Meikyuu No Ou (NL)

Volumen 2

Capitulo 15: El Fantasma Del Laberinto De Elstoran

Parte 2

Tragó un poco más de cerveza.

“No puedo decir que sea un método especialmente sabio, pero una vez cada dos o tres años, alguien acaba siendo teletransportado a la sala del jefe. Y cada vez que eso ocurre, el color de las gemas cambia. El problema es que nadie entendía qué mostraban esos colores. Hasta ahora, claro”.

Poriapul sacó el texto antiguo de su bolsa y le mostró a Zara una página determinada.

“Como puedes ver, esta parte de aquí representa claramente los colores de las doce gemas. El aventurero que dibujó esto despejó el laberinto cuando las gemas eran de este color. Escribió lo que hizo para despejarlo esa vez, y.…”

Poriapul se inclinó de repente hacia Zara y continuó con un susurro.

“¿No lo ves? Los esqueletos normales y los negros no tienen nada que ver. Puedes matarlos o ignorarlos; son irrelevantes de cualquier manera. Los que importan son los esqueletos rojos. Hay un número determinado que debes matar en cada habitación. No puedes matar ni más ni menos que ese número. Una vez que hayas recorrido todo el laberinto y hayas matado la cantidad exacta, se cumplirá la condición de despeje. El número de esqueletos rojos que debemos matar está escrito en este antiguo texto. Además…”.

Sonrió y golpeó el antiguo documento con el dedo.

“…Estos colores son exactamente los mismos que los de la entrada en este momento”.

Al principio, la estrategia parecía bastante sencilla, pero la estipulación de eliminar un número determinado de enemigos dificultaba considerablemente las cosas. Lo habían intentado varias veces, pero como los esqueletos atacaban en grupo, era fácil matar a demasiados por accidente. Cuando se lucha contra muchos enemigos a la vez, es difícil llevar la cuenta de cuántos has eliminado exactamente. Por esa razón, habían estado buscando a alguien experto en la toma de decisiones para que se uniera a su grupo.

Este sonido recuerda al de un golpe en un árbol viejo.

Eso fue lo que pensó Zara después de abatir otro esqueleto rojo. El número de muertes del grupo se contaba ahora por docenas.

Zara estaba usando el martillo de guerra que Logan le había dado como regalo de despedida. Era muy pesado, pero increíblemente contundente, y los esqueletos rojos no tenían ninguna posibilidad contra él. Incluso los esqueletos negros fueron aplastados de un solo golpe. Uno de esos esqueletos negros se acercaba a él por detrás.

¿Por qué nadie me apoya? Ahora mismo estamos actuando individualmente en lugar de como un partido.

Tenían un grupo más que ideal compuesto por un explorador, un espadachín, un guerrero, una hechicera de apoyo, un hechicero ofensivo y un sacerdote sanador, pero no lo estaban aprovechando en absoluto.

El explorador no hacía otra cosa que contar los esqueletos rojos que derrotaban.

El guerrero dijo que atraería a los esqueletos normales, pero como se necesitaba todo lo que tenía para manejar sólo tres de ellos, ese papel era demasiado peligroso para dejárselo a él.

El hechicero ofensivo tenía miedo de matar a demasiados esqueletos rojos, así que no participó en la lucha en absoluto.

La hechicera estaba haciendo todo lo posible para apoyar al grupo, pero no podía acercarse a Zara mientras estaban rodeados, por lo que sus hechizos siempre terminaban esfumándose.

El sacerdote curaba a Zara cuando no era necesario, y cuando Zara necesitaba una curación, el sacerdote siempre estaba distraído con otra cosa.

Debería fingir que estoy haciendo esto solo. Eso sería preferible a depender de ellos.

Y así avanzaron por el laberinto. Ya habían matado el número designado de esqueletos rojos en cinco de las ocho salas.

Zara ya había renunciado a recibir cualquier ayuda ofensiva de los demás miembros. En este momento, no podía imaginar matar a demasiados esqueletos rojos y tener que volver al principio.

