Isekai Konyoku Monogatari (NL)

Volumen 7

Tercer Baño: Vapor, la Batalla Final, y…

Parte 3

 

 

Informamos inmediatamente del incidente al anciano del templo. No se enfadó en absoluto; más bien, parecía eufórico y dijo que aquello se convertiría en un símbolo de prestigio. Afirmó que se trataba tanto de un milagro como de un recuerdo del héroe. Tal vez fuera como el carruaje que había dejado en el templo de la luz de Neptuno, y que se convertiría en una atracción turística más adelante…

En ese sentido, Sera mencionó que esto podría ayudarnos a ganar tracción con respecto al tema de los seis templos de las diosas.

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—Si realizas un milagro, ganarás honor como Héroe de la Diosa, y eso también aumenta tu autoridad.

—Aunque dos personas digan lo mismo, el templo escuchará a la persona que respete más, —resumió Haruno sin rodeos.

Es una forma directa de decirlo.

No había destrozado la herramienta sagrada a propósito, pero la gente del templo parecía contenta, y al parecer nosotros también habíamos ganado algo con ello. Supongo que bien está lo que bien acaba.

El único problema era que el templo sólo disponía de una de las herramientas que podían medir las estadísticas, así que nadie más podía seguir actualizando sus tarjetas de estado, pero a estas alturas ya no había remedio.

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Transmití los resultados de nuestra reunión a todos los demás, y Clena sugirió que invitáramos al clero a cenar. La cena de hoy se celebraría en el Baño Ilimitado.

Los clérigos reaccionaron con sorpresa y asombro ante lo grande que era el Baño Ilimitado.

—Esto también aumentará tu prestigio, —dijo Clena con una risita.

Así que uno de los propósitos de esta cena era mostrar cuánto ha crecido mi don. A juzgar por las reacciones de los clérigos, la jugada había sido bastante efectiva.

Servimos un menú centrado en el miso, el mismo que habíamos servido cuando habíamos recibido al Rey Demonio. Haruno había trabajado duro para preparar varios platos de estilo japonés. Gracias a ella, a los ancianos del templo y a los clérigos les encantó la comida. Su plato favorito fue el pescado guisado con miso. Júpiter era un país sin salida al mar, por lo que el pescado oceánico era un manjar poco común para ellos.

Tras la cena, comenté mi idea de construir templos para las seis diosas hermanas en los restos de Hades, y el anciano del templo se mostró sorprendentemente de acuerdo.

—Si usted, Sir Touya, desea llevarlo a cabo, entonces no veo razón para negarme.

Ya veo. Esta es la autoridad del Héroe de la Diosa que Sera había mencionado. Esperaba que el templo de la luz fuera el mayor obstáculo en este plan, pero las cosas iban bastante bien. Sin embargo, el anciano del templo trajo a colación un problema: la delegación del anciano del templo para cada templo. El anciano del templo dijo que muchas personas querrían presentarse como candidatos.

Cierto, ni siquiera lo había considerado. Al menos había pensado que el único candidato para el templo de la oscuridad sería Fénix.

Ahora que lo pienso, los únicos clérigos de agua que conozco son los hombres pez, que son delfines semihumanos, así que dudo que vengan hasta Hades. Además, el único clérigo del viento que conozco es Prae. Supongo que Haruno, que ha heredado los poderes de la Diosa del Viento, también podría ser una candidata. Miré en su dirección, pero al parecer se dio cuenta de lo que estaba pensando, ya que negó con la cabeza. Supongo que no hay remedio, ya que ella no ha estudiado magia clerical como yo.

En ese caso, la única candidata que queda es Prae. Miré en su dirección, lo que ella notó, y me devolvió la sonrisa. Es linda, pero no creo que pueda nombrarla anciana del templo. Pero es muy linda.

