Kuma Kuma Kuma Bear (NL)

ME SENTÍA BIEN DESCANSADA cuando me desperté y me levanté de la cama. Se sentía como si el cansancio físico y mental de los últimos días hubiera desaparecido. El clima se veía genial afuera, habría sido tan miserable si hubiera llovido o algo así en mi primera mañana en Crimonia. Recogí mis cosas y me dirigí al primer piso con el mapa que Elena había dibujado para mí.

“Gracias por cuidarme, Elena.”

“No tienes que agradecerme. Entonces, ¿vas a trabajar en el Salón del Oso?”

“Si la tía Morin me lo permite”. Había hecho esa promesa con mi tía y mi tío hace mucho tiempo. Una vez que cumpliera quince, me habían dicho que me dejarían trabajar en la tienda… pero existía la posibilidad de que la situación hubiera cambiado. Todavía no sabía cómo saldrían las cosas.

“Si decides quedarte, ¿por qué no me visitas? Podría mostrarte la ciudad”.

“¡Oh, me encantaría!” Dije, sonriendo brillantemente. Parecía que estaba a punto de hacer mi primera amiga en Crimonia.

Con eso, salí. Ahora… cuando miré el mapa que había dibujado Elena, decía que la casa de la niña oso estaba cerca, ¿verdad? “Um, entonces se supone que la casa de Yuna está por ahí, ¿verdad?”

Según Elena, lo sabría tan pronto como lo viera. Cuando vi el extraño edificio, supe que ella tenía razón. “¿Eso es un oso?”

Apenas podía creerlo. Intenté acercarme a él, y…

“Sí, definitivamente es un oso”.

Allí estaba justo frente a mis ojos: una casa con forma de oso. No podía decidir si era lindo o extraño. Solo sabía que era… un oso. No había otra manera de describirlo. Tal como había dicho Elena, lo reconocí tan pronto como lo vi. Esta tenía que ser la casa de Yuna.

Mientras pensaba en esa chica misteriosa que conocí en la capital, la puerta de la casa de los osos se abrió. Yuna, todavía vestida como un oso, salió de ella. No había salido porque me había visto mirando su casa, ¿verdad? No, pareció sorprendida cuando me vio.

Todavía no había conseguido el dinero para devolverle lo me había prestado. Por ahora, solo le agradecería su ayuda en la capital.

“¿Quién eres?” Eso sí que no me lo esperaba. Yuna inclinó la cabeza hacia un lado con curiosidad. Le había estado muy agradecida, pero se había olvidado por completo de quién era yo. Nunca había estado más triste en mi vida.

Le expliqué que nos habíamos conocido en la capital y, finalmente, se acordó de mí. ¿Era tan olvidable? Si hubiera estado vestida como la chica frente a mí, no habría forma de que alguien me olvidara.

Yuna me dijo que se dirigía a la tienda de la tía Morin, así que me mostraría el camino.

Pero… ¿cómo había regresado Yuna aquí tan rápido?

Ella esquivó la pregunta cuando le pregunté. ¿Tal vez ella había venido a caballo? Intenté imaginármelo. Una niña vestida como un oso a caballo, era una imagen completamente incongruente. No había forma de que alguien viajara vestido así.

Un enorme edificio apareció a la vista. Aparentemente, esa era la tienda de la tía Morin, pero ¿qué pasaba con la estatua de piedra de un oso sosteniendo el pan en el frente? Ya había escuchado sobre la tienda de Elena, pero verla fue desconcertante. Había osos en los letreros, osos en el segundo piso… y mientras me maravillaba con ellos, Yuna caminó adelante como si no fuera nada especial. La seguí a toda prisa.

Dentro había seis niños, todos de entre ocho y doce años. Cuando entró Yuna, los niños estaban encantados de verla. Yuna habló con ellos por un minuto, luego corrieron más adentro de la tienda. Finalmente, salieron la tía Morin y Karin. ¡Realmente estaban aquí! Ya lo había escuchado de Elena, pero ver que a las dos les iba bien fue un gran alivio.

Solo… ¡gracias a Dios!

“Tía Morin, Karin, ha pasado tanto tiempo”.

“¿Nerín?”

Asentí.

“Nerín”.

Parecían tan sorprendidas. Le expliqué lo que había sucedido hasta ahora. Les dije lo mucho que había estado preocupada por ellas, y… luego la tía Morin me dijo que ya le había contado todo a mi papá, desde cómo había muerto su esposo hasta cómo se mudarían a Crimonia.