Acabemos con esto.

A pesar de su frustración, decidió pedirle algo a la hechicera.

“Cuando vayamos a la siguiente cámara, ¿Puedes lanzar magia de contención?”

Ella dijo que lo haría lo mejor posible, y ver su sonrisa le calmó los nervios. Entraron en la habitación. Había varios esqueletos negros dentro, y Zara se sintió orgulloso de sí mismo por haber tenido la previsión de pedir magia de contención. La hechicera lanzó entonces el hechizo…

“¡Lazo de Tierra!”

…en Zara.

Zara siguió derrotando a los esqueletos mientras no podía mover las piernas.

Aprendió dos cosas en esa sala. La primera fue que [Lazo de Tierra] podía ser lanzado sobre los miembros del grupo. La segunda era que, una vez lanzado, el hechizo no podía eliminarse hasta que se agotara el tiempo. Esperaba no encontrarse nunca más en una situación en la que esta información fuera útil.

Estaban en la última sala. Zara aplastó el último esqueleto rojo con su martillo de guerra.

Entonces oyeron un zumbido bajo y su entorno se volvió borroso. Antes de darse cuenta, se encontraban en otro lugar.

Todo el grupo fue teletransportado junto. En el centro de la sala había una mesa en la que se habían colocado armas. Había un fantasma al otro lado sonriendo en silencio.

“¡Sí! ¡Por fin lo hemos conseguido!”.

“¡Realmente lo hicimos!”.

“¡Sí! Nuestro duro trabajo por fin ha dado sus frutos”.

Todos estaban celebrando juntos. Zara no quería ser el único que no estuviera animando, pero no sentía ni una pizca de logro. En realidad, no podía sentir nada más que alivio: por fin se libraría de esta experiencia de pesadilla.

De repente se dio cuenta de que el grupo se había separado. Debieron separarse automáticamente cuando fueron teletransportados a esta sala. Así, cada uno podía tomar la decisión individualmente sobre si quería luchar contra el jefe.

Sus compañeros corrieron a la mesa y cogieron las armas que les llamaron la atención. Todos los que cogieron una desaparecieron. Probablemente fueron enviados de vuelta a la entrada del laberinto. Se había olvidado de preguntar qué pasaba después de coger un arma.

Los miembros del grupo se desvanecieron uno tras otro hasta que sólo quedó Zara, pero el joven aventurero no tenía ningún interés en el armamento. Su mirada se fijó en el fantasma del lado opuesto de la mesa.

¿Puede un hombre ser llamado hermoso?

Su pelo plateado era largo y liso. Tenía una frente pequeña y ovalada y unos ojos azules y amables.

Llevaba una sencilla tela plateada de seda brillante, que se extendía hasta el suelo en muchos pliegues. Un fajín púrpura le rodeaba la cintura, sujetando la tela. El fajín era fino por encima de su cadera izquierda y ancho por debajo de la derecha, y un elegante nudo colgaba del lado derecho.

El color de su cara y de su piel era blanco con un ligero matiz amarillo. Sus ojos eran de un azul intenso y sonreía. Sus manos largas, finas y delicadas parecían pertenecer a una mujer.

Su cuerpo era lo suficientemente transparente como para ver la pared detrás de él, así que parecía apropiado llamarlo fantasma.

“Me sorprende que alguien me convoque después de tanto tiempo. Pero como lo has hecho, haré mi trabajo. ¿A qué laberinto te diriges?”

“¿Qué quieres decir con “qué laberinto”?

“¿Hmm? ¿No me convocaste para ajustar un laberinto?”

“No sé quién eres. Vine aquí después de que me pidieran que me uniera a un grupo para ayudar a conquistar el Laberinto de Elstoran”.

“¿Conquistar? ¿Qué quieres decir con conquistar?”

“He completado el objetivo necesario para llegar a esta sala”.

“Ah, ya veo. Eso no me parece realmente una conquista. ¿Por qué razón has venido a conquistar este laberinto?”

