Toaru Majutsu no Index – New Testament (NL)

Volumen 10

Capítulo 18: V.S. “El que se Opone al Dios Mágico” Round_10.

 

 

Cruzaron el puente y llegaron a la isla de Fionia, pero Kamijou no estaba seguro de cómo exactamente difería de la península. Todavía estaban rodeados de nieve y ni siquiera se sentía como una isla.

-Puede ser llamada una isla, pero tiene 50 kilómetros de diámetro. – explicó Othinus. – No parecerá muy diferente de antes a menos que sigamos la costa.


-¿A dónde vamos ahora?

-Ya casi llegamos. Esta es la misma isla que el Castillo Egeskov donde está sumergido mi ojo. Llegaremos después de pasar por la ciudad de Odense.

Fionia no había sido el sitio de frecuentes batallas, por lo que el caos aún no se había extendido allí. Algunos autos incluso estaban viajando por las carreteras nevadas.

Intentaron hacer autostop por primera vez en un tiempo y fácilmente consiguieron un viaje. Unos turistas en camino hacia el museo del ferrocarril los llevaron a Odense en su auto de alquiler.

El chico en el asiento trasero seguía molestando a Othinus, por lo que Kamijou finalmente le preguntó al respecto.

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-Me está preguntando qué bruja de cuento soy. Parece pensar que este es un disfraz de una historia de Andersen.

Probablemente era mejor para el chico no saber la verdad.

Odense era otra ciudad de ladrillo y empedrada, pero era mucho más grande y animada que las ciudades anteriores. Tenía un gran número de torres de iglesias y estructuras similares, por lo que parecía la silueta de un bosque de coníferas hecho de piedra.

Kamijou salió rápidamente del auto de alquiler.

-V-vamos finalmente a comprar algunos abrigos. No quiero congelarme justo al final.


-Después de llegar hasta aquí, ¿No crees que estaremos bien así?

-Serías más convincente si tus labios no estuvieran azules.

Caminaron alrededor de la zona comercial pero no encontraron nada que valiera la pena. Encontraron abrigos, pero eran demasiado costosos.

-Odense es una de las zonas turísticas más importantes de Dinamarca y saben lo que sus clientes van a estar buscando. No encontraremos nada aquí a precio razonable.

-Estás bromeando. Siento como si la nieve está a punto de acumularse en mi cabeza.

Eso significaba que tenían que darse prisa y encontrar el siguiente vehículo para hacer autostop.

-Solo faltan veinte kilómetros. No está demasiado lejos para ir caminando si tenemos que hacerlo.

-¿A pesar de que no sabemos quién nos está esperando? No quiero que el dolor muscular me haga tropezar y consiga que me derroten justo al final.

Encontrarían la mayoría de los vehículos en frente de la estación de tren, así que caminaron a través de la ciudad para llegar a la estación al norte del teatro.

Un gran parque se encontraba entre el teatro y la estación.

De acuerdo con Othinus, era conocido como el Jardín del Rey, pero Kamijou frunció el ceño en cuanto puso un pie en él.

Sin importar lo mucho que estuviera nevando y la nieve que cubría el suelo, era claramente extraño que no hubiera nadie alrededor en esta zona turística. La nieve era aparentemente rara en Dinamarca, ¿Pero no significaría eso que los niños estarían aprovechando en gran evento jugando en la nieve? Había un montón de cosas divertidas que solo se podían hacer en la nieve, pero no había señales de nadie más en ese paisaje blanco.

-No es bueno.

-Un campo para alejar a la gente. Es una práctica estándar, pero han establecido uno en el centro de la ciudad y a plena luz del día.

En cuanto hablaron, dos nuevas figuran aparecieron cortando su camino en el parque blanco.

Kamijou no tenía idea de cómo se habían acercado. No había huellas extra; las de Kamijou y Othinus eran las únicas.

-¿Nos recuerdas? Nos conocimos en Ciudad Academia antes.

Una era una mujer con pelo corto rubio y que llevaba pantalones gruesos, una sudadera, un delantal de trabajo, y unas gafas para crear la silueta general de una sirvienta.

La otra era una mujer que llevaba un vestido corto, pantalones, un chaleco a prueba de balas, y protectores de codos y rodillas para crear la silueta de una mujer guerrera de un videojuego.

Kamijou no sabía los detalles, pero reconoció a esas dos como parte del lado de Ollerus.

-Yo soy Silvia y esta es Brunhild. Las dos somos Santos, pero supongo que eso no es tan inusual. Después de todo, ya te encontraste con uno de Inglaterra, ¿no es así?