Eso deja a los ancianos de los templos de la luz, el fuego y la tierra…

—Pero eso no lo decido yo, ¿verdad? —Pregunté. Eso también se aplicaba al templo del agua. Tener candidatos limitados desde el principio era una cosa, pero preferiría que los templos con un clero numeroso redujeran sus candidatos por sí mismos. Ya que yo dirigía este proyecto, al menos tendría que entrevistarlos, pero Haruno y yo podríamos hacerlo juntos llegado el momento.


—¿Tiene alguna sugerencia? —preguntó el anciano del templo.

—Mi red no es tan amplia… —Y no podía pedirle exactamente al anciano que tenía delante que abandonara su templo y viniera conmigo. Quise sugerir a Sera, pero ella me había estado mirando con mala cara desde antes. Daba a entender que la responsabilidad sería demasiado para ella. Supongo que Sera también está descartada—. Me gustaría pedir sólo una cosa…

—¿Sí?

—Me gustaría tener la seguridad de que las cosas no saldrán como en el pasado.

No entré en más detalles, pero el anciano del templo captó lo que había querido decir y se quedó pensativo. Trescientos años atrás, los seguidores de la Diosa de la Luz habían intentado erradicar a los seguidores de todas las demás diosas. El templo de la luz no había estado detrás del ataque más reciente contra el templo del viento, pero algunos clérigos de la luz habían estado implicados. Supuse que esos clérigos habían estado bajo los efectos del Amor Ilimitado. También estaba el pastor que había llevado a cabo actividades criminales en el mercado raver de Atenea. Yo no querría a una persona así como candidata.

Sin embargo, supuse que el anciano del templo ya se había dado cuenta de todo esto. Él no tenía la culpa de ninguna de esas fechorías, así que saqué el tema una vez y lo dejé ahí. Además, había un templo de la luz en cada país excepto en Ares. Aunque el templo principal estaba aquí, en Júpiter, no era algo en lo que pudieran actuar de forma independiente. Tenía que dejar que ellos lo hablaran primero.

En cualquier caso, no llegaríamos a ninguna conclusión sólo hablando aquí, así que decidimos retomar el tema otro día.

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Después, guiamos a los clérigos hasta el gran baño del edificio anexo. Dividimos el grupo entre hombres y mujeres, y Sandra guio a las mujeres. Al anciano del templo le sorprendió especialmente ver lo grande que había crecido el baño, ya que conocía su aspecto de antes de mis viajes. Por supuesto, no se quedaron a pasar la noche, pero hicieron buen uso de los sillones de masaje.

***

 

 


Al día siguiente, la princesa Franchellis nos hizo una visita encubierta con unos pocos guardias. Esperábamos que empezara a sentar las bases, pero no que apareciera la princesa en persona. Como estaba de incógnito, era comprensible que no hubiera traído a Cosmos, que podría hacer que la descubrieran de inmediato.

—Para ser sincera, prefiero no opinar sobre el castigo de mi hermano, —dijo la princesa con el ceño fruncido. Tanto si pedía una pena leve como si pedía una dura, en cualquier caso, sería sospechosa de hacerlo en beneficio propio, así que quería evitar por todos los medios aportar su opinión. Era comprensible, ya que el castigo del príncipe afectaría al futuro de la princesa. No parecía querer seguir hablando del tema.

La invité a la sala de recepciones del edificio principal de Baño para hablar de otro tema. Le pedí a Roni que nos trajera té y a Haruno y Clena que nos acompañaran.

—¿Ha decidido ya cómo va a enfrentarse a la fuerza expedicionaria de Nakahana? —pregunté.

—Mi padre aún no se ha recuperado del todo, así que me han designado para dirigir nuestras tropas y luchar contra ellos…

—¿Está de acuerdo con eso…? —pregunté. La princesa era sabia, pero eso no significaba que tuviera las habilidades necesarias para dirigir un ejército.

—No se preocupe. Aquiles será quien realmente comande las tropas.

