Arifureta Shokugyou de Sekai Saikyou (NL)

Volumen 13

Capítulo 1: Todo El Poder De La Humanidad

Parte 1

Unos días antes de que el mundo llegara a su fin, los habitantes de la capital del reino de Heiligh seguían su vida con normalidad. Muchos de ellos trabajaban en la reconstrucción de las casas y estructuras que habían sido destruidas durante el ataque del ejército demoníaco.

Siete estudiantes observaban el ajetreo de la ciudad desde la terraza del palacio mientras almorzaban. Sus expresiones eran algo desoladas, aunque el ambiente no era especialmente pesado.

En comparación con cuando toda la clase se había sentado junta a almorzar, ahora eran muchos menos. Por supuesto, la mayoría de los estudiantes que faltaban no estaban muertos, sólo estaban escondidos en sus habitaciones. Y teniendo en cuenta lo que había ocurrido la noche de la traición de Eri, no era de extrañar.

Así, a pesar del suculento almuerzo que los cocineros de palacio habían preparado para estos estudiantes, comieron sin probar bocado. Dicho esto, comer en un incómodo silencio habría sido aún peor, así que intentaron entablar conversación.

“¿Cómo te ha ido hoy por tu parte?” preguntó Atsushi Tamai, echándose el cabello hacia atrás con la mano.

“Lo mismo de siempre”, contestó Kentarou Nomura con desgana mientras pinchaba su ensalada con el tenedor. Luego miró hacia su derecha, donde estaba sentado el líder del grupo, Jugo Nagayama, y le dio un codazo. “¿No es cierto?”

Jugo dejó el cuchillo y el tenedor antes de asentir con la cabeza y decir: “Sólo ayudamos en las tareas de restauración, como siempre”.

El grupo de Nagayama ayudaba sobre todo a reconstruir los muros exteriores. Kentarou era geomante, mientras que el trabajo de Nagayama era el de luchador pesado, por lo que ambos estaban bien preparados para la tarea de reconstruir la mampostería. Mao Yoshino y Ayako Tsuji, que eran rejuvenecedor y sanadora respectivamente, fueron capaces de apoyar los esfuerzos de Kentarou y Nagayama reforzando su resistencia y reponiendo su maná.

“¿En serio es el único tema que se te ocurre? Suenas como mi tío”, dijo Mao, soltando una sonora carcajada.

“Ha ha ha, basta, Mao. Me estás haciendo escupir la sopa”. replicó Ayako, enterrando la cara entre las manos.

La conversación había conseguido aligerar un poco el ambiente, aunque a costa de dar a Jugo y Kentarou la reputación de sonar como tíos viejos.

Sin embargo, Kentarou intentó mantener la conversación alegre preguntando: “Díganme,

¿cómo les van las cosas? Patrullar parece un trabajo duro con lo inseguras que han estado las calles últimamente”.

“Bueno, sí”, dijo Noboru Aikawa mientras cruzaba las manos detrás de la cabeza y miraba hacia la plaza principal de la capital.

“Pero tenemos a Sonobe, así que estamos bien”, añadió Akito Nimura, limpiándose el vapor que había entrado en sus gafas por la sopa.

“A estas alturas se ha convertido en un ídolo local. Apuesto a que todos los rufianes se avergüenzan de recibir una reprimenda de ella”.

Todos los demás también miraron hacia la plaza para ver que se había formado una multitud. Como siempre, Yuka actuaba en la plaza para ayudar a los ciudadanos a olvidarse de los últimos acontecimientos. Su trabajo era Acróbata, lo que significaba que era tan buena haciendo malabares como lanzando cuchillos. El público oía y oía mientras ella los deslumbraba con una exhibición de habilidad sin igual.

Aunque la Montaña Divina había sido destruida, para los ciudadanos normales todo seguía bien porque el héroe seguía teniendo la bendición de Dios y luchaba por ellos.

La campaña de propaganda de la princesa Liliana estaba funcionando a la perfección. Como Yuka formaba parte del grupo del héroe, desde la perspectiva de la gente era como si uno de los propios apóstoles hubiera bajado a entretenerles. Sus actuaciones ayudaban a aliviar el dolor de los que aún lloraban la muerte de sus seres queridos.

“Nana-chan y Taeko-chan también están haciendo un buen trabajo”, dijo Atsushi.

“¿Y supongo que tú no estás ahí abajo con el resto de tu grupo porque no?”. preguntó Mao con una sonrisa socarrona.

“Cállate”, dijeron al unísono Atsushi, Noboru y Akito, haciendo pucheros. Sin embargo, no podían negarlo. Al fin y al cabo, los tres sólo estaban estorbando a Yuka.