“Los miembros de mi grupo querían obtener las armas ofrecidas como premio”.

El rostro del hombre de pelo plateado se quedó en blanco por un momento, y luego estalló en carcajadas.

“Eso es encantador. Ah, ahora todo tiene sentido. Supongo que ha pasado mucho tiempo. Eso fue algo que preparé como recompensa para quien llegara a esta sala, pero careciera de las calificaciones para convocarme. Nunca pretendí que se convirtiera en el objetivo principal de nadie”.

“Por lo que he oído, cuando uno llega a esta sala, aparecerá un fantasma con algunas armas. Si coges un arma, pasa a ser tuya, y si no lo haces, luchas contra el fantasma”.

“No puedo luchar usando esa cosa. El ‘yo’ que suele aparecer no es más que una proyección. Su apariencia es la misma que la mía, pero lo único que puede hacer es decirle a la gente que no puede satisfacer su demanda porque no cumple losrequisitos. Pero tú sí cumples los requisitos necesarios para ser mi cliente. Por eso me han llamado”.

“¿Puedo luchar contra ti?”

“¿Hmm? ¿Quieres luchar? Soy capaz de luchar, pero no puedo ser derrotado. Después de todo, tengo este cuerpo fantasmal. También soy una simple sombra que no mantiene mi conciencia original. Sin embargo, el hecho de que haya podido aparecer significa que mi cuerpo real sigue vivo”.

“¿Dónde está tu verdadero cuerpo?”

“Hmm. Esa es una pregunta difícil de responder. De acuerdo, te lo diré si juras que no me visitarás ni le dirás a nadie dónde estoy”.

“Entonces no preguntaré”.

“Ha-ha-ha. Eres una persona encantadora. Mi capacidad de lucha es bastante baja, así que te garantizo que te decepcionarás si realmente nos batimos en duelo… ¿Hmm?”.

El semblante del fantasma cambió como si se diera cuenta de algo.

“De ninguna manera, ¿Es eso…?”.

El fantasma puso su mano derecha sobre Zara. Apareció la pantalla de operaciones del [Tesoro] de Zara y comenzó una búsqueda de objetos.

¡¿Qué demonios?! ¡No voy a hacer eso!

Definitivamente era imposible mostrar a la fuerza la pantalla de funcionamiento del [Tesoro] de otra persona. Sin embargo, eso era exactamente lo que el fantasma estaba haciendo.

La visualización en la pantalla cambiaba constantemente. Lo que significaba que alguien más que el dueño lo estaba manejando. Zara no podía creer lo que estaba viendo. Se congeló en shock cuando se mostraron ciertos cinco artículos juntos.

Esos cinco objetos estaban clasificados en diferentes categorías, almacenados en diferentes secciones, y no compartían ningún parámetro de búsqueda, por lo que ninguna búsqueda podía mostrarlos simultáneamente en la misma pantalla. Sin embargo, los cinco objetos bendecidos concedidos a la Casa Mercurius aparecían juntos en la pantalla.

“¿De dónde has sacado estos cinco objetos bendecidos? Dependiendo de tu respuesta, podrías convertirte en el primer humano que he matado por mi propia mano”.

Los ojos del fantasma habían pasado de ser azules a un amarillo brillante. La amabilidad de su mirada había desaparecido, sustituida por una mirada fría como el hielo.

Zara respiró profundamente y respondió.

“Estos cinco objetos bendecidos han sido transmitidos durante generaciones en la Casa Mercurius del Reino de Baldemost. Me han dicho que el primer jefe de la Casa Mercurius los recibió de la diosa dragona Kaldan por su valentía y lealtad. El actual jefe de la Casa Mercurius me los ha prestado hasta que mate al minotauro en el Laberinto de Sazardón”.

Durante una o dos respiraciones, el fantasma miró fijamente a Zara, escudriñándole. Después, su expresión se suavizó de repente.

“Puedo decir por su comportamiento que sus palabras son directas desde el corazón. Me disculpo por haberte amenazado. Por favor, perdóname”.