Se estremeció ante lo despreocupado que era su tono.

Dos Santos. Esos monstruos podían moverse a velocidades supersónicas y atacar desde dos direcciones a la vez. Y esta vez no había “Puntos ciegos invisibles” que pudiera explotar como hizo con Kanzaki Kaori. Luchar normalmente era su única opción y luchar normalmente sin duda llevaría a su muerte.

Y encima de eso…

-¿Esto significa que él también está aquí? – preguntó él mientras movía los ojos alrededor para comprobar su entorno. – Ollerus no está aquí también, ¿verdad?

Las cejas de Silva se crisparon ante esa pregunta.

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Él no sabía lo que había sido de Ollerus. Othinus le había dicho que el hombre había utilizado el hechizo de hadas, pero no sabía que el hombre había sido debilitado con el mismo hechizo exacto o que había sido derrotado por los feroces ataques de un dios mágico con todo su poder.

Así que la abordó de la manera equivocada.

-Él está aquí también. – respondió Silvia. – Pero hay una buena razón por la que no está aquí afuera. Othinus, tú deberías entender por qué. Y deberías entender lo que quiero hacer después de ver esa horrible escena.

-…

Othinus simplemente entrecerró su ojo.

Ella no iba a decir mucho.

Mientras Kamijou miraba por encima de su hombro, la mujer llamada Brunhild se encogió de hombros.

-Solo para que lo sepas, yo no soy parte de su rencor personal.

Un sonido sordo llenó el aire cuando pateó la espada gigante a sus pies y agarró la empuñadura con una mano.

-Pero si este dios mágico traerá daño a ese chico, no tengo otra opción. Aseguraré su paz, incluso si significa convertirla en una mancha en el camino.

(Esto es malo.)

Él no tenía ninguna esperanza de ganar. Ni siquiera podía imaginar el primer paso en su mente. Sin importar en que dirección se moviera, solo podía imaginarse siendo asesinado instantáneamente.

Y esa línea de pensamiento no estaba equivocada.

Silvia desapareció, un tremendo impacto lo golpeó, y voló más de diez metros como una bala.

***

 

 

Su mente no podía mantener el ritmo.

-¿¿¿¡¡¡Gbah!!!???

Lo siguiente que supo, Othinus y los demás estaban increíblemente lejos. Sus pulmones estaban temblando demasiado para tomar una adecuada bocanada de aire, sus piernas temblaban, y oyó un horrible ruido de raspar desde su espalda.

No sintió el tirón de la gravedad.

Le tomó varios instantes darse cuenta de que estaba flotando sobre la superficie.

Le tomó varios instantes más darse cuenta de que su espalda había golpeado el grueso tronco de un árbol de coníferas y estaba cayendo al suelo desde allí.

-¡¡Coff…coff, coff!! ¡Gweh! ¡¡Gbah!!

Su cuerpo se deslizó hacia abajo y la nieve blanca que cubría la hierba se tiñó de rojo. Más coágulos de sangre salían cada vez que exhalaba.





-¡¡Humano!! ¡Maldición!

Othinus trató de gritar algo, pero fue interrumpida de repente. En su lugar, oyó un sonido de impacto tan espectacular que él pensó que había utilizado pólvora.

Su visión era borrosa y su conciencia se estaba hundiendo en la oscuridad, pero ese sonido hizo hervir su sangre. Apenas podía mover sus miembros, pero mostró sus dientes ensangrentados y gritó.

-¡¡Othinus!! Alto… ¡¡No la toquen!!

Su intento desesperado de levantarse fue suficiente para producir extraños chasquidos en su cuerpo. El impacto puede haber dislocado algún hueso u otro. Ignoró las continuas oleadas de intenso dolor de una fuente desconocida y lanzó un grito mientras se ponía de pie una vez más.

Todo el sonido se desvaneció.

Silvia ya se había acercado justo delante de él.

Sus ojos se encontraron por un instante y los de ella contenían la mirada sin emociones de un insecto.

Otro impacto llegó.

Su delgado brazo y su pequeño puño se clavaron en el centro de su pecho como si apuntaran a su corazón. Su espalda se estrelló contra el grueso árbol como si fuera un martillo de madera. El impacto y la inercia lo inmovilizaron contra el árbol y Silvia le susurró a corta distancia.

-Tus circunstancias ya no importan. Otro impacto.

-No me importa si estabas confabulando con Gremlin de antemano, si Othinus te dio algún tipo de sugestión, o si realmente llegaste a entender a la chica llamada Othinus y te uniste a su lado.

