Isekai Konyoku Monogatari (NL)

Volumen 7

Tercer Baño: Vapor, la Batalla Final, y…

Parte 2

 

 

Seguí masajeando a todas hasta que quedaron satisfechas. Roni y Rakti habían intercambiado sus lugares, y ahora yo estaba sentado mientras abrazaba a Rakti.

—Realmente eres increíble, Touya, —dijo Haruno de sopetón.

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—¿Cómo es eso?

—Tus PM, quiero decir. No pareces cansado en absoluto incluso después de usar todos estos PM…

Oh, eso es lo que quería decir. Yo estaba bien, pero Haruno se había agotado bastante hoy.

La diferencia era probablemente la frecuencia con la que usábamos PM. A diferencia de mi Baño Ilimitado, el Reflejo Ilimitado de Haruno no era para uso diario. Nuestras estadísticas aumentaban cuanto más los usábamos, pero también ocurría lo contrario.

Además, yo era el único a quien las diosas enseñaban directamente, y probablemente ella nunca había pensado en usar su don a diario para hacerlo evolucionar.

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—¿Debería intentar entrenar yo también? —Preguntó Haruno.

—¿Entrenar? ¿Como estudiar magia?

—Esa es una forma. Aunque probablemente tome mucho tiempo…

Al menos, ella aprendería más rápido que yo.

—Creo que lo mejor es que sigas usando tu don, —dijo Rakti desde encima de mi regazo.

—Yo también estaba pensando eso, pero… ¿no haría desaparecer este lugar?

—Ah…

Haruno se refería a esta dimensión conocida como el Baño Ilimitado. Antes de nuestros viajes, ella había usado su don dentro de este baño una vez cuando aún era pequeño. Entonces no había pasado nada, pero su don había evolucionado mucho después de heredar los poderes de la Diosa del Viento. No sabía lo que podría pasar si utilizaba su don aquí, y no quería arriesgarse.

—¿Eh? No desaparecería. —Rakti desestimó su preocupación. Haruno nos miró, o más concretamente, a Rakti en mi regazo, un poco desconcertada—. ¡Este lugar se considera ahora un santuario, así que un don no lo hará desaparecer!

Es la primera vez que oigo eso. Ni siquiera había considerado la posibilidad.

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—¿Qué es un santuario? —Preguntó Haruno. Yo me hacía la misma pregunta en ese momento.

—Como el lugar de mis sueños… aunque nunca has estado allí antes, Haruno. La ruta que la hermana Viento usó para transportarte a la capital del agua era un santuario. —Explicó Rakti con una mirada confiada en su rostro. Supongo que estaba diciendo que se trataba básicamente de los poderes de una diosa.

—¿Así que ahora mi Baño Ilimitado entra en esa categoría?

—¡Sí! ¡Por eso ahora eres mi hermano pequeño!

En resumen, el espacio y el mobiliario dentro del Baño Ilimitado eran considerados un santuario ahora. Era más fácil pensar que estaba un nivel por encima de un don. Le pregunté a Rakti cuándo se había convertido el Baño en eso, y me dijo que, en realidad, había empezado a evolucionar hacia un santuario desde que otras estancias, aparte del propio baño, habían empezado a tomar forma en su interior. Había recibido la bendición de la Diosa del Caos cuando fui convocado a este mundo, así que quizá eso también tuviera algo que ver.

—Entonces, aunque usara mi don aquí, ¿el Baño Ilimitado no desaparecería?

—El espacio en sí no desaparecerá, pero sí lo harán las cosas formadas por el Baño Ilimitado, —explicó Rakti.

—Así, la bañera en sí permanecería, pero el agua podría desaparecer… —Haruno reflexionó profundamente—. ¿Así que podría usar un chorro de agua para hacer algo como meditar bajo una cascada?

Sus siguientes palabras surgieron de la nada. Me miró con seriedad, pero no supe cómo reaccionar. Iba por buen camino al pensar que borrar continuamente el agua con Reflejo ilimitado contaría como entrenamiento. ¿Quizá meditar bajo una cascada era uno de sus sueños? Tenía un lado tonto.

—¡Intentémoslo ahora! —Haruno se levantó con un chapoteo. Parecía emocionada, así que decidí no señalar que sentarse en la bañera mientras borraba el agua a su alrededor conseguiría lo mismo.

