Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

“Esto es sólo una corazonada, pero ¿te preguntarías por casualidad qué piensa el príncipe Sion de esta propuesta de matrimonio?”

“Vaya, qué astuto eres. Ciertamente lo estoy.”

Si la información se pudiera cazar, Mia habría olido la sangre en ese mismo momento. Keithwood era el vasallo más cercano a Sion, y una de las pocas personas con las que podía hablar de sus pensamientos sinceros. En otras palabras, Keithwood podría ser un tesoro de información importante.

Sion no parece del tipo que tiene muchos amigos. No me sorprendería si Keithwood es la única persona con la que puede ser honesto…

Para lo que habría sido la profunda molestia de Sion, Mia en realidad sintió un poco de pena por él. “¿Supongo que Sion es consciente de la política que hay detrás de esta situación?”

Keithwood asintió. “Sí. Es consciente de que el conde Lampron pretende crear, a través de la unión entre el príncipe Echard y la casa Greenmoon, un fuerte eje político que se oponga a la influencia combinada del príncipe Sion y de usted.”

“Hmm… ¿Y qué piensa Sion de todo esto?”

“No le he preguntado directamente, pero dudo que haya levantado las manos para apoyar la idea.”

“Eso no es sorprendente. Está fortaleciendo a sus oponentes políticos, después de todo.”

“Efectivamente. Sin embargo, también dudo que se oponga abiertamente al acuerdo.”

“¿Oh? ¿Y eso por qué?”

Keithwood hizo una mueca. “Los hermanos… son complicados. Como estoy seguro de que sabe, Su Alteza es un individuo excepcional. Su excepcionalidad es evidente en su habilidad con la espada, por supuesto, pero también abarca su inteligencia, su gracia, su valor y su voluntad de defender lo que es correcto y justo. Posee todas las cualidades que se requieren de un rey. Como heredero al trono, es, literalmente, perfecto.”

Al escuchar tan desmesurados elogios hacia Sion, a Mia le entraron ganas de lanzar una o dos ocurrencias poco aduladoras para equilibrar la situación, pero sus elogios eran infalibles. Más bien, todos eran ciertos. Sion poseía todas las cualidades para ser un rey virtuoso.

“Y luego está el príncipe Echard, que creció siendo constantemente comparado con su hermano.”

Mia casi soltó un improperio en voz alta. Oh, el pobre chico. Lo siento mucho por él. Tener a Sion como hermano… ¡Lunas, qué pensamiento tan aterrador!

Tan aterrador era el pensamiento que no pudo evitar simularlo en su mente con una fascinación morbosa.

“Sion, he hecho un poco de té. ¿Quieres un poco?”

“Ah, mi querida hermana Mia. Tan encantadora y considerada como siempre. Ciertamente, tomaré un poco de té.”

“Ah, ¿y puedes ayudarme con los deberes? No entiendo cómo hacer esta parte…”

“Por supuesto. Veamos…”

“…¿Hm? ¿Soy yo, o tener a Sion como hermano no suena nada mal?”

Tal vez tener un hermano mayor excepcionalmente talentoso y, en particular, excepcionalmente guapo era algo bueno. Mia no era Esmeralda, pero tampoco era inmune a los efectos de una cara bonita.

Pero en mi caso, creo que tendría que imaginarlo como una hermana. Cómo sería si tuviera una hermana mayor como Sion…

Simulación, segunda ronda. Esta vez, sustituye el exterior por Esmeralda, pero mantén el interior igual.

“Mia, mi querida hermana, estoy considerando construir un hospital en los barrios bajos como mi próximo proyecto. ¿Qué te parece?”

“¡Cielos! Me parece una idea maravillosa.”

“Además, estoy pensando que deberíamos construir también una escuela para la gente. ¿Qué dices?”

“¡Digo que sí! ¡Sólo tienes buenas ideas, Esmeralda!”

“¡Eso suena… increíble!”

Todo lo que tenía que hacer era decir “sí” a cada pregunta, y todos los problemas se resolverían por sí solos. ¡Esa era literalmente la vida ideal de Mia! De repente, sintió una punzada de envidia hacia toda la gente del mundo que tenía hermanos mayores muy competentes.

