Kuma Kuma Kuma Bear (NL)

EL DÍA SIGUIENTE que regresamos a Crimonia, Fina llevó a Shuri a mi casa de osos. Fina era una buena niña, siempre cumplía sus promesas.

“Buenos días, Yuna”.

“¡Buenos días, Yuna!”

El par de hermanas me saludaron.

“Buenos días a las dos. ¿Listas para salir?” Estuvieron de acuerdo y salimos de la casa del oso.

“¿Tiermina no estaba molesta conmigo?” Pregunté después de un rato. Todavía estaba un poco preocupada de que Fina se fuera sola a casa ayer.

“No, estaba bien. No estaba preocupada porque yo estaba contigo”.

Me alegraba que ella confiara en mí, pero ¿eso era una buena crianza? ¿Podría hacer una broma sobre eso?

“¿Adónde vamos hoy, Yuna?” Shuri preguntó, agarrando con fuerza la mano de Fina y mi guante de oso.

“Vamos a la casa de Gold a mandar hacer un cuchillo”.

“¿Hacer un cuchillo?”

Ella inclinó un poco la cabeza. Ahora que lo pensaba, no le había dado una explicación.

“Cuando Fina y yo salimos juntas, conseguimos algo de mithril. Voy a hacer que Gold haga un cuchillo con ese mineral”, expliqué, resumiendo muy rápido para la pequeña Shuri.

“Pero… ¿por qué estoy aquí también?”

“Vamos a hacer un cuchillo de carnicero que se ajuste a tus pequeñas manos”. Sostuve las pequeñas manos de Shuri, y sí, realmente eran diminutas.

“Pero me diste un cuchillo antes”.

“Es diferente del que te estoy dando ahora”.

“¿Un cuchillo diferente?” Shuri volvió a inclinar la cabeza hacia un lado. Bueno, siete años era un poco joven para entender diferentes tipos de minerales.

“Puede cortar más que ese otro cuchillo.”

Shuri había comenzado a mostrar más interés en aprender cosas recientemente.

Cuando había animales y monstruos que cosechar, venía con Fina a mi casa de osos para observar y echar una mano. Si iba a la tienda, hacia preguntas sobre la cocina de Morin y Anz. Asomaba la cabeza a la cocina, leía cosas, ayudaba a Tiermina e incluso ayudaba a cuidar de los pájaros en el orfanato. Supongo que estaba en la edad en que a los niños les interesaba un poco de todo.

Por eso, le había dado el cuchillo de carnicero que nunca había usado mientras miraba el trabajo de Fina. Y sí, le estaba dando un cuchillo a una niña de siete años, pero Tiermina y Gentz ​​no habían dicho nada en contra. En Japón, me habría metido en problemas por darle un cuchillo a una niña, pero en este mundo, parecía razonable que los niños tuvieran uno en caso de que les fuera útil.

No es que ella pudiera llevarlo consigo en todo momento, por supuesto. Lo guardaba en el almacén de mi casa de osos, y Shuri solo lo usaba cuando estaba ayudando a Fina con la carnicería. No sabía a dónde iría Shuri desde aquí, pero tal vez ella conseguiría un trabajo en el gremio como su padre Gentz. Si fuera así, adquirir algunas habilidades de carnicero no era la peor idea.

Si terminara con cuchillos de mithril para descuartizar, no los usaría yo misma. Es mejor hacer uno para Shuri también, incluso si no lo usara mucho.

“Yuna, ¿vas a darle a Shuri un cuchillo de mithril también?”

“Si. ¿No te lo dije ayer?

“Solo me dijste que viniera a tu casa con Shuri”.

“¿Lo hice?”

“¡Sí!” Fina infló sus mejillas ante eso. Parecía enfadada. “¡Yuna! ¡Esto es raro! ¡¿Qué está pasando por tu cabeza?!”

“¿Por qué te enojas?” Era inusual que Fina levantara la voz de esa manera. No podía creer que estuviera enojada.

“¿Sabes siquiera cuánto cuesta un cuchillo de mithril? Ya no estaba seguro de si debería aceptar uno o no, pero ¿hacer uno para Shuri como si no fuera nada? ¡Ni siquiera puedo creerlo!”

Ella no solo me estaba regañando ahora. ¿Ella estaba… sermoneándome? Shuri miró a su hermana mayor confundida.

“Um, ¿señorita Fina? No creo que esto sea algo por lo que enojarse tanto”. Espera, ¿acabo de llamar a Fina “señorita”?

Aparentemente, ella no había terminado de sermonearme.

“Escucha. Sabías cuántos meses del salario de mi mamá se necesitarían para comprar un solo cuchillo de mithril. ¿Eh?”

