Majo no Tabitabi (NL)

Volumen 5

Capítulo 9: Las Dos Discípulas

Parte 3

 

 

“…………………………….Um, perdón por dejarme llevar”.

“Está bien. Siempre y cuando me digas dónde está tu líder”.

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Y allí estaba una bruja horrible, riéndose para sí misma— ”¡Ufufu!”—mientras abusaba de los hombres que estaban atados con cuerdas. Su elegante cabello negro le llegaba hasta los hombros, llevaba una túnica negra y un sombrero puntiagudo, y les daba patadas, patadas y más patadas a los hombres.

Ella seguramente era una especie de demonio.

¿Y quién era esa bruja?

En efecto. Es Saya.

“Deja de mentir, Elaina”.

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“……”

Detrás de mí, una chica con el cabello cenizo me miraba fijamente. Era yo, pero con Saya dentro. Pero si ella se parecía a mí por fuera, ¿no podíamos decir que era yo?

Comencé a actuar muy imprudente con esta nueva mentalidad.

“Por favor, no te descontroles en mi cuerpo”, suplicó Saya. “Después de que se resuelva este incidente, mucha gente se va a enfadar conmigo”. Ella tenía las mejillas hinchadas por la ira.

Como actualmente yo estaba dentro del cuerpo de Saya, todo lo que hiciera ahora, la culpa caería en Saya.

Me senté frente a uno de los ladrones.

“Rápido, habla ya. Si no lo haces, te romperé los dedos uno a uno. ¡Partir! ¡Partir!”

Describí con brutal detalle cómo podría utilizar un hechizo para doblar sádicamente sus dedos hacia atrás hasta que se rompieran.

“¡A-Ah…! Soy un miembro de la compañía de antigüedades. Nunca cederé a tus amenazas—”

“De acuerdo”. ¡Partir!

“¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhh!”, gritó de la agonía. “¡Espera, espera! Espera sólo un—”

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“Hup”. ¡Partir!

“¡Aaaaaaaaaaaaahhh!” Otro gemido de agonía. “¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Te lo diré! Yo—”

“¿Hm?” ¡Partir!

“¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhh!”


Para alguien que pertenecía a una organización que perturbaba a la sociedad como lo era la Compañía de Antigüedades, el ladrón era todo un caballero, hechizado por un fuerte sentido de la justicia, y respondió amablemente a todas mis preguntas.

“Por favor, no mientas, Elaina”.

“……”

Una chica de cabello cenizo me miraba decepcionada.

Después, nos dirigimos a la ubicación del líder, que el ladrón al que convencí (obligué) nos dijo. Al parecer, la persona a la que llamaban su líder se escondía en el sótano de una de las tabernas de la ciudad—

“…Ohh… no pensé que mi Elaina era una sádica que disfruta romperle los dedos a la gente… No puedo…”

Mientras caminábamos hacia nuestro destino, la chica que iba detrás de mí se echó a llorar.

La miré sólo por un momento. “No me digas que realmente pensaste que le había roto los dedos a ese hombre. Además, no soy ‘tu Elaina’”.

“¿Eh? Pero, Elaina, llevas el colgante que te regalé, ¿no?”

“Oh, pensaba venderlo”.

“Qué cruel…”

“……” Dejé escapar un fuerte suspiro. “Vamos. Es broma—

y además, realmente no le rompí los dedos a ese tipo”.

“…… No, pero, Elaina, estaba detrás de ti y vi cómo sus

dedos se doblaban en una dirección extraña”.

“¿Fue así?” Y entonces puse un hechizo en mis propios dedos y los hice crujir.

“¡Aaaaaaaaaaaaaaaaahhh!” El horrible lamento era de Saya. “¡¿Q-Q-Q-Q-Qué estás haciendo?! ¡Mi deeeeedooooo!”

“Cálmate”. Tienes que dejar de poner esas caras mientras estás en mi cuerpo.

“¡Hyaaaaaaaaaaaaaahhh!”