¡¿Uf, entonces todo había sido causado por mi padre olvidadizo?! La próxima vez que lo viera, tendría que ponerme realmente en su caso al respecto. ¿Sabía siquiera lo preocupada que estaba?

Oh, bueno, me preocuparía de eso más tarde. Por ahora, pregunté si me dejarían trabajar en la tienda.

“Si quieres trabajar aquí, tendrás que pedírselo a Yuna”.

“¿Por qué le preguntaría a Yuna?”

“Es la tienda de Yuna”.

Ahora tenía aún más preguntas. ¿Qué quiso decir con que esta era la tienda de Yuna? Miré a Yuna en busca de respuestas, pero parecía cansada de hablar de eso.

Ya no tenía idea de lo que estaba pasando.

“Yuna, esta es la hija de mi hermano mayor, Nerin. Ha estado diciendo durante un tiempo que le gustaría trabajar en mi tienda. Mi marido le prometió que, si seguía sintiendo lo mismo una vez que cumpliera los quince años, la dejaríamos. Me gustaría contratarla, si te parece bien”.

Yuna dijo que podía trabajar, siempre y cuando no faltará o me metiera con los niños. ¡No es que yo haría ninguna de esas cosas! Iba a trabajar duro y nunca intimidaría a los niños.

Les dediqué a los niños una sonrisa y un saludo para demostrarles que era amable. Respondieron de la misma manera. ¡Eran muy lindos! Todo era lindo; tanto la tienda como los niños. Estaba emocionada de empezar a trabajar.

Lo único que no esperaba era que estaría vestida como un oso mientras trabajaba. Una chica llamada Mil me mostró el uniforme de oso. La ropa de oso de Yuna era holgada, pero el traje de oso de Mil estaba diseñado para quedar directamente sobre su ropa normal. ¡Incluso tenía una cola en su trasero!

Aparentemente, los niños se disfrazaban de osos mientras trabajaban. Me dijeron que tendría que vestirme de la misma manera si quería el trabajo.

Simplemente dije que lo haría. Era un poco vergonzoso cuando pensabas en ello. Pero si me negaba, existía la posibilidad de que me quedara sin trabajo. Además, Mil se veía tan adorable vestida de oso. ¿Me vería tan linda? O.… oh, no importaba. Siempre y cuando trabajara duro, casi cualquier atuendo serviría.

Iban a probar algunos dulces nuevos, así que me pidieron que los probara también. ¿Estarían buenos? Estaba empezando a esperarlos.

Mientras tanto, miré alrededor de la tienda. Estaba llena hasta el borde de osos. También había osos en las paredes y pilares, cada mesa con su propio oso posando. ¡El que estaba en la mesa en la que estaba sentada estaba haciendo una parada de manos!

Todos eran adorables. Supongo que eso es justo lo que le gustaba a Yuna. Nunca había conocido a alguien tan encaprichado con los osos… pero deseaba que no me arrastrara a mí y a mis propias elecciones de moda.

Mientras miraba alrededor de la tienda, la puerta se abrió. Entraron dos mujeres adultas y dos niñas. Había visto a una de las niñas antes, definitivamente era la que había acompañado a Yuna en la capital.

La chica de la capital se llamaba Fina, la otra chica era su hermana Shuri, y la dama simpática era Tiermina. Tiermina era su madre, y ella hacía todo por la tienda detrás de escena.

La dama de aspecto serio que la acompañaba era la maestra del Gremio de Comerciantes, Milaine. Estaba tan sorprendida de que alguien tan poderosa estuviera en una prueba de sabor. Cualquier persona involucrada en los negocios sería demasiado amable con el maestro del Gremio de Comerciantes, pero Yuna fue bastante dura con Milaine. ¿Quién era Yuna?

Una vez que todos nos reunimos, Yuna sacó una golosina blanca y redonda con fresas encima de… ¡¿su guante de oso?! ¿Ese guante de oso era una bolsa de artículos?

Yuna cortó la cosa redonda con un cuchillo y comenzó a servirla en platos para todos nosotros, incluyéndome a mí. Cuando miré de cerca la cosa, parecían capas de pan tierno. Intercalado entre las capas había cosas blancas y algunas fresas. Ella lo llamó “pastel de fresa”.

Una vez que cada una tenía un plato, comenzamos la degustación.

El pastel suave se rompió fácilmente con mi tenedor. Le di un mordisco y la dulzura del pastel me llenó la boca. ¡Las fresas combinaban espléndidamente con la cosa blanca! Recogí un poco de esa cosa blanca en mi tenedor y la lamí. En el momento en que tocó mi lengua, se derritió. La dulzura se extendió por toda mi boca.

