para saberlo.

Está aquí ahora, justo detrás de Nadeko. Koyomi Onii-chan.

Araragi Koyomi está aquí.