Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

Justo cuando Mia estaba a punto de comer el plato principal de la comida, un humeante plato de solomillo de ternera de Sunkland, se dio cuenta de algo.

Espera… ¿No se suponía que debía reunir información?

No lo había hecho en lo más mínimo. Ludwig había trabajado duro para darle esta oportunidad, y desperdiciarla sería imprudente. Era hora de hacer algo de trabajo real. Así, cogió un trozo de lomo y se lo llevó a la boca. Una deliciosa salsa, cuyo sabor y aroma se enriquecieron con la jugosidad natural de la carne, deleitó su lengua y su nariz. Saboreó la experiencia y volvió a repetirla con un segundo trozo. Cuando el plato estaba a medio terminar, finalmente desvió su atención de la comida a su entorno. Bueno, tal vez un veinte por ciento de su atención.

Hm, parece que Esmeralda está haciendo su parte de la recopilación de información bastante bien. Ella realmente está entrando en el Príncipe Echard. Supongo que debería acercarme desde un ángulo diferente.

Alguien aquí debía tener información vital sobre el posible asesinato de Sion, y ella iba a conseguirla. Con su resolución endurecida, terminó la otra mitad de su lomo antes de usar una rebanada de pan para recoger el resto de la salsa. La salsa era el amor. La salsa era la vida. Para los cocineros, las salsas eran la culminación de sus habilidades, destilando toda su experiencia en una gratificación pura y líquida. Sorber hasta la última gota era la forma en que Mia mostraba su respeto.

De todos modos, una vez resueltos los asuntos de dudosa cortesía culinaria, se dirigió rápidamente a Sion. “Debo decir, príncipe Sion, que me entristece que me hayas mantenido totalmente al margen de todo este asunto entre tu hermano y Esmeralda. Esperaba un poco más de franqueza.”

Sion sonrió con ironía. “Me disculpo por los sentimientos heridos, pero también es una novedad para mí. Me enteré hace muy poco.”

“¡Cielos! ¿Tú tampoco lo sabías?”

Parecía una información importante. Sintiendo una oportunidad, los ojos de Mia se abrieron con interés…

Espera un momento.

…Luego se encogieron de nuevo.

Eso no es sorprendente en absoluto. Este matrimonio fue arreglado como un contrapeso político contra mí y Sion. Por supuesto que no se lo dirían de antemano. Pero hm, me pregunto si está al tanto de la participación del Conde Lampron y las implicaciones de eso. Si sabe cuál es el objetivo del conde, eso significaría que está dejando que este matrimonio siga adelante a propósito…

Masticó la idea un poco más. Sabía bastante bien. Como a pan. De hecho, era pan. Y la masticación era literal. En cualquier caso, llegó a la conclusión de que no había forma de que Sion estuviera a oscuras sobre los acontecimientos. ¿Su razonamiento? Porque todo el asunto se había mantenido en secreto. Esto era Sion, después de todo. La perfección en las piernas. Su propio hermano podría casarse, y no se le había dicho de antemano. ¿Debía ella creer que él simplemente se rascaría la cabeza y se encogería de hombros después de enterarse de una maniobra política tan descarada contra él?

De ninguna manera. Definitivamente lo ha investigado, y o bien está dejando que ocurra a propósito, o bien no tiene más remedio que dejar que ocurra. Hmm… ¿Qué opina el rey Abram de esto, me pregunto?

Se volvió hacia el rey. “En cualquier caso, este matrimonio entre el príncipe Echard y Esmeralda sin duda reforzará los lazos entre Tearmoon y Sunkland, ¿no?”

“En efecto. Me complace saber que nuestras naciones se acercarán.” Sonrió amistosamente. “Es bueno para nosotros, y probablemente bueno para el continente en su conjunto. Si esa gran hambruna de la que hablas llega a producirse de verdad, todas las naciones deben unirse contra su amenaza. Sólo entonces podremos cumplir con nuestro deber hacia nuestro pueblo.”

