Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

“Por cierto, Bel, sólo un recordatorio amistoso”, dijo Mia. “No te dejes llevar demasiado.”

“¿Dejarse llevar? ¿Con qué?” preguntó Bel con una inclinación de cabeza inquisitiva.

“Estabas haciendo una demostración del baile que hicimos en Perujin hace un momento, ¿no?”.

“Oh, sí, lo estaba haciendo. Rina tenía muchas ganas de verlo.” Bel señaló a su amiga.

“Le pedí que se lo enseñara a Rina”, dijo Citrina. “Tenía curiosidad por saber qué tipo de baile era.”

“Eso está bien. Lo que pasa, Bel, es que te estabas equivocando mucho”, dijo Mia, observando a Citrina de reojo. “Si vas a enseñar a alguien, asegúrate de hacerlo bien.”

Hm, entiendo lo que pasa aquí. Rina está decepcionada por no haber podido ir a Perujin con Bel. Sería una tonta si no aprovechara esto. Es como dicen: dispara al caballo para que caiga el jinete. ¡Si quiero que Rina venga conmigo, sólo tengo que llevar a Bel!

Tras identificar rápidamente el punto débil de su oponente, se dirigió a Bel.

“Ah, y Bel, sé que es poco tiempo, pero estoy pensando en ir a Sunkland con Esmeralda.”

“¿Eh? ¿Vas a ir a Sunkland?”

Sonrió ante el repentino brote de emoción. Para Mia, que sabía que Bel no era el diminutivo de “Miabel” sino de “Maniabel”, manipular a su nieta era como quitarle un caramelo a un bebé.

De ninguna manera renunciaría a la oportunidad de visitar la tierra natal de Sion. La tengo bien cogida.

Como era de esperar, Bel asintió enérgicamente cuando se le preguntó si quería seguirla. Al ver su reacción, los hombros de Citrina se desplomaron visiblemente.

“Había tantos juegos que quería jugar contigo…”

Mia resistió el impulso de gritar “¡Lo sabía! ¡Sabía que no ibas a estudiar!” y dijo: “En ese sentido, Rina, ¿por qué no vienes tú también?”

Citrina parpadeó sorprendida. “¿Eh? ¿Puedo ir yo también?”

“Por supuesto”, dijo Mia con un asentimiento sonriente. “Si estás libre, por supue—”

“¡Sí, soy libre! ¡Estoy muy libre! ¡Gracias por invitar a Rina, Su Alteza!” Exclamó Citrina mientras hacía una profunda reverencia. “Tienes mi eterna gratitud y admiración.”

“La eterna gratitud y admiración suena como el tipo de cosas que deberías guardar para una ocasión más importante, pero claro, supongo. ¿Pero no deberíamos consultarlo primero con tu padre?”

“Oh, no te preocupes por él. Papá quiere mucho a Rina. Nunca diría que no a una petición como ésta”, respondió ella con una sonrisa que, aunque seguía siendo dulce y florida, recordaba más a las plantas atrapamoscas que a las margaritas de jardín.

“Uh… De acuerdo entonces. Si tú lo dices. Ah, y por cierto…” Mia se inclinó para susurrarle al oído. “¿Te importaría traer algunos antídotos contigo? Preferiblemente los que se usan para tratar los venenos que se suelen usar para los asesinatos.”

“…¿Antídotos? ¿No los propios venenos?”, preguntó Citrina, frunciendo el ceño.

“No.” Mia negó con la cabeza. “Los antídotos, por favor. Y permíteme aclarar una cosa: los asesinatos me parecen un medio espantoso para conseguir un fin, y nunca me encontrarás pidiéndote que dañes a otro a través del veneno, ni permitiré que nadie lo haga.”

Al fin y al cabo, sería una pesadilla que asesinara a alguien y éste acabara haciendo el mismo salto en el tiempo hacia atrás.

Soy una persona amable e indulgente, así que nunca intentaría vengarme de Sion o Tiona, pero no hay garantía de que el asesino sea tan amable conmigo…

Como matar a alguien siempre sería arriesgado, evitó la opción por completo. Incluso evitó crear cualquier situación que presentara la opción en primer lugar. “No hagas enemigos” era la filosofía de vida a la que se adhería. Nunca se sabe dónde o cuándo alguien podría hacer una Mia; en caso de que lo hicieran, ella no quería ser su objetivo de venganza.

“Además, nunca le pediría a una amiga de Bel que se manchara las manos de sangre”, afirmó con convicción antes de añadir: “Pero te agradecería que me ayudaras a evitar que se derrame sangre. La situación esta vez es un poco preocupante.”

“Preocupante…”

“Sí. Ya es hora de que las Serpientes empiecen a mover ficha. Prefiero estar segura que arrepentida. Con ese fin, me encuentro en la necesidad de la experiencia de Yellowmoon. ¿Me la prestas?”

La espalda de Citrina se enderezó ante la formulación formal. “Considérelo prestado, Su Alteza. Cada pizca de conocimiento en la reserva de Yellowmoon es tuya para usarla. Ordena a Rina como desees.”

“Gracias, Rina. No puedo pedir nada más.”

Con Citrina a bordo, el equipo de ensueño de Mia estaba más o menos completo. Tenía a Dion y a la Guardia de la Princesa para defenderse de los actos de violencia física — ya fueran bandas de bandidos o de otro tipo — a Ludwig para frustrar estratégicamente los planes nefastos, y a Citrina para contrarrestar los asesinatos con veneno. Sería perfecto si pudiera añadir a Tatiana como médico, pero actualmente estaba demasiado lejos para ser convocada a tiempo.

“No puedo ser demasiado codiciosa. Esta es ya una alineación bastante impresionante. Sólo me queda hacer mi parte…”

Y así, Mia comenzó el trabajo que era suyo y sólo suyo: su verdadero negocio.

“Veamos ahora… ¿Cuáles son las especialidades locales de Sunkland, y cuántas de ellas tienen hongos…?”

La estancia de Mia en Sunkland para saborear Save Sion estaba oficialmente en marcha.

Lamentablemente, a pesar de hacer tantas visitas a tanta gente, Mia se había olvidado de hacer la visita más importante de todas — a su padre, Matthias Luna Tearmoon.

“¡¿Vas a Sunkland?!” El emperador se puso furioso al escuchar sus planes. “¿Pero qué pasa con nuestro tiempo de unión padre e hija? ¡Tenía tantas cosas planeadas para el verano! ¡Bah, en ese caso, yo también pasaré el verano en Sunkland! Voy a ir con—”

“¡No, padre! ¡Por favor! ¡Estoy tratando de mantener todo lo más discreto posible!”

Aunque al final convencería a su padre de que se quedara en su casa, necesitaría sesiones diarias de persuasión que durarían hasta el mismo día de su partida antes de tener éxito.