¡No podía dejar de comer! Todos nosotros seguíamos diciendo lo delicioso que estaba.

¿Yuna, esta chica disfrazada de oso, realmente había hecho algo tan delicioso? No podía dejar de mirarla ahora. Realmente, ¿quién era Yuna?

Elena de la posada había dicho que Yuna era una aventurera, pero para una chica tan linda, eso no podía ser… ¿verdad? Ella tenía que estar bromeando. ¿Realmente me había estado haciendo una broma? Elena no parecía ese tipo de persona.

Los misterios que rodeaban a Yuna seguían multiplicándose.

Continuamos con la degustación y comenzaron a hablar sobre cómo se iba a vender el pastel de fresas en la tienda.

Estuve de acuerdo. ¡Simplemente teníamos que venderlo! Nunca antes había probado un dulce tan delicioso como este. Tal vez las familias de clase alta y la aristocracia habían comido esto antes, ¿pero una plebeya como yo? ¡Nunca! Si se empezara a venderse aquí, la gente normal como yo también podría comerlo.

La tía Morin y Yuna iban y venían sobre los detalles, considerando todo tipo de cosas. La tía Morin no sabía si tenían tiempo para hacerlo, o si había suficientes personas. Al final, la tía Morin y Karin llegaron a la conclusión de que no había suficiente tiempo para hornear el pastel todos los días.

Pero no podía permitirlo. Tomé una pequeña y profunda respiración, luego hablé. “Por favor, déjame hornear el pastel”.

Después de mucho más hablar y muchos más detalles, se decidió que yo haría los pasteles.

Eso me emocionó, pero… ¿realmente podría hacerlo? Sin embargo, no había vuelta atrás después de decir eso. Si la tía Morin y Karin no podían hacerlo, entonces tendría que tomar el manto del pastel.

Más tarde en la noche ese mismo día, la tía Morin y Karin me contaron todo lo que les había sucedido hasta ahora.

Cuando el tío falleció, cayeron presa de un terrible comerciante, fueron atacadas por rufianes y casi les quitaron la panadería. Pero Yuna apareció y las salvó. Luego, las invitó a abrir una panadería en Crimonia, les consiguió una ubicación, el edificio en el que todos trabajábamos, y todas las cosas que necesitaban para una tienda. Solo imaginar cuánto costaba todo eso envió escalofríos por mi columna vertebral.

“¿Yuna es de una familia rica?” pregunté.

“Mmm. Ella misma afirma que es solo una aventurera, pero no conozco ningún otro detalle. No soy nadie para preguntar, y tú tampoco deberías. La gente tiene cosas de las que no puede hablar, Nerin”.

¡Pero realmente, realmente quería preguntarle sobre eso! Los misterios que la rodeaban seguían aumentando… incluso si Elena y ahora Karin me habían dicho que Yuna era una aventurera.

“Sé que no parece una, pero realmente es una poderosa aventurera”, había dicho Karin. “Ella golpeó a estos hombres enormes cuando nos salvó también”.

Mmm. Dudaba que tanto Elena como Karin mintieran, pero ni siquiera podía imaginarme a Yuna peleando.

“Yuna es increíblemente amable”, me dijeron. Ya sabía eso. Me había hablado en la capital cuando estaba en problemas y me había prestado mucho dinero. Los niños parecían realmente adorarla también.

“Eso es porque ella los rescató”, me dijeron.

Ella había salvado a todos los niños en el orfanato. Mucha gente haría la vista gorda ante algo así. Algunos podrían ofrecer una mano amiga, pero la mayoría de las personas ricas se quedaban cortas en ofrecer dinero y comida. Yuna, por otro lado, les había dado a los niños un trabajo que les permitiera sobrevivir por sí mismos. Tampoco los había obligado a trabajar.

“Incluso les da descansos. Es muy amable y realmente piensa en lo que es mejor para los niños. Dijo que hará que los niños trabajen en la tienda para que cuando crezcan tengan un trabajo. Incluso les he enseñado a los niños cómo hornear pan. ¡La idea de la receta que tu tío y yo pensamos, junto con algunas de las creaciones de Yuna, que se difunden me hace tan feliz!”

¡La tía Morin realmente parecía feliz, sí!

Pero… en serio, ¿quién era Yuna? ¡Los misterios casi se tropiezan unos con otros!

Practicamos hacer el pastel al día siguiente. Los niños ayudarían a la tía Morin por la mañana y yo ayudaría con los clientes cuando abriera la tienda.

