Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

El Festival de la Cosecha de Gracias de Perujin era un gran evento que comenzaba a primera hora de la tarde y duraba toda la noche. En el centro de la capital, Auro Ardea, estaba la plaza del pueblo, donde se había construido un altar de ofrendas. Allí se realizaba la ofrenda del primer trigo — una animada ceremonia que era ritual y fiesta a la vez. En el altar se colocaba una porción de la primera hornada de trigo del año, que se había reservado para este fin. Esto marcaba el inicio oficial de la fiesta.

Con la celebración en marcha, Mia fue…

“Aaah, este tahkoe es una maravilla. No tenía ni idea de que el sabor picante fuera tan bien con los hongos. Quiero decir que los hongos son muy deliciosas cuando se comen solas, pero cuando las combinas con otros ingredientes, realmente aportan un montón de sabor extra. Los hongos son algo fascinante. Hay mucho más que saber sobre ellas.”

Tomó otro bocado y se estremeció ante lo delicioso que resultaba. El fino envoltorio de pan albergaba un generoso manojo de crujientes verduras de hoja verde salpicadas con una salsa rojiza que le daba el toque picante. Como complemento estaban el alimento favorito de Mia — hongos. La suavidad del pan contrastaba perfectamente con la textura crujiente de las verduras, ambas realzadas por la masticación de los hongos. El trío de sabores hizo las delicias de su paladar.

“¡Oh, está tan bueno! Qué maravilla que Perujin haya tenido una cosecha tan excelente. No podré disfrutar de nada de esto en casa, así que será mejor que coma todo lo que pueda ahora mismo. Necesito grabar su sabor en mi memoria.”

Justo cuando la idea de perder el acceso a la comida de Perujin empezaba a hacerla considerar la posibilidad de programar viajes anuales a este lugar, apareció la asistente de Rania.

“Princesa Mia, ya es hora, si es tan amable…”

“¡Hm, entonces es nuestro momento de brillar! ¡Vamos, Bel!”

Mia se levantó con valentía. Un aura de confianza irradiaba de ella. Después de haber consumido una gran cantidad de deliciosos platos de hongos, ella estaba ansiosa por ir.

La gran cantidad de comida maravillosa que he podido disfrutar aquí definitivamente requiere una expresión de gratitud adecuada. Tengo que dar las gracias al poder divino que permitió cosechar tan deliciosos hongos, así como a la gente de Perujin por convertirlas en tantos platos sabrosos. ¡Este baile es la oportunidad perfecta para mostrar mi agradecimiento!

Entró en un edificio, donde recibió la ropa que llevaría como visitante. Era un conjunto extraño de prendas. La parte superior era una sola pieza de tela que envolvía el cuerpo y se ceñía con una faja, mientras que la parte inferior parecía un pantalón con las piernas muy anchas. Nunca había visto nada parecido.

Anne empezó a ayudarla a ponérselos, pero el proceso le resultó más confuso de lo que esperaba.

“Um… creo que esta parte va así… Espera… ¿Eh?”

“Tómate tu tiempo, Anne. Después de todo, es una ropa desconocida. Es natural que nos cueste entenderlo.”

“Sí, pero aun así, siento que esté tardando tanto… Iré a pedir ayuda a alguien de Perujin.”

Anne salió corriendo, y pronto regresó con el ayudante de Rania a cuestas. Con la ayuda adicional, descifró el proceso de colocación y enderezó el aspecto de Mia. No había tensión en sus movimientos, ni la inquietud que había mostrado cuando se sentía presionada por el deseo de parecerse a Tatiana. La Anne cargada de complejo de inferioridad había desaparecido, sustituida por su habitual y diligente forma de actuar para aprender una nueva habilidad. Finalmente, dio un paso atrás y asintió para sí misma, claramente satisfecha con su trabajo.

“Muy bien, ya he terminado. Ya puede empezar, milady.”

Al ver que Anne había recuperado el ritmo, Mia respiró profundamente y respondió con una sonrisa: “Gracias, Anne. Me voy.”

A medida que la fiesta se acercaba a su punto álgido, se produjo una breve pausa — como la calma que precede a la tormenta — mientras las princesas se dirigían a los bastidores para prepararse para el baile. El alegre parloteo de los comensales, cuyo volumen se amplificaba por el abundante alcohol presente, disminuyó en previsión del próximo momento álgido. Durante un breve momento, el silencio se apoderó de la fiesta.

“Su Majestad…”

Yuhal, que estaba dando un tranquilo sorbo a su bebida, se giró ante la mención de su dirección.