La princesa parecía darse cuenta de esa preocupación por sí misma, sin embargo. La princesa Franchellis sería la comandante sólo de nombre, mientras que el ex general Aquiles actuaría como su apoyo. Había recorrido grandes distancias con Cosmos, pero en ningún caso era una guerrera o una soldado.

—¿No puede nombrar a Aquiles comandante en primer lugar? ¿O tal vez dárselo a Kannami? —pregunté preocupado—. No debería ponerse en peligro yendo al campo de batalla…

La princesa me dedicó una sonrisa preocupada y negó con la cabeza.

—Ritsu ha sido señalada como la principal culpable de la situación actual.

—¿Eh? Bueno, sí, porque lo es. —Fue su don el que causó todo esto.

—En otras palabras, la responsabilidad también recae en la familia sagrada, que la convocó, —explicó la princesa.

—Ya veo. —Básicamente, la familia sagrada tenía que demostrar que tomaba la iniciativa para resolver el problema que ellos mismos habían provocado. Y la única persona de la familia sagrada que podía hacerlo ahora mismo era la princesa Franchellis.

—Um, ¿Kannami y Cosmos se unirán a ese ejército? —Preguntó Haruno.

—Sí, ese es el plan. —La princesa asintió.


—¿Nos estás pidiendo que participemos también? —siguió Clena, pero la princesa hizo una pausa antes de responder.

La observé durante un rato, y luego se aclaró suavemente la garganta, enderezó la postura y volvió a encararnos.

—Ritsu planeó un golpe de estado contra la nación. Si bien es cierto que somos responsables por haberla convocado, también debemos aplicar un castigo acorde con los problemas que ha causado.

—¿Quiere decir que el príncipe también recibirá un severo castigo? —Preguntó Haruno.

Ya veo, tal vez quieren nombrar a Ritsu como la principal culpable para que puedan salirse con la suya con un castigo leve para el príncipe. Sólo actuó como lo hizo después de que le lavaran el cerebro con el don, y de lo contrario no habría perdido la cabeza. Puedo entender su calvario… El juicio sobre el príncipe será difícil.

—Aunque se ha disipado el lavado de cerebro de mi hermano y sus caballeros, el don de Ritsu sigue muy activo. Si no hacemos algo al respecto, la historia se repetirá.

—Sí, ya lo veo. —Clena asintió. Haruno y yo tampoco teníamos nada que añadir. Nakahana había ido demasiado lejos. En cierto sentido, estaba actuando como antaño lo había hecho el Rey Demonio.

—Aun así, sería inhumano hacer recaer la responsabilidad únicamente en ella. Imagino que a Sir Cosmos tampoco le haría ninguna gracia. —La princesa nos miró a Haruno y a mí, lo que hizo que los dos nos miráramos.

Ya veo. Ella espera que la gente del mismo país que Nakahana sienta lo mismo. Yo no eran tan cercano a Nakahana, y sabía que ella tenía la culpa, pero tampoco me alegraría precisamente que la castigaran.

—Entonces, tengo una petición para ustedes. —La princesa nos miró seriamente.

—Escuchémosla. —Enderecé mi postura y volví a encarar a la princesa.

—Nos enfrentaremos frontalmente a la fuerza expedicionaria. ¿Pueden todos actuar como una fuerza separada y encontrar una oportunidad para despojar a Nakahana de su don?

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Despojar a Nakahana de su don, ¿eh? La princesa no nos pedía que derrotásemos a Nakahana directamente, sino que utilizásemos la puerta dimensional, un hechizo clerical de la Diosa del Caos que sólo yo podía lanzar, para enviarla de vuelta a Japón. Al hacerlo, la bendición de la diosa de Nakahana desaparecería, al igual que su don. Todas las tropas a las que había lavado el cerebro también volverían a la normalidad. Después, la familia sagrada juzgaría que su castigo había sido cumplido al deshacerse de su don, y no la perseguirían más.