La sed de sangre desapareció del fantasma y sus ojos volvieron a ser azules.

Zara se dio cuenta de que estaba sudando. El fantasma era bastante intimidante para un ser incorpóreo.

“Estoy familiarizado con el Laberinto de Sazardón. ¿Pero el minotauro? ¿Por qué un espadachín de tu nivel tendría como objetivo matar a un monstruo como el minotauro? Esos cinco objetos bendecidos serían ciertamente exagerados”.

“Hace poco más de treinta años, un minotauro nacido en el décimo piso del Laberinto de Sazardón derrotó a los monstruos de cada planta, llegando finalmente al fondo y matando al dragón de metal un número desconocido de veces. Se convirtió en el Rey del Laberinto y ha estado reinando desde entonces”.

“¿Eh? ¿Un minotauro? No seas estúpido. Ah, eso fue grosero de mi parte. No es que esté dudando de ti. Pero ese laberinto no debería tener el tipo de composición inestable que permitiría tal irregularidad. Pero de todas las cosas, un monstruo del piso diez. Eso no puede ser una coincidencia. Ah, espera un segundo. Hay una serie de cosas que quiero que me digas. También quiero disculparme. Vayamos a otro lugar. Este no es precisamente un lugar apropiado para el té”.

El fantasma cerró los ojos durante un rato, pareciendo pensar en algo.

“¿Qué en el mundo? Todo lo que miro ha caído en la ruina. ¿En qué año estamos exactamente?”

“Es el año 1116 del Calendario Real”.

“¿Calendario real? ¿De qué reino?”

“El Reino de Baldemost. El año en que la diosa Kaldan, um, falleció fue utilizado como el primer año del Calendario Real”.

“…Mi. Esto es sorprendente. Ha pasado una cantidad increíble de tiempo. Hmm. Me pregunto si ese lugar estará bien. Ah, parece estar bien. Espera, nos moveremos”.

Su entorno cambió en un instante. Debían de haberse teletransportado, pero Zara no experimentó la incómoda sensación asociada al teletransporte. Normalmente se sentía como si te arrastraran en múltiples direcciones o te dieran la vuelta.

Estaban en un mirador situado en un jardín lleno de flores. Había una mesa de mármol y dos sillas de un material que Zara no reconocía, pero que eran blancas y estaban marcadas con lujosas tallas.

“Adelante, tome asiento. Me disculpo, pero no puedo hacer té. Siéntase libre de beber cualquier cosa que tenga en su almacén. Yo mismo no soy capaz de comer o beber. También estoy perfectamente de pie, pero me sentaré”.

El fantasma se sentó en la silla. Su movimiento y su postura sentada eran extrañamente elegantes.

“Así es. Me convertí en el jefe final de ese laberinto. Como eres el primer vencedor oficial en más de mil doscientos años, tengo que darte una recompensa. ¿Qué te gustaría?”

“No se me ocurre nada”.

“No, no, eso no servirá. Me vas a hacer perder la cara como jefe final. Bien. ¿Qué tal esto?”

El fantasma puso una espada corta sobre la mesa. La hoja parecía atrofiada incluso para los estándares de las “espadas cortas”, pero no era tan pequeña como una daga. Tenía un color elegante que sugería que estaba hecha de orichalc, pero su punta pintada de rojo le daba un filo ominoso.

“Con un pequeño balanceo, esto producirá un círculo mágico de unos seis metros de diámetro, y con un gran balanceo, producirá un círculo mágico de unos trescientos metros de diámetro, que aplastará todo lo que envuelva. Puedes invocar el círculo mágico de cerca o de lejos dependiendo de cómo blandas la hoja, así que es un arma muy conveniente. Para usarla, lo único que tienes que hacer es sacrificar la vida de al menos diez personas cada año por tu propia mano”.

“No necesito ese tipo de objetos malditos”.

“No, no hay ninguna maldición. Siempre y cuando lo uses correctamente, claro.

