Kuma Kuma Kuma Bear (NL)

CORRÍA MUY LENTO, pero el chef Zelef jadeaba mientras corría hacia el jardín. Ange caminaba detrás de él. Por alguna razón, se movían a la misma velocidad. Nunca había visto que eso sucediera antes. ¿No podría simplemente caminar entonces?

“¿Qué pasa, Zelef?” le preguntó el Rey.

“Mi rey, y mi reina también. ¿Los dos están aquí?”

“Bueno, sí”, dijo el Rey. “Estoy tomando un respiro de mi trabajo”. Seguro que tomaba muchos respiros, eh. Un montón de respiros.

Supongo que, si eres un rey, nadie puede regañarte. Muchos reyes tienen esta persona tipo primer ministro que se hace al lado del rey y lo regaña, terminando con dolores de estómago por el estrés, tomando antiácidos, ese tipo de cosas. El rey realmente necesitaba uno de estos tipos aquí, eh.

“¿Qué pasó, mi buen cocinero? Nunca te había visto correr antes”.

“Correr” era generoso. Iba a la misma velocidad que el paseo pausado de Ange. Ange, mientras tanto, se había acercado a la reina y Lady Flora para encargarse de las cosas allí.

“Estoy avergonzado de esta, ah, exhibición vergonzosa”, dijo el cocinero entre jadeos. “Estaba tan intrigado por el pastel que recibí de la Maestra Yuna antes que comencé a correr de una manera impropia para mi edad”. Hizo una pausa y se rascó la cabeza con torpeza.

¿Impropio para su edad? Pero me pareció que tenía treinta y tantos años, no es que yo asociara correr con una edad en particular. En realidad, era mi opinión personal que algo de ejercicio le haría bien. Poner ese estómago suyo en forma.

Zelef me miró sin sospechar que me había estado burlando de él en mi cabeza.

“Maestra Yuna, ha pasado demasiado tiempo”.

“Lo siento, Zelef. Sé que siempre entro y arruino las cosas cuando estás preparando el almuerzo de la familia real”.

“De hecho, esa puede haber sido mi opinión cuando nos conocimos, pero ahora yo también estoy entre los que esperan con ansias sus comidas. Como chef, me emociona hasta los huesos experimentar sus comidas, Maestra Yuna. ¡Revelas una infinidad de posibilidades gastronómicas!”

Guau, eh. Eso parecía bastante dramático, pero supongo que todo es un poco dramático cuando estás en otro mundo.

“Maestra Yuna, si puedo preguntar, ¿qué es la sustancia blanca que estaba sobre el pastel?” Zelef corrió justo en frente de mi cara y comenzó a interrogarme. Se suponía que mi ropa de oso era resistente al calor, pero el traje empezaba a sentirse un poco apretado. Sí, un poco de espacio personal estaría bien…

Eché mi silla un poco hacia atrás y respondí. “Es crema batida. Tomas esta cosa llamada crema fresca y la bates hasta que hace burbujas. Todo lo que hice fue colocarlo debajo de un panqueque con algunas fresas”.

¿Cuántas veces había repetido eso ahora? Bueno, era la mejor explicación que tenía, así que no era como si pudiera darles una respuesta diferente.

“¿Crema fresca, dices? No tenía ni idea de que existiera tal cosa. ¡Mmmmmm!”

“Todavía tengo un poco. ¿Le gustaría probarla?”

No quedaba ningún pastel en la mesa, pero tenía toneladas de pasteles enteros almacenados para osos.

“Si tienes más, con gusto me lo comería. Sin embargo, vine aquí por… una razón completamente diferente”, dijo torpemente.

“¿Qué es?”

“Um, ¿sería posible que me enseñes cómo hacer uno? Por supuesto, nunca revelaría el gran secreto. ¡Debes haber trabajado hasta los huesos como chef para descubrir una obra maestra culinaria tan única! Como chef, me duele pedir una receta, y me doy cuenta de que tal cosa no es algo que le vayas a revelar a cualquiera. Sin embargo. ¡Sin embargo! Sin embargo…”

Claro, me había esforzado un poco para hacer el pastel, pero no fui yo quien inventó la receta. Todo lo que había hecho era recordar cómo hacerlo. Sabía qué mezclar, pero no las proporciones, esa parte me dio un pequeño problema.

El rey intervino: “Zelef, estaba seguro de que habías prometido no preguntarle a Yuna cómo hacer nada”.

“Ah, pero como chef, mi alma misma anhela saber cómo crear esta cocina. ¡Ni siquiera puedo comprender la manera en que se produjo!”

“Yuna ya te enseñó a hacer budín y pizza”.

La cabeza de Zelef se inclinó y su voz se apagó. “Eso es cierto, pero…”

Tal como dijo el rey, ya le había dado a Zelef varias recetas. Pero Zelef manejaba un barco estricto, por lo que no había oído hablar de ninguna fuga. No vi por qué no podía compartir una receta o dos, de forma personal.

“No es gran cosa.”

“¡¿Estás segura?!” Zelef prácticamente saltó de alegría.

“Yuna, ¿estás realmente segura? Cada vez que esto sucede, no puedo evitar preocuparme. ¿No son las recetas preciosas para los chefs, independientemente de que alguien prometa mantenerlas en secreto?”