“¡Creí que te había dicho que te calmaras!” Cancelé el hechizo que había colocado en mi dedo. Inmediatamente, el dedo volvió a la normalidad. Pude doblarlo y flexionarlo como si nada hubiera pasado.

“Aaah… ¿eh?” Parpadeando con sorpresa, Saya ladeó la cabeza. “¿Qué…?”

“Simplemente utilicé un hechizo para doblar el dedo justo antes de su límite”.

Un dedo humano puede doblarse hacia atrás hasta aproximadamente noventa grados. Si fuerzas el dedo para que se mueva apenas por debajo de ese rango, es insoportablemente doloroso. Y si ocurre muy rápidamente, puede hacerte creer que te has roto el dedo.

En realidad, había alterado el sentido del dolor del hombre, pero no sentía ninguna necesidad particular de hablar de eso, así que decidí callar.

“…Pero si en realidad no rompiste nada, ¿qué fue ese ruido extraño?”

“Quebré un apio”.

“Apio”.

El hombre había sido atado con una cuerda, así que confundió el sonido y el dolor como si se hubieran quebrado, y eso fue suficiente para convencerlo.

Basta con ponerlo en palabras.

“Bueno, imagino que odian a los magos porque les hacemos este tipo de cosas…”

Despreocupadas por lo que pasó hace un rato, hablamos de esto y de otras cosas mientras caminábamos por la ciudad que estaba sumida en el tumulto.

Llegamos a la taberna después de un rato.

***

 

 

El sótano de la taberna era una habitación poco iluminada. El aire estaba viciado y estancado, pero una lámpara que colgaba del techo proyectaba un brillo anaranjado sobre el polvo y la suciedad de la habitación.

Más adentro estaba, sin duda, la figura de la persona al mando del grupo de anticuarios.

“¡Fufufu… jajaja… ejejejeje…!”

La mujer que estaba allí de pie riendo siniestramente tenía el cabello largo y liso de color rojo. No sabría decir cuántos años tenía. Pero ya había escuchado esa voz antes.

“Fufu… En estos momentos, mis hombres están aprovechando el alboroto de la ciudad para robar su dinero…

jejejeje…”

Como ella estaba de espaldas a nosotras y leyendo un libro, la mujer aparentemente no se había dado cuenta de nuestra llegada. Qué idiota.

“En cuanto la persona de la Asociación Mágica vino a la ciudad, la cambié de cuerpo con una ciudadana común e hice que abriera la caja que llevaba… Qué plan tan perfecto fue… Je-je-je-je… ¡Ahora esta ciudad es mía!”

Mientras escuchábamos a la mujer hablar en voz alta para sí misma, quedó claro lo que había sucedido.

Yo con mi ropa de civil, y Saya con su túnica.

La mujer y su grupo habían puesto sus ojos en la entrega que Saya planeaba enviar a la nación insular a través de esta ciudad, así que cuando Saya entró a la ciudad, planearon un complot para conseguir que abriera la caja.

Pudieron haber usado hipnotismo o algo así, o arrebatársela forzosamente, pero el método que habían elegido era aparentemente un intercambio de cuerpos.

“Cuando se comieron ese caramelo, intercambiaron cuerpos… y una vez que eso pasó, ¡ella abrió la caja! ¡Un método realmente innovador! ¡Jajajaja! Esta vez tenemos asegurada la victoria”.

Siento que ese plan tiene muchos fallos… aunque, por muy loco que fuera, funcionó… Así que supongo que las verdaderas tontas fuimos nosotras…

“Por cierto, ¿por qué intercambiaste el cuerpo de una maga con el de un ciudadano común?”

¿No habría sido un plan más seguro intercambiar al mago con un miembro de la Compañía de Antigüedades?

“¿Por qué lo preguntas? Pues porque es obvio”. Riendo a carcajadas, dijo ella: “El intercambio de cuerpos significa que tienes que meterte en el cuerpo de un mago, ¿no? ¿No sería eso una tortura?”

“……”

Claro.