Sólo si te olvidas de matar a diez personas, serás maldecido”.

“No lo necesito”.

“Eso es muy malo. Entonces, ¿Qué tal esto?”

A continuación, colocó sobre la mesa un anillo con una gema incrustada. El cristal rojo oscuro parecía de alta calidad, pero algo en él parecía odioso.

“Este es un tipo de anillo de resurrección. Es una versión inferior del Anillo del Inframundo. Si se equipa con él, incluso las heridas más grandes se curan al instante, y uno vuelve a la vida inmediatamente después de morir. Pero, al igual que el Anillo del Inframundo, no detiene el envejecimiento, por lo que concede la inmortalidad, pero no la juventud eterna. También se debilita ligeramente ante los ataques del elemento santo. Además, si lo usas, un demonio de bajo rango se convertirá en tu amo y tendrás que servirle por toda la eternidad”.

“No lo necesito”.

“Si es el demonio lo que te preocupa, no lo hagas. No habrá problema si lo sellas de antemano. Si lo deseas, puedo ayudarte con eso. Una vez que sellas al demonio dentro de tu cuerpo o en algún lugar de tu ropa, se vuelve muy conveniente. Cuando el dueño del anillo muere, el sello se rompe, y masacrará a quien te haya matado o a cualquiera lo suficientemente tonto como para huir con tus pertenencias”.

“No lo necesito”.

“Hmm. Eres bastante exigente”.

Después de eso, el fantasma le mostró un espejo que se apoderaba de la mente de cualquiera que se mirara en él y también un yelmo que reflejaba cualquier ataque un día después con un ataque cien veces más poderoso, pero Zara tampoco quería eso.

“Realmente no sé qué ofrecerte. Sólo dime si ves algo que te guste. De acuerdo, hay varias cosas de las que quiero hablar. ¿Te importa si hago algunas preguntas?”

Lo primero que preguntó el fantasma fue qué países había en el mundo, actualmente. Luego preguntó por el minotauro del Laberinto de Sazardón. Zara respondió a sus preguntas lo mejor que pudo.

“Espera. ¿Qué es exactamente un aventurero? Huh. No sabía que ese tipo de ocupación sagrada existiera”.

“Las pociones suenan realmente increíbles. Si tienes alguna ahora, ¿Puedo verla? Vaya, son muchas. Interesante”.

“La tasa de crecimiento dentro de los laberintos es bastante alta. Ya veo. Así que eso es lo que llenó el hueco dejado por los espíritus divinos. Qué inteligente. Dado que la población de los humanos ha aumentado y sus países están prosperando, eso debe haber sido muy efectivo. ¿Pero ese método no llevaría sólo al estancamiento? Ah, eso no importa. Esa no es una pregunta para ti. Hmm. Tendré que investigar eso más tarde”.

“¿Puede mostrarme esta ‘medalla de aventurero’? Me parece sorprendente. Produce un número para representar la fuerza y la habilidad. Estas cosas llamadas niveles son una innovación increíble. Debe representar la protección divina que tienes de los dioses. Hmm. Muy bueno. Estoy seguro de que esto tienta a todos a luchar y aumentar sus niveles”.

“Así que las medallas de aventurero se entregan en los templos. Ya veo, ya veo. Esto se convierte en tu marca. Si te adentras en un laberinto sin llevar esto, tu nivel no aumentará, ¿Verdad? ¿No lo sabes? Supongo que es así”.

“¿Qué son estos rangos? ¿Recibes algo cuando tu rango aumenta? Mi. Eso es interesante. Muy bonito. Aunque no entiendo muy bien por qué aumenta no sólo por tu nivel sino también por peticiones de algún gremio. Me pregunto si tu rango aumentaría con la misma facilidad si acumularas buenas acciones sin ninguna relación con el gremio o lo que ellos han etiquetado como misiones. Ah, probablemente sea así”.