Aunque Yuka parecía una delincuente de instituto, era de lo más estricta. Por otro lado, sus dos amigas, Nana Miyazaki y Taeko Sugawara, eran tan alegres como parecían. A menudo se burlaban de Yuka, lo que ayudaba a que la gente se sintiera menos ofendida por su aspecto. Además, las tres estaban casi siempre juntas, por lo que la gente las consideraba un conjunto.

Todo eso quería decir que los tres chicos del grupo de Yuka habrían arruinado la dinámica si se hubieran entrometido, y ellos lo sabían.

“Aunque, sinceramente, me asombra todo lo que está haciendo. No sólo lleva a cabo esas actuaciones, sino que también se asegura de que las calles sean seguras. No se está presionando demasiado, ¿verdad? Si se derrumba, la ciudad se derrumbará con ella”.

“Aparentemente, Aiko-sensei aprendió magia súper poderosa, así que si parece que Yuka está a punto de colapsar, ella podrá ayudar. Aunque… creo que se está pasando un poco”, contestó Mao mientras se terminaba el último bocadillo. Luego se volvió hacia la esquina del palacio donde estaban las habitaciones de los estudiantes.

“Comparados con ella, somos patéticos”, dijo Jugo con un gran suspiro. Nadie replicó, ya que todos pensaban lo mismo.

“¿Cómo lo lleva Endou?”. preguntó Atsushi dubitativo.

“El hecho de que puedas recordarle debería decirte todo lo que necesitas saber”.

“Cuanto menos estable mentalmente está, más crece su presencia, ¿verdad? Amigo, es como una especie de leyenda urbana”, dijo Noboru frunciendo el ceño, lo que hizo que Akito sonriera con tristeza.

“Pero es verdad, ¿no? Normalmente, cuando alguien menciona a Endou, todo el mundo dice: ‘Ah, sí, ese tipo’, pero ahora está en la mente de todos. Eso nunca había pasado antes”.

Kousuke Endou era un hombre tan olvidable que, en la Tierra, su familia lo había dejado solo en casa por accidente cuando se iban de viaje en múltiples ocasiones. Incluso en las cámaras de vigilancia aparecía borroso. En cierto modo, era una leyenda urbana.

Sin embargo, ahora todo el mundo estaba preocupado por él. Normalmente, sólo sus mejores amigos, Kentarou y Jugo, se acordaban de su existencia, así que el hecho de que todos pensaran en él demostraba lo mal que estaba.

“El tipo realmente respetaba a Meld-san”, dijo Kentarou con voz abatida.

“Ni siquiera podemos animar a nuestro mejor amigo. ¿Cómo demonios vamos a animar a la gente de esta ciudad?”. dijo Jugo apretando los dientes.

“Sé cómo te sientes. Hemos intentado llegar hasta Nakano y Saitou, pero… es difícil”, respondió Atsushi.

“Sus espíritus están completamente destrozados. Por fin están dispuestos a dejarnos entrar en sus habitaciones, pero sólo gracias a los esfuerzos de Sensei y Sonobe”, añadió Noboru, intercambiando una mirada triste con Atsushi.

Nadie esperaba que Eri Nakamura y Daisuke Hiyama traicionaran a toda la clase. Como resultado de su traición, Reichi Kondou, Meld y una tonelada de caballeros del reino habían muerto.

Yoshiki Saitou y Shinji Nakano habían sido amigos íntimos tanto de Daisuke como de Reichi, por lo que sus muertes también les habían golpeado duramente. Ellos, junto con los estudiantes que ya habían abandonado la exploración del Laberinto de Orcus y se habían escondido en sus habitaciones, habían cedido a su miedo y desesperación y estaban a punto de desmoronarse por completo.

Las únicas personas que seguían intentando rehabilitarlos eran Aiko Hatayama y Yuka. No eran consejeras profesionales, así que lo que podían hacer tenía un límite, pero ambas habían estado llevando la comida a las abatidas alumnas y hablando con ellas todos los días.

Se habían esforzado por intercambiar al menos unas palabras con todos cada día. No querían dejar morir a ningún otro alumno, ni en cuerpo ni en alma. Por mucho que les gritaran o las ignoraran, Yuka y Aiko seguían acercándose a los alumnos con firme determinación.

“La mayoría de las chicas muestran signos de mejoría, ¿verdad?”. preguntó Akito, provocando un asentimiento de Ayako.

“Sí. Yuka tiene una sesión de charla de chicas todas las noches. A veces, incluso nos cocina comida al estilo japonés o nos prepara bocadillos”.

“Se nota que es la hija del dueño de un restaurante por lo buena que es su comida. Incluso nos cose ropa nueva y nos regala accesorios y otras cosas”, añade Ayako con una sonrisa. También participaba en las pequeñas fiestas que organizaba Yuka, así que sabía que Yuka iba camino de sustituir a Shizuku como hermana mayor colectiva de las alumnas. También tenía aficiones sorprendentemente femeninas, para alguien que parecía una delincuente. Muchos de los sirvientes y guardias de palacio estaban enamorados de ella, y había recibido numerosas confesiones.