Otro.

-Unirse a su lado es suficiente. ¡Unirse con quien no solo tomó todo el poder de ese gigante idiota sino que también desgarró su cuerpo es suficiente!

¡¡¡¡¡¡Eso es todo lo que se necesita para estar en mi mira asesina!!!!!! Otro.

Pecho, estómago, cara. Su puño ultra pesado lo golpeó una y otra vez. Un golpe lo dejaría inconsciente, pero ella no le permitiría desmayarse y el siguiente golpe lo devolvería a la conciencia. Durante este proceso, la dura sensación en su espalda desapareció.

El grueso tronco se había roto por los impactos que pasaban a través de su cuerpo.

Sin nada para apoyarlo, voló más atrás. Él no era casi nada más que una masa ensangrentada y manchó el paisaje nevado mientras rebotaba a través de él.

-Gah…ah…ah…

Ya no podía hablar correctamente. La mayor parte de su visión se había oscurecido, pero incluso en esa estrecha salida oscura de túnel, podía ver al monstruo conocido como un Santo aproximándose.

Si eso fuera todo, no habría tenido la fuerza para volverse a levantar. Pero recordó algo: había otro Santo.

¿Por qué el monstruo llamado Brunhild no lo había atacado? Si ella no estaba apuntando a él, ¿A quién estaría atacando ese Santo?

-…

Después de pensar hasta ese punto, la fuerza regresó a sus piernas.

Su cabeza se sacudió y apenas podía distinguir arriba de abajo, pero todavía se paró desesperadamente sobre unas piernas temblorosas.

Pero eso enfureció a la Santa llamada Silvia aún más.

-Bien entonces.

Escuchó el sonido de un grupo de finos hilos rasgándose.

Era el sonido de las orillas de la boca de Silvia dividiéndose en la forma de una sonrisa.

-Te destriparé con mis propias manos y le mostraré cada uno de tus órganos a esa diosa mágica. Tú eres el preciado compañero por el que ella abandonó a todo Gremlin. Ni siquiera un dios mágico encontrará fácil ver mientras eres viviseccionado ante sus ojos.

La amenaza se acercó.

***

 

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“Él” observó.

Brunhild Eiktobel entrecerró sus ojos inteligentes.

Clavó su gran espada en la nieve y observó desinteresadamente. Mientras miraba, un banco de madera se rompió en pedazos y una chica con un parche en el ojo yacía en el centro de los escombros.

Ella no se había contenido.

De hecho, había sido más cautelosa de lo necesario.

(Ella está mostrando sorprendentemente poca resistencia.) Esa fue su opinión sincera.

¿Algo estaba interfiriendo con el poder de Othinus como dios mágico o estaba tratando de hacer que Brunhild bajara la guardia? Brunhild no estaba segura, pero si Othinus blandía el poder de un dios mágico completo, no importaría si ella tuviera la guardia en alto.

Brunhild había creado una vez una Gungnir de alta calidad. Ella misma no había alcanzado el nivel de dios mágico, pero las habilidades de la lanza pueden haberle dado una idea general de lo que era un dios mágico y lo que podía hacer.

En realidad, ella estaba atada por su imaginación y las habilidades de la Diosa Mágica Othinus habían ido mucho más allá de eso, pero ese no era el punto principal aquí.

(¿Debería aceptar simplemente que ella no puede usar todo su poder?)

Utilizó una sola mano para sacar la espada que tenía el peso suficiente para aplastar un auto. La apoyó sobre su hombro y se acercó a Othinus y el banco aplastado.

(¿Su pérdida de poder es temporal o permanente? Es difícil de decir, pero debería matarla mientras tenga la oportunidad.)

Frunció el ceño un poco mientras pensaba.

Ella misma era una maga cuyo poder aumentaba y disminuía entre los extremos de un ciclo fijo, muy parecido al ciclo creciente y menguante de la luna. Una cruel cábala mágica una vez se había aprovechado de eso y destruyó a los que la rodeaban.

Ella estaba haciendo lo mismo aquí.

Pero para garantizar la seguridad, ella justificaría sus propias sospechas y lanzaría un fuerte ataque.

Un sentimiento amargo llenó su pecho, pero no dejó de caminar. El chico en su cama de hospital era todo lo que importaba.

Ella soportaría el contradecirse a sí misma por él.

-Reza.

-¿A quién se supone que le rece un dios…?

-La respuesta adecuada en momentos como este es imaginar la cara de la persona que amas.