“¿Significa eso que, si matas a gente que no ha cometido ningún crimen, tu rango bajará? Sí, sí. Eso suena bien. Es una buena idea. De esa manera, la gente será dirigida a no abusar de su fuerza. Sin ese mecanismo, la sangre llovería de los cielos”.

Después de hacer varias preguntas, el fantasma hizo una pausa, cambió la expresión de su rostro y preguntó una más.

“Por cierto, por lo que me has contado, parece que nadie ha visto un dragón en los últimos mil años. Me refiero a fuera de los laberintos, por supuesto. ¿Estoy en lo cierto al suponer eso?”

Zara se inquietó durante un rato sobre si estaba bien responder a esa pregunta.

Luego sintió una fuerte inclinación a contarle a su anfitrión lo que había sucedido.

“Sí. Pero hace unos días nació un dragón blanco, el hijo de la diosa Kaldan y su marido. Por un extraño giro del destino, estuve allí para presenciar el nacimiento e incluso recibí el honor de ponerle nombre”.

El fantasma se levantó de repente. Luego apretó las manos contra la mesa e inclinó la cabeza.

“Es muy grosero pedirte esto, pero ¿Puedes mostrarme tus recuerdos? Te lo ruego”.

Zara se preparó y respondió.

“Adelante”.

“Gracias”.

Mientras daba las gracias, el fantasma extendió su mano derecha y tocó la frente de Zara. Luego cerró los ojos y comenzó a murmurar algo. Zara se mareó por un momento.

Lo siguiente que supo fue que el fantasma ya había retirado la mano de su frente.

Los ojos del fantasma seguían cerrados y parecía perdido en sus pensamientos.

Las lágrimas brotaban de sus ojos. Las lágrimas que goteaban de su barbilla se desvanecían en el aire antes de llegar a la mesa o al suelo.

Zara no estaba seguro de cuánto tiempo pasaron así.

El fantasma enderezó entonces su espalda, colocó su mano derecha sobre el corazón y se inclinó profundamente ante Zara. Su largo cabello plateado colgaba bajo.

“Zara, te doy las gracias. Has protegido a mi hijo. No tengo palabras para mostrar mi gratitud. También elegiste un nombre maravilloso y, lo más importante, la guiaste al lugar apropiado. Tampoco olvidaré lo que hiciste por Paksalimana y Narillia. Seguro que algún día te devolveré el favor”.

A Zara le sorprendieron las palabras del fantasma, pero pudo ver que estaba siendo sincero, así que no se tomó la muestra de gratitud a la ligera. Se levantó y le devolvió la reverencia.

“Me alegro de haber podido ser de ayuda, pero he contado con la guía y la asistencia de los dioses. Ya estoy recibiendo un favor excesivo como es”.

El fantasma sonrió.

“Sí… Esa fue una respuesta directa desde el corazón. Quiero hablar contigo un rato más, pero como tengo que ir a un sitio enseguida, vamos a despedirnos aquí. Ah…”.

Algo había hecho que la figura del fantasma comenzara a desvanecerse.

“Se disipa. Me dejé llevar por las emociones y mi forma espectral se volvió inestable. Hmm. Es una pena. Quería ver a mi hija al menos una vez”.

Su cuerpo se volvía rápidamente más transparente.

“Ah, no pongas esa cara de preocupación. Mi cuerpo principal parece estar a salvo, así que, con el tiempo, esta forma espiritual se recuperará. Sin embargo, mi cuerpo principal está inconsciente, así que probablemente tardará un poco. Pero está bien. Ahora estoy deseando despertarme de nuevo. Tendré que darte una recompensa adecuada y devolverte el favor por lo que has hecho. Por el momento, puedes servirte cualquier cosa que haya en la mesa. Bien, Zara. Hasta la próxima vez que nos veamos”.

Cuando el fantasma terminó de hablar, desapareció. Ahora sola, Zara no sabía qué hacer.

¿Dónde estoy y cómo vuelvo? ¿Y qué debo hacer con todos estos objetos que parecen demasiado peligrosos para tocarlos?