Ciertamente, personalmente sería repugnante verse obligado a pasar un día como una persona que odias—lo suficiente como para provocar náuseas.

“¿No consideraste la posibilidad de que esta persona ordinaria y la maga ya se conocían?”

Cuando le puse una mano en el hombro, la mujer se dio la vuelta.

“¿Eh? No es posible que—” Su expresión se endureció.

El tiempo pareció detenerse mientras nos miraba con la boca abierta, moviendo ligeramente su mirada de derecha a izquierda, con sudor en la frente.

“…… ¿Eh?” Y habló. “… ¿Qué hacen aquí abajo?”

Creo que era una voz muy débil.

“Sólo he venido a comprar unas cosas”, le contesté rotundamente. “Tienes caramelos, ¿verdad?”

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***

 

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Suspiro.

La realidad de las cosas, era deprimente.

No había más caramelos.

Tendríamos que esperar pacientemente a que pasara un día entero para poder volver a la normalidad. No fue fácil sacarle más caramelos, por lo que le preguntamos directamente, y esa fue la respuesta que dio.

Qué problemático.

“Así que volveremos a la normalidad después de un día, ¿no? ¿Segura que no te estás equivocando?” le pregunté, y ella asintió y moqueó con lágrimas en los ojos.

Al parecer, la mera existencia de los magos era un insulto para esta banda de ladrones. Y por eso habían planeado dejar salir el humo por toda la ciudad. Supieron extraoficialmente lo que había dentro de la caja y habían llevado a cabo nuestro intercambio de cuerpos para adquirirla.

Esa parecía ser la situación.

“Entonces, ¿qué vas a hacer? Es tu culpa que la ciudad sea un caos, ¿no?”

Según los ladrones que habían invadido el café, todo volvería a la normalidad en un día, pero yo sabía que no podríamos detener todos los robos. La gente ya se estaba amotinando. La vuelta a la normalidad no cambiaría el hecho de que la ciudad ya era un caos. Este era el peor escenario posible.

“¡H-Humph! ¡Parece que has venido al lugar equivocado! La ciudad no volverá a la normalidad, aunque te aparezcas en nuestra guarida. ¡Mis hombres son excelentes en lo que hacen! ¡Les ordené que robaran lo que pudieran y que huyeran de la ciudad inmediatamente! ¡Ja, ja, ja! ¡La victoria es nuestra!”


“……”

“……”

No pedimos quedar involucradas en esta estúpida situación. ¿Cómo es que puedes mostrar una expresión triunfal asumiendo que ya nos ganaste?

“¿Entiendes la posición en la que estás?” La empujé de nuevo contra la pared y empujé mi mano contra ella. “Ahora estás en nuestras manos… Podríamos usarte como rehén para atraerlos y acorralarlos”.

“H-humph… ¿Me estás amenazando? Mis camaradas no saldrían de su escondite para eso”.

“Muy bien, pues hasta que aparezcan, ¿qué tal si te rompo los dedos uno por uno? Si siguen sin aparecer, entonces creo que podría arrancarte las uñas. Si todavía no es suficiente, podría romperte los brazos. Si eso no es suficiente, supongo que te cortaré tus inútiles dedos uno por uno. Utilizaré cualquier técnica que tenga a mi alcance, y no pararé, aunque tu garganta podría quedarse ronca de tanto gritar… Me pregunto en qué estado estarás para cuando aparezcan todos tus compañeros”.

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Es un poco amenazante, pero si no siente remordimientos, no tengo de otra.

“……Waah”. La mujer empezó a llorar.

Saya tembló de angustia. “¡Elaina, ahora no sé quién es la villana!”

Yo no era un demonio, así que me hubiera gustado evitar ese comportamiento violento. De ser posible, preferiría proceder pacíficamente. Sin embargo, aunque empezáramos a cazar a los secuaces de esta mujer ya mismo, nunca podríamos atraparlos a todos—

Estaba preocupada, muy preocupada, pero estaba determinada en no expresar eso en mi rostro.

“…No, ya no es necesario ir por ellos”, dijo alguien.

