Kuma Kuma Kuma Bear (NL)

HABÍAMOS DECIDIDO vender budín y pastel en la tienda de la capital, así que le iba a enseñar a Zelef a hacer el pastel.

Le entregué mi receta de budín, pero aparentemente se equivocó al prepararlo muchas veces. No era como si mis instrucciones tuvieran imágenes, como los libros de cocina de Japón, por lo que algunas cosas no estaban claras. Esta vez, iba a demostrarle el proceso directamente.

“Está bien, voy a empezar a hacerlo ahora. ¿Estás listo?”

“¿Estás segura?”

Todos habían limpiado el pastel de sus platos. “Parece que todos terminaron de comer, así que creo que deberíamos hacerlo”.

Más importante aún, quería una excusa para irme para poder salvar a Kumakyu del regazo de la reina. La reina todavía tenía a Kumakyu en su regazo, después de todo este tiempo, y no mostraba señales de dejar ir a mi oso.

Todavía estaba bebiendo elegantemente su té con Kumakyu agarrado en sus brazos. Los ojos de Kumakyu brillaban con lágrimas desde lo alto del regazo de la reina.

Vamos, amiguito. Solo un poco más.

Operación Rescate Kumakyu… ¡comienza!

“¡Oye, entonces! Reina, voy a mostrarle a Zelef cómo hacer el pastel, así que si puedes dejar que Kumakyu…”

“Oh, estaba escuchando. Está bien. Llevaré tu oso”. La reina se puso de pie, Kumakyu aún en sus brazos.

‘¿Está bien?’ Um, ¿cómo se supone que esto va a estar bien? ¿Qué creía que estaba haciendo? Ni siquiera iba a venir con nosotros… ¿o sí?

“Asegúrate de no meterte demasiado en el camino de Yuna y Zelef”, dijo el rey.

“No soñaría con eso. Simplemente seré un probador de sabor para el pastel de Zelef”.

¿Estaba planeando comer más pastel? Las reinas eran muchas cosas, pero no eran catadoras. Eso era, como, lo opuesto a su trabajo. Los catadores comían cosas antes que la familia real para asegurarse de que la comida no estuviera envenenada o algo así. Bueno, esa era la imagen que tenía en mi cabeza de cómo trabajaban las familias reales, de todos modos.

“¡Yo también quiero probar!” soltó Lady Flora.

¿Qué pasaba con esta familia real? ¿Se suponía que estaban haciendo cosas como esta? Lady Flora ya se había comido dos rebanadas enteras. Dudaba que una niña pequeña como ella pudiera comer un tercero.

“Bueno, entonces”, dijo el rey, mientras se levantaba de su asiento, “regresaré a mi trabajo. Yuna, eso estuvo, como siempre, delicioso”.

Y así, el rey se fue. Quería que le dijera a la reina que me devolviera a Kumakyu, pero se fue en un instante.

“Y yo”, dijo Ellelaura, poniéndose de pie también, “montaré esa tienda”.

¿No iba a volver a su trabajo habitual? ¿Era ese su trabajo? Estaba llena de misterios.

“Está bien, Yuna. Vamos”, dijo la reina, dándome un codazo en el hombro y sacándome de mis pensamientos. Está bien, está bien, pero… ¿no podría la reina al menos devolverme a Kumakyu ya?

¿Por favor?

Pero la reina no escuchó mis súplicas cuando comenzó a caminar, aun sosteniendo a Kumakyu. Mi oso me dio una mirada hosca, con la cara apoyada en el hombro de la reina. Oh, Kumakyu, pensé. Siento no poder salvarte…

Nos amontonamos en la cocina y, casi de inmediato, Zelef cerró la puerta con llave.

¿Uhhhh?

“Es para evitar cualquier fuga de información”, explicó Zelef. “Cada vez que hago cualquiera de sus recetas, Maestra Yuna, me aseguro absolutamente de que nadie pueda irrumpir”.

Wow, realmente era estricto al respecto… o no, esto probablemente también era una cuestión de seguridad. Habían preparado esta cocina específicamente para que nadie pudiera colar veneno en la comida de la familia real, ¿verdad? Si entraran toneladas de personas, no podrían saber quién había envenenado la comida. El chef estaba pensando en la seguridad y en mantener a la gente fuera de la cocina.

Probablemente.

Saqué los ingredientes y las herramientas que necesitaríamos de mi almacén de osos y comencé a explicar cosas, mientras Zelef tomaba notas. Me hacía preguntas de vez en cuando y yo respondía mientras trabajaba. Supongo que Lady Flora y la reina también estaban bastante entretenidas mirando, ya que me miraban todo el tiempo.

“Veo. Fascinante, Maestra Yuna. ¡Eres bastante hábil en esto!”

“¿Eso crees?”

“¡Por supuesto! Es increíble lo que has hecho a una edad tan tierna. Por qué, estás prácticamente en pie de igualdad con mis propios chefs”.

Vaya Quiero decir, estaba hablando de los chefs del castillo contratados para cocinar para la familia real y los propios nobles, por lo que tenían que ser impresionantes. Probablemente tan bueno como los chefs de un restaurante súper elegante. Eso era un gran elogio.

“¿Es el oso realmente tan asombroso?” preguntó Lady Flora.

“Sí, mucho”, dijo Zelef.

La reina sonrió. “Sí, ella es asombrosa.”

Lady Flora asintió hacia ellos, luego hacia mí. “¡Oso, eres increíble!”

“Por favor, no lo soy en absoluto”.

Como terminé la crema batida mientras se horneaba el bizcocho, recogí un poco de crema y se la llevé a Lady Flora, quien abrió mucho su boquita y se la comió.

“Yumm”.

El pastel estaba listo, así que intercalé algunas fresas entre las capas y unté la crema batida. Luego lo decoré con algunas fresas más, aaaay… ¡listo!

“Un pequeño pastel encantador.”

“¡Se ve delicioso!”

“Maestra Yuna, muchas gracias. Esta ha sido una lección muy útil”.

“No hay problema. Recuerda sustituir las fresas por otras frutas que también estén en temporada”.

“Sí, naturalmente. ¡Recorreré la tierra en busca de las mejores combinaciones de frutas y pasteles conocidas por el hombre o los animales!”

“Sí, Sí. Pero como ya lo hiciste, también podríamos probarlo”, dijo la reina, mirando el pastel.

Supongo que teníamos que comerlo ahora que lo había hecho. Pero, ¿realmente podría comer más? Acababa de comer pastel. Había pasado un tiempo desde que habían comido en el jardín, pero ¿había sido tanto tiempo? Aun así, parecía que Lady Flora estaba deseando que llegara.

“Prepararé el té”, propuso Ange.

“En ese caso, Zelef, ¿serías tan amable de preparar platos y tenedores?” Le pregunté. Zelef lo entendió bien.

La reina sonrió. “Vaya, pensar que una niña oso le está dando instrucciones al jefe de cocina. Si todos esos chefs que idolatraban a Zelef pudieran ver esto ahora, estarían muy sorprendidos”. Supongo que Zelef realmente era el jefe de todos los chefs del castillo, incluso si no actuaba como tal.

A Zelef no pareció importarle, seguía ocupado recogiendo platos y tenedores. Corté el pastel y lo puse en los platos que trajo. Me aseguré de que el que estaba en el plato de Lady Flora fuera la mitad del tamaño habitual; después de todo, era una niña y tenía que tener espacio para una cena saludable más tarde.

“Por favor, toma un poco también, Ange”, le dije. “Cortaré el resto, así que llévalo a casa para tu hijo”.

“¿Estás segura?”

“¡Sí, por supuesto!” Estaba bastante segura de que tenía un hijo de la edad de Lady Flora.

“Gracias.”

Después de repartir el té (o la leche, en el caso de Lady Flora) a todos, comenzamos a probar el pastel que había hecho… ¡y ahí estaba mi oportunidad!

¡Era hora de salvar a Kumakyu!

La cocina solo tenía una silla. Lady Flora estaba usando esa silla para verme hacer el pastel, y ahora la estaba usando para comer el pastel. Los demás estábamos todos de pie. Como se trataba de una cocina, había mesas, pero estaban hechas específicamente para cocinar.

Cuando la reina comiera su pastel… tendría que dejar ir a Kumakyu.

Puso a Kumakyu en la esquina de la mesa para empezar a comer. Mi oso me miró. La reina estaba comiendo su pastel. Asentí y Kumakyu comenzó a caminar lentamente por la mesa. Después de un tiempo, la reina pareció darse cuenta, pero Kumakyu estaba demasiado lejos para que ella lo alcanzara.

Todo lo que podía hacer era mirar. “Yuna, ten cuidado con Kumakyu”, dijo.

“Todo está bien. Yo sostendré a Kumakyu, así que solo… disfrute su pastel, Su Majestad”.

Observó a Kumakyu mientras comía, pareciendo decepcionada. Pero no había forma de que le devolviera mi oso, sin importar lo triste que pareciera.

Mientras tanto, Kumakyu estaba encantado de estar entre mis brazos. Misión cumplida.

Terminamos la prueba de sabor, respondí algunas preguntas para Zelef y eso fue todo por el día. La reina había estado mirando a Kumakyu todo el tiempo. Realmente parecía haberle tomado cariño a mi oso.

Sí, eran bastante suaves y lindos. Tal vez la reina necesitaba un animal de peluche, por la seguridad de Kumakyu.

Después de regresar a Crimonia a través de la puerta de transporte de osos, cené y me acosté temprano.

Kumayuru había jugado con Lady Flora. Kumakyu le había seguido la corriente a la reina. Tal vez tendrían una mejor noche de sueño dentro de mis guantes de oso, pero siempre parecían tan felices de ser invocados cuando los llamaba para abrazarlos a la hora de acostarnos.

Cuando los invoqué a la cama esta vez, se acurrucaron conmigo. “Kumayuru, Kumakyu, gracias por todo lo que hicieron hoy. Tómenlo con calma.” Cuando me metí debajo de las sábanas, se movieron a cada lado de mí y se acurrucaron en bolas.

En silencio les deseé buenas noches y me quedé dormida.

Nunca pensé que me arrepentiría de aceptar esa tienda. Si tan solo la hubiera visitado al menos una vez y la hubiera visto, nunca les hubiera dejado hacer esa monstruosidad…