Ni siquiera sabía que existía mithril hasta hace poco. No tenía ni idea de cuánto costaba. Y ni siquiera era de este mundo, para empezar, así que… parecía una pregunta injusta. Pero no era como si pudiera decir eso, así que intenté adivinar.

“Umm, ¿alrededor de tres meses?”

Los anillos de compromiso cuestan alrededor de tres meses de salario en Japón, por lo que tenía que estar bien… más o menos. Quizás. ¿Cierto?

“¡No! ¡No lo son! ¡Que! ¡Barato!” espetó Fina.

Estaba siendo aniquilado públicamente por una niña de diez años en una calle con tráfico peatonal.

“He estado pensando esto por un tiempo, ¡pero tienes un extraño sentido del dinero!”

“Lo siento.”

La conversación iba en una dirección extraña, pero no podía señalarle exactamente eso a Fina en su estado actual. Tampoco podía negar que tenía razón, especialmente porque había muchos ejemplos para apoyar su punto que me vinieron a la mente… Todo lo que podía hacer por el momento era escucharla.

Quiero decir, me sorprendió escuchar que el precio de un cuchillo de mithril ni siquiera era comparable con el salario de Tiermina. ¿Era su salario tan bajo? Eso significaba que iba a tener que replantearlo… pero ese era un tema para otro momento.

“¡Por favor, piensa antes de actuar, Yuna!”

“Lo siento.” Pensé que se enojaría más si discutía, así que me disculpé.

Cuando lo hice, algo tiró de mi brazo. Miré hacia abajo para ver a Shuri tirando de él.

“Yuna, no necesito un cuchillo”, dijo Shuri. Supongo que su hermana la había asustado para que dijera eso.

“Ok. Tu hermana se enfadará si te doy uno, así que… te prestaré uno”.

Palmeé la cabeza de Shuri. “¡Yunaaaa!”

“No hay nada de malo en que ella tome uno prestado. Está allí si lo necesita, y si no lo necesita, estará en el almacén”. Fina resopló. “Pero…!”

“Pero ella solo puede usarlo cuando estes allí. Piénsalo un poco, Fina. ¿Crees que usaría un cuchillo de carnicero, incluso si tuviera uno? Saqué mi pecho un poco cuando dije eso”.

Había pensado en darle una oportunidad a la cosecha en algún momento, pero no había sido capaz de decidirme a hacerlo. Tenía experiencia derribando monstruos y animales en la batalla, así que podía cortar el vientre de un lobo… pero ¿meter las manos en esas cálidas tripas? No.

Destripar animales era una tarea difícil para una niña moderna que se había criado en una ciudad. Ni siquiera era como si tuviera experiencia haciéndolo en el juego: el juego había sido lo suficientemente misericordioso como para poner todo el botín en mi almacén de artículos sin necesidad de cosecharlo.

“Yuna, ¿no eres una aventurera?”

Lo era, pero no importaba lo estupefacta que pareciera Fina, simplemente no podía hacer lo que no podía hacer. Darme un cuchillo de mithril era el equivalente a arrojar perlas ante un osito. Desearía tener algún tipo de habilidad de carnicero, ¿como si pudiera tocar un monstruo y hacer que se descuartizara instantáneamente por mí? Eso sería genial. Pero si los deseos fueran caballos, los mendigos montarían.

Fina se rio al ver que me veía abatida. “Vamos, Yuna, por favor, no te deprimas”.

“¿Fina?”

“Si pudieras cosechar animales, estaría en problemas. La carnicería es lo único en lo que puedo ayudarte. Además, si pudieras hacerlo, yo… no creo que estaríamos aquí así juntas.” Fina le dio un apretón al guante de oso que tenía en la mano. Cuando miré hacia abajo, se veía triste por un momento.

“¿Eh?”

“Creo que estamos así ahora porque yo podía hacer cosas y tú no, cuando te conocí. Entonces, um, es bueno que no puedas. Porque lo haré por ti”, dijo, mirándome.

Ella tampoco estaba bromeando. La mirada en sus ojos era mortalmente seria. “Fina…”

“Yo también ayudaré”, declaró Shuri mientras tomaba las manos de Fina y mis guantes de osos.

¿Pensaron que las abandonaría si aprendía a cosechar mis propias presas? Yo nunca haría nada así.

Ya estaba sosteniendo sus manos con mis guantes de osos, así que las acerqué para abrazarlas.

“¿Estás segura? La próxima vez mataré a un dragón entero”.

“¡Si! Haré un gran trabajo”.

“Yo también trabajaré duro”.

Acaricié sus cabezas. Eran tan lindas.

“Pero, por favor, empieza a tomarte el dinero en serio”.

“Trabajaré en ello”, le dije, y ella simplemente sonrió.