Pasó un rato luego de observar a la Dama de los Colmillos que una voz resonó en el sótano.

Era una voz que conocía.

“……”

Cuando me di la vuelta, vi las figuras de dos brujas de pie. Había, además, una montaña de basura, desde armas como espadas y lanzas, arcos y hachas, hasta artículos de papelería, muebles corrientes y utensilios de cocina. Parecía un montón de desechos varios.

Eran dos brujas que conocía.

Una de ellas tenía el cabello rubio y suave como el polvo de estrellas, atado en una cola de caballo. Llevaba una túnica con dos broches enganchados en el pecho, uno con forma de estrella y el otro de luna.

“Ha pasado un tiempo—”

La otra tenía el cabello negro, largo y liso como la medianoche, y un aire despreocupado. Llevaba una túnica negra y un sombrero puntiagudo, y en su pecho había sólo un broche en forma de estrella.

“No se preocupen por los maleantes que andaban sueltos. Nos ocupamos de todos ellos”, declaró la bruja rubia, exhalando humo púrpura de su larga pipa.

“¿Qué rayos ocurrió? ¿Siguen aterrorizando la ciudad, a pesar de lo que sucedió en el pasado?”, preguntó la bruja de cabello negro, ladeando la cabeza con curiosidad.

¿Quién iba a pensar que nos reuniríamos aquí?

¿Quién iba a pensar que ella vendría a un lugar como éste?

Si me hubiera avisado, habría intentado verme más presentable. Realmente no me gustaba la idea de que alguien me viera así.

Para empezar, ésta ni siquiera soy yo.

“…Ma-Maestra”, dijo Saya, en mi cuerpo y chorreando sudor. Miró a la bruja rubia—a Sheila.

“… ¿Se-Sensei?” En cuanto a mí, que estaba en el cuerpo de Saya, miré aterrada a la bruja de cabello negro—a Fran-sensei.

Sus rostros me trajeron muchos recuerdos.

…Espera, ¿Saya acaba de llamar a Sheila ‘maestra’?

***

 

 

Fue sorprendentemente sencillo regresar la ciudad a la normalidad. Al parecer, todo lo que teníamos que hacer era abrir la caja de nuevo. Una vez que la entregamos a la Asociación Mágica Unida, la Dama de los Colmillos nos contó la verdad.

Después de que la chica que resultó ser la hermana menor de Saya mostró ese comportamiento extraño, tuvo que hacer una huida rápida y acabó dejando la caja olvidada, por lo que la vuelta a la normalidad se retrasó hasta que pudimos recuperarla.

Qué desconsideración de mi parte. Sin embargo, no fue mi culpa. Digo, yo estaba aturdida, ¿verdad? Así que no podía pensar con claridad. No hice nada malo.

Como sea, volvimos a la habitación de la hermana de Saya— la habitación de Mina—, abrimos la caja y devolvimos la ciudad a la normalidad.

“…Ella sigue durmiendo”.

Mina seguía sumida en sus sueños. Ella estaba en un sueño profundo, respirando profundamente en el suelo.

“¿Eh? ¿Por qué está durmiendo? ¿Qué hiciste?” Saya me miraba con desconfianza.

“Yo nada”. De hecho, me hizo cosas.

No es como que te lo vaya a decir. No puedo.

Para confirmar que la ciudad había vuelto a la normalidad— y de paso ir de paseo—las cuatro fuimos a dar una vuelta en la ciudad.

“Eh… ¿qué rayos… he hecho…?” Un hombre—que por alguna razón estaba semidesnudo frente a un espejo—se sentó sujetándose la cabeza.

“Oh, no. ¿Nosotros…?” Una camarera de algún restaurante se levantó del regazo de un hombre delgado.

“… ¡O-Oye! ¿Qué demonios? Estás muy raro conmigo…” ¡M-Mira quién habla! ¡Para! No estoy interesa—”

Un drama agridulce se desarrollaba en una esquina cercana.

Todo el mundo parecía haber vuelto a la normalidad.