“Estamos bien aquí, Nerin, así que puedes ir a practicar hornear con Yuna”, dijo Karin mientras limpiaba la tienda. Acepté la propuesta de Karin y fui a practicar. Con suerte, podría mejorar un poco o ser más rápido a través de la repetición. Incluso si hiciera un pastel espectacularmente sabroso, no importaría si fuera demasiado lenta. Desarrollar mi técnica y velocidad era solo otra razón para practicar.

Lo sabía porque había ayudado en la panadería de la tía Morin en la capital. Tratar de hacer cualquier cosa costaría dinero debido a los gastos de ingredientes y mano de obra. Si me tomaba horas hacer un solo pastel, ella no podía pagar mi salario.

Yuna me dijo que practicara y que podía usar toneladas de huevos. Al principio, me ponía nervioso usarlos, pero luego descubrí que los niños consumían cien huevos al día solo para el budín. Cuando los vi haciendo eso, me relajé.

Cuando los niños tenían tiempo libre, hacían budín. Al principio yo estaba como… ¿qué es el budín? Pero luego descubrí que era ese delicioso manjar. Sorprendentemente, Yuna también había hecho eso.

Me sorprendió cuando vi a los niños amasando la masa para pan y haciendo budín como si supieran exactamente lo que estaban haciendo. No podía dejar que un montón de niños me superaran.

Vaya. Esta tienda era un lugar extraño.

Mientras practicaba, Yuna de repente nos dijo que serviríamos té en la tienda también. Supongo que el té iría bien con el pastel, considerando lo dulce que era, pero nunca podría haber imaginado que iríamos a la propiedad del señor feudal para aprender a servirlo.

Fue la experiencia más estresante de toda mi vida. Solo me enteré más tarde, pero el señor era conocido de Yuna. Él y su hija pasaban por la tienda para comprar pan y comer. ¿Qué estaba pasando con este lugar? ¿El propio señor feudal estaba visitando la tienda? Nunca había oído hablar de tal cosa. ¡¿Y Fina era amiga de la hija del señor?!

No podía seguir pensando en ello.

Finalmente llegó el día y era hora de sacar los pasteles que había hecho en la tienda. Estaba tan nerviosa la noche anterior que apenas podía dormir. ¿Y si no se vendían? ¿Qué pasaría si la gente dijera que sabían terrible? Tantas cosas se arremolinaban en el fondo de mi mente. Nunca pensé que sería tan sensible con estas cosas. Me tapé con las sábanas y cerré los ojos. Solo quería dormir…

La luz del sol que entraba por la ventana me despertó. Supongo que me había quedado dormida en algún momento.

Me cambié de inmediato y me dirigí a la cocina. Tenía mi comida normal para el desayuno, que era pan horneado por la tía Morin y Karin.

A partir de ahí, comencé a hacer tortas con la ayuda de los niños. Hice los pasteles y les unté crema batida. Luego usé esta herramienta que exprime la crema batida para hacer las decoraciones. Esta era la parte más difícil. Si todo no fuera parejo, no se vería bien. Nerviosa como estaba, todavía decoré el pastel con crema batida.

“¡Uf!” Limpiamente también, de alguna manera. Después de eso, decoré el pastel uniformemente con fresas y lo corté en rodajas. También necesitaba cortar el pastel de manera uniforme, o recibiríamos quejas de los clientes. Con unos cuantos cortes limpios más, el pastel estaba listo.

Ahora sólo tenía que hacerlo de nuevo.

Los pasteles que había hecho se alineaban en los estantes de la tienda.

Estaba nerviosa. ¿Qué pasa si nadie compraba ninguno? ¿Qué pasaría si todos los compraran y dijeran que no sabían bien? Yo era una bola de nervios. No me había equivocado en alguna parte, ¿verdad? No había mezclado la sal con el azúcar, ¿verdad?

La puerta de la tienda se abrió. Nuestros clientes normales vinieron a comprar pan como siempre. Y luego hubo alguien que ordenó el pastel. Era una mujer tranquila de veinticinco años. Ella fue mi primera clienta.

Pidió el té junto con él, así que lo preparé tal como Lala me había enseñado. La cliente tomó el pastel y el té y fue a sentarse. La seguí con la mirada.

Cuando le dio un mordisco al pastel, su rostro estalló en una sonrisa y se lo comió todo. ¡Estaba tan nerviosa! Seguimos vendiendo pasteles hasta que se agotaron.

Llevaba todo el día desbordando emociones: ansiedad, alivio, emoción, felicidad, alegría y gratitud.

Nunca olvidaré ese día… ¡aunque estuviéramos muy, muy ocupados!!