Death March kara Hajimaru Isekai Kyusoukyoku (NL)

Volumen 18

Capitulo 7: La Expedición de Pochi y Tama

Parte 1

La expedición de campo de primavera de la Academia Real es una tradición que se mantiene desde hace doscientos años. Los ingenieros militares sueltan monstruos débiles en las montañas con antelación para poner a prueba el temple de los estudiantes que desean matricularse en la escuela de caballeros. El razonamiento que hay detrás afirma que se pueden ver los verdaderos colores de una persona en tiempos de crisis, pero personalmente me parece una barbaridad. (Secretario del Noveno Escuadrón de Defensa, Rik Boppan)

“¡Via-via-via-jejeje de campoooo!” “¿Viaje de campooooo?”

El alegre canto de las voces de los chicos sonaba desde el interior del carruaje de caballos.

Formaba parte de una larga procesión de carruajes que había partido de la capital real a primera hora de la mañana hacia la ciudad de Mimani, donde tendría lugar la expedición de primavera de la Academia Real. A menos de medio día de viaje de la capital real, Mimani era famosa como balneario para nobles de pedigrí. Había varios salones de caza y un número desproporcionadamente alto de tiendas y posadas para el pequeño tamaño de la ciudad.

“Maldita sea, ¿cómo siguen? Llevan cantando sin parar desde el amanecer.”

“Oye, no me quejo. Es mejor que esos niños que se quejan de que les duele el culo cada vez que el carruaje se sacude o exigen que paremos porque se marean.”

“Ja, ja, ja, es verdad. Esto no está tan mal en comparación.”

Los soldados de escolta disfrazados de cocheros charlaban entre ellos.

“Aunque no hay mucho que hacer.”

“Sí, bueno, la nieta del Marqués Kelten está con ellos.”

“Los caballeros de patrulla debieron esforzarse mucho para impresionar al ministro militar.”

El soldado de más edad asintió a las palabras del más joven.

Estaba claro que los caballeros se habían pasado un poco: Aún no habían visto un solo conejo cerca del camino, y mucho menos un bandido o una bestia.

“Es mejor si no tenemos que luchar.”

“Sí, ya que oficialmente los estudiantes de la escuela de caballeros deben proteger la expedición de campo de primavera por su cuenta.”

Como si cuidar de los alumnos de la escuela de caballeros no fuera suficiente, la expedición de campo de primavera se vio arrastrada aún más por los solicitantes de la escuela. Además de eso, incluso tenían que vigilar a los niños del preescolar.

En esencia, no era más que una excursión de senderismo con todos los peligros ya eliminados, pero cada pocos años se producía algún caso de alumno que se desviaba del camino o se caía por un saliente. Y, por supuesto, muchos estudiantes enfermaban o simplemente se cansaban demasiado para seguir caminando.

En todo caso, llevar de excursión a los niños que abandonaban era prácticamente la función principal de los alumnos de la escuela de caballeros.

Finalmente, los carruajes se detuvieron en la plaza de un pequeño pueblo al pie de las montañas, cerca de la Ciudad de Mimani.

Los estudiantes bajarían aquí de los carruajes y se dividirían en dos grupos: el equipo que se dirigía a parte de la montaña a través de las ruinas para entregar suministros a la fortaleza y el equipo que custodiaba a los futuros estudiantes en el viaje a Mimani.

Estos últimos terminarían su viaje en una caminata fácil que incluso los niños de preescolar con poca resistencia podrían realizar en medio día.

“¡Todo el mundo fuera de los carruajes! Sepárense en sus grupos. Líderes de equipo, una vez que hayan pasado lista, infórmenme.”

El corpulento profesor ladró órdenes y los alumnos de la escuela de caballeros se agruparon en filas ordenadas.

Aunque los futuros alumnos también intentaron dividirse en equipos, eran un desastre en comparación con los alumnos actuales, que habían sido entrenados para actuar en grupo. Al darse cuenta, el profesor les gritó.

“¡Cadetes! ¡Un poco más de prisa! ¡Busquen la bandera de su líder de equipo y muévanse a paso ligero!”

“¿Dónde nos alineamos, sir?” “¿No lo séééééé…?”

Los alumnos de preescolar no habían recibido ninguna orden en particular, así que se arremolinaban en la zona donde habían bajado de los carruajes.

“Una vez que sus equipos estén en orden, creo que nos moveremos en nuestros grupos de carruajes.”

“Cyna, eres tan inteligente, sir.” “¿Graciaaaaaaaas?”

