Kuma Kuma Kuma Bear (NL)

LAS VENTAS EN LA TIENDA iban bien. Morin estaba al acecho en busca de pan nuevo, e incluso ella estaba investigando cómo hacer nuevos tipos de sándwiches con ingredientes novedosos. Lentamente íbamos ampliando nuestro menú.

El ajuste de los horarios de apertura también iba bien. Los niños también se habían acostumbrado a su trabajo, e incluso les gustaba.

Cuando el trabajo de vigilancia de Rulina y Gil llegó a su fin, los niños parecían decepcionados. Los dos eran muy queridos por los niños. Bueno, supongo que acabarían siendo populares, teniendo en cuenta que salvaban a los niños de cualquier cliente malhumorado.

Desde que nos dejaron, los dos aventureros se separaron de Deboranay y emprendieron misiones en solitario o formaron grupos temporales. De vez en cuando, entraban en la tienda como clientes.

Hoy, estaba usando la puerta de transporte de osos para ir a la capital y poder ver a la princesa Flora. (Me encanta la teletransportación instantánea). Dado que la casa de los osos estaba en un distrito relativamente de clase alta, no pasaba mucha gente. La carretera principal, por otro lado, estaba llena como de costumbre.

Cuando llegué a la puerta del castillo, los soldados me miraron con atención. Cuando me acerqué, parecían saber quién era yo.

“Hola. Me gustaría ver a la princesa. ¿Estaría bien?”

Saqué mi tarjeta de gremio de mi bolsa de osos. Tenía un permiso de entrada al castillo registrado en mi tarjeta. Cuando presenté la tarjeta, pude hacer aparecer el permiso de entrada vertiendo maná en él. Nadie podría ver ese permiso de entrada de otra manera.

¿Cuál era mi negocio? Ver a Lady Flora, por supuesto. Todavía no podía entrar a ver a la princesa sin supervisión, así que me dijeron que esperara mientras llamaban a Ellelaura. No tomó mucho tiempo.

“¡Yuna, han pasado años!”

“Es bueno verte de nuevo, Ellelaura”.

“¿Viniste a ver a Lady Flora?”

“Sí, solo para ponernos al día y todo”. Me gustaría detenerme y ver más a Lady Flora, pero si aparezco con demasiada frecuencia, la gente podría empezar a hacer preguntas incómodas.

Con Ellelaura acompañándome, entré, fui directo a la habitación de Lady Flora … y encontré al rey esperando allí.

“Su Majestad”, dijo Ellelaura, con un tono juguetón en su voz, “¿está haciendo novillos otra vez?”

“Vamos, Ellelaura, me estoy tomando un descanso normal. No es un … descanso al estilo Ellelaura”.

“Disculpe, Su Majestad, pero resulta que estoy haciendo mi trabajo guiando a Yuna aquí”.

“Actualmente eres muy trabajadora”.

“¿Actualmente? Siempre me tomo mi trabajo en serio”.

“¿De verdad?”

“Bueno, Su Majestad, ¿por qué se toma un descanso en la habitación de Lady Flora? ¿No suele hacer eso en sus propias habitaciones privadas?”

“Porque recibí la noticia de que Yuna había llegado. Sé que Yuna ve a Flora cada vez que la visita”.

Mientras los dos discutían, Lady Flora se acercó a mí.

“Hola, Lady Flora”.

“Oso, ¿viniste a verme?”

“Lo prometí, ¿no?”

Dejando a los adultos que discutían a su aire, cogí la pequeña mano de Lady Flora con mi marioneta de oso y la llevé a la mesa, donde la hice tomar asiento.

“Te traje un poco de pudín”, dije, “así que comámonoslo juntas”.

“Aja.”

Dejé cuatro pudines en la mesa, lo que puso fin a la discusión rápidamente. Ellelaura y el rey se sentaron inmediatamente con nosotros y empezaron a masticar el pudín.

La expresión de Lady Flora mientras saboreaba el pudín fue la gota que colmó el vaso de algo que estaba debatiendo conmigo misma. Saqué un trozo de papel de mi almacén de osos y lo coloqué frente a Ellelaura y el rey.

“¿Qué es esto?” preguntó el rey, mirándolo con los ojos entrecerrados.

“La receta del pudín. Utilice esto para hacer algunos para Lady Flora”.

“¿Estás segura?”

“Siempre que haga feliz a Lady Flora. Tampoco sé cuándo podré volver aquí, así que los deberes del pudín están sobre todos ustedes”.

“En efecto. Acepto gentilmente tu regalo. Tenga la seguridad de que solo compartiré las instrucciones con mi chef personal, en quien puedo confiar”.

“No se preocupe demasiado si se filtra, no es necesario castigar a nadie”.

“No te preocupes. No hay personas entre los chefs reales que puedan filtrar información”.

“Pero puede haber gente que la robe”.

Había ladrones de inteligencia sin importar en qué mundo estuvieras. Solo toma un libro de historia. Puede acercarse a cero fugas, pero no puede alcanzarlo.

“Si hay alguien que robe una receta de la familia real”, dijo el rey con una sonrisa aguda de león, “le daré un castigo adecuado. No te preocupes”. ¡Aterrador! Pero hombre, al menos se estaba tomando esto en serio. “Y que sepas que no te culpo por visitarnos sólo de vez en cuando. Estamos un poco lejos de Crimonia, después de todo… aunque tal vez mudarse aquí podría resolver ese problema”.

“Apoyo lo que está diciendo, Su Majestad,” interrumpió Ellelaura, “pero no puedo permitir que eso suceda en consideración a Crimonia”. Oh no. ¿Estaban a punto de empezar a pelear por mí o algo así?

“Estaba pensando en ir al océano”, dije rápidamente.

“¿El océano?” Repitió Ellelaura.