Hmm, en ese sentido, tener a Sion como hermano mayor no suena tan mal… Pero podría ser difícil si el príncipe Echard tiene una personalidad competitiva y odia perder. Además, supongo que todavía es joven. A diferencia de mí, no tiene el nivel de madurez necesario para entender lo afortunado que es. Se necesita un gran corazón para ver más allá de lo malo y apreciar lo bueno, después de todo, y eso viene con la edad.

De nuevo, la grandeza, los delirios, etcétera, etcétera.

“Su Alteza ha estado observando al Príncipe Echard toda su vida. Ve su dolor, y sabe cuánto le duele ser comparado…”

“Entiendo. ¿Cómo se llama esto? ¿La maldición de los superdotados, o algo parecido?”

Era un sentimiento con el que a Mia le costaba empatizar. Francamente, parecía el tipo de problema que era un lujo tener. Sin embargo, comprendía que, privilegiado o no, para la persona que lidiaba con el problema, no era menos angustioso.

“Y entonces”, continuó Keithwood, “se arregla un matrimonio para su pobre hermanito. La novia es la hija de un duque de Tearmoon. La diferencia de edad es grande, pero su estatus es más que suficiente. Además, es una unión que beneficiaría a los intereses de Sunkland. ¿Cómo se supone que va a decir que no a algo así?”

“Entiendo… Ciertamente es una cuestión complicada.” Mia suspiró. Ahora que comprendía sus circunstancias, no podía culparle por quedarse callado. Incluso un consejo bienintencionado podría tomarse a mal.

“¿No es un poco pronto para que te cases?”

“¿Qué, te crees que eres una especie de galán porque te vas a casar antes que yo, pequeño mocoso?”

“Mírate. Eres peor que yo en todos los sentidos. ¿Qué te hace pensar que eres lo suficientemente bueno para ella?”

Desde una leve preocupación hasta un vil envilecimiento, los complejos de inferioridad tienen una forma de magnificar las púas involuntarias en las palabras de los demás. A veces, los que sufren fabrican fantasías totalmente infundadas para victimizarse. Sion sabía que no debía darle a su hermano el forraje.

“Incluso si hablara en contra, estaría suprimiendo la oposición política contra él”, murmuró musitando.

En efecto, estaría actuando por interés personal. No podría desmantelar una prometedora oferta de matrimonio para su hermano para reforzar su propia posición política.

“¿Pero qué piensa el rey Abram? No puedo imaginar que sea tan simple como: ‘Me deleita saber que nuestras naciones se acercarán’”, dijo Mia, imitando el tono del rey.

“Creo que eso es parte de ello, al menos. Hay quienes ven a Tearmoon haciendo acopio de alimentos y sospechan que está planeando una invasión. Esto permitiría a Su Majestad mantener a raya esas pretensiones.”

“Entiendo. Un matrimonio que involucre a los Greenmoon sería un poderoso argumento contra el argumento de la invasión.”

Keithwood asintió solemnemente. “Otra parte de su cálculo, creo, es colocar a un miembro de la familia real cerca del conde Lampron y su pelotón de nobles conservadores.”

“Hm, hm.” Mia se cruzó de brazos y reflexionó sobre este diluvio de información.

“Esa es toda la información que puedo proporcionar”, concluyó Keithwood con cierta vacilación.

Ella le sonrió. “Está perfectamente bien. Has sido de gran ayuda. Aunque, ¿estás seguro de que está bien que me reveles tanto sobre los asuntos internos de la familia real?”

Se encogió de hombros. “Esperaba que nos ayudaras a arreglar esta pequeña disfunción en la familia real. Los vasallos solos encontramos nuestro poder… limitado. Por eso he acudido a ti para solicitar la sabiduría de la Gran Sabia del Imperio.”

“¡Caramba! Bueno, esa sabiduría no va a ser barata, ¿sabes? Espero que tengas algún tipo de compensación digna en mente”, dijo ella, su sonrisa juguetona provocando una irónica de él.

“Muy bien. En ese caso, permítame ofrecerle una información adicional, y ésta es una maravilla. El chef real dijo que el postre de hoy podría ser el mejor trabajo que había hecho.”

“¡Vaya! Eso es…” Mia se frotó la barriga. “¡Ciertamente es una información que vale la pena!”

Volvió rápidamente a su asiento en la mesa.