Brunhild escupió sus palabras y colocó su otra mano en la empuñadura de su espada. Ella la sostendría con ambas manos para aplastar a la Diosa Mágica Othinus con todas sus fuerzas.

“Él” observó.

Justo antes de que actuara, algo llegó volando como una bala. La masa de color rojo oscuro llegó desde un lado. Ella vio con precisión el objeto que volaba en su dirección y lo tiró al suelo con la parte inferior de la empuñadura de su espada.

Un sonido pegajoso repugnante llenó el aire.

El “objeto” era lo que había sido un chico asiático un momento antes.

-Espera, Brunhild. – dijo una voz diabólica.

La figura que se acercó estaba teñida de un rojo oscuro.

-No la mates tan fácilmente. Eso no es suficiente para pagar por lo que ha hecho. Antes de matar a esa maldita diosa mágica, quiero quitarle por lo menos algo precioso. Eso será mucho más divertido.

Brunhild frunció el ceño ante la declaración de Silvia, bajó la vista hacia lo que supuestamente era un chico, y frunció el ceño aún más profundamente.

-No tengo nada en contra de matar al dios mágico ahora, pero no tengo ninguna obligación de estar de acuerdo con tu cruel diversión.

-¿Entonces tengo que hacer otra masa sangrienta como esa? Lo haré si insistes.

“Él” observó.

La masa de color rojo oscuro seguía temblando ligeramente. Estaba respirando.

Ese simple hecho trajo movimiento al banco totalmente destruido. La chica del parche en el ojo no podía levantarse, así que se movió como si se arrastrara por la nieve. Se movió de forma lenta y torpe, pero todavía avanzó hacia la masa ensangrentada que yacía en la nieve.

-Hu…mano…

Movió sus labios ensangrentados para exprimir la palabra. Sus ojos lo buscaron.

Ella parecía la Pequeña Cerillera viendo su sueño dentro de la llama final.

-Es por esto…que te dije…que nada bueno saldría de…venir conmigo… Ella no permitiría que esa llama se apagara. No le quitarían esta esperanza.

La forma en que la diosa mágica usó sus manos maltratadas para arrastrar su cuerpo lo dejó claro.

Pero Brunhild se mantuvo perfectamente desinteresada.

Su expresión se mantuvo sin cambios y pisó el hombro derecho de la diosa mágica. Eso fue todo lo que se necesitó para detener su lento progreso.

-¿Qué se necesitará para satisfacerte?

-¿No es obvio? Arrancaré los órganos de este mocoso mientras ella observa. Me aseguraré de que él siga vivo y moviendo su boca todo el tiempo como un pescado servido vivo.

-Alto…

Othinus estaba clavada en la nieve por la gran presión desde arriba, pero extendió su mano ensangrentada.

Sin importar lo que intentó, no pudo llegar a la masa de color rojo oscuro delante de ella.

-Me quieres a mí. Si me eliminas, puedes terminar el caos que llena el mundo. Él no tiene nada que ver con eso. Solo matarme a mí es suficiente para eliminar tu propio caos, así que…

-No me importa. – las palabras se derramaron de la boca de Silvia y más palabras pegajosas siguieron. – Mientras pueda matarte, nada más importa. Mientras pueda vengarme por ese bastardo de Ollerus, no me importa si me vuelvo loca. No lo entiendes. Realmente no lo haces. No quiero volver a la normalidad. Si lo hago, terminará allí. Tengo la sensación de que terminaré perdonándote. Pero no quiero eso. ¿Lo entiendes? No es si puedo o no. Yo no lo quiero, así que estoy eligiendo no hacerlo.

Brunhild tuvo un pensamiento silencioso cuando escuchó eso.

(Tengo que matar a la diosa mágica sin esperar las instrucciones de Silvia.)

Incluso ahora, ella no estaba subestimando el poder de Othinus. No mostraría ninguna amabilidad y mataría cuando pudiera matar. Ella no quería permitir algo de “diversión” ahora y lamentarlo después.

-Entonces empecemos. – dijo Brunhild fríamente mientras sujetaba en secreto la empuñadura de la espada con una fuerza tremenda.

En el instante que Silvia estuviera centrada en el chico, ella aplastaría y mataría a Othinus. Ella estaba preparada para luchar contra una enfurecida Silvia después, pero se aseguraría de matar rápidamente a Othinus ahora. Esa era su mayor prioridad.

-Alto…

La débil voz de Othinus continuó y extendió desesperadamente una mano como si alguien le hubiera quitado un animal de peluche.