—¿No estás cansada…? —le pregunté.

—¡Hay que golpear mientras el hierro aún está caliente!

En otras palabras, carpe diem[1].

Dudaba que pudiera detenerla mientras sus ojos brillaban así, así que la seguí. La pared de detrás de la bañera de madera de cedro del primer piso tenía un chorro de agua que podíamos utilizar.

—¿Quieren venir con nosotros? —pregunté a Clena y Roni.

—Nosotras nos quedaremos aquí un poco más, —respondió Clena.

—¡Yo iré con ustedes! —dijo Rakti, y bajó con nosotros a la primera planta.





Prae y las demás ya habían salido del baño, así que ahora sólo quedábamos nosotros tres. Haruno entró en la bañera de madera de cedro y vadeó la pared del fondo hasta llegar al chorro de agua. Me di cuenta de lo emocionada que estaba desde mi posición.

—Ten cuidado, Haruno, —le advertí.

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—Sí, deberías probar un poco y ver qué pasa… —añadió Rakti.

No debería haber ningún problema, ya que sólo iba a hacer desaparecer un poco de agua, pero nos quedamos vigilando por si acaso. Rakti y yo estábamos preparados para correr hacia ella si era necesario.

—¡Hora de empezar! —anunció Haruno mientras se colocaba bajo el chorro de agua. Nos miró mientras el agua salpicaba por encima de su cabeza, luego cerró los ojos y juntó las manos como si estuviera recitando un conjuro.

—Reflejo Ilimitado. —Activó su don mientras Rakti y yo la observábamos. Su cuerpo irradió luz y el agua que había estado cayendo sobre ella desapareció. La corriente de agua se había cortado un poco por encima de su cabeza. Seguía fluyendo, pero se desvanecía en la nada.

—¡Oh! —El agua que rodeaba sus pies también había desaparecido. Seguía de pie dentro de la bañera, pero el agua había dejado de fluir a su alrededor. Era una visión surrealista.

—¿¡…Oh?! —Y… el yuamigi de Haruno también había desaparecido. Ahora estaba completamente desnuda, con su figura de diosa a la vista.

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—¡Mira, Touya! El agua ha desaparecido, ¿verdad? —exclamó Haruno encantada, con los ojos aún cerrados.

Me dice que mire, pero eso es mucho pedir ahora mismo. Me había quedado mirándola unos segundos por la sorpresa, pero había apartado la vista en cuanto había recuperado el sentido. Cierto, el yuamigi también es algo generado por el Baño Ilimitado.

Isekai Konyoku Volumen 7 Capitulo 3 Parte 2 Novela Ligera

 

Al poco rato, Haruno se dio cuenta del estado en que se encontraba y desactivó apresuradamente su Reflejo Ilimitado, para luego agacharse mientras se cubría el cuerpo con las manos. El chorro de agua y el agua del interior de la bañera volvieron, pero el yuamigi no. Técnicamente, el agua no había vuelto y sólo se estaba generando de nuevo, pero no ocurrió lo mismo con el yuamigi.

—¿Lo-Lo viste…?

—Sólo un poco. —Fueron sólo unos segundos. Aunque esos pocos segundos estaban ahora grabados a fuego en mi memoria—. E-Espera un poco, ¡traeré una muda de ropa!

—¡Oh, yo iré! —Rakti salió corriendo antes de que yo pudiera. En realidad, yo quería ser el que se fuera en esta situación. No sabía qué hacer con una Haruno desnuda a mi lado.

—…

—…

El silencio fue incómodo. Rakti volvió bastante rápido, pero el tiempo que habíamos pasado esperando me pareció una eternidad.

Después de eso, Haruno dijo que pediría un yuamigi en la Marca Ficus para usarlo en su entrenamiento. Quise preguntarle por qué no llevaba ropa normal y se limitaba a intentar borrar el agua de sus pies, pero me lo guardé. Seguro que quería hacer realidad sus sueños de meditación en cascada.

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En ese sentido, Roni había sido la primera en apoyar la idea de Haruno. Ella también había querido un yuamigi de dos piezas para que yo pudiera frotarle la barriga directamente. Quería decirle que me encantaría frotarle la barriga en cualquier momento fuera del baño, pero también me lo guardé para mí. Eso era porque yo también quería frotarle la barriga.