—Clena, Haruno… —Las miré a las dos, y asintieron hacia mí. Parecía un buen punto intermedio—. Entiendo. Cooperaremos con su plan. —Extendí mi mano derecha…

—¡Muchas gracias! —…que la princesa apretó con sus dos pequeñas manos.

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Ahora bien, la siguiente pregunta es cómo debemos aislar a Nakahana mientras está siendo custodiada por tantas tropas. Tenemos que resolver eso primero.

—No creo que podamos capturar a Nakahana nosotros solos. Seguro que estarán de guardia, —señalé.

—Sí, puede que no sea imposible, pero…

Quizá podríamos predecir dónde acamparán, llegar allí con antelación y escondernos dentro del Baño Ilimitado. Entonces, cuando Nakahana se acerque a la puerta, la tomamos por sorpresa… Nah, eso no es realista.

—¿Supongo que la única forma sería encontrar una abertura mientras el ejército de Júpiter y el de Hefesto están luchando contra ellos? —Sugirió Haruno. Eso sonaba como la única manera, pero se producirían muchas bajas. Quería idear una estrategia que minimizara los daños, sobre todo en nuestro bando.

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—Le pediré ideas a Aquiles también… —La princesa no parecía tener ninguna sugerencia adicional. Era comprensible, ya que aún era una aficionada en lo que a asuntos militares se refería. Es decir, aquí todos éramos aficionados.

—Usando la terminología de los juegos, podríamos intentar un movimiento de pinza… —Propuse.

—¿Usando el ejército de Júpiter y el de Hefesto? Eso reduciría los daños por nuestra parte, —dijo Clena. Probablemente ella estaba pensando en juegos de mesa cuando dije «juego», pero yo me refería a juegos de PC.

Una estrategia habitual en los juegos de simulación consistía en rodear al enemigo por varios flancos y ponerse en ventaja. No sabía cómo funcionaría en la vida real, así que era algo que debíamos comprobar con Aquiles más adelante. En este caso, el ejército de Júpiter los acecharía por el frente, y luego el ejército de Hefesto atacaría por detrás.

—¿Sería esa la solución ideal…? —La princesa dudaba. No parecía estar de acuerdo con el plan—. ¿Es realmente posible una estrategia como esa?

Parece escéptica, así que deberíamos discutir los detalles un poco más.

—Bueno, la cuestión es cómo podemos llevar a cabo el movimiento de pinza con éxito, —le expliqué.

—Estaba pensando… Tal vez el ejército de Júpiter podría actuar como señuelo y mantener a la fuerza expedicionaria ocupada, entonces cuando no estén prestando atención, el ejército de Hefesto podría llevar a cabo un ataque sorpresa. —Sugirió Haruno.

Eso significaría que el ejército de Júpiter tendría que luchar solo contra la fuerza expedicionaria hasta ese ataque sorpresa. La princesa no lo señaló, pero parecía haberse dado cuenta de eso también.

Podrían cronometrar sus movimientos para sincronizar sus ataques… Bueno, eso es fácil de decir. Si esto fuera un juego, se podría comprobar la posición de cada fuerza en tiempo real y sincronizar sus ataques, pero en la vida real, ese nivel de coordinación sería difícil. La princesa tenía todo el derecho a ser escéptica en este momento. Tenía que pensar en alguna forma de respaldar nuestro argumento.

—Podríamos confirmar las posiciones de cada ejército con el baño interior al aire libre de Touya, ¿no? —Sugirió Clena.

Yo había pensado lo mismo, pero…

—Podemos confirmar sus posiciones, pero no tenemos forma de transmitir esa información a cada tropa, —respondí.

—¿Podemos usar la herramienta sagrada que Touya y yo habíamos usado antes para enviar mensajes? —preguntó Haruno—. Los dos ejércitos podrían usarla para comunicarse entre sí mientras avanzan.

—Pero eso es…

La herramienta sagrada de Haruno se había roto, así que ahora sólo teníamos una a mano. Y esas herramientas sólo funcionaban con la que habían sido emparejadas, así que esencialmente teníamos cero.