“Por cierto, no podemos hablar de Yuka sin hablar de Nagumo-kun. Aunque todavía no se ha dado cuenta de que está enamorada de él, ¿verdad?”.

“Puede que ella no, pero todos los demás sí. Al principio, todo el mundo se asustaba por el tipo de expresiones que ponía cuando empezaba a hablar de él, pero ahora todos saben que es sólo su forma de ser y les resulta adorable.”

“Sí, sí”, dijeron al unísono Atsushi, Noboru y Akito. Ellos estaban entre los chicos enamorados de Yuka, pero sabían desde que Yuka y Hajime se habían reunido en Ur que no tenían ninguna posibilidad.

Aún así, en lo que a los estudiantes encerrados se refería, Hajime era el monstruo que había segado sin piedad a los caballeros que habían admirado. Por supuesto, en ese momento Meld y los demás ya se habían convertido en zombis, pero ver la masacre de Hajime aún les había traumatizado. Era aterrador, sobre todo porque había aniquilado al ejército de demonios con un solo ataque.

En realidad, buena parte de su trauma provenía de Hajime y no de Eri o Daisuke. Pero, naturalmente, Yuka había intentado apaciguar los temores de la gente.

“No tienes que preocuparte por ese tipo en absoluto. No es como si se preocupara por nosotros, de todos modos… Estarás bien mientras mantengas las distancias. Está demasiado ocupado viajando con su harén como para prestar atención a gente como nosotros”.

Repetía esas palabras una y otra vez, pero la forma en que hacía pucheros cada vez que decía cosas así dejaba claro que sólo estaba celosa.

“A pesar de cómo trató a Lily, parece que ella también se está enamorando de él y… creo que incluso Sensei está por él ahora…”

A menudo, también murmuraba para sí misma de esa manera cuando hablaba de Hajime, diciendo cosas como “Bueno, da igual. Al final encontrará la forma de volver a Japón. Podemos pedirle que nos lleve con él cuando llegue ese momento. Conociéndole, al menos hará eso por nosotras”.

Era obvio por el tono de su voz que confiaba mucho en Hajime. Como resultado, su insistencia en que en realidad era un buen tipo contribuyó en gran medida a tranquilizar a los asustados estudiantes. De hecho, empezaron a interesarse por él, sobre todo porque Aiko- sensei también hablaba bien de él.

Yuka no se daba cuenta, pero su amor por Hajime en realidad también estaba ayudando en sus esfuerzos por disminuir el trauma de los estudiantes.

“Bueno, a pesar de lo que pueda estar pensando Nagumo-kun, es cierto que sólo sobrevivimos gracias a él. Da un poco de miedo, pero no puedo evitar pensar que si alguien va a encontrar un camino de vuelta para nosotros, va a ser él”, dijo Kentarou con una pequeña sonrisa.

“Sin embargo, Amanogawa planea quedarse atrás y luchar contra Ehit, ¿verdad?”. preguntó Jugo, haciendo que la mesa se quedara en silencio.

Tras unos segundos, los hombros de Kentarou se desplomaron y respondió: “Sé que es lo correcto, pero no tengo fuerzas para quedarme y luchar. Si pudiera volver atrás, lo haría sin dudarlo. Estoy cansado de arriesgar mi vida aquí”.

Al principio, todos estaban entusiasmados con la idea de explorar un mundo de fantasía, pero la realidad les golpeó en la cara. Tras descubrir lo impotentes que eran ante amenazas realmente mortales, lo único que Kentarou quería era volver a casa. Y sinceramente, la mayoría de los demás compartían sus sentimientos. Cualquier anhelo de aventura en un mundo de fantasía que pudieran tener les había sido arrebatado.

Se sentían culpables por dejar que Kouki luchara solo contra la inminente amenaza de Tortus, pero no tenían la determinación de quedarse con él.

En ese momento, sólo rezaban para que Hajime encontrara pronto un camino a casa y pudieran regresar. Desafortunadamente, el destino, y más importante, Ehit, tenían otros planes para ellos.

“¿¡Eh!?”

Escalofríos recorrieron la espina dorsal de todos, y dejaron escapar gritos involuntarios.

Juntos, miraron al cielo.

“¿No es eso…?”, murmuró alguien, interrumpiéndose.

Sobrevolaba el palacio una figura familiar envuelta en luz plateada. Incluso a esa distancia, los estudiantes pudieron ver que el apóstol les miraba fijamente. Descendió en un destello de luz, dirigiéndose a la sección del palacio donde se encontraban todas las habitaciones de los estudiantes.

“¡No se queden ahí sentados sin hacer nada! Tenemos que ir a ayudar”. gritó Jugo, corriendo de vuelta al palacio. Atsushi y los demás se apresuraron a seguirle, aunque sabían que no podrían hacer gran cosa.