“Sí. Hay un océano al este de la capital, ¿no es así?” Recibí esa primicia la última vez que vine a la capital. Escuché que, si seguías yendo hacia el este, chocarías contra el océano. No sabía qué tan lejos era eso, pero llegaría allí si montaba mis osos el tiempo suficiente.

“¿Qué? ¿Quieres ir al océano? “ El rey se rascó la barbilla, perplejo.

“Quiero comer mariscos”.

“Haces tanto por la comida”, reflexionó. Soy japonés, ¿cómo podría explicárselo? Si no podía conseguir arroz o miso, al menos quería mariscos. Los calamares a la parrilla y el takoyaki sonaban muy bien ahora mismo. O después. ¿O siempre?

“Olvidar los placeres de la comida”, dije, “es una gran pérdida en la vida. Dado que la gente debe comer para vivir”.

“Realmente te hace pensar”, dijo el rey, llevándose un bocado de pudín a la boca.

“Ojalá hubiera un océano cerca de Crimonia”, dije, suspirando.

“Lo hay”, dijo Ellelaura.

“¿Eh?” Me quedé helada.

“Vamos”, espetó el rey, “¿realmente puedes llamar a eso cerca de Crimonia?”

“¿Pueden ustedes dos reducir la velocidad por un segundo y explicar?”

“Sí, Sí. Conoces la gran montaña al noreste de Crimonia, ¿verdad?” preguntó.

Asentí. Podía verla desde el pueblo. En realidad, era más una cadena montañosa, por lo que pude ver.

“Si subes esa montaña, llegas a un océano. Sin embargo, es todo un calvario escalarla o rodearla”.

Así que todo el tiempo había un océano más allá de esa montaña gigante. ¡Tan cerca y tan lejos!

“Incluso hay un puerto marítimo”, dijo Ellelaura. “La mayoría de la gente no lo visita a causa de la montaña, pero … bueno, supongo que tienes esos osos tuyos, ¿eh?”

¡Si que tengo esos osos míos! No necesitaría dirigirme al océano desde la capital, y estaba más cerca … si pudiera superar las montañas.

“¿Yuna tienes osos?” El rey frunció el ceño.

“Yuna los invoca”.

“¡Vaya, vaya! ¡Estás simplemente llena de sorpresas!”

“Son osos muy lindos y muy buenos”. Ellelaura casi sonaba orgullosa de ellos. Y cuanto más los describía, más fascinados estaban el rey y Lady Flora.

“Hace que sea más fácil llegar a la capital”, admití.

“¿Tienes osos?” Preguntó Lady Flora.

“Osos, ¿eh?” Repitió el rey.

Lady Flora tenía un brillo en sus ojos y el propio rey parecía fascinado. Inevitablemente, me preparé para invocar a mis osos … justo en el medio de la habitación de la princesa.

“¿Estás realmente seguro de esto?” Pregunté.

El rey se encogió de hombros. “Ehh”. Bueno, él era la persona más distinguida del país, y yo había obtenido su permiso, así que llamé a Kumayuru.

“Un oso real, real. ¡Fascinante!”

“¡Oso!”

Lady Flora se acercó a Kumayuru, pero el rey se limitó a mirar y no trató de detenerla. Parecían terriblemente indiferentes al respecto.

“Tienes otro, ¿no?” preguntó Ellelaura.

“¿Tienes más?”

Extendí mi mano izquierda y llamé a Kumakyu.

“Un oso blanco, ya veo. Qué raro”. El rey se acercó y tocó a Kumakyu. “Realmente es dócil”.

“Mientras no les hagas nada a los osos, ellos no te harán nada”.

“¡Oso blanco!” Lady Flora, que estaba abrazando a Kumayuru, se sorprendió por el pelaje blanco de Kumakyu.

Sin mostrar miedo, Lady Flora comenzó a jugar con Kumayuru y Kumakyu. Se subió a Kumayuru y montó al oso por la habitación.

“Yuna”, dijo el rey, mirando a mis osos. “¿Qué eres?”

“Soy un aventurero de rango D”.

“¿Un aventurero de rango D que puede derrotar a diez mil monstruos?”

¿Qué, eso era un problema?

“En realidad, Yuna, sigues siendo de rango D a pesar de que derrotaste a esos diez mil monstruos, ¿no es así?”

“Porque, como todos sabemos, fue un grupo de rango A qué pasó por ahí quien los derrotó”, dije con firmeza.

“Deberías haberte revelado”.

“Preferiría no hacerlo”.

“Llevas ese atuendo y aun así evitas llamar la atención”, dijo el rey, luciendo exasperado.

Sí, era totalmente lo mismo. Qué brillante análisis de Su Majestad.

“Si hubieras reconocido que los habías derrotado”, continuó el rey, “podrías haber ascendido al rango B”.

Rango B, ¿eh? Podría ocultar eso, pero aun así me llevó a preguntas, y las preguntas podrían llevar a todo el asunto de “diez mil monstruos derrotados”. Nah.

“Oh, por cierto, Yuna, todavía no has recibido ninguna recompensa de Su Majestad, ¿verdad?”

“Ella fue la que las rechazó, Ellelaura. Eso no es culpa mía”.

A cambio, le pedí que me prometiera guardar silencio sobre mí. Hice ese trato para poder vivir en paz, aunque sabía que también le pidió a Cliff que me apoyara cuando se tratara de mi tienda. Pero, dado que tanto Su Majestad como Cliff guardaban silencio sobre eso, no iba a mencionarlo.

La conversación se calmó pronto. Aunque traté de ir a casa, Lady Flora no soltó a Kumayuru y Kumakyu.

“No. Quiero jugar más”.

Eh, ¿por qué no? Podría quedarme en el castillo hasta la cena.