Con eso fuera del camino, terminamos nuestros baños. Rulitora y los demás guerreros torano’o ya habían vuelto también de la piscina. Brahms y Mem dijeron que podían bañarse más tarde, así que intercambiaron la vigilancia con el grupo de Sandra, que se fue a bañar.

Roni dijo que prepararía una comida ligera y se dirigió a la cocina de la Diosa del Fuego, y Haruno y Rakti la siguieron. ¿Haruno sigue pensando en lo que pasó antes? No tiene que preocuparse por eso… Bueno, no me correspondía a mí decirle eso, así que me callé y la vi irse.

Dejé a Rulitora y a los demás guerreros Torano’o de vigía, y los demás nos fuimos al segundo piso a descansar. Clena y yo subimos las escaleras y encontramos a Prae sentada con las piernas cruzadas con Sera. Yukina, Rium y Daisy también estaban a su alrededor.

Prae sostenía a Sera en brazos como si acunara a un bebé. Reconocía que aquel era un lugar para dormir supercómodo, como si estuvieras en una hamaca, pero resultaba embarazoso cuando tenías espectadores. La cara de Sera estaba muy roja, así que le eché una mano.

—Yukina, Rium, ¿quién quiere ir primero?


—¡Hn! —Rium levantó la mano, así que la señalé. Se tambaleó hacia Prae y exigió un abrazo, lo que hizo que Prae tartamudeara un poco dudando. Parecía que aún no quería dejar marchar a Sera.

—Yo-Yo ya estoy bien. Muchas gracias. —Sera aprovechó para dar las gracias y bajó. Se había puesto roja hasta las orejas. El abrazo en sí había sido vergonzoso, pero luego habíamos subido nosotros y la habíamos visto así también. No te preocupes. No hablaremos de ello.

Mientras tanto, Prae había levantado a Rium y la acunaba. Rium estaba perfectamente contenta de que la trataran así.

—Gracias, Prae. Sera está mucho mejor, —le dije.

—¿De verdad? Me alegra oírlo. ♪ —Prae nos sonrió ampliamente. Alargué la mano para darle unas palmaditas en la cabeza y ella, a su vez, bajó la cabeza hacia mí. Le di todas las palmaditas que pude.

Entonces me di cuenta de que, como Prae se había inclinado hacia delante para que yo la alcanzara, Rium estaba ahora enterrada bajo sus pechos. Golpeaba las manos contra ellos, probablemente luchando por respirar, pero Prae aún no se había dado cuenta.

—¡Ahn!

Justo cuando pensaba que debía echar una mano a Rium, al parecer dio en un punto sensible e hizo que el cuerpo de Prae rebotara. Rium bajó de los brazos de Prae y se escondió detrás de Clena.

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La bofetada había sido dolorosa o le causó sorpresa, ya que Prae nos miraba ahora con lágrimas en los ojos. Le dije que todo iría bien y volví a darle una palmadita. En la cabeza, quiero decir.

Prae quería acurrucarse contra mí, así que me senté y dejé que se saciara. Había que admitir que era un poco difícil soportar el peso de su cuerpo, pero me pareció bien. Mientras tanto, Daisy se había encaramado a mi cabeza. Probablemente se había dado cuenta de que no me movería en mucho tiempo.

Se nota lo grande que es Prae cuando se tumba así. Yukina y Rium volvieron a acercarse y también se tumbaron utilizando la cintura de Prae como almohada. Las chicas solían acurrucarse así contra Prae, y Prae las mimaba con gusto a su vez, aunque eso no quiere decir que a la propia Prae no le gustara que la mimaran también. Le di unas palmaditas en el regazo y me dedicó una sonrisa melosa y feliz.

Clena y Sera no se unieron a las más jóvenes y se sentaron a ambos lados de mí. Sera también empezó a acariciar la cabeza de Prae.

—Creo que prefiero ser yo la que mima a los demás, —dijo Sera.

—Si tuviera que elegir, supongo que a mí me pasa lo mismo, —coincidió Clena. Decidí no mencionar que ella siempre pedía que la mimaran cuando no había nadie mirando.

Sin embargo, Sera sí que era de ese tipo. Recordé que ella había estado cuidando niños durante mi estancia en el templo de la luz. También había dejado que se ducharan aquí. Si tenemos tiempo, quizá podamos dejar que los niños jueguen en la piscina.