EL DÍA SIGUIENTE que regresamos a Crimonia, Fina llevó a Shuri a mi casa de osos. Fina era una buena niña, siempre cumplía sus promesas.

“Buenos días, Yuna”.

“¡Buenos días, Yuna!”

El par de hermanas me saludaron.

“Buenos días a las dos. ¿Listas para salir?” Estuvieron de acuerdo y salimos de la casa del oso.

“¿Tiermina no estaba molesta conmigo?” Pregunté después de un rato. Todavía estaba un poco preocupada de que Fina se fuera sola a casa ayer.

“No, estaba bien. No estaba preocupada porque yo estaba contigo”.

Me alegraba que ella confiara en mí, pero ¿eso era una buena crianza? ¿Podría hacer una broma sobre eso?

“¿Adónde vamos hoy, Yuna?” Shuri preguntó, agarrando con fuerza la mano de Fina y mi guante de oso.

“Vamos a la casa de Gold a mandar hacer un cuchillo”.

“¿Hacer un cuchillo?”

Ella inclinó un poco la cabeza. Ahora que lo pensaba, no le había dado una explicación.

“Cuando Fina y yo salimos juntas, conseguimos algo de mithril. Voy a hacer que Gold haga un cuchillo con ese mineral”, expliqué, resumiendo muy rápido para la pequeña Shuri.

“Pero… ¿por qué estoy aquí también?”

“Vamos a hacer un cuchillo de carnicero que se ajuste a tus pequeñas manos”. Sostuve las pequeñas manos de Shuri, y sí, realmente eran diminutas.

“Pero me diste un cuchillo antes”.

“Es diferente del que te estoy dando ahora”.

“¿Un cuchillo diferente?” Shuri volvió a inclinar la cabeza hacia un lado. Bueno, siete años era un poco joven para entender diferentes tipos de minerales.

“Puede cortar más que ese otro cuchillo.”

Shuri había comenzado a mostrar más interés en aprender cosas recientemente.

Cuando había animales y monstruos que cosechar, venía con Fina a mi casa de osos para observar y echar una mano. Si iba a la tienda, hacia preguntas sobre la cocina de Morin y Anz. Asomaba la cabeza a la cocina, leía cosas, ayudaba a Tiermina e incluso ayudaba a cuidar de los pájaros en el orfanato. Supongo que estaba en la edad en que a los niños les interesaba un poco de todo.

Por eso, le había dado el cuchillo de carnicero que nunca había usado mientras miraba el trabajo de Fina. Y sí, le estaba dando un cuchillo a una niña de siete años, pero Tiermina y Gentz ​​no habían dicho nada en contra. En Japón, me habría metido en problemas por darle un cuchillo a una niña, pero en este mundo, parecía razonable que los niños tuvieran uno en caso de que les fuera útil.

No es que ella pudiera llevarlo consigo en todo momento, por supuesto. Lo guardaba en el almacén de mi casa de osos, y Shuri solo lo usaba cuando estaba ayudando a Fina con la carnicería. No sabía a dónde iría Shuri desde aquí, pero tal vez ella conseguiría un trabajo en el gremio como su padre Gentz. Si fuera así, adquirir algunas habilidades de carnicero no era la peor idea.

Si terminara con cuchillos de mithril para descuartizar, no los usaría yo misma. Es mejor hacer uno para Shuri también, incluso si no lo usara mucho.

“Yuna, ¿vas a darle a Shuri un cuchillo de mithril también?”

“Si. ¿No te lo dije ayer?

“Solo me dijste que viniera a tu casa con Shuri”.

“¿Lo hice?”

“¡Sí!” Fina infló sus mejillas ante eso. Parecía enfadada. “¡Yuna! ¡Esto es raro! ¡¿Qué está pasando por tu cabeza?!”

“¿Por qué te enojas?” Era inusual que Fina levantara la voz de esa manera. No podía creer que estuviera enojada.

“¿Sabes siquiera cuánto cuesta un cuchillo de mithril? Ya no estaba seguro de si debería aceptar uno o no, pero ¿hacer uno para Shuri como si no fuera nada? ¡Ni siquiera puedo creerlo!”

Ella no solo me estaba regañando ahora. ¿Ella estaba… sermoneándome? Shuri miró a su hermana mayor confundida.

“Um, ¿señorita Fina? No creo que esto sea algo por lo que enojarse tanto”. Espera, ¿acabo de llamar a Fina “señorita”?

Aparentemente, ella no había terminado de sermonearme.

“Escucha. Sabías cuántos meses del salario de mi mamá se necesitarían para comprar un solo cuchillo de mithril. ¿Eh?”