“¿Hm? Usted es… un súbdito de la princesa Mia, creo.”

“Sí. Me llamo Ludwig Hewitt. Trabajo en el Ministerio de la Luna Dorada de Tearmoon”, dijo Ludwig mientras se arrodillaba. “Perdone mi intromisión, pero ¿puedo atreverme a pedirle un momento de su tiempo?”

Su actitud deferente estaba bien justificada. Normalmente, sería un acto de gran desfachatez que un simple ministro como él hablara sin pedir permiso al rey.

“Descansa. Es una noche de fiesta. Esta noche, el rey y los súbditos celebran como uno solo, pues damos gracias al Señor. Ante el poder del Señor, todos somos mortales iguales. Di lo que piensas.”

“Gracias. Su Majestad es muy generoso”, dijo Ludwig mientras se sentaba respetuosamente junto a Yuhal. Unos segundos después, continuó en voz baja. “Si es posible, Su Majestad, me gustaría saber su razón para permitir que Su Alteza participe en la Danza de la Cosecha de Gracias.”

Yuhal no respondió inmediatamente. Se limitó a dar vueltas a la bebida en su copa, sin parecer sorprendido ni ofendido por la pregunta. Finalmente, respondió con una voz igualmente suave.

“Fue… simplemente un capricho. Ninguna razón en particular…”

“¿Fue para preparar un debut escenificado?”, presionó Ludwig, casi anulando la respuesta del rey.

Yuhal enarcó una ceja ante la agudeza de la pregunta antes de sonreír.

“Oho. Así que ya te lo has imaginado. Veo que los principales vasallos de la princesa se ganan el pan.”

Al ver que su pregunta era recibida favorablemente, Ludwig siguió indagando.

“Veo que presentar a Su Alteza al pueblo de Perujin de esta manera dejaría una impresión impactante, pero ¿por qué hacerlo? Es algo que afectará profundamente al futuro de nuestras dos naciones. ¿Qué te ha movido a tomar esta decisión?”

En lugar de responder, Yuhal planteó una pregunta propia. “Dime, Ludwig. ¿Estás al tanto de lo que sucedió en la ceremonia de ingreso a la Academia Saint-Noel?”

Lo estaba, por supuesto. La noticia de la Declaración de Mia sobre el Pastel de Pan había llegado a oídos de Ludwig desde hacía tiempo, y ya había extrapolado la visión que aparentemente estaba construyendo.

“Sí, y si tengo que imaginar un marco a través del cual esa declaración pueda cobrar vida… Sería una organización antihambre masiva que abarcara las fronteras y operara en todo el continente.”

“Correcto. Y tal organización requeriría una base de operaciones. Un lugar para su sede. Además, sus operaciones requerirían experiencia agrícola así como provisiones de alimentos que puedan ser transportadas rápidamente. Me parece… que Perujin está en una posición perfecta para postularse para este papel.”

Y ese era el alcance total de la visión del Rey Yuhal para el futuro de su país. Al mismo tiempo…

“Perujin no tiene intención de depositar nuestra confianza en el propio imperio. Sin embargo, estamos dispuestos a confiar en la princesa Mia como individuo y no escatimaremos esfuerzos para ayudarla a lograr su gran visión. Que ella deje una impresión duradera en mi pueblo… es mi primer paso para sentar las bases de esta empresa.”

…También fue su respuesta a sí mismo. Como rey de un pueblo que había construido un castillo en forma de pastel, este era el futuro que él sentía que se merecían. Por eso invitó a Mia a participar en tan trascendental evento.

“Discúlpenos, pero ¿podríamos participar en esta conversación? El tema también nos interesa mucho.”

Al oír una nueva voz, se giró para encontrar las figuras que se acercaban de dos comerciantes eminentemente consumados — Shalloak Cornrogue y Marco Forkroad.

“Ah, Señor Cornrogue. ¿Ha mejorado su salud?”

“Suficiente para ponerme en pie, y eso es suficiente. No puedo permitirme el lujo de estar durmiendo durante un momento tan crucial.”

¡Clack! ¡Cla-clack!

El sonido estridente de la madera golpeando madera amortiguó el ruido de la multitud.

“Ah, está empezando. Podemos dejar esta charla para más tarde. Por ahora, mostremos a nuestras actuaciones el respeto que merecen.”

Así, las princesas comenzaron su baile. La actuación resultaría ser un acontecimiento histórico, al que se referirían las generaciones posteriores como la danza que trajo el amanecer de Perujin.