Fue Cyna, la nieta del Marqués Kelten, que llevaba el cabello lacio y pelirrojo recogido en una elegante coleta, quien respondió a la pregunta de Tama.

Su madura compostura hacía difícil creer que era más joven que ellas.

“Lady Cyna, mi nombre es Marion, profesora de la escuela de caballeros. Hoy acompañaré a su equipo. Por favor, hágamelo saber si necesita algo, señora.”

Una joven que parecía ser una nueva profesora la saludó con rigidez.

“Gracias, Srta. Marion. Pero le agradecería que me tratara como a cualquier otro alumno, de verdad.”

“¡S-Sí, por supuesto, señora!”

Cyna reprimió un suspiro, pues era evidente que su petición no había calado.

“¡Soy Pochi, sir!” “¿Tama es Tamaaa?”

Sus amigas Tama y Pochi, que pueden o no haberse dado cuenta de su difícil situación, saludaron alegremente a la profesora.

Cyna esbozó una sonrisa propia de una niña de su edad. “¿Es ella?”

“Debe ser, si Mari está allí.”

Cuando se acercó un grupo de chicos sonrientes vestidos con las armaduras de los alumnos de la escuela de caballeros, Cyna sustituyó su sonrisa natural por una de cortesía artificial.

“Hola de nuevo, Lady Cyna. Soy Barry, segundo hijo del Barón Zorgon. Puede que no me recuerdes, pero nos presentaron en el banquete de reincorporación de Su Excelencia Kelten.”

“Oh sí, lo recuerdo.”

Aparte de su cara y su nombre, lo único que Cyna recordaba era que era un fanfarrón que mantenía una conversación terriblemente aburrida, pero mantuvo la sonrisa fija en su sitio mientras se hervía por dentro.

Como descendiente directa de la familia Kelten, que se situaba en la cúspide de las facciones militares de la capital real, Cyna había sido educada a conciencia desde muy joven.

“Hoy vigilaremos a tu equipo, así que no tienes nada que preo…” “¡Aah, es Sherin, sir!”

Pochi interrumpió al sonriente Barry. “¿Armadura geniaaaal?”

“¡Hola, Pochi y Tama! No sabía que venían a este viaje.”

“¿Oui oooui?”

“Compartiremos nuestros aperitivos con usted más tarde, sir.”

La hija del antiguo espadachín de los Ocho de Shiga, el Señor Gouen, conocía a Pochi y Tama a través de Lulu, que la instruía en el desarrollo de la resistencia.

“¡Cadete! ¿Quién te ha dado permiso para charlar? Prepare el equipaje para partir.”

“¡S-Sí, jefe de equipo!”

Cuando Barry le gritó, Sherin se apresuró a comprobar el equipaje.

Los demás cadetes se dieron cuenta y se unieron a ella en sus torpes intentos de llevar a cabo el desconocido procedimiento.

“Sinceramente, los cadetes de este año son una panda de inútiles.” “¿Es así…?”

“¡No lo son, sir!”

“¿Sherin trabaja muchoooo…?”

Mientras Cyna pasaba por alto su comentario, Pochi y Tama protestaron a la vez.

“¡Cállense, plebeyas!”

Pochi y Tama se pusieron a llorar.

“Sir Zorgon, estas dos son mis amigas.”

“¿En serio? Lo siento. Pueden llamarme Barry.”

Rechinando ante la fría reprimenda de Cyna, Barry intentó salvar las apariencias.

“Y otra cosa. Tama y Pochi son caballeros honorarios. No son plebeyas.”

“¿Nobles? ¿Estas demi-humanas?”

La palabra demi-humano en sí misma no era discriminatoria en el Reino de Shiga, pero Barry la cargó con un tono burlón.

“Son gente con orejas de animal. Y deberías disculparte con ellas.” “… ¿Disculparme? ¿Yo?”

“Te has referido a dos nobles jefes de familia como ‘plebeyas’. Es sólo cortesía común, ¿no?”

Barry pareció perplejo al principio, hasta que poco a poco se dio cuenta, por la explicación de Cyna, de que no tenía elección. “Siento haberlas llamado plebeyas.” Murmuró agriamente, luego se excusó ante Cyna y volvió al grupo de jefes de equipo.

Observando cómo Barry reprendía duramente a los miembros del equipo y a los futuros alumnos, la joven Cyna torció el gesto, pensando que tal vez los jefes de equipo deberían ser elegidos por su nivel de madurez y no sólo por sus habilidades con las espadas o los hechizos.