Después de un rato de charla ociosa, empecé a oler algo agradable. Roni y los demás habían subido con la comida que habían preparado, lo que hizo que Prae se sentara enseguida. Yukina y Rium, que habían estado tumbadas sobre ella, rodaron por el suelo.

Ahora que Haruno también estaba aquí, rememoramos más el tiempo que habíamos pasado aquí antes. Haruno aún parecía avergonzada, así que seguí hablando con ella para derribar poco a poco cualquier barrera que pudiera haberse levantado entre nosotros; supuse que las cosas sólo se alargarían más si nos evitábamos mutuamente. Haruno pareció captar mi mensaje y me respondió de forma proactiva, aunque sus mejillas seguían un poco coloradas.

Terminamos de comer y nos relajamos un rato más en la habitación, pero de repente volvieron las preocupaciones a mi mente. Todavía tenemos que ocuparnos de la fuerza expedicionaria. No podemos quedarnos así para siempre.

—¿Cuánto tiempo crees que durará la reunión de la familia sagrada? —Pregunté.

—Dudo que termine hoy, —respondió Clena—. Primero tienen que reunir información sobre su situación actual, luego necesitan tiempo para discutirlo todo y decidir un plan. Supongo que dependerá del tiempo que tarden en recabar información.

—Llegamos antes que la fuerza expedicionaria, pero no tenemos tanto tiempo…

—El rey sagrado aún se está recuperando, así que no creo que tengan los recursos para lanzar una investigación muy profunda, —intervino Haruno.

—Creo que Haruno tiene razón, —continuó Clena—. Teniendo eso en cuenta, podrían utilizar el día de hoy y el de mañana para recabar información, decidir el castigo del príncipe pasado mañana y, por último, dejar a la princesa Franchellis a cargo de lidiar con la fuerza expedicionaria.

—¿El castigo del príncipe, eh…? Me pregunto qué harán con él, —reflexioné.

—Eso debe pensarlo la familia sagrada. La fuerza expedicionaria es un asunto aparte, —señaló Clena.

—Además, no creo que tengamos que preocuparnos más por el príncipe a la hora de construir los seis templos. No tendrá voz en el asunto, —explicó Haruno.

Clena y Haruno tenían buenos argumentos. No podía adivinar lo que harían con el príncipe, pero este incidente definitivamente habría debilitado su posición. Por el contrario, la princesa Franchellis tendría una posición más fuerte ahora. No estábamos en posición de expresar ninguna opinión más allá de eso, o más bien, habría sido una tontería tratar de involucrarnos.

—Entonces, ¿deberíamos planear que nos contacten de nuevo pasado mañana? —pregunté.

—Ese debería ser el día en que la designen para ocuparse de la fuerza expedicionaria, así que es posible que no vuelvan a ponerse en contacto con nosotros hasta pasado mañana, —respondió Clena.

—No, la princesa empezaría a sentar las bases en cuanto pudiera, —razoné.

—Eso es cierto…

No esperaba menos de la princesa.

Basándonos en nuestras expectativas, deberíamos aprovechar el día de hoy para empezar a reponer nuestras provisiones. Llevará tiempo preparar toda la comida que necesitamos pedir.

—Teniendo en cuenta la cantidad que vamos a pedir, deberíamos dividirla entre varias tiendas. Quizá deberíamos pedir ayuda a la gente del templo, —sugirió Haruno.

—Pediré que venga alguien, —se ofreció Sandra.

—Gracias, Sandra, —respondí.

Ya que estamos aquí, deberíamos preguntar a alguien más familiarizado con la zona. Le di las gracias a Sandra mientras se marchaba. Deberíamos decidir qué pedir antes de que vuelva.

—¿Qué crees que deberíamos pedir, Roni? —preguntó Clena.

—Me gustaría volver a abastecerme de carne, —respondió Roni.

Podemos pescar en el estanque de la Diosa del Agua, pero sólo podemos conseguir carne saliendo a cazar.

—También me gustaría tener verduras frescas, —continuó Roni—. Llevamos mucho tiempo comiendo verduras en escabeche.

—Sí, a mí también me gustaría algo de fruta. Quiero comer hasta hartarme mientras estemos aquí, —añadí.