Si queremos usar herramientas sagradas para comunicarnos con el ejército de Júpiter y con el de Hefesto, necesitaremos dos juegos, o cuatro en total. Nartha podría tener algunos extras, pero es poco realista en cuanto a tiempo que vayamos a Atenea, volvamos y luego entreguemos una herramienta sagrada al ejército de Hefesto. Ese último paso es de lejos el más largo también. Si la princesa espera tanto para enviar sus tropas, la fuerza expedicionaria llegará primero. Usar la herramienta sagrada para enviar mensajes y coordinar era una buena idea, pero…

—¿…Eh? —Entonces, de repente me di cuenta de algo—. Um, la razón por la que va a enviar tropas es porque la familia sagrada está asumiendo la responsabilidad de la situación, ¿verdad?

—¿Hm? Sí, aunque esa no es la única razón… —respondió la princesa.

—¿Puede responsabilizarse también el templo de la luz? —pregunté.

—¿Perdón?

La familia sagrada no era la única detrás de la invocación, el templo de la luz también había tomado parte. Mi argumento no era descabellado.

—Más concretamente, me gustaría preguntar si podemos tomar prestada la herramienta sagrada del templo para enviar mensajes, —expliqué.

Las tabletas de mensajería que habíamos utilizado antes eran versiones simplificadas de la herramienta sagrada del templo. El templo tenía la versión «oficial». Su herramienta tampoco tenía un límite sobre a quién podía enviar mensajes.

—El templo de la luz en Hefesto debería tener la misma herramienta, así que si el ejército de Hefesto toma prestada la suya, no necesitaríamos enviarles una nosotros.

—Espera un segundo, Touya, —intervino Clena—. ¿Qué haríamos nosotros? Tanto nosotros como el ejército de Júpiter necesitaríamos una herramienta, ¿verdad? El templo sólo tiene una.

—También tenemos una en el castillo, así que hay suficientes. —La princesa explicó que en el castillo también había una herramienta sagrada para enviar mensajes en caso de emergencia. Había sido diseñada para la familia sagrada, y podía comunicarse con las herramientas sagradas de los distintos templos.

—¿Sería posible tomarla prestada? —pregunté.

—Creo que sí. También estoy de acuerdo en que el templo debe asumir la responsabilidad, —dijo la princesa con una risita.

La profecía del renacimiento del Rey Demonio, que había hecho que nos convocaran, se había reconstruido a partir de fragmentos de mensajes que habían recibido tanto la familia sagrada como el templo de la luz. No habrían llegado a esa profecía usando sólo los fragmentos de un lado, así que eso puede haber sido algo que la familia sagrada había estado queriendo abordar.

La princesa dijo que le llevaría esta idea a Aquiles para conocer su opinión. Se lo agradecí. Todos éramos aficionados aquí, así que quería escuchar lo que un ex general tenía que decir acerca de la viabilidad de nuestro plan.

—Oh, sí, le enviaré un mensaje al ejército de Hefesto sobre la herramienta sagrada por adelantado, —dije.

—¿Puedes conseguir permiso para usar la herramienta sagrada también en el templo? —preguntó la princesa—. Ya me las arreglaré yo con la del castillo.





—Entendido. Ah, y si necesitas ayuda para explicar la idea de usar mensajes para coordinar, no dudes en llamarnos o hacer que Aquiles venga aquí.

—Tenemos a Sir Cos… ejem, al Héroe Natsuki con nosotros, así que creo que estaremos bien, pero lo tendré en cuenta.

Realmente no tienes fe en Cosmos, ¿verdad, princesa?

Si hubiera sido de los que juegan a juegos de simulación, podría haber entendido la estrategia, pero explicársela a la gente de este mundo era otra historia. Sólo tenía que esperar que Cosmos o Kannami pudieran explicarla correctamente.

[1] Tópico literario en el que se anima a aprovechar el momento presente sin esperar el futuro.

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