Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

“Hnnngh…”

El gruñido descontento de Mia resonó dentro de su carruaje. El problemático pasaje de las Crónicas había vuelto al primer plano de su mente, y eso estaba estropeando su estado de ánimo.

“Vaya, ¿qué pasa, señorita Mia?”

Levantó la vista para encontrar a una preocupada Esmeralda. Detrás de ella estaban Tiona, Citrina y Bel, que compartían su expresión.

“Oh, no te preocupes por mí. Es que… no dormí mucho anoche, así que me siento un poco somnolienta.”

Mia bostezó. Era un bostezo genuino. La noche anterior había sido, en efecto, una noche de insomnio. Después de unir dos de los lujosos carruajes de Greenmoon para crear una cámara exuberante, todas las chicas — es decir, Mia, Esmeralda, Tiona, Bel, Citrina, e incluso las asistentes Anne, Liora y Nina — se reunieron para la madre de todas las charlas de chicas, un festival de charlas sin límites durante toda la noche. Las risas y los jadeos llenaron la noche mientras la conversación pasaba de las espeluznantes historias de Liora sobre el bosque a los cuentos de Tiona sobre pueblos fantasmas, antes de que Citrina se llevara el pastel.

Lo que se dijo, Mia no lo sabía, porque su mente se había negado a memorizar palabras tan aterradoras. A diferencia de Bel, que comía bocadillos mientras escuchaba con intensa fascinación, Mia estaba legítimamente aterrada. Normalmente, se aferraría a Anne en busca de consuelo, pero Nina se había apropiado de su fiel doncella y la pareja estaba charlando como una tormenta. Sin querer entrometerse, Mia fue abandonada a su suerte. Sus propios dispositivos de insomnio.

La somnolencia era, de hecho, real. La mentira estaba en correlación con su estado de ánimo sombrío.

Según el libro, la batalla con los bandidos saqueadores de caravanas tuvo lugar un poco al norte de aquí, y allí fue donde lo mataron.

El espantoso destino de Sion era la causa de su tristeza. Su viaje había sido mayormente tranquilo hasta ahora, pero…

Este carruaje roto ciertamente no era parte del plan. Incluso si salimos pronto, probablemente no llegaremos a tiempo si seguimos el rumbo actual. Ugh, supongo que tendré que saltarme el viaje al pueblo cercano para buscar sabrosos recuerdos…

Como una guía turística experimentada, los engranajes de su mente giran con furia para preservar la mayor parte posible del programa y compensar este retraso inesperado. Desgraciadamente, decidió que no había tiempo para su desvío de compras. Justo cuando estaba a punto de aceptar este hecho terriblemente desalentador, llamaron a la puerta de su carruaje.

“Disculpe, princesa Mia. ¿Me permite un momento de su tiempo?”

A su orden, el capitán de la escolta de Sunkland entró. Él y su escuadrón habían sido enviados por el Conde Lampron, quien había invitado a Esmeralda a este evento.

El ejército permanente de Sunkland podía dividirse en gran medida en dos categorías. Una era el ejército real, que constituía la mitad de sus efectivos. La otra mitad estaba formada por ejércitos privados pertenecientes a la nobleza regional. El escuadrón encargado de escoltar a Esmeralda procedía de un ejército privado del conde Lampron.

Mia sonrió amablemente al soldado que se inclinaba. “Gracias por su diligente servicio, capitán. La protección que usted y sus hombres ofrecen es muy apreciada.”

El capitán parpadeó, sorprendido por el hecho de que ella abriera con gratitud en lugar de irritación.

“¿Y bien? Adelante”, le dijo ella, inclinando la cabeza ante su sorpresa. “Creo que querías hablarme de algo.”

Mia, como ve, había olvidado por completo cómo se había metido en el séquito de Esmeralda. Había jugado la carta de “mocosa princesa egoísta” y se había presentado sin avisar, declarando que “¡Yo, Mia Luna Tearmoon, acompañaré a Esmeralda como su amiga y ya está!” La mirada de “este es el peor día de mi vida” que puso el capitán en ese momento fue algo que no olvidaría fácilmente. O eso creía ella. Resulta que lo olvidó con bastante facilidad. Mente flexible, el fuerte de Mia, etcétera, etcétera.

“Yo… Uh, me gustaría informar que una caravana de comerciantes acaba de pasar no muy lejos de aquí.”

“¿Eh? ¿Una caravana de comerciantes, dices?”

“Sí. Parece que se dirigen a la capital. Soy consciente de que tenían pensado hacer algunas compras. Si le parece bien, puedo pedir a los comerciantes que esperen, y tal vez puedas echar un vistazo a sus mercancías usted misma. Pasará algún tiempo antes de que podamos partir de nuevo.”

“Entiendo. No es mala idea. Me estaba aburriendo un poco aquí de todos modos.”

A Mia no le importaba dónde comprar su suministro de especialidades locales de Sunkland, siempre y cuando las consiguiera. Si la caravana era suficiente, entonces estaría perfectamente bien. Sunkland también era conocida por su orfebrería, por lo que echar un vistazo a las mercancías de los comerciantes debería ser un pasatiempo divertido para el resto de las chicas que también estaban haciendo girar sus pulgares en sus respectivos carruajes.

Podrían ser bandidos disfrazados de comerciantes, por supuesto…

La posibilidad no se le escapaba, pero no le preocupaba — después de todo, tenía a Dion Alaia con ella. A un metro de ella se encontraba un hombre capaz de partir el metal sin sudar. Si alguien quería intentar blandir una espada a su alrededor, ella le desearía buena suerte. Porque la necesitarían, y aún así no sería suficiente. A juzgar por el hecho de que el capitán de Sunkland era el que le informaba, probablemente Dion estaba vigilando a los comerciantes él mismo.

También tendré a Ludwig conmigo… Literalmente no puede ser más seguro que esto.

“¿Qué te parece, Esmeralda?”, preguntó, sin olvidar consultar la opinión de la invitada principal del evento.

“¡Me parece una gran idea! Vamos a ver qué cosas tiene a la venta Sunkland”. Esmeralda estaba totalmente de acuerdo.

“Bien. Qué oportuno es esto. Vamos a echar un vistazo, entonces.”

Lo que sí olvidó Mia fue la parte del pasaje sobre la muerte de Sion en la que se describía qué habían atacado los bandidos que lo mataron en primer lugar…