-¡¡Alto!! ¡Él no tiene nada que ver con mis pecados! ¡No hay ninguna razón para hacer que los cargue! ¡¡Así que por favor!!

Su desesperada súplica no llegó a ellas.

Las dos Santas tomaron acciones decisivas y un tremendo viento rugió.

“Él” observó.

Y así…

Un sonido explosivo pegajoso estalló.


El gran ruido vino de Ollerus mientras se metía entre las dos Santas.

Pero debido al hechizo de hadas, él no poseía nada de su poder especial de estar cerca de la divinidad mágica. La fuerza de su cuerpo y la magia que podía utilizar eran más débiles que los magos promedio.

Su voluntad compensó lo que le faltaba.

New Testament Volumen 10 Capitulo 10 Novela Ligera

 

La acción que tomó fue simple. Envolvió sus brazos alrededor de la gran espada que Brunhild dejó caer. Sin embargo, nunca podría detener un ataque lanzado a la velocidad del sonido. La increíble fricción destrozó sus manos en pedazos.

Incluso mientras sus manos seguían siendo destruidas para desviar la trayectoria de la gran espada, él movió esas manos.

Tiró como si quisiera jalar la espada y a Brunhild hacia él. Hizo que la espada se cruzara con el ataque con las manos vacías de Silvia.

-¿¡Qué!?

-¡¡Ollerus!! ¡¡Idiota!!

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Las mujeres hablaron sorprendidas, pero ya era demasiado tarde.

Un gran estruendo resonó. Para alguien que observara, puede haber parecido que las dos Santas chocaron a una velocidad aterradora y se derrumbaron en la nieve profunda.

Las dos Santas habían sido derrotadas al costo de los brazos de Ollerus.

Esos brazos se agitaban al viento como una cuerda de plástico y estaba claro que el daño había ido mucho más allá de un hueso roto.

-Tú…

Othinus tosió sangre y ni siquiera pudo levantarse.

-¿Has venido a matarme también?

-¿Recuerdas lo que dije antes? – respondió Ollerus con una expresión serena y con sus brazos ensangrentados colgando. – No tengo más apego a las ataduras de ser un dios mágico. Siempre que pueda derrotarte, nada más importa.

-…

-Pero parece que fue alguien más quien lo logró. – sonrió levemente. – Había esperado que él actuara como cebo para hacerte salir, pero ciertamente no esperaba que lo llevara tan lejos.

-Tienes una razón para matarme, ¿no?

-Sin lugar a dudas. – su tono era tranquilo. – Pero si Kamijou Touma muere aquí, tú te convertirás en un monstruo más aterrador que cualquier cosa que has mostrado hasta ahora. De forma similar, si tú mueres aquí, un gran cambio podría producirse en la naturaleza de Kamijou Touma. No me gusta el sonido de ninguno.

Como he dicho, no tengo más apego. Si tienes una relación que te debilitará más que cualquier otra cosa, actuar para preservarla no es una mala opción.

-Tu “amabilidad” es tan irritante como siempre.

-Eso es lo que soy. Soy consciente de que he perdido bastante por ello, sin embargo.

-¿Esa “amabilidad” es realmente digna de elegir incluso si significa derrotar a tus propios aliados?

-El que está contigo ha hecho lo mismo. Silvia especialmente es del tipo que no se deja llevar por las palabras, pero volverá a su habitual personalidad inteligente si tiene tiempo para enfriar su cabeza.

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Ollerus miró hacia las dos desplomadas en la nieve.

-Voy a trabajar para persuadirlas y continuaré con ello hasta que entiendan, así que no tienes que preocuparte por nada.

Mientras tosía, Othinus finalmente logró ponerse de pie con piernas temblorosas.

Acarició la espalda de Kamijou mientras seguía respirando incluso como una masa de color rojo oscuro. Pasó un brazo alrededor de su hombro y de alguna manera logro ponerlo de pie.

-No voy a…darte las gracias…

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-Incluso esto es un ataque contra ti en mi mente.

Ollerus se encogió de hombros ignorando sus brazos balanceándose mientras colgaban.

Solo después de retroceder cautelosamente cierta distancia, Othinus se dio la vuelta. Le prestó su hombro a Kamijou que apenas estaba consciente y Ollerus le hizo una última pregunta.

-¿Encontraste lo que estabas buscando?

-Tú no fuiste el que me entendió. Él fue mucho más fuerte que tú. Con eso, la distancia de sus destinos se abrió infinitamente.

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