Aunque teníamos la nevera de la Diosa del Viento, no podíamos conservarlo todo durante nuestros largos viajes. Lo primero que se echaría a perder serían las frutas y verduras frescas.

Seguimos charlando sobre lo que queríamos cocinar y comer mientras apuntábamos la lista de la compra en un papel hasta que Sandra volvió con una clériga. Por alguna razón, las dos llevaban una herramienta sagrada que yo había visto antes.

—Eso es para actualizar las tarjetas de estado, ¿no? —pregunté. Recordaba haber usado la herramienta para hacer mi tarjeta de estado, y también de las pocas veces que la había actualizado.

—Sí, sugirieron que actualizaran sus tarjetas ya que están todos de vuelta, —afirmó Sandra.

Habían traído la herramienta sagrada hasta aquí, ya que yo no podía alejarme del Baño Ilimitado. No había podido actualizar mi tarjeta en Ares ya que no habían tenido un templo de la luz, así que esta era una buena oportunidad para hacerlo. Fui a mi habitación a buscar mi tarjeta.

***

 

 

Toqué con la mano la herramienta sagrada y cerré los ojos. Al momento siguiente, el sonido de una enorme explosión irrumpió en mis tímpanos.

Abrí los ojos sorprendido al ver que salía humo del aparato, así que aparté rápidamente la mano de él. Miré a mi alrededor y vi que todos se habían agachado con las manos en las orejas. Luego miré a la clériga que tenía enfrente, que se había quedado inmóvil. No parecía entender lo que acababa de ocurrir.

—¿Qué acaba de pasar…? —pregunté.

—La herramienta sagrada se iluminó y luego se oyó un ruido muy fuerte… —respondió la clériga.

Ese había sido el ruido que me había perforado los tímpanos hacía un momento. Volví a mirar la herramienta y vi que la parte con la que mi mano había estado en contacto estaba roja. ¿Habría empezado a arder allí? Me pregunté qué habría pasado si no hubiera retirado la mano…

Ayudé a todos a levantarse de nuevo. Afortunadamente, no había pasado nada aparte de la luz y el ruido, así que no había más daños que en los ojos y los tímpanos.

Nos alejamos de la herramienta por si volvía a ocurrir algo, pero entonces Rium se acercó a ella, sacó una navaja del bolsillo y quitó la tapa con habilidad. Rium y yo miramos dentro y descubrimos que el interior de la herramienta se había quemado y seguía humeando.

—¡¿Ha explotado desde dentro?! —exclamé.

—Creo que sí, —respondió Rium.

Así que, si la cubierta no se hubiera mantenido en su sitio, la explosión se habría extendido también a nuestro alrededor. Menos mal que era una cubierta resistente.

—Pero, ¿cómo ha ocurrido? ¿Se rompió? —le pregunté.

—Creo… que es porque tienes demasiados PM, Touya, —sugirió Rakti.

—¡¿Ha sido culpa mía?! —Alcé la voz sorprendido por la afirmación de Rakti. Ya sabía que mis PM habían crecido lo suficiente como para que la tarjeta de estado no pudiera medirlo, pero no esperaba que pasara esto…

—¡Increíble! ¡Así que este es el poder de un Héroe de la Diosa! ¡Esto se convertirá en una leyenda transmitida a través de los tiempos! —La clériga había vuelto en sí y ahora gritaba emocionada.

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Aunque yo preferiría que esto no se convirtiera en una leyenda. Todos los presentes podrían haber resultado heridos. Esperé a que Sera calmara a la clériga.

—¡Wow! ¡Eso fue increíble, Sir Touya! ¡Un milagro!

No, sólo fue un accidente. ¿Incluso Sera? Estaba chillando y saltando de alegría, no le quedaba ni una pizca de su habitual calma. Te estás portando muy bien, Sera. Ojalá pudiera grabar un vídeo de esto y enseñártelo más tarde, cuando te calmes.

Me pregunté si todos los demás del templo estarían reaccionando de forma similar, y efectivamente, Sandra y Rin se estaban alterando. Lumis me miraba con chispas en los ojos.

Al menos me sentí aliviado de que ninguna de ellas me exigiera el pago de los daños. Aunque incluso tener esa preocupación era señal de que yo también estaba simplemente desconcertado.

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