Ni siquiera sabía que existía mithril hasta hace poco. No tenía ni idea de cuánto costaba. Y ni siquiera era de este mundo, para empezar, así que… parecía una pregunta injusta. Pero no era como si pudiera decir eso, así que intenté adivinar.

“Umm, ¿alrededor de tres meses?”

Los anillos de compromiso cuestan alrededor de tres meses de salario en Japón, por lo que tenía que estar bien… más o menos. Quizás. ¿Cierto?

“¡No! ¡No lo son! ¡Que! ¡Barato!” espetó Fina.

Estaba siendo aniquilado públicamente por una niña de diez años en una calle con tráfico peatonal.

“He estado pensando esto por un tiempo, ¡pero tienes un extraño sentido del dinero!”

“Lo siento.”

La conversación iba en una dirección extraña, pero no podía señalarle exactamente eso a Fina en su estado actual. Tampoco podía negar que tenía razón, especialmente porque había muchos ejemplos para apoyar su punto que me vinieron a la mente… Todo lo que podía hacer por el momento era escucharla.

Quiero decir, me sorprendió escuchar que el precio de un cuchillo de mithril ni siquiera era comparable con el salario de Tiermina. ¿Era su salario tan bajo? Eso significaba que iba a tener que replantearlo… pero ese era un tema para otro momento.

“¡Por favor, piensa antes de actuar, Yuna!”

“Lo siento.” Pensé que se enojaría más si discutía, así que me disculpé.

Cuando lo hice, algo tiró de mi brazo. Miré hacia abajo para ver a Shuri tirando de él.

“Yuna, no necesito un cuchillo”, dijo Shuri. Supongo que su hermana la había asustado para que dijera eso.

“Ok. Tu hermana se enfadará si te doy uno, así que… te prestaré uno”.

Palmeé la cabeza de Shuri. “¡Yunaaaa!”

“No hay nada de malo en que ella tome uno prestado. Está allí si lo necesita, y si no lo necesita, estará en el almacén”. Fina resopló. “Pero…!”

“Pero ella solo puede usarlo cuando estes allí. Piénsalo un poco, Fina. ¿Crees que usaría un cuchillo de carnicero, incluso si tuviera uno? Saqué mi pecho un poco cuando dije eso”.

Había pensado en darle una oportunidad a la cosecha en algún momento, pero no había sido capaz de decidirme a hacerlo. Tenía experiencia derribando monstruos y animales en la batalla, así que podía cortar el vientre de un lobo… pero ¿meter las manos en esas cálidas tripas? No.

Destripar animales era una tarea difícil para una niña moderna que se había criado en una ciudad. Ni siquiera era como si tuviera experiencia haciéndolo en el juego: el juego había sido lo suficientemente misericordioso como para poner todo el botín en mi almacén de artículos sin necesidad de cosecharlo.

“Yuna, ¿no eres una aventurera?”

Lo era, pero no importaba lo estupefacta que pareciera Fina, simplemente no podía hacer lo que no podía hacer. Darme un cuchillo de mithril era el equivalente a arrojar perlas ante un osito. Desearía tener algún tipo de habilidad de carnicero, ¿como si pudiera tocar un monstruo y hacer que se descuartizara instantáneamente por mí? Eso sería genial. Pero si los deseos fueran caballos, los mendigos montarían.

Fina se rio al ver que me veía abatida. “Vamos, Yuna, por favor, no te deprimas”.

“¿Fina?”

“Si pudieras cosechar animales, estaría en problemas. La carnicería es lo único en lo que puedo ayudarte. Además, si pudieras hacerlo, yo… no creo que estaríamos aquí así juntas.” Fina le dio un apretón al guante de oso que tenía en la mano. Cuando miré hacia abajo, se veía triste por un momento.

“¿Eh?”

“Creo que estamos así ahora porque yo podía hacer cosas y tú no, cuando te conocí. Entonces, um, es bueno que no puedas. Porque lo haré por ti”, dijo, mirándome.

Ella tampoco estaba bromeando. La mirada en sus ojos era mortalmente seria. “Fina…”

“Yo también ayudaré”, declaró Shuri mientras tomaba las manos de Fina y mis guantes de osos.

¿Pensaron que las abandonaría si aprendía a cosechar mis propias presas? Yo nunca haría nada así.

Ya estaba sosteniendo sus manos con mis guantes de osos, así que las acerqué para abrazarlas.

“¿Estás segura? La próxima vez mataré a un dragón entero”.

“¡Si! Haré un gran trabajo”.

“Yo también trabajaré duro”.

Acaricié sus cabezas. Eran tan lindas.

“Pero, por favor, empieza a tomarte el dinero en serio”.

“Trabajaré en ello”, le dije, y ella simplemente sonrió.