Mia le devolvió la sonrisa. “Me honra que mis palabras sean tomadas de buena fe.”

Ni siquiera un segundo después de terminar la frase, sintió una extraña sensación. ¿Oh? Qué raro… Siento la barriga un poco…

Llegó fuerte y rápido, golpeándola justo en el abdomen. Se sentía como… un dolor de estómago. Levantó la vista con un jadeo, dándose cuenta de las implicaciones, y se lamió los labios, que sabían a salsa. Una salsa lo suficientemente rica como para enmascarar otros sabores. Un escalofrío le recorrió la columna vertebral.

¡¿Esto… Esto es veneno?!

No. Sólo era una buena indigestión por haber comido en exceso. Que no quepa duda de que su inminente sufrimiento no era más que obra de su propio fracaso en el control de las porciones.

Así es. Toda esa charla anterior sobre su tripa era una mentira. No era ni de gran corazón ni de gran tripa. Lo único grande que había en ella eran sus delirios sobre la grandeza de sus órganos. Aunque creía que su estómago era infinitamente capaz de aceptar comida siempre que fuera deliciosa, eso no era más que una opinión subjetiva. La existencia de un límite volumétrico para su estómago era una verdad objetiva que no se podía eludir. Dicho estómago ya había aceptado una buena cantidad de comida durante su almuerzo con Rafina. Ahora, al ser golpeado con una carga aún mayor para la cena, finalmente se había agotado y había levantado la bandera del dolor.

Además, no es que no se le haya pasado por la cabeza a Mia la idea de “Uh-oh, puede que haya comido demasiado.” Su cerebro sólo había elegido el escapismo como defensa contra la vergüenza. Prefería culpar de su episodio a un poco de veneno que a la gula.

El problema era que los dolores de estómago, bueno, dolían, y ninguna cantidad de escapismo mental podía permitirle escapar del dolor real que estaba empezando a sentir. La causa podía achacarse a muchas cosas — veneno, exceso, lo que fuera — pero la progresión era singular.

Ugh, tener que ir al retrete en medio de una cena formal es un terrible paso en falso, pero — ¡ay, ay, ay! — no tengo elección.

Con una resolución trágica, se levantó de su asiento.

“Lo siento mucho, pero necesito que me disculpen unos momentos.”

Con una elegante reverencia, salió rápidamente del comedor. Con las indicaciones obtenidas de una doncella que esperaba fuera en el pasillo, se dirigió rápidamente hacia su destino.

Después de terminar sus asuntos y salir de la sala, un joven se acercó a ella.

“Princesa Mia…”

Con su pelo oscuro y su aspecto fino, no era otro que el ayudante de Sion, Keithwood.

“Vaya, ¿Keithwood? ¿Qué pasa?”

Su perplejidad fue respondida con una mirada extremadamente sobria. “Hay algo que pensé que deberías saber… Pero antes, ¿has conseguido contactar con Ludwig?”

¿Eh? ¿Qué era eso de Ludwig?

Estaba a punto de responder con el ceño perplejo cuando se dio cuenta. Keithwood pensó que se había escabullido para dar instrucciones a Ludwig. Eso era bueno. Su respuesta, sin embargo, era un poco complicada. Una mentira evidente podría hacerle sospechar. En un esfuerzo por evitar que él se diera cuenta de la razón real y embarazosa de haber comido su propio intestino hasta la sumisión, ella amañó su respuesta.

“Oho ho, por favor. Ya me conoces. Nunca haría una cosa así”, dijo en el tipo de tono ambiguamente sugestivo que francamente podría interpretarse como cualquier cosa.

Esto provocó un asentimiento. “Ah. Muy bien. Lo dejaremos así.”

“Más importante, ¿qué querías decirme?”

“Sí, sobre eso… Hay algo que deberías saber sobre el Príncipe Sion y el Príncipe Echard…” dijo, bajando la voz a un susurro conspirador.