“…Menos mal”. Saya suspiró aliviada.

“Sí”. Asentí en silencio.

… ¡Excepto que aún no hemos vuelto a la normalidad!

“Ciertamente me sorprendió verlas aquí. Sabía que la discípula de Sheila venía a esta ciudad, pero no pensé que Elaina también estaba aquí…” Caminando a nuestro lado, Fran-sensei miró amablemente a Saya.

…Como yo seguía en el cuerpo de Saya, y como no habíamos encontrado el momento adecuado para revelar ese hecho, continuamos la conversación incluso cuando mi mente seguía desenfrenada por la frustración y la incomodidad.

“Bueno, ya escuché todos los detalles por parte de los maleantes cuando nos encontramos con ellos. Parece que la pasaron mal. Las obligaron a abrir esa caja en contra de su voluntad, ¿verdad?”

Parece que no se ha dado cuenta del intercambio de cuerpos… y cree que todo esto ocurrió porque la Compañía de Antigüedades me obligó a abrir la caja. Ella no ha considerado que fui yo quien la abrí.

Sheila dijo: “Bueno, esto fue un desastre”. Puso su mano sobre mi hombro y me echó humo en la cara. Apestaba.

“¿Qué hacen en este lugar?” Ladeé la cabeza en forma de pregunta mientras alejaba el humo con la mano.

Como estaba en el cuerpo de Saya, el gesto parecía algo fuera de lugar.

“¿…? ¿Hm? ¿Ya nos conocíamos?6“ Fran-sensei inclinó la cabeza hacia mí.

Sheila también se veía confundida. “¿Qué te pasa? Alguien está tranquila hoy”.

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Para colmo, Sheila me miraba fijamente, cada vez más cerca, observando más y más profundamente en mis ojos, como si hubiera empezado a notar algo. “¿Hmm…?”

  • Supongo que en la pregunta anterior, es directamente a Fran que Elaina (en el cuerpo de Saya) le hace la pregunta.

No sé si su intuición era aguda, o si tenía un buen ojo para estas cosas, pero Sheila me miró fijamente durante un rato más, y luego dijo con confianza: “…Algo en ti anda mal”.

…Tal vez sea mejor contarlo… Pero parece que la situación sólo se complicará cuando les digamos que estamos intercambiadas… Tengo mucho miedo de lo que pensarán cuando les digamos que todo lo que pasó fue por nosotras.

Tengo la sensación de que se enfadarán.

“Ah, ¿acaso tú…?” Sheila me pinchó mientras yo estaba de pie en silencio, sin contestarle. “¿Es eso? ¿Te haces la inocente delante de tu querida Elaina?”

¿Qué está diciendo? En serio. ¿De qué está hablando?

“¡Ah, espera…! ¡Maestra! ¡Por favor, no diga…!” Saya entró en pánico—en mi cuerpo.

……Aaah, esto es tan incómodo…

Como si no viera la cara roja que tenía Saya, agitando las manos y actuando sospechosamente detrás de ella, Sheila sonrió pícaramente y me pasó el brazo por los hombros.

“¡Ja! ¿Qué te sucede? ¿Ahora te haces la inofensiva? Luego de que siempre te la pasas diciendo: ‘La próxima vez que vea a Elaina, voy a XXX su XXX, y luego XXXXXXXXXXXXXXXXXX”

“¡Aaaaaaaaaaaahhh!”

“Uy, mi error. Ella está aquí”.

Es tan malvada.

“Ara, te llamas Saya… ¿verdad? ¿Estás bien? Tu cara se ve roja”.

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“¿Quién no se pondría rojo después de que le revelaran delante de la propia Elaina que ella quiere XXXXXXXX a Elaina—”

“¡Aaaaaaaaaaaaaaahhhhhhh!”

“Silencio, Elaina. ¿Ya estás en esos días?7“ Fran-sensei miraba fijamente a Saya, que estaba en mi cuerpo.

Realmente, esta situación era más que complicada.

Sólo podía suspirar y desear que llegara el día de mañana.

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