Supongo que las recetas realmente pueden ser valiosas para los chefs sin importar en qué mundo se encuentre. Tal vez algunas personas las valoran incluso más que sus vidas, probablemente incluso más si fueran sabores secretos transmitidos de generación en generación.

Pero esta receta en particular estaba en todos los libros de cocina, en la televisión, en Internet; estaba en todas partes en mi mundo, y no podía fingir que se me había ocurrido. Además, no era chef, y no era como si estuviera planeando ganarme la vida como uno en este mundo. Las recetas no eran realmente importantes para mí.

Lo único que me preocupaba era si enseñarle la receta a otra persona podría dañar mi tienda en Crimonia. No quería que eso sucediera; la gente de allí trabajaba duro y me preocupaba por ellos. Pero mientras alguien más usara la receta estuviese tan lejos de Crimonia, no me importaba. Nadie viajaría desde Crimonia hasta la capital solo por una comida… y no iba a dejar que nadie me ganara en lo que respecta al sabor.

“La mayoría de los chefs no revelan tan fácilmente sus preciadas recetas”, dijo el rey.

“Sí, pero no es como si estuviera tratando de ganarme la vida con esto. Las nuevas cocinas se crean mediante la difusión de recetas y los chefs les dan su propio toque. Claro, mantener una receta en secreto puede ser importante para un chef, pero yo no lo soy. Realmente no.”

Quiero decir, no estaba tratando de sacar provecho de mi conocimiento de mi viejo mundo ni nada, ¿sabes? En lo que a mí respecta, la cocina sabrosa estaba destinada a ser compartida. Tal vez alguien pensaría en algo nuevo a partir de las recetas que les enseñaba. ¿Qué tipo de receta salvaje podría aparecer en diez, en veinte años?

No es que vaya compartir mis recetas con cualquiera. La buena comida no va para personajes nefastos o personas que solo intentan ganar dinero rápido. Estaba bien con decírselo a Zelef porque mantendría sus promesas y usaría su propio juicio para contárselo a las personas en las que confiara.

Él debe haber estado pensando lo mismo. “Sin embargo, me sorprendería si otro chef me preguntara al respecto”.

“Está bien mientras haga feliz a Lady Flora”. A mi lado, Lady Flora le dio otro mordisco a su pastel, todas sonrisas. Eso era suficiente para mí. “Pero tiene un contenido de azúcar bastante alto, así que tenga cuidado de no hacer demasiado pastel. No me importa lo que le pase a Ellelaura, pero odiaría ver a Lady Flora subir demasiado de peso”.

“Yuna…” Ellelaura me miró, pero la ignoré.

“¡Ah, por supuesto!” dijo Zelef. “Cuidar la salud de la familia real y asegurarme de que obtengan la nutrición adecuada es mi trabajo. ¡Juro que no me excederé, incluso si Lady Flora me pide otra rebanada!”

“¡No lo haré!” dijo Lady Flora, haciendo un puchero.

¡Agh! Ella era demasiado adorable.

“En ese caso, Yuna, ¿por qué no abres una tienda en la capital?” ofreció el rey. “Tienes tu budín. Podrías convertirte fácilmente en la tienda número uno en la capital real si te lo propones”.

“Pero necesitaría toneladas de huevos para el budín, y no me hagas empezar con el pastel. Eso haría que todo fuera mucho más caro. Solo lo he estado administrando porque he hecho cosas en casa”.

El pastel también necesitaría huevos. Los vendían aquí en la capital, pero eran varias veces más caros que los de Crimonia. Si hiciera pastel o budín con esos huevos, serían inasequibles para los clientes.

“Si eso es lo que te preocupa, no hay problema. Hay un pueblo cercano que cría pollos. Podemos dar instrucciones para que aumenten su suministro de aves y su número de huevos, aunque llevará algún tiempo”.

Aparentemente, ya habían recibido fondos para aumentar el tamaño de su rebaño, lo que había aumentado progresivamente la cantidad de huevos disponibles.

“Um, yo…” Zelef tosió. Él había estado escuchando. “¿Qué pensaría de venderlo en la tienda que planeo establecer en la capital?”

“Oh, esa es una buena idea”, dijo el rey.

Ellelaura asintió. “Está bien. Esa podría ser la mejor manera de hacerlo”.

Continuaron explicando que habían estado planeando establecer una tienda para capacitar a los chefs que trabajaban en el castillo. Esperaban vender budín en esa tienda, con mi permiso.

“Creo”, dijo el rey, “que podríamos vender este pastel en la tienda junto con el budín. ¿Qué dices? Si tuviera que establecer su propia tienda, no tendría la misma protección que tendría si estuviera bajo la administración de la familia real. También manejaríamos las recetas con cuidado”.

“¡Sí, Maestra Yuna! Seleccionaré a mano chefs en los que pueda confiar”, agregó Zelef. “Y con su consentimiento, también me gustaría vender el pastel”.

Ahora que habíamos llegado tan lejos en el tema, no era como si pudiera decir que no. No tendría que lidiar con huevos, e incluso elegirían chefs para mí. Si tampoco tenía que administrar la tienda, no había realmente una razón para decir que no.